jueves, 4 de marzo de 2010

semana política

Condena moral: el caso ABC y la Suprema Corte. La investigación del caso ABC, realizada por una comisión investigadora de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha despertado la condena a funcionarios de alto nivel por su presunta responsabilidad en el suceso. Sin embargo, ¿se pueden esperar consecuencias más allá del ámbito moral?

Es posible señalar desde ahora que, dada la naturaleza de las investigaciones que realiza la Corte al amparo del artículo 97 constitucional –no son vinculantes– y el marco que regula la función pública, es improbable que se logren fincar responsabilidades, en particular a los nombres más sobresalientes –Molinar Horcasitas o el exgobernador Bours. Sin embargo, la Corte ha decidido, de inicio atraer casos de alto impacto y, posteriormente, marcar con el oprobio a quienes encuentra en falta.

Ante este escenario la pregunta es si vale la pena utilizar el tiempo y recursos de la Corte para imponer condenas morales. Por un lado, hay quienes argumentan que sería mejor desaparecer la facultad de investigación de la Corte, porque sólo provoca que luzca ineficaz, primero poniendo expectativas altas y después señalando culpabilidades sin consecuencias. También hay quienes argumentan que sería preferible fortalecer los mecanismos para que los ciudadanos reclamen indemnizaciones al Gobierno. Ambas argumentaciones son válidas, sin embargo, en un contexto en el que ningún funcionario asume la responsabilidad de lo que ocurre en el país y donde las víctimas son tildados de linchadores o periféricos, la Corte se ha convertido en la única instancia capaz de denunciar y condenar, aunque sólo sea en los tribunales de la opinión pública. ¿Sería mejor no tener esa condena moral?

Ruptura: la reforma política y el verdadero PRI.Contrario a lo que se piensa, el PRI no es un partido monolítico, sino una amalgama de corrientes políticas con intereses diferenciados, muchas veces convergentes y otras tantas encontrados. Las diferencias entre sus liderazgos en torno a la reforma política, no sólo es el ejemplo de ello, es también el hecho que da inicio a las hostilidades rumbo al proceso de sucesión de 2012.

Por un lado está la iniciativa presentada por Beltrones en el Senado –resultado del proceso de consulta promovida por el propio Senador hace un par de años y estandarte de su pretendida imagen reformadora. A pesar de que Beltrones amenazó casi dos años con presentarla, nunca logró el consenso entre los líderes de su partido para hacerlo. Una vez presentada la iniciativa del Ejecutivo, Beltrones perdió la cabeza del debate, tanto en la opinión pública, como al interior de su partido. Poner en la mesa su proyecto, a pesar de no contar con el apoyo unánime del PRI, no es sino parte de una acción con dos objetivos: hacer frente al Ejecutivo con una propuesta ligeramente más ambiciosa; e iniciar un proceso de incrementar sus costos en caso de que finalmente no sea el candidato a la Presidencia por su partido.

Del otro lado, el anuncio de los diputados mexiquenses –avant-garde del grupo de gobernadores encabezados por Enrique Peña y Beatriz Paredes– sobre presentar su propia propuesta no hace sino evidenciar el enfrentamiento entre grupos y reducir más la posibilidad de que se apruebe cualquier versión de la reforma política. En la medida en que el 2012 se acerqué, se observarán más disputas como esta.

 
Sinaloa, segunda llamada: pragmáticos vs. tradicionalistas.
La contienda electoral en Sinaloa ha puesto en evidencia el conflicto que acontece al interior del PAN. De un lado están quienes buscan ganar elecciones a como de lugar y del otro los que abogan por mantener la pureza del partido.

Al no obtener la candidatura por el PRI, el popular Mario López Valdez (Malova) buscó colocarse en una alianza opositora que en principio incluía al PAN y al PRD. Sin embargo, la oposición vehemente de los panistas locales a ofrecer la candidatura a un priísta desató un pleito con la dirigencia nacional, que entre otras cosas provocó la renuncia del precandidato Manuel Clouthier. El CEN del PAN optó en su proceso de negociación interna por limitar las elecciones para elegir candidato a la gubernatura únicamente a militantes locales o por designación directa.

En este contexto de pugna al interior del PAN, Malova comienza a vender cara su popularidad al ofrecer su candidatura al PRD. La estrategia del posible candidato ha puesto al PAN local contra la espada y la pared. Si mantienen su postura, habrá ganado la batalla el ala tradicionalista. Si pierden, el dirigente nacional habrá obtenido una victoria más a costa de la identidad del partido. Vale la pena recordar que la aceptación de Malova entre la población asciende a más de 46% contra 41% de Vizcarra, ahora candidato del PRI.


Cortesía de CIDAC
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