martes, 23 de marzo de 2010

Norcorea y su dependencia china

Las relaciones entre Corea del Norte y China se han consolidado después de tantos años de convivencia pacífica. Los aspectos económicos, militares, estratégicos y sociales entre la partnership sino-coreana no se han roto ni siquiera tras los recientes, un tanto incoherentes, movimientos realizados por Pyongyang. En los meses de abril y de mayo de 2009, una serie de lanzamientos misilísticos y el segundo test nuclear de la historia del régimen norcoreano que podrían haber puesto en riesgo las relaciones entre los dos países, tampoco han conseguido acabar con la estabilidad. Las actividades misilísticas norcoreanas han sido consideradas como una amenaza visto la dirección adoptada, a poco más de 80 kilómetros del confín con las provincias chinas. Si la reacción tomada por el gobierno de Pekín ha sido la de apoyar firmemente la toma de posición del Consejo de Seguridad de la ONU y las consecuentes sanciones, con el paso del tiempo los cálculos político-estratégicos chinos han tomado una mayor importancia. Aunque el futuro es incierto, los vínculos toman, cada vez más, una sólida postura.

Aumenta la dependencia económica
Según ciertas estimaciones, el País del Medio es el aliado más importante para el gobierno de Pyongyang. Los intercambios económicos anuales registrados a finales de 2008, como muestran los expertos, podrían haber superado los 2 mil milones de dólares, con un crecimiento de cerca el 41% respecto al año anterior. China juega un papel fundamental en lo que respecta a la superviviencia de un país como Corea del Norte, cerrado y empobrecid; actualmente, China es el primer proveedor de bienes de consumo, aproximadamente el 80%, entre carburante y armas, y cerca del 45% en productos alimentarios. La dependencia económica norcoreana crece rápidamente, caracterizada por un significativo desequilibrio comercial. En 2008, las importaciones chinas ascienden a 2 mil millones de dólares mientras que las exportaciones norcoreanas en China, incluso de carbón y mineral de hierro, alcanzan solo los 750 millones de dólares. El déficit comercial, de 1,25 mil millones de dólares, dada la imposibilidad de Corea del Norte de financiar su déficit a través de préstamos internacionales, se consideran un financiamiento indirecto por parte de China. Como consecuencia de la iniciativa realizada por China, Corea del Sur ha expresado ciertas preocupaciones respecto a los acuerdos económicos forjados entre los dos países, China y Corea del Norte. Los crecientes intercambios comerciales podrían ayudar a suavizar las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad.Los intereses de China tienen un gran radio de acción, se presenta como un punto significativo que lo diferencia de Estados Unidos y Corea del Sur. Washington pide a Pyongyang que interrumpa el programa nuclear y tome en consideración el respeto a los derechos humanos. Seúl, por su parte, sueña con la posibilidad de un acercamiento, una apertura económica y una mayor democracia. Pekín, fiel a su propia política de no entrometerce en los asuntos internos, está particularmente, interesada en la estabilidad que se pueda llegar a conseguir entre las relaciones políticas, económicas y estratégicas entre los dos países.

Inversiones extranjeras y reformas económicas

Recientemente el gobierno de Pyongyang ha conseguido adjudicarse un “premio” de 10 mil millones de dólares procedentes de inversiones extranjeras chinas (a la par con el 60% del IDE total acumulado por Corea del Norte). Algunos bancos chinos, así como algunas compañías internacionales, han estipulado ciertos acuerdos de inversión a través del Grupo Corea Taepung para Inversiones Internacionales (Korea Taepung International Investment Group), una sociedad creada para atraer inversiones extranjeras hacia Corea del Norte.Realizando estos movimientos, China ha decidido inducir a Corea para retomar los diálogos a seis, dada la estancada situación creada por las negociaciones. En el mes de abril, el gobierno norcoreano, tras la irrogación de las sanciones por parte de las Naciones Unidas, se retiraba de los diálogos que englobaban el programa nuclear. Aún, hace un mes, Pyongyang, debilitada por la fracasada reforma monetaria, ha querido liberarse de estos vínculos y retomar el diálogo. Así, el país, que siempre ha contado con la ayuda extranjera, sobre todo tras la carestía de los años 90, está afectado por medidas económicas recibidas como castigo. El gobierno coreano ha impuesto como condición para retomar las negociaciones, estipular un tratado de paz con los Estados Unidos y acabar con las sanciones. La guerra de Corea de 1950-1953, ha concluido sin ningún tratado de paz, este hecho es tomado por la leadership norcoreana, como la causa de base de las actuales relaciones hostiles. Los Estados Unidos, sin embargo, continúan a presentar un tratado con el que se pueda respetar de manera más seria, los derechos humanos.La abundante mano de obra a bajo coste y los recursos naturales, a sabiendas del riesgo que conlleva, se constituyen como un fuerte atractivo para el capital chino. El programa de inversiones prevé la construcción de ferrovías, puertos y viviendas, fijando la mitad del mes de marzo como el momento en el que tendrá lugar la firma de los contratos. Las inversiones prometidas por China representan casi el 70% del PIB norcoreano, que alcanza aproximadamente 15 mil millones de dólares. Otra oferta realizada por parte del gobierno chino ha sido un paquete económico de cooperación de otros 200 millones de dólares, que incluso ha podido hacer alusión a la posible construcción del segundo puente en el río Yalu, destruido durante la guerra a mano de los bombardeos americanos. Pyongyang resistió durante dos años, pero en el mes de octubre del pasado año, durante la visita del primer ministro Wen Jiabao, el acuerdo se ha firmado. China ha elaborado un programa para el complejo industrial high-tech cerca de Dandong, en la foza del río. La reluctancia inicial y la posterior aprobación del proyecto podrían ser leídos teniendo en cuenta la posible futura apertura realizada por el gobierno norcoreano. La iniciativa china a su vez, persigue otros objetivos, no dejar un mercado casi virgen en manos de otro país limítrofe, como es Rusia. Moscú ha conseguido obtener el derecho de ciudad portuaria de Rason, asegurandose de esta manera, la base para futuras expansiones comerciales en territorio norcoreano.Pyongyang, además, proyecta una apertura de 12 zonas económicas especiales (ZES), de las cuales 6, deberían ser aprobadas por la Asamblea el próximo mes. Este paso hacia la apertura económica ha sido asociado a las reformas puestas en práctica por Deng Xiaoping. Las compañías extranjeras tendrán la posibilidad de concluir con contratos de localización inmobiliarios en precios contenidos en 50 años.La gran industria norcoreana se ha visto comprometida por la falta de materias primas y energías. Además, las viejas técnicas agrícolas y la degradada industria ligera, ponen en seria dificultad todo posible desarrollo del país. La necesidad de inversiones extranjeras han empujado al gobierno hacia la creación de unas condiciones más favorables. Las ZES nacerán en diversas ciudades, como Pyongyang, Kaesong (que ya posee una zona industrial financiada por Seúl), Sinuiji (al confín con China) y Rason (fronteriza con Rusia y con China). Es importante recalcar que Corea del Norte ya ha experimentado este tipo de política. En 1991, se creó una zona económica especial de Rajin-Sonbong (más tarde rebautizada como Rason) en donde el nivel de las inversiones permaneció muy bajo, llevando al proyecto al abandono forzoso. Un desenlace similar tuvo la región administrativa especial de Sinuiju que tuvo su nacimiento en 2002. Actualmente, las intenciones del gobierno se orientarán al renacimiento del desarrollo de los viejos y nuevos proyectos. Este acercamiento podría contribuir a una integración económica en el contexto regional de Corea del Norte y seguramente a hacer cambiar la política externa. La apertura hacia el libre mercado podría generar posteriores reformas y una línea de política externa menos provocativa. El cambiamento económico tiene el suficiente potencial como para determinar una transición política pacífica.

Cuestión nuclear y supervivencia del régimen
Por un lado, Pekín persiste con el argumento nuclear, considerado como un problema que no encuentra su final, dividido por los intereses económicos nacionales. Por otro lado, la principal prioridad para China es la necesidad de mantener la estabilidad en las zonas limítrofes. Desde este punto de vista, el programa nuclear norcoreano constituye potencialmente una grave amenaza de cara a la seguridad nacional china. El objetivo es preservar el status quo en la península, con lo que China continuaría su doble estrategía, apoyando cada vez más al vecino comunista. A causa de la situación causada por el paso de poder de Kim Jong-II, la República Popular estará obligada a actuar con cautela. Cualquier presión un poco más excesiva de la habitual, podría dañar el régimen y desviar la política existente.El colapso económico norcoreano podría ser un desastre para la economía china. Ésta, China, se vería obligada a gestionar el éxodo de millones de coreanos empobrecidos y no cualificados, que han huído por el hambre y el desempleo, influyendo así, la paz y la estabilidad interna. La cuestión de la seguridad ha estado siempre a la orden del día para la leadership china. Manteniendo tranquilo y en paz al partido, se asegura una continuidad, un desarrollo futuro del país y la progresiva expansión económica. Además, el fin del régimen de Pyongyang podría crear un vacío político y desequilibrar las fuerzas creadas en la península coreana. Corea del Norte ahora sirve para amortiguar a las fuerzas militares estadounidenses (cerca 29 mil soldados) repartidos en territorio coreano, y al ejército chino. Esto permite a China, reducir el despliegue militar al norte para focalizar así sus principales energía al sur del país, de frente a la isla de Taiwán. Como consecuencia, China no ofrece una valoración muy favorable a la hipótesis de una unificación de las coreas. Los movimientos de Pekín están dirigidos a entablar conversación con el régimen norcoreano.

Pekín afianza cada vez más, la amistad norcoreana. Un gran número, que va en aumento, de empresas chinas tienen inversiones y obtienen concesiones comerciales preferenciales. La cuestión nuclear permanece, en cambio, a la espera. Es evidente que sin la participación y el sustento chino las sanciones no tendrán el efecto deseado. Por el momento, China indudablemente, no tiene intención de continuar en la línea de los Estados Unidos, ni según se prevé, lo realizará en un futuro. Además, la táctica de las Naciones Unidas no inspira mucha confianza. La serie de cortes realizados en los abastecimientos de petróleo efectuados por China entre 2003-2007, no ha llevado al resultado requerido. El futuro de la cuestión nuclear norcoreana, por lo tanto, permanece incierto, pero cada vez toma más fuerza y el crecimiento de la alianza económica sino-norcoreana también es cada vez mayor.

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