jueves, 4 de marzo de 2010

Egipto y sus energéticos


Los subsidios energéticos, legado de la economía naserista y actualmente, aspecto de primer orden en la balanza pública egipciana, estaban destinados a disminuir a partir del 2010 hasta su desaparición total en 2014. La crisis ha mezclado las cartas en juego y el gobierno ha decidido prorrogar las subvenciones energéticas aún varios meses. El futuro de los subsidios es incierto e influenciado por la coalisión de variables económicas y políticas.

Egipto envuelto en turbulencias económicas internacionales

Egipto se presentaba, antes del surgimiento de la crisis financiera global del 2008/2009, como un país en fase de fuerte desarrollo, con una media de 7,03% total de las tasas de crecimiento del PIB de los tres años precedentes. Sin embargo, el terremoto financiero de los países industrializados ha afectado a diversos sectores neurálgicos y el sistema productivo ha crecido a orillas del Nilo. Por una parte, de manera directa, la crisis ha ralentizado el crecimiento de los IDE que, con las reformas del 2005 (suspensión de los aranceles aduaneros y facilidades fiscales), ha dotado a la economía egipciana hasta convertirla en un punto atrayente. Por otro lado, de manera indirecta, la recesión ha afectado, a través de la reducción del precio del barril, a la industria petrolífera y, por medio de una disminución del comercio internacional, es decir, del tráfico (la tasa de crecimiento del comercio internacional ha bajado, de un 7% al 2,5% entre el 2007 y el 2008), las entradas procedentes del Canal de Suez que representan el 3,3% del PIB nacional.A pesar de los golpes inesperados, la economía egipciana ha registrado prestaciones a simple vista, no alarmantes. De hecho, la producción en 2009 ha aumentado un 3,5% y para el 2010 la tasa de crecimiento está prevista en 4,5%. Estas prestaciones se han conseguido a través del transcurso de los consumos internos, mediadores de la debilidad de las inversiones (-9,1%) y de la caída de la demanda externa. Efectivamente, en el año fiscal 2008-2009, los consumos han crecido un 5%, en línea con el año precedente. Sin embargo, si se fragmentara este dato se comprendería la importancia que el gasto público ha registrado en la economía como punto de apoyo. El crecimiento de los consumos privados ha disminuido de manera significativa (de 5,7% a 4,5%), mientras que los consumos publicos se ha cuadriplicada (2,1% se ha pasado a un 7,9%). Este percorso se hace coherente con el programa elaborado por el gobierno Mubarak, presidente de la República Árabe de Egipto, desde el 1981, para llevar a su país fuera de la crisis que prevé alimentar la producción con grandes esfuerzos en el gasto público. Es en este cuadro donde se introduce el último acto de la elección del gobierno en relaicón con los subsidios energéticos.

Subsidios energéticos: génesis y desarrollo
En torno a los subsidios energéticos, que permiten mantener controlados los precios del gas y del petróleo, se ha desencadenado un importante y a la vez fluctuante debate interno en Egipto. Las disputas han estado alimentadas también por el gobierno que ha intervenido en numerosas ocasiones, en los últimos años con posiciones un tanto contradictorias. Pero, ¿qué son exactamente estos subsidios energéticos? Los subsidios energéticos representan una de las últimas herencias, ideada por Náser, presidente de la República Árabe de Egipto en el periodo 1954 a 1970, sobre la necesidad de aproximarse a la industrialización. En relación a lo dicho por Belton Financial, una banca de inversión que opera entra Oriente Medio y África del Norte, las subvenciones para el gas y el petróleo utilizarían actualmente, el 70% de los recursos destinados a los subsidios. Estos últimos a su vez, constituyen el 25% del gasto completo del gobierno. Así, el gasto previsto para este sector, en 2010, es de 66 mil millones de esterlinas egipcias (12 mil millones y 92 millones de dólares). No hay duda de que el conjunto de ayudas del estado representan una fracción relevante a la balanza pública y, además puede ser considerado como un elemento imprescindible para toda la economía egipciana.En el verano de 2007, el ministro de comercio y de industria Rachid Mohamed Rachid, anunció, inmerso en un plan de impulso a la eficiencia y a la competitividad del PMI, una gradual reducción de los subsidios energéticos. El programa preveía dos bajas. Sobre todo, distinguía dos sujetos posibles, beneficiarios de las ayudas. Por una parte, las industrias de alta intensidad energética (con un consumo superior a 50 millones kw/hr de electricidad o a 66 millones de metros cúbicos de gas natural al año); por otro lado, las industrias de baja intensidad y los consumos privados. Para las primeras, cerca de 40 empresas comprometidas con el sector metalúrgico, producción de cemento y de fertilizantes, que confiscaban un 70% de las ayudas de estado, el programa preveía una gradual disminución de los subsidios hasta alcanzar su total interrupción en 2010. En el mismo año, se podría esperar el inicio de una fase de reducción para las segundas, las industrias a bajo consumo energético, que se cumpliría en 2013 con la total abolisión de las subvenciones de gas y petróleo (el proyecto excluía el butano en cuanto poco contaminante). Además, el programa preveía una completa restructuración en el sector energético orientado al desarrollo de fuentes alternativas (renovables y nucleares) que permitieran al país exportar sus recursos de gas y de petróleo. Los mayores esfuerzos para diversificar la producción energética se han centrado, sin duda, en los recursos renovables, tanto que el mismo gobierno, ha anunciado para 2020, que el 20% de la demanda de enegía egipciana será abastecida por estas fuentes (actualmente del 3%). Egipto se sitúa a la vanguardia en el campo de la energía solar gracias a la central híbrida (gas/sol) de Al-Kuraimat, mientras numerosas centrales eólicas han sido ya instaladas en el golfo de Suez, una de las regiones más favorables en el mundo, para este tipo de energía. Por último, ha ya dado comienzo un proyecto, apoyado por China, UE y Rusia, para localizar los sitios donde instalar las centrales nucleares. Todas las señales indican la intención del gobierno de proveer de una profunda reforma al sector energético que proporcione al país la posibilidad de convertirse en líder de la región medioriental del sector en análisis. La primera baja ha sido respetada y, a pesar de la realización de un arreglo en el programa que ha ralentizado la gradual disminución para las empresas afectadas por la crisis, a finales del 2009, los beneficios económicos para las industrias de alto consumo energético han sido abolidas. En cambio, en relación a las industrias de bajo consumo energético, el primer ministro Ahmed Nazif, aconsejado por la Energy Pricing Committee, ha establecido, el 13 enero de 2010, prorrogar al menos otros seis meses, los subsidios con el fin de proteger la economía egipciana afectada por la crisis.

Variables en juego
Podemos distinguir las variables que han llevado al gobierno a la decisión de prorrogar los subsidios energéticos en dos categorias distintas, pero que en realidad, se encuentran entrelazadas. En primer lugar, están las motivaciones de tipo económico. De hecho la razón principal, expresada también por el primer ministro Ahmed Nazif, es la de proteger y mejorar la economía egipciana afectada por las turbulencias económicas internacionales. Esta maniobra tiene como primer efecto el de maneter controlados los precios de todos los productos y como consecuencia, el no favorecer el crecimiento de la inflacción en un país como es Egipto, donde más del 40% de la población vive con 2 dólares al día. Sin embargo, existen una serie de contraindicaciones económicas para esta operación. Por un lado, Beltone Financial sostiene que el segundo trimestre del 2010 sería el periodo adapto para reorganizar los subsidios, ya que está previsto una caída de la inflacción por debajo del 10%. Por otro lado, la situación del déficit público son poco tranquilizadoras ya que las previsiones para el año fiscal 2009-2010 giran en torno al 9-10%. El ministro de financias egipciano, Youssef Boutros-Ghali, declaró que el objetivo de reducir en 2012, el déficit público al 3% se ha aplazado a dos años. Desde el punto de vista económico, las razones no parecen ser suficientes y es por esto que la Beltone Financial nos sugiere la seguna variable: la política. En segundo lugar, por lo tanto, la esfera política ha influenciado la decisión del gobierno. Las elecciones presidenciales del 2011, las segundas después de la apertura democrática del 2005, serán caracterizadas por la incertidumbre. Mubarak podría no optar a la candidatura como guía del National Democratic Party (NDP) en el próximo turno electoral, siendo posible que en su lugar, como líder, entrase el hijo Gamal (ver Egipto: el radicalismo en vista de las Presidenciales de 2011). Por el hecho de que estos hechos representarán un momento de mayor vulnerabilidad para el NDP, resulta fundamental para el partido de gobierno recoger un cierto concenso. En esta óptica, resulta más comprensible la elección de mantener los subsidios energéticos, aunque pueda provocar que la posición de la deuda pública empeore, y a favorecer los subsidios gubernativos, alineadas casi todas las fuerzas del país, excluidos los productos de petróleo y de gas. Así, los tramos de baja renta de la población, por los que los subsidios significan precios controlados por productos y transportes, tanto los pequeños y los medio emprendedores, que de los subsidios benefician directamente, están abiertos a favorecer las subvenciones energéticas.


El futuro de los subsidios energéticos en Egipto es incierto, pero el análisis de las variables en juego, parecen proporcionar una hipótesis por encima de las otras. Desde le punto de vista económico, tanto que el país dé señales importantes de impulso, como que la economía permanezca estancada, hacen improbable el hecho de que el gobierno pueda sostener por mucho tiempo, estos niveles de gasto. Siendo el de las subvenciones energéticas un importante punto para la balanza del estado, es fácil pensar que puda ser recortada. Todo lo demás, desde el punto de vista político, una vez superadas las elecciones presidenciales sin excesivas tensiones, el NDP no tendrán razones para prorrogar posteriores subsidios, no mucho más que un proceso de reforma estructural en el sector energético, ya en proceso.

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