jueves, 12 de noviembre de 2009

Irak y la cuestión electoral

La situación interna en Irak es cada vez más delicada. Los atentados contra edificios simbólicos del gobierno de Al-Maliki van en aumento, pero es sobre todo la población la que cuenta con centenas de víctimas. Mientras la presencia estadounidense se calama en lo grandes centros, en Baghdad, los parlamentarios han establecido un acuerdo electoral que consentirá celebrar votaciones en enero de 2010. Excluir al pueblo curdo no parece fácil, y la posibilidad de ir a las urnas en enero depende de que se liberen tensiones negociando con extrema habilidad y previsión. A su vez, Kirkuk permanece a la espera. Por otro lado, el abanico de posibles grupos responsables de atentar contra la seguridad y el orden constitutivo, es todavía muy amplio como para encontrar un culpable.

Episodios de violencia sacuden Bagdad
En los últimos meses del 2009, en relación con la aproximación de las elecciones fijadas para el próximo enero, se ha registrado un aumento de los atentados en Irak. Los terroristas han llegado a intervenir hasta en la calle Haifa perteneciente a la Green Zone, conocido como el sector más seguro del corazón de Baghdad. Los últimos ataques han tenido lugar en zonas simbólicas, y la tipología de sus objetivos van modificándose gradualmente. Los perjudicados en octubre de 2009 han sido el Ministerio de Justicia, de Trabajo y la sede del Gobierno Provincial. En la Green Zone se encuentran las principales embajadas y buena parte de los edificios del gobierno, por esta razón se entiende que los ataques contienen un claro mensaje político. De hecho, en algunas ocasiones han atentado justo cuando se celebraba una reunión del Consejo Político de Seguridad para discutir sobre las enmiendas que conformarán la ley electoral. El gobierno de Bagdad, en los últimos tiempos, ha atribuido la responsabilidad a Siria en muchas ocasiones, por haber ofrecido refugio a los organizadores de los ataques. Ahora, sin embargo, las sospechas se vuelcan principalmente sobre los milicianos de Al-Qaeda, puesto que para ellos el momento de las elecciones es el propicio para crear desorden y perjudicar de forma directa la imagen de Al-Maliki, conocido como el hombre delegado a traer la paz. Entre los mayores enemigos del gobierno y del resultado pacífico de las elecciones se encuentra Al-Qaeda en Irak y los Baathisti en favor de Saddam Hussein. La tercera posibilidad es un grupo terrorista afiliado a Al-Qaeda denominado “Estado Islámico en Irak”. Se trata de milicianos suníes que se oponen a la mayoría Chií en el gobierno.

Al final han conseguido lo que se proponían, puesto que da la sensación de ver Baghdad envuelta en una perpetua crisis. El número total de los atentados ha disminuido en los últimos años, pero actualmente se mantiene en uno de los picos que da cabida a un momento delicado en la historia del país. Las repercusiones en la política son evidentes. Los ataques intentan mantener viva la idea de que Irak es totalmente inestable. Además se levantan rumores sobre lo que ocurrirá cuando Estados Unidos retire sus tropas, porque temen una situación peligrosa. El hecho de que los miembros del Parlamento hayan establecido un acuerdo sobre la ley electoral libera tensiones, puesto que la tardanza podría haber provocado un retraso en las elecciones. Aún así, se teme que sin una solución al menos provisional al problema de la seguridad, no puedan llevarse a cabo las elecciones fijadas para enero de 2010. El progreso no se conseguirá sin antes haber acordado una solución en las cuentiones principales y particularmente en dos puntos cruciales. El primero, aparentemente resuelto, concierne a si el sistema electoral tendrá las listas abiertas o cerradas, y el segundo, todavía paralizado, va dirigido a cómo considerar los votos de la región de Kirkuk, territorio del nordeste rico en yacimientos de hidrocarburo, no se sabe si reivindican a los curdos, a los turkmenos o al mismo gobierno central de Al-Maliki.

La cuestión electoral
En cuanto a lo que concierne a las listas electorales se han encontrado dos facciones contrapuestas a favor de las listas abieras o cerradas. El partido del “Consejo Islámico Supremo”, de inspiración chií, y los partidos curdos han declarado que prefieren un sistema electoral cerrado donde el voto no vaya dirigido a un solo candidato si no a una lista, con el beneficio de mantener a los candidatos ligados al partido al que pertenecen y sin revelar los nombres de los componentes de la lista. Sin embargo, la mayoría del electorado parece preferir las listas abiertas, aunque respetan el metodo cerrado adoptado en el 2005, porque ofrece al ciudadano la posibilidad de elegir individualmente a los representantes del Parlamento con mayor transparencia. Entre los personajes relevantes que se han pronunciado en esta cuestión, se encuentra el líder espiritual chií iraquí, Ayatollah Ali Al-Sistani, quien apoya las listas abiertas porque favorecen el acceso de los líderes locales en los partidos. Definitivamente la ley electoral, con listas abiertas, ha sido aprobada con 141 votos favorables sobre 195 diputados presentes. Otras novedades son el 25% del total de los escaños garantizados a las mujeres y los reservados para las minorías (cristianos, yazidíes, sabeístas y shabakí). En el próximo Parlamento han tenido en cuenta el aumento de la población mediado desde 2005 y por ello el numero de diputado aumentará de 275 a 323.

Kirkuk y el elemento kurdo
Nos situamos, pues, sobre el segundo problema, todavía sin resolver: el del estatus de Kirkuk. Finalmente, se decidió que los resultados electorales en esta provincia sean provisionales, como en otras provincias en las cuales existen desacuerdos en cuanto a las listas electorales utilizados. Los partidos chiíes, prefiriendo las listas cerradas, probablemente no han querido oponerse a Al- Sistani. Por lo tanto, más que desobedecer un liíder con una fuerte influencia en Irak, los partidos decidieron suspender el diálogo sobre las listas abiertas y desviar el debate sobre la cuestión del registro del voto en Kirkuk. La acusación por parte chií contra los líderes kurdos es que pretenden un sistema que, en vista de la superioridad numérica de los kurdos, pondría kirkuk bajo el control de éstos, para, con el paso del tiempo, proceder a una anexión con el kurdistán iraquí. Los diputados han estado divididos sobre la cuestión del voto y sobre cuantos asientos se conceden a la región de Kirkuk. Dada la dificultad de los dos problemas, mñas que la interconexión de la negociación, no parece que las elecciones pudiesen darse puntualmente en la fecha fijada. En cambio, se ha asistido a un admirable ejercicio de democracia. Los partidos chiíes han logrado mantener como insuperable el obstáculo sobre la cuestión de Kirkuk, pero no lo suficiente para prolongar las negociaciones y lograr defender la ley electoral a lista cerrada aplicada en 2005. El negociado interno ha sido delicado además por los tiempos marcados, porque debía tener en cuanta las presiones estadounidenses según las cuales un retraso en el voto, contextualmente a la constante pero gradual retirada de tropas, podría poner en grave peligro la situación del país.

La gradual retirada de las tropas estadounidenses tiene un rol en la difusión de la violencia. El patrullamiento de las calles por parte de los americanos finalizó en julio de 2009 y el Presidente Obama garantizó a Al-Maliki, la salida de las unidades de combate para agosto de 2009, y del resto en 2011. La presencia de Estados Unidos se da fuera de los centros habitados. Es probable que haya una mayor posibilidad de explotar los gap en seguridad, ahora que el objetivo se ha dejado a los iraquíes, que los Estados Unidos están intentando organizar como milicias para controlar el territorio. Los ataques, por contra, no son ya declarados contra la presencia ocupante, si no con finalidades internas. Las dificultades son esperadas en el confín Norteoccidental, donde la presencia kurda es fuerte y donde en el pasado, en la ciudad de Mosul, se dieron enfrentamientos. Otra zona delicada es la provincia de Anbar, en el oeste de país. En 2007, Estados Unidos concluyó un acuerdo, aún en vigor, con los suníes de Anbar para organizar la milicia “el despertar” (formada por hombres pertenecientes a las tribus locales suníes) cooptándolas en las milicias iraquíes para contener la amenaza de Al-Qaeda

Por un lado, el logro de un acuerdo sobre la ley electoral hace más sereno y cooperativo el clima política, pero por el otro, es probable uqe la crisis pueda reavivarse tras las elecciones si no se soluciona la cuestión de Kirkuk. Los líderes kurdos, que tienen fuerza gracias a sus apoyos y pueden obtener un buen resultado en Bagdad, podrían quizás negocia las concesiones sobre Kirkuk, en lugar de su participación en un futuro gobierno de coalición, con lo que la situación post-electoral sería más tranquila. Pero hay tensiones entre Baghdad y Erbil (sede del Parlamento kurdo iraquí), sobre todo desde que el gobierno de Al-Maliki ha intentado rechazar a los kurdos tras los éxitos territoriales. Constitucionales y políticos del gobierno de 2003. La victoria de una lista nacionalista en la Provincia de Ninewa en las elecciones provinciales de enero de 2009, junto a recientes atentados, contribuyó a aumentar la tensión. Algunas incursiones militares de agosto de 2008 han empeorado las relaciones entre Al-Maliki y el Presidente regional kurdo Massoud Barzani, acusado de querer la secesión, mientras Barzani acusa al Presidente de despotismo.

Puede considerarse normal que en un momento de posibles cambios, las tensiones sean a niveles altos. No es facilmente cuantificable el nivel de control que Al-Maliki puede tener tras el desapego estadounidense. Se teme que con la llegada de las elecciones, la paz peligre y los milicianos, sobre todo los ligados a Al-Qaeda, podría concentrar los ataques durante e inmediatamente después de las elecciones. Al- Qaeda ha aclarado que no considera compatibles las democracias al estilo occidental con el Islam. Al mismo tiempo, los Baatistas de Sadam, hoy refugiados en Siria, no quieren aceptar un gobierno chií, que pueda tener buenas relaciones con Estados Unidos o con Irán, y que pueda elegir, en el futuro, decantar la propia política entre estos dos actores aparentemente irreconciliables.

Los kurdos y algunos adversarios de Al- Maliki asumen que el Presidente use las Fuerzas de Seguridad para establecer un fuerte estado central con características dictatoriales, recreando un régimen como el de Sadam, pero con tendencias chiíes. Irán, así, tendría modo de atraer bajo su influencia a Irak, tras la retirada estadounidense. La influencia iraní en Irak, es difícilmente cuantificable y no se define con certeza el grado de compatibilidad entre la fé de los chiíes iraquíes y el gobierno de Khomeini. Al mismo tiempo no es tan seguro que Irán quiera concesiones a las facciones chiíes, y diversos grupos fragmentados y compitiendo entre ellos, mas manejables en el futuro.

 

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