viernes, 5 de febrero de 2010

Argelia: ficha de país

La economía argelina, que no ha sufrido la crisis financiera internacional de forma excesivamente dramática, parece quedar estable y en grado de reactivarse, abriendose al IED y continuando su marcha hacia la liberación y la abertura del mercado. Sin embargo, bajo la fachada de una situación económica sana, anida una peligrosa dependencia de Argelia a la industria de los hidrocarburos y derivados, que sostienen la balanza comercial, el PIB y los gastos públicos, arriesgando la escena del país, pudiendo causar posibles problemas y destabilización en toda el área mediterránea.

Índices macroeconómicos
Según los funcionarios del FMI, de vuelta de la misión de consulta anual (2009), Argelia presenta aún, a pesar de la crisis económica global, prestaciones económicas óptimas en línea con las tendencias de los últimos años. De hechos, a partir de ciertos datos proporcionados, la economía argelina parece gozar de buena salud. Varias son las señales positivas. Las previsiones para el año 2010, de la tasa de crecimiento del PIB, a pesar de la caída de casi un punto percentual en el 2009, se muestran positivas y lo sitúan en los valores precrisis (3,5%). La tasa de crecimiento es la más baja de toda la orilla sur del Mediterráneo pero, en cambio, se exhibe como la segunda producción del área norafricana, con una percentual tranquilizadora. En relación al saldo de la balanza comercial, índice de la relación entre exportación e importación, después de años de surplus trainati que abarca desde el precio del barril y superior a los 34 mil millones de dólares en 2009, se ha reduplicado significativamente y, permaneciendo de manera positiva, ha alcanzado una cuota del 5,2 mil millónes de dólares. Para el 2010 se espera un saldo positivo del 9,4 mil millones de dólares, no iguales a los niveles de los años precedentes pero si que señala seguramente, una inversión de tendencia. En materia de tasa de cambio, las políticas prudentes del gobierno han mantenido el dinar, la moneda argelina, estable hacia el exterior y bajo control, en torno al 3-4%, la inflacción en el país.

En cambio, por otra parte, preocupa el grado de desocupación de los jóvenes. De hecho si se observa el dato agregado de la población activa, los índices de desocupación giran en torno al 12%, alcanzando cifras preocupantes (30%) si se analiza la población bajo los 30 años. Finalmente incluso el déficit fiscal, o bien el saldo de la balanza pública en relación con el PIB, ya negativo en 2009, se prevé desde el momento en el que la deuda pública se estabilizó en los últimos años gracias a la renta fiscal, garantizada por el sector de los hidrocarburos.

Sectores y aliados comerciales

Los sectores que remolcan la economía de la República Argelina Democrática y Popular son el público y el industrial ligados a los hidrocarburos. El gasto público tiene un papel fundamental, de hecho por sí mismo lleva a cabo la ocupación de casi un tercio de los trabajados y controla el sistema bancario.El Estado controla directamente 6 de los 24 bancos presentes en el territorio argelino y detiene cerca del 85% de los activos totales de los tres mayores institutos de créditos, Banque Nationale d'Algérie, Banque Extérieure d’Algérie e Crédit Populaire d’Algérie. El elemento crítico en la economía argelina es la peligrosa dependencia del sector de los hidrocarburos, sector que representa el 30% del PIB, el 60% de la renta nacional y casi el 95% de las exportaciones. Argelia es el noveno país en el mundo de reservas de gas, con 4.502 mil millones de dólares de metros cúbicos, así como el decimosexto en cuanto al petróleo, con más de 12 mil millones de barriles de crudo. Pero esta gran fortuna no puede representar, para al emergente economía argelina, ni un punto de apoyo ni puede tratarse tampoco como su talón de Aquiles. Si por un lado, garantiza grandes entradas para el Estado, además de una casi total independencia energética, por otro lado, puede, a partir de una hegemonía de la producción, poner en dificultad al país con cada fluctuación negativa de los precios de los productos energéticos.Por este motivo, el gobierno argelino ha puesto en práctica un programa de inversión pública orientado a favorecer la expansión de otros sectores como el de los servicios y el de la construcción, poniendo particular atención en un proceso de modernización de las infraestructuras. Además, Argelia también ha intentado auxiliar a las inversiones privadas, tanto internas como externas, reformando en el bienio 2008-2009 parte de su legislación. El gobierno ha tratado de mejorar su “ambiente económico” aprobando un nuevo código civil que refuerza la eficacia de los contratos y de las cortes jurídicas, disminuyendo la tasación de casi todos los sectores, de un 25% a un 19% (solamente, excluyendo al sector del turismo y al de la industria ligada a los hidrocarburos) e introduciendo un nuevo regolamento que acelera los procedimientos relacionados con os permisos de construcción y su edificación según los tiempos establecidos. Así, en cuanto al sector agrícola, este ocupa el 14% de la fuerza del trabajo y representa el 8,3% del PIB. Argelia es uno de los grandes importadores de bienes agrícolas del área africana, hecho que pone a la luz la crisis en el sector, crisis que comenzó desde la independencia y fue favorecida por la alta tasa de urbanización que caracterizó los recientes decenios del país. Solo en los últimos tiempos, el gobierno ha comenzado a invertir en el sector agrícola a través del Plan nacional de desarrollo agrícola y rural (PNDAR), proporcionando óptimos resultados en 2009 para la producción de cereales y maíz; sin embargo, los resultados son aún, demasiado tímidos como para poder aventurarse a asegurar un alzamiento en este sector.

Los principales aliados comerciales de Argelia son esencialmente, los Estados Unidos, China y la Unión Europea, con una referencia particular para Italia, Francia y España. Los productos argelinos, casi en su totalidad: hidrocarburos y derivados (97%), se orientan, con un 23,9% directamente al mercado estadounidense, le siguen Italia con un 15,5% y España, 11,4%; mientras los principales proveedores de Argelia son Francia (16,5%), Italia y China. Esta última con una cuota de mercado alrededor del 10%, que abstecen al país africano principalmente con productos mecánicos, metalúrgicos y , en menos medida, electrónicos. En lo concerniente a las exportaciones italianas, se expone el acuerdo entre el gobierno argelino y el italiano, que derrotó la competición francesa, por una cometida de 6 fragatas producidas por Fincantieri, por un total de 4 mil millones de dólares, y de 100 helicópteros Agusta (109-A, LUH e AW139).

Si desde el punto de vista del import/export, Argelia se expone como una economía vivaz, si bien dependiente también en esta ocasión de los hidrocarburos, en cuanto al IED la situación se muesta más negativa. El grado de integración de la economía argelina con el resto del mundo (IED/PIB) era, en 2008 de aproximadamente el 6%, se puede predecir que para el 2009 sufra aún más disminución con el sobrevenir de la crisis financiera que ha quitado importancia a las inversiones. Además, siempre bajo la perspectiva del IED, Argelia es el cuarto país del área nortafricana, precedido por Egipto, Libia y Túnez, que no alcanza a aprovechar por completo su propio potencial para atraer inversiones exteriores, quizás también a causa de la cierta corrupción e ineficiencia de las empresas públicas. En este ámbito, recientemente se ha cerrado un acuerdo entre Sonatrach, la empresa petrolífera del Estado argelino, con las empresas energéticas europeas: Enel, Repsol y GDF-Suez, respectivamente, italiana, española y franco-belga; para la exploración y explotación del yacimiento de “South East Illizi” en le sureste argelino.

Dudosa estabilidad
La situación política interna de la República Argelina Democrática y Popular resulta por el momento, estable. De hecho, el pasado mes de abril, Bouteflika, presidente desde 1999, después de haber enmendado la Constitución con el fin de presentarse candidato en un tercer mandato, recibió el apoyo de un 90,24% de las preferencias, no se suscitaban dudas; además de que Bouteflika, a parte del vasto sustento popular, podía contar incluso con la falta de participación de los mayores partidos de la oposición que protestaban por la modificación de la Constitución. Si el éxito electoral no se ha puesto en discusión, aún más incierto es el número pertinente a la afluencia, en un país donde las tasas de afluencia giran en torno al 50%, parece difícil imaginar que viniendo de la competición electoral alguno de los mayores partidos, la percentual de los votantes ascienda al 74,11. De todos modos, Bouteflika se ha afianzado el derecho de gobernar hasta el 2014 y de llevar hacia adelante las políticas que han caracterizado sus años precedentes: liberalización, privatización, atracción del IED, diversificación de la producción y lucha contra la corrupción. La única tendencia que podría desalentar las inversiones provenientes del gobierno Bouteflika, es el riesgo a un nacionalismo económico, herencia de la anterior economía de Estado. Nacionalismo económico que últimamente ha sufrido, tras las fricciones relacionadas con los partidos de clasificación a los mundiales de fútbol 2010, la compañía telefónica egipcia Orascom a la que se le ha pedido el pagamento de 596,6 millones de dólares para retrasos fiscales.

Otra posible amenaza que afectaría la estabilidad del país, se sitúa en esta ocasión, caracterizada por el grupo terrorista salafita AQIM (Al Qaeda del Magreb Islámico) que desde el 2007 golpea el territorio argelino, tanto, que se ha llegado a pensar la posibilidad de descadenarse una guerrilla de baja intensidad. Las zonas más afectadas por el terrorismo son las zonas de Cabilia, el interior oriental, Cherchell, Chlef, Ain Defla, Muaskar, Blidia Medea y las instituciones y las empresas gubernativas son los objetivos privilegiados por los islamistas, mientras que para los ciudadanos extranjeros el único riesgo es el de convertirse en objeto de secuestro. A nivel internacional, Argelia conoce momentos de más o menos, alta contraposición con Egipto por cuestiones inherentes a la hegemonía del área y por intereses económicos, y con Marruecos, por la persistente cuestión del Western Sahara de la que Argelia propugana la independencia, alojando a 200.000 prófugos, mientras que Rabat lo considera su territorio. Públicamente, Argelia sostiene el Frente Polisario, el movimiento independentista del Sáhara Occidental, para defender el derecho de cada nación a la autodeteminación, la disputa se encuentra vinculada a cuestiones geopolíticas relacionadas con los yacimientos de petróleo y de gas de la región.

Actualmente, Argelia parece presentar las características de una economía emergente sana, con grandes potenciales y con un guía político estable, Bouteflika, direccionada a dirigir su país hacia una economía de mercado. Sin embargo, el futuro de este país está peligrosamente dependiente del precio del barril. Si el crudo mantiene estas cotizaciones o, incluso, tiende a alzar su precio, provocaría al gobierno ingentes entradas fiscales útiles para llevar hacia adelante políticas de modernización de las infraestructuras, de lucha contra la corrupción y de atracción del IED. Utilizando toda su potencialidad, Argelia, podría diversificar su producción hasta romper la relación con la industria de los hidrocarburos y explotar su proximidad estratégica con Europa, con el fin de adquirir un rol de primer plano en el Mediterráneo.

En el caso contrario, si los productos energéticos no garantizaran una renta fiscal suficiente, Bouteflika no podría compaginar con el gasto público, sus programas de impulso económico. La desocupación aumentaría las tensiones sociales. Los gobiernos desmoralizados y los insatisfechos en general, podrían salir a las calles como ocurrió en 1988, engordar las filas de la guerrilla islámica conduciendo al país al caos, concediendo a Al Qaeda otras posibles zonas de operación, esta vez peligrosamente cercanas a Europa, donde otorgar nuevamente, una crisis al eje EEUU-UE, ya desgastado por los conflictos en Irak y en Afganistán.

--

No hay comentarios:

Publicar un comentario