miércoles, 18 de noviembre de 2009

Turquía: cada vez más lejos de la UE


El 14 de octubre, la Comisión Europea presentó en Bruselas el informe anual sobre la ampliación, en el que se han expuestos los puntos positivos y los negativos de los países candidatos para entrar en la Unión Europea, entre ellos Turquía. El informe permite ver cómo el país ha mejorado considerablemente respecto a los años precedentes, aunque a la misma vez, también se muestran otros muchos puntos críticos; el primero de todos, el respeto a los derechos fundamentales, sobre los que Turquía deberá trabajar aún por algunos años, antes de poder entrar oficialmente en la UE.

El informe anual sobre la ampliación de la Unión Europea
La relación presentada por el comisario Olli Rehn ha descrito la situación actual de los países potencialmente candidatos al ingreso de la Unión Europea. El informe anual de Bruselas es un documento muy esperado porque muestra los progresos registrados por los países interesados a la integración en los últimos años, a pesar de la crisis económica, y los problemas principales que los gobiernos deberán resolver a corto o a medio plazo. Los países en cuestión ya candidatos son, Croacia, Antigua República Yugoslava de Macedonia y Turquía; mientras las potencias entrantes son, Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Serbia y Kosovo. El informe es un instrumento muy importante no solo para los jueces de Bruselas sino también para identificar la dirección de la política de la Unión Europea respecto a la ampliación. Bruselas ha corroborado que la integración en la Unión Europea, es todavía, un incentivo eficaz para realizar reformas en los sectores político y económico de los estados y, como consecuencia, para reforzar la estabilidad interna de los mismos. El proyecto se encuentra dentro de los intereses de la UE, por esto, intenta favorecer el ingreso de nuevos estados, sin olvidar los principios fundamentales ni las convenciones.

En su totalidad, el documento presenta aspectos positivos para los candidatos que, a pesar de los obstáculos puestos por la crisis económica, han conseguido progresar gracias a una eficaz estrategia política y económica. Entre los países anteriormente citados, Croacia sobresale como el único que fija su entrada oficial en la Unión Europea para 2012. Montenegro, Albania, Bosnia y Kosovo, candidatos potenciales, en cambio, deberán hacer aún mucho antes de convertirse en candidatos oficiales, su estabilidad interna, ni siquiera está garantizada a largo plazo. La valoración de la Comisión dado una posibilidad a los países ex yugoslavos, sin embargo continúa a distanciarse de Turquía. Las negociaciones para su entrada, cuyo inicio se remonta a 1987 con la demanda oficial por parte de la comisión, progresan con extrema lentitud debido a diversas motivaciones.

Puntos críticos en la República de Turquía
La situación política actual en Turquía presenta un gran número de preocupaciones a nivel internacional, así el comisario Rehn retiene que el país tiene aún muchos puntos que resolver antes de poder alcanzar los criterios establecidos por la Unión Europea. Esta valoración, probablemente, está también influenciada por las fuertes preocupaciones expresas por Sarkozy y por Merkel, sobre la capacidad de Turquía para convertirse en miembro de la UE. Con todo, el país debe trabajar duramente sobre algunas cuestiones que violan los principios sobre los que se fundamenta la Unión Europea. Los motivos que preocupan son numerosos, destaca el problema del respeto de los derechos fundamentales. También podemos ver ciertos progresos, gracias a la ley contra la tortura, pero Turquía presenta aún la necesidad de reforzar el compromiso y el respeto de los derechos humanos. Una de las cuestiones que más preocupa a la Comisión es la actual impunidad de los culpables de crímenes como, ya se ha dicho, la tortura o los delitos de honor. La solución más justa a tomar, según Bruselas, es la de observar la ley internacional sobre los derechos del hombre, promoviendo la difusión del informe del Comité europeo para la prevención de la tortura en el Consejo de Europa. Otro problema todavía latente en Turquía es la limitación de la libertad de expresión, este derecho no ha sido garantizado lo suficiente por la ley. Asímismo, deberá trabajar aún mucho para demostrar que está en grado de alcanzar los estándar previstos por la Convención europea de los derechos del hombre.

La Comisión ha registrado una mejoría en cuanto a la libertad de religión; actualmente, se tiene un mayor respeto respecto al pasado. Sin embargo, falta una estructura que se desarrolle sobre la misma línea que la ECHR (Convención Europea de Derechos Humanos), así como un ambiente que respete en la práctica esta libertad. En cuanto a la situación de la mujer, el gobierno está actuando para conseguir cambios internos en el mismo estado que garanticen una igualdad de sexos. El gap entre hombres y mujeres aún es considerablemente grande tanto en el mundo laboral, como en la vida política y a nivel de instrucción. La violencia doméstica, los delitos de honor y los matrimonios forzados (incluso con jóvenes menores de edad) se encuentran aún enormemente expandidos. Otro punto arriesgado son los niños: el gobierno deberá garantizar a las nuevas generaciones condiciones mejores con respecto a la salud, la educación y el trabajo. La condición de los trabajadores, en cambio, respeta los estándar europeos y las convenciones de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en particular respecto al derecho de ponerse en huelga ante algún problema. Valoración decididamente negativa qie ha sido expresada por el respeto a los derechos de la minoría, en primer lugar, de la población kurda. Lanzando una visión general, la situación a lo largo del tiempo, no ha cambiado. Se han conseguido realizar ciertos adelantos en los derechos culturales, por ejemplom, la introducción de un canal en lengua kurda en la televisión nacional. Las restricciones son aún hoy numerosas, la lengua kurda no puede ser utilizada en la vida política, en televisiones privadas, en los programas radiofónicos y en las escuelas.

Pero la cuestión que mayormente preocupa a la Comisión continua siendo la falta de progresos en las relaciones entre Turquía y la República de Chipre (la parte greco-chipriota de la isla miembro de la UE), que hasta día de hoy ha llevado a la suspensión de 8 de los 35 capítulos a tratar para el ingreso de Turquía en la Unión Europea. El gobierno turco ha declarado públicamente que quiere resolver la cuestión a corto plazo pero, a pesar de ésto, no se ha registrado ningún progreso para normalizar las relaciones bilaterales con la República de Chipre. Ankara, que ha bloqueado las relaciones comerciales con Chipre, de hecho, ha ignorado los llamamientos de la UE para retomar los intercambios a favor de las obligaciones impuestas por el acuerdo de unión aduanera con Europa. El gobierno turco, por el contrario, ha continuado con su política de cierre, prolongando el bloqueo de la entrada de las mercancías a su territorio a barcos y aviones procedentes de Chipre (dejando transitar sólo a los procedentes del Norte de Chipre, República turca no reconocida a nivel internacional).

Otro tema considerado como grave por la Comisión está relacionado con la liberdad de los medios de comunicación: es preocupante el hecho de que la libertad de prensa se encuentre aún bastante lejos de la media europea. Entre los casos citados para describir la situación se puede destacar el cierre de YouTube en 2008 y los intentos para hacer lo mismo con Facebook, Google y otras páginas web. El caso más asombroso, sin embargo, fue el de la multimillonaria multa de 4.000 millones de dólares impuesta por el Gobierno al coloso de la información Dogan Yayin Holding por las presuntas irregularidades fiscales. De hecho, Dogan controla la mitad de los medios de comunicación turcos y a menudo ha criticado duramente el partido del gobierno (AKP, Partido de la Justicia y el Desarrollo). Según la Unión Europea, esta multa parece más una sanción política que una sanción fiscal. En lo que se refiere a la situación política, es evidente la necesidad de llevar a cabo una reforma de la Administración Pública, en concreto para modernizar el sector servicios del Estado. Entre las prioridades del gobierno se encuentra la disminución de los excesos burocráticos y la promoción de los procedimientos administrativos más sencillos. Tanto el sector militar como el judicial parecen haber sufrido un cambio positivo, pero aún hay mucho en lo que trabajar para reducir el nivel de corrupción en el interior de las altas esferas del Estado.

Los puntos positivos del informe y la reacción de Ankara
En el informe, de todas formas, se apuntan muchos puntos positivos sobre los progresos de mayor relevancia llevados a cabo por Turquía: la Comisión ha destacado, sobre todo, la importancia de la firma del acuerdo entre Turquía y Armenia que ha tenido lugar recientemente. La normalización de las relaciones entre los dos países llevará a la reapertura de las fronteras y marcará el inicio de la recuperación de las relaciones diplomáticas. Además, Bruselas ha expresado su satisfacción por los esfuerzos realizados por Turquía para mejorar su relación con las autoridades curdas del Norte de Iraq y, gracias a la llamada “iniciativa curda”, también con la comunidad curda (alrededor de 12 millones de ciudadanos) que reside en Turquía. En el informe también se cita el caso Ergenekon, una presunta red ultranacionalista responsable de los atentados y homicidios perpetrados en Turquía en los últimos años, con el objetivo de dañar al actual gobierno del AKP. La Comisión ha expresado su apoyo para la resolución de la investigación, subrayando que en este caso el país tiene una oportunidad que no puede dejar pasar para reforzar la confianza en el correcto funcionamiento de las instituciones democráticas.

Los puntos positivos se refieren también al ámbito económico y las relaciones internacionales: a pesar de la caída de la demanda interna y externa, en concreto en el sector de las inversiones, el impacto de la crisis económica mundial ha sido limitado gracias a las preventivas reformas estructurales. La estructura macroeconómica ha quedado intacta y la inflación ha descendido notablemente, así como el nivel de desempleo. Turquía deberá continuar realizando reformas estructurales, cuyo progreso se ha visto frenado en el primer semestre de 2009, y deberá trabajar mucho para la realización de un plan fiscal adecuado. De hecho, la falta de adecuación del plan actual contribuye a fomentar la incerteza de cara a la llegada de nuevas inversiones. Además, también se ha visto apoyado por la firma, el pasado mes de julio, del acuerdo intergubernamental para la construcción del gaseoducto de Nabucco.

Por lo tanto, el balance económico europeo es lo suficientemente satisfactorio, en referencia a los progresos registrados por la economía turca, como para lograr resistir a la presión competitiva y a la fuerza de los mercados de la Unión Europea a corto plazo. Sin embargo, es necesario reforzar los sectores más débiles (entre los que se encuentra el medioambiente, el laboral y la libre circulación de servicios) a través de la implementación de nuevas reformas. Turquía también está progresando en el ámbito de las relaciones internacionales, como se ha dicho anteriormente, con Armenia y también con Grecia: aún no se ha alcanzado ningún acuerdo sobre la cuestión de las fronteras, pero los dos países han reconocido el querer llegar a un punto común a través del diálogo. Siguen siendo positivas las relaciones con Bulgaria y con los países Balcánicos occidentales. En general, Turquía ha recibido de manera positiva el informe publicado por Bruselas. A pesar de los numerosos puntos negativos citados por el Comisario Rehn, Egeman Bagis (el responsable turco de las negociaciones con la Unión Europea) ha catalogado el informe del 2009 como el más equilibrado de todos los elaborados hasta ahora por Bruselas. Por lo tanto, Ankara parece haber aceptado las numerosas críticas definiendo el informe como objetivo y alentador de cara a llevar a cabo nuevas reformas. Opinión contraria, sin embargo, es la de Bagis, relacionada con la multa multimillonaria al coloso de la información Dogan, definiéndolo como un problema interno del Estado y que no tiene relevancia internacional.

Según el informe de Bruselas, Turquía cumple a día de hoy los criterios políticos y económicos, pero aún son muchos los puntos débiles sobre los que debe trabajar: todavía existen demasiadas violaciones de los derechos fundamentales y éso es, sobre todo, lo que preocupa a la UE. La violencia de género, los crímenes de honor y los matrimonios de conveniencia siguen siendo problemáticas que no se pueden ignorar. Además se añaden los escasos progresos en las reformas políticas y constitucionales en la lucha contra la corrupción y la libertad de prensa. Todo esto manifiesta porqué un país como Turquía aún no parece estar lista para aceptar las obligaciones impuestas por la UE, aunque su voluntad sea entrar y su objetivo más importante se encuentre dentro de la política externa de Ankara. Aún será necesario trabajar mucho antes de que Turquía pase a ser miembro efectivo de la Unión Europea, vista la fuerte oposición de otros Estados miembro como Francia o Alemania que, probablemente, también se mueven por cálculos político-demográficos además de culturales (mantener una homogeneidad cristiana): según el actual reparto de los escaños en el Parlamento Europeo (sobre datos demográficos) Ankara pasaría a ser el segundo país en número de habitantes, después de Alemania. A todo ésto se añade la tendencia demográfica turca, cuyo crecimiento es bastante superior al de los mayores países europeos.

 

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