martes, 9 de febrero de 2010

China y su concepción de Internet

Tras el enorme ataque hacker sufrido por Google, la censura por los daños de Internet de Pekín vuelve a ser argumento de tensiones diplomáticas. Washinton responde en defensa de la libertad de información.

El ataque hacker a Google
Jueves, 7 de enero: Google revela haber sido víctima de un gran ataque hacker a finales del mes de diciembre de 2009. La operación, definida por los responsables del motor más grande de búsqueda del planeta, como “sofisticada y de alto nivel”, ha afectado a 33 sujetos, entre instituciones financieras y agencias de tecnología informáticas, entre las que se encuentra, Adobe. No se han defundido los detalles de cómo fue posible este ataque y sus específicas modalidades, pero la prensa de Google ha destacado que los hacker consiguieron penetrar en el sistema Gmail, obteniendo las claves de acceso de los usuarios, de los muchos activistas afectados en la batalla por los derechos humanos en China. Más específicamente, parece que el ataque haya sido ejecutado a través de algunos archivos pdf infectados, que, aprovechando un defecto del software de lectura, han instalado un troyano, llamado Hydraq, sobre los sistemas operativos de algunos dependientes de las empresas en cuestión, permitiendo el robo de ciertos datos sensibles.Según Ryan Olson, analista de iDifence, uno de los mayores laboratorios de análisis del web, el ataque de diciembre es muy parecido, por la modalidad y los instrumentos, a un ataque precedente, datado en el pasado mes de julio, que afectó a un centenario de empresas que se extendían pro la web. La diferencia es que este segundo ataque, iba dirigido a personas precisas y seleccionadas. “Un ataque de altísismo nivel -explica Olson- que ha aprovechado de algunas de las vulnerabilidades de los software, que aún eran desconocidas”. Tanto Google como Adobe no han querido dar a conocer detalles más específicos, limitándose a asegurar que los datos de los usuarios no han sido comprometidos.

Reacciones

La reacción de Google no ha sido muy escuchada. Según fuentes cercanas a la dirigencia, como ha sido afirmado por la agencia Reuters, parece que el ataque haya estado en manos de un sujeto en el interior de la división china de Google, operante en Pekín. Por esto, ha sido lanzada una propuesta con el fin de abrir una indagación, focalizada sobre todo, en ciertas anomalías encontradas en la gestión del personal. A través de las páginas del propio blog oficial, Google ha anunciado un “nuevo acercamiento” a la gestión del web en China para mantener la censura impuesta por el gobierno para Google.cn (la versión china del motor de búsqueda, ndr), incluso si se tuviera que llegar a cerrar el sitio. El hecho ha provocado también confrontaciones en materia diplomática. Google se ha dirigido a la secretaria de estado americano, Hilary Clinton, la cual ha pedido oficialmente explicaciones al gobierno chino. Clinton, además, el pasado 21 de enero, en ocasión de una conferencia sobre la libertad en Internet, ha recalcado cual es la importancia de la libertad de información que, nunca como hoy, gracias a la red, puede difundir conocimientos y noticias. En palabras de Clinton, “Como en la dictadura pasada, las autoridades buscaban eliminar el disentimiento, controlando la libertad individual. Hoy existen gobiernos que reducen la libertad de información a través de la censura de Internet, y el control de sus usuarios”. Durante el diálogo, China se cita en numerosas ocasiones por politica de su gobierno en materia de infromación. La secretaria del estado americano ha concluído recordando que “históricamente, el acceso asimétrico de la información es una de las mayores causas que se presentan como base de los conflictos” y que “las empresas americanas no aceptan la censura”, anunciando finalmente que “el gobierno de los Estados Unidos aumentará sus esfuerzos para monitorizar y defender la libertad del web”. Por su parte, la réplica de Pekín ha sido concisa, a través de las declaraciones del portavoz del Ministro de Industria, el gobierno chino ha cedido al remitente las acusaciones definiéndolas como infundandas y en contraste con la política industrial del país, que defiende la propiedad intelectual y el secreto industrial. El periódico gubernativo China Daily, ha publica en los sucesivos días, diversos artículos en los que se apoyaba que los acontecimientos se podías explicar bajo la luz de la política de dominio comercial y cultural llevada a cabo por Washington, también a través de la web.

La diplomacia y la red
Si la utilización de las nuevas tecnologías informáticas por parte de los gobiernos no es una novedad, sobre todo en materia de espionaje y de control de la opinión pública, la evolución de este ataque hacker puede ser considerada como un punto de partida para la diplomacia internacional y para los equilibrios geopolíticos del planeta. El primer factor de novedad es sin duda, la calidad adoptada por la operación, que ha afectado a las grandes empresas líderes en el sector informático a nivel global, hasta llegar a sujetos individuales afligidos directamente en la dialéctica política de un determinado país. En un segundo lugar, la reacción inmediata y de gran nivel por parte de Washinton, a través de la intervención de la Secretaria de Estado, ha sancionado oficialmente el nacimiento de lo que los expertos llaman la Cyber Diplomacy (diplomacia cibernética), la seguridad informática y la consiguiente libertad de la web se han transformado en temática diplomática imprescindible. El mundo económico-financiero, el industrial y el militar están cada vez más ligados a los flujos informativos que sirven de vehículos a la red, que se confirma como instrumento insustituible para la política internacional.

Este episodio proporciona nuevos motivos de confrontación entre los Estados Unidos y China: libertad de información, derechos humanos, cuestiones mediorientales, rivalidad comercial y el reciente acuerdo entre Washington y Taiwan para abastecimiento militar, sitúan a las dos superpotencias en un plano antitético, tras el inicial deshielo inaugurado en 2008, con el exordio de la era Obama.

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