miércoles, 10 de febrero de 2010

Kazajistán y la presidencia de la OSCE

Desde principios de enero Kazajistán preside la Organización para la seguridad y la cooperación en Europa (OSCE). La organización cuenta entre sus fundadores e inspiradores con la promoción de la democracia y los derechos humanos. Por este motivo la asiganción de tal cargo no ha sorprendido mucho este año. El gobierno de Astana desde hace tiempo aspiraba a esa posición y a pesar del retraso lo ha conseguido. Las dinámicas en estas ocasiones son numerosas y la coherencia con la lógica de la organización pasa a un segundo plano. Pero eso no quiere decir que este año no pueda representar un valiente desafio y un estímulo lanzado a los países de Asia central.

Una presidencia rechazada
A raíz de la disolución de la URSS, Kazajistán decidió conformar una república presidencial. El primer secretario del Partido Comunista, Nursultan Nazarbayev, pasó directamente al cargo de presidente. Los primeros años de su presidencia estuvieron caracterizados por reformas de origen democrático y liberal. Los años 90 fueron testimonio de renovación política y de pacífica convivencia étnica y religiosa. No se podía hablar todavía de una democracia plena, pero el camino aportaba esperanza. En aquellos años se hablaba de Kazajistán como la “Suiza de Asia central”. Las espectativas, sin embargo, fueron incumplidas. Desde inicios del siglo XXI se lleva a cabo un sustancial cambio de planes. Con una reforma constitucional en el 2005, Nazarbayev se convirtió en presidente de por vida. De forma que los poderes se concentraron en manos del presidente y las libertades fundamentales (expresiones, religiones, prensa) fueron reducidas progresivamente. A su vez, madura la idea de la candidatura a la presidencia de la OSCE. Ya en 2005 de hecho, el gobierno kazajo sigue adelante con su candidatura, proponiéndose como presidente de 2009 en adelante. Sin haber otros candidatos para ese año, la propuesta fue rechazada. Víctima de los juegos políticos y diplomáticos, la candidatura fue aceptada para el año 2010. Oficialmente no se han registrado denuncias, ni votos contrarios por parte de los 6 estados miembros de la organización. La OSCE, de hecho, adopta las decisiones a través del consenso. Esta práctica, prevista por el derecho internacional, preve que si en el momento de la adopción de un acto ningún participante pone objeciones, ese acto se considerará aprobado, sin una votación formal. Se han producido y continua apareciendo numerosas protestas dentro y fuera del país, por parte de organizaciones y observadores internacionales. El partido Arat es portavoz de la disicencia interna. Estan indignados por la doble cara del gobierno: grandes proclamaciones a favor de la democracia y los derechos humanos en las sedes internacionales que no corresponden con la realidad interna de la nación. También acusa al gobierno de haber puesto en marcha una serie de detenciones por motivos políticos, encarcelando disidentes, periodistas y miembros de la oposición. Perplejidad por parte de las organizaciones independientes sobre la elección de asignar el cargo a un país con claros problemas respecto a los derechos humanos y cuyas elecciones no han sido reconocidas por la OSCE.

Seguramente el año de presidencia será una ocasión perfecta para que Astana trabaje sus debilidades. La presidencia tiene, sin embargo, un alto valor simbólico. La primera ex república soviética que alcanza este objetivo es Kazajistán que propone ser el nuevo puente entre dos mundos, la europa del atlántico y asia: una etapa obligada para establecer la Ruta de la Seda del siglo XXI. No podemos dejar a un lado las consideraciones típicas de la realpolitik. La economía nacional se centra en la explotación de los yacimientos de combustible fósil, petróleo y minerales. Casi todos los estados miembros de la OSCE tienen relaciones comerciales importantes con el país. Italia con Eni, explota los yacimientos de Kashagan, sobre el Mar Caspio. Total y GdF, sociedades francesas, participan aprovechando los yacimientos de gas de Khvalinskoye junto a la rusa Lukoil. Los Estados Unidos, además de ser un socio comercial de peso, reciben de Astana apoyo ante la guerra global contra el terrorismo, financiando también la formación de los jóvenes afganos.

El punto de vista de Astana
Las críticas enviadas al gobierno de Astana se referían solo a uno de los campos de competencia de la OSCE, al que respeta los derechos humanos y la promoción de los valores democráticos. Nazarbayev no niega la importancia de este sector y sostiene que quiere aplicar una política de equilibrio entre las tres areas de acción y competencia de la organización: es decir también en el tema de la seguridad militar y el desarrollo económico y ambiental. Kazajistán, donde se mantiene Nazarbayev, no tiene a sus espaldas la misma experiencia que otros países; su camino hacia la democracia siguen en curso. Por este motivo se quiere dar prioridad a la economía: sólo una base económica estable podría sostener una democracia tan fuerte. Abrirse entonces a las economías y comercios internacionales, no se basa sólo en el petróleo. Para hacer esto, Astana quiere superar las divisiones entre este y oeste que se ven todavía en el mundo y en organizaciones como la OSCE. Su ubicación geográfica y su extensión territorial (es la más grande de las ex repúblicas soviéticas) se lo permiten. En particular aspira a convertirse en el pacificador de las disputas territoriales que todavía minan la zona, como es el caso de Armenia y Azerbaiyán por el Alto Karabaj. Desde que declararon sus premisas, se espera que el factor seguridad tenga más importancia todavía que el económico. En este sentido, de hecho, Kazajistán obtuvo buenos resultados: el país renunció hace años a dotarse de un arsenal atómico. También formaron parte del tratado de Nunn-Lugar que además de preveer el desarme nuclear, desmanteló el armamento químico y biológico. Probablemente propondrá una revisión del acuerdo CFE (Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa) y SALT II (Conversaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas). Nazarbayev no quiere que su año presidencial pase desapercibido, si no que quiere aumentar el valor estratégico. Por lo que también tiene la intención de convocar una nueva cumbre de la organización, después de la última celebrada en Helsinki hace 11 años. Como Nazarbayev quiere dejar su marca es posible que invite al presidente ruso Medvèdev y al francés Sarkozy para abrir las negociaciones e implantar un sistema de seguridad común en Europa. No es la primera vez que protestan la elección de algunos países dentro de organismos internacionales. Sucedió por ejemplo en el Consejo de los Derechos Humanos, organizaciones en el seno de las Naciones Unidas. El Consejo, sucesor de la Comisión a causa de las crítica y de su penoso funcionamiento, elige a sus miembros con votaciones formales. Los escaños son fijos en base a las áreas geográficas. Estos son votados en la Asamblea General, pero los candidatos son establecidos con anterioridad en el interior de los bloques regionales. Por ello países como Cuba, Zimbabue, Arabia Saudí y Pakistán obtuvieron el acceso a este órgano. En la primera elección del Consejo, los países elegidos fueron objeto de duras críticas pero cabe destacar el cambio positivo que ha sufrido el Consejo. El Consejo tiene reglas y poderes diversos a la Comisión y los mayores violadores siguen excluidos. Los países miembros tienen el respeto de los derechos humanos y a su vez su actuación está sujeta a juicio como el del resto de países miembros de la ONU. El gobierno de Astana afirma que su año como gobernador de la OSCE debe estar bien visto. Seguramente no es el país más democrático, ni mucho menos del respeto de los derechos humanos, pero tiene un gran potencial y ha dado un nuevo aire a la organización, que desde hacía tiempo pasaba desapercibida.

No se puede negar que esta es una gran oportunidad para Kazajastán. Es un escaparate internacional donde puede demostrar como trabaja y el apoyo que obtenga en las cuestiones internacionales puede ser útil y decisivo. Es normal que la presidencia de Kazajastán sea el centro de atención. Observada con curiosidad, podría sin embargo reservar sorpresas positivas. Como hemos visto, es cierto que en el campo democrático todavía tiene mucho que trabajar, en el resto de sectores competentes de la OSCE ha demostrado que había realizado progresos e interesantes avances. No podemos excluir, por lo tanto, que la candidatura de Astana ha sido aceptada como ejemplo de otros países. Este año liderando la organización será la prueba de que cualquier estado miembro puede aspirar a dicho puesto: un cargo que no esta reservado exclusivamente ni para Europa occidental ni para los Estados Unidos.

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