martes, 9 de febrero de 2010

Argentina, Venezuela y el debate por la autonomía de sus Bancos Centrales

El encuentro institucional que ha destacado como protagonista en la últimas semanas a Cristina Kirchner y el presidente del Banco Central Martín Redrado, ha abierto de nuevo en Argentina, el debate sobre el papel del gobierno y su relación con el resto de instituciones. La intervención de la presidenta en las decisiones relativas a las reservas internacionales del banco, destituyendo a su gobernador, provocó las acusaciones de la oposición como una violación de la división de poderes y de una excesiva intromisión por parte del gobieno en las cuestiones de política monetaria. Situación parecida en Venezuela donde Chávez anunció que el Banco Central trasferirá parte de las reservas internacionales a un fondo de desarrollo estatal.

Las maniobras de Kirchner y Chávez
El 15 del pasado diciembre la presidenta de Argentina Cristina Kirchner envió, a través de un Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU), una propuesta para transferir 6.500 millones de dólares de las reservas del Banco Central a un fondo de desarrollo, el Fondo del Bicentenario, que el gobierno quería crear con el objetivo de financiar las deudas públicas con caducidad en 2010. El gobernador del Banco, Martín Redrado, se negó a realizar la transferencia, sosteniendo que una decisión así debería depender del Congreso, que no fue consultado por Kirchner. Esta última, con respuestas para todo, tramita un decreto presidencial el 8 de enero destituyendo al gobernador que se puso en su contra. Los decretos de Kirchner fueron suspendidos después por un tribunal argentino, que envió al Congreso la tarea de evaluar la situación sobre ambas cuestiones. Según el tribunal no se ha respetado la Constitución aun teniendo en cuenta el DNU de diciembre, en el cual no se aclaran las necesidades ni la urgencia como base de su utilización, ni siquiera el despido de Redrado. Según la carta constitucional argentina, cualquier cuestión que esté relacionado con la Banca Central y las reservas debe pasar a través del dictamen del Parlamento, para salvaguardar la independencia de la institución bancaria de la excesiva injerencia por parte del ejecutivo. Una comisión bicameral se constituyó hace pocos días para evaluar las elecciones de la Kirchner y la situación de Redrado. Todas las opiniones expresadas en el Comité acusaban a Kirchner y la oposición se mantuvo. Las maniobras de la presidenta, llevadas a cabo durante la pausa veraniega del parlamento, son consideradas un abuso de poder del ejecutivo, para poder disponer, a través de la transferencia de reservas, de amplios fondos para utilizar este año, justo antes de las elecciones de 2011. Algo parecido está ocurriendo en Venezuela, aunque en este caso la transferencia de las reservas internacionales se está llevando a cabo sin violencia entre las instituciones. A principios de enero, el presidente Chávez pidió al Banco Central 7.000 millones de dólares para el Fonden, Fondo Nacional de Desarrollo, creado en 2005 para financiar proyectos de desarrollo social. El presidente justificó su propuesta aclarando que el nivel óptimo de las reservas del Banco Central de Venezuela asciende a 28.000 millones de dólares y que actualmente hay 35.000 millones de dólares. Se trataría, entonces, de una transferencia de fondos “en exceso”, que no pondría en riesgo el nivel de los precios. Dicha táctica, fue muy criticada por la oposición; teniendo lugar justo después de la devaluación del Bolivar, amenaza con abandonar el apoyo a la moneda dificultando el banco que permanecerá con una menor disponibilidad de entrar en el mercado.Como la maniobra de Kirchner, también la de Chávez aparece al límite de la violación de la autonomía del banco. Con la nueva Constitución de 2007, después rechazada por un referendum popular, el presidente venezolano intentó eliminar la independencia del poder ejecutivo; en dicho contexto, se atribuyó al presidente la libertad de tomar decisiones de política monetaria. A esto se le suma una reforma del Banco Central en 2009 que preve la posibilidad de transferir (dos veces al año) la reservas “en exceso”, respecto a los 28.000 millones del fondo de desarrollo estatal.

Consecuencias políticas y económicas
Las maniobras de Kirchner y las declaraciones de Chávez han puesto en tela de juicio el papel que los dos presidentes han tenido en el Banco Central y en la concepción de las relaciones entre esta y el poder ejecutivo. En los estados democráticos, dichas instituciones sirven como garantía de la estabilidad económica del país y ejerce sus funciones con total autonomía respecto a las otras instituciones. Tramita el uso de las reservas internacionales a su disposición, gestiona el cambio de los tipos de interés, de los precios y garantiza la estabilidad de la moneda. La intromisión del poder ejecutivo en las decisiones de política monetaria no puede más que tener efectos relevantes desde el punto de vista económico y político. En primero lugar, la intervención del gobierno ensombrece el papel principal del banco: si se usan con objetivo no monetario, las reservas internacionales dejan de funcionar para mantener la estabilidad de la moneda, con consecuencias potencialmente devastadoras en el recorrido económico del país. Por lo tanto las críticas de la oposición a la maniobra de Chávez se produjo inmediatamente después de la devaluación del Bolívar, en un momento en el que el Banco Central tenía mayor necesidad de reserva para dirigir el camino al cambio. Un libre acceso a las reservas internacionales del banco por parte del poder ejecutivo puede empujar al gobierno a utilizar la base monetaria para financiar el crecimiento económico, que debería, por lo tanto, ser apoyado por la política fiscal. Además, cabe el riesgo de un aumento de la inflación, ya altísima en Venezuela (25% en 2009). Desde el punto de vista político, las acciones de los dos presidentes parecen indicar la voluntad de concentrar el poder en las manos del ejecutivo, ya criticada duramente por la oposición de ambos países, y el riesgo de que vuelva el autoritarismo. El principal peligro de una intromisión en la autonomía del banco es que el gobierno utiliza las reservas para dirigir el crecimiento económico hacia las futuras elecciones. Esta crítica es para Kirchner, quien fue minoría en el Parlamento después de la derrota en las elecciones de mediados de junio y debería reconquistar al electorado antes de la nueva convocatoria de 2011. Situación similar para Chávez que tendría que reavivar las cuentas económicas venezolanas en crisis antes de las elecciones parlamentarias de septiembre. El riesgo de una deriva populista es cierta: las presiones para iniciar la transferencia de reservas internacionales en fondos de desarrollo de los dos países, no hace más que indicar la voluntad de los dos presidentes de invertir en proyectos sociales, aumentando el gasto público (para garantizar la estabilidad de la moneda), que podría aumentar el consenso, incluso en vistas del próximo escrutinio electoral.

El clima de tensión en torno al lider de Argentina y Venezuela parece estar destinado a empeorar. Las acusaciones de intento de concentración de poder en manos del ejecutivo han sido confirmadas en las presiones del Banco Central dirigido por Kirchner y Chávez. Para Venezuela la cuestión gira en torno a la grave situación económica del país y a las dificultades para salir de la crisis. La elección del momento para la transferencia de fondos, que coincide con la devaluación del Bolívar, ha aumentado las críticas a la política del gobierno. Por otra parte, en Argentina el conflicto entre Kirchner y Redrado pone en juego la fiabilidad de los inversores extranjeros. La presidenta argumentó que el origen de la propuesta de transferencia de las reservas del banco era para mejorar las relaciones con estos inversores. El pago de las deudas con vencimiento en 2010 habrían permitido a Argentina recuperar la confianza en los mercados internacionales, perdida después de la caída de 2001. El conflicto institucional probablemente tendrá el efecto contrario. Las promesas enviadas a los inversores, que esperaban un acuerdo para pagar los títulos argentinos (que todavía heredan de 2001), estaban a disposición de la evolución de la situación. Sea cual sea el resultado no convertirá a Argentina en un interlocutor fiable a los ojos de los inversores.

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