lunes, 29 de marzo de 2010

América Latina: nueva iniciatica de integración regional

Los presidentes de los países de América Latina y del Caribe han anunciado, el 24 de febrero, la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELC), un nuevo bloque regional que comprende todos los estados del continente americano, a excepción de Estados Unidos y Canadá. Esta iniciativa tiene por objeto instituir un nuevo foro de discusión político que resuelva las tensiones regionales y afrontar los problemas específicos de la región. A pesar de que este proyecto nace con la voluntad por parte de los gobiernos de la región de progresar con el acercamiento recíproco entre ellos, persisten aún profundas fracturas en el interior del grupo. Para los próximos meses se espera definir el tipo de relación que se establecerá entre, por una parte, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y, por la otra, las varias iniciativas de integración regional.

La cumbre de Cancún
Cancún, México, reunión número 21 del Grupo de Río, denominada Cumbre de la Unidad, los estados latinoamericanos y los del Caribe han anunciado la intensión de crear en los próximos años, un nuevo organismo regional, La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en la que deben participar los 33 estados de la región (comprendido Honduras, aunque no haya sido invitado al encuentro a causa de la dura situación política interna post-golpe). El estatuto, la estructura y los mecanismos de funcionamiento están aún por definir, el 2011 en Venezuela y el 2012 en Chile, próximas reuniones del grupo, se espera sean presentados. Según testimonios de los presidentes, la iniciativa espera la unión de compromisos de los países de la región y representa un paso hacia más hacia la pacificación de las tensiones existentes entre algunos de los estados. Uno de los objetivos de la fundación de este nuevo organismo es el de favorecer el encuentro de los Estados Unidos. La Comunidad quiere responder la necesidad de la región de ser representada, sus intereses e instancias, en los foros internacionales. La voluntad de constituirse como un mecanismo único en el escenario internacional ha estado presente durante todo el vértice, de manera particular cuando se han aprobado por unanimidad ciertas resoluciones como la ayuda prestada a Haití y, aún más significativa, el reconocimiento de los derechos que tiene Argentina sobre las Malvinas y el apoyo, a esta última, de cara a la diatriba con el Reino Unido.Por otra parte, sin embargo, no han faltado ocasiones en las que se manifestaban las grandes divisiones internas del grupo, principalmente entre el presidente Chávez y el colombiano Uribe, que han sido protagonistas de un encendido encuentro verbal durante las reuniones. Así, la decisión de no invitar al encuentro a Honduras, ya advertido por la OEA tras el golpe de 2009, se explica por la voluntad de evitar una discusión sobre la legitimidad del actual gobierno de este país, ya que las opiniones de los diferentes jefes del estado latinoamericanos no son unánimes.Las interpretaciones sobre el papel que deberá desempeñar la organización en relación a la OEA y a los Estados Unidos son diversas. Por una parte, se constituyen los países que ven a este nuevo organismo como una posibilidad para acoger los programas de desarrollo. Por esta razón, no se debe interpretar como una alternativa a la OEA sino como algo paralelo. Esto ha suscitado diferentes opiniones, así la presidenta del Chile Bachelet afirmaba que la Comunidad no deberá ni sustituir ni ser un sinónimo de la OEA, el presidente del México Calderón ha declarado que no renunciará a participar en los encuentros de la OEA y, el brasileño Lula, ha dado a conocer su exclusión de los Estados Unidos, recalcando que existen ya organizaciones paralelas a la OEA que desempeñan tareas específicas en relación con problemas específicos, como la Cumbre Iberoamericana.Por otra parte, las declaraciones de Chávez aplaudían la creación de la CELC como otro paso más hacia la liberación de los estados latinoamericanos del imperialismo estadounidense. A pesar de que aún sea pronto para definir las previsiones de la estructura y la eficacia de este nuevo bloque, una iniciativa ideológica de estas medidas, podría ralentizar los progresos ya que harían más visibles las divisiones internas y la elaboración de acuerdos y proyectos comunes serían más lentas. A pesar de todo lo descrito, el encuentro de Cancún ha también dado a conocer la voluntad y la capacidad de esfuerzo en el intentar mitigar las tensiones internas. Durante la cumbre, en primer lugar, se ha desarrollado un importante encuentro bilateral entre el presidente de Ecuador, Rafael Correa y el colombiano Álvaro Uribe, debido a la normalización de las relaciones diplomáticas, fijadas en el mes de marzo de 2008, tras el bombardeo del ejército colombiano en un campo de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia) en territorio ecuatoriano. También tuvo lugar una importante iniciativa, la creación de un “grupo de países amigos”, presidido por el presidente de la República Dominicana Leonel Fernández, junto a Lula y Calderón, con el fin de realizar tareas que favorezcan el diálogo entre Uribe y Chávez.

¿Qué papel tomar ante los organismos regionales ya existentes?

La CELC es la última de las tantas iniciativas de integración entre los países de la región en los últimos decenios. Dada la falta, hasta el momento, de un tratado y de un estatuto que indique la estructura y las características del mismo, es aún pronto para comentar las conclusiones respecto al papel que podrá jugar ante organismos como la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) o el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Solo tras los próximos encuentros del 2011 y del 2012, cuando se delineen estos aspectos, se podrá valuar si este bloque es solo un hecho simbólico y político, o si, en cambio, puede realmente funcionar, puede aportar velocidad al proceso de integración económica y política, que en los últimos años parece varado.En cuanto al Mercosur, la unión aduanera fundada en 1991 por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, el derribo de las recíprocas barreras comerciales se ha también ralentizado tras la crisis económica mundial. Las dificultades causadas por la recesión han empujado a algunos países, especialmente a Argentina, a reintroducir medidas de protección orientadas a tutelar la economía interna. Se añade a esto las recientes tensiones entre algunos de los miembros, como Argentina y Uruguay, el desequilibrio entre los grandes y pequeños países, y la ausencia hasta ahora, de una fuerte voluntad de unidad política. El Mercosur, junto con la Comunidad Andina (Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú), Chile, Venezuela, Suriname, Guyana, ha iniciado otro proceso de integración en 2008, a través de la Unasur. Este, bajo el ejemplo de la Unión Europea, se pone como objetivo desarrollar una integración económica, política y comercial en 15 años. Aunque, también en este punto se podrían presentar obstáculos similares.En 2004, Venezuela y Cuba presentaban la iniciativa de acercar el ALBA a una alianza estratégica entre los países latinoamericanos con gobiernos socialistas y socialdemocráticos dirigidos a poner fin al dominio del modelo neoliberal estadounidense. La connotación ideológica está muy latente. La iniciativa, acualmente llega, además de a los países fundadores, también a Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San vicente y Las Granadinas, y Antigua y Barbuda. Sobre todo, gracias al liderazgo político de Chávez, parece que han obtenido, en los últimos años, resultados mayores al Mercosur, a nivel de integración político-económico como el anuncio de la introducción de una moneda única, el Sucre, dirigida a liberar los países miembros del “yugo del dólar”

La fundación de la Comunidad representa un hecho importante para la historia latinoamericana, ya que se trata de la primera iniciativa de este tipo que engloba a todos los países de la región (incluido Cuba) y que excluye a los Estados Unidos y a Canada. Por otra parte, sin embargo, no teniendo al alcance, informaciones específicas sobre la estructura, no se puede prever si funcionará de remolque a las otras organizaciones regionales o si, en cambio, permanecerá solo como un intento. Hasta el momento, cualquiera que sea la interpretación ideológica sobre el papel a jugar por la Comunidad, existirán dificultades mayores en la resolución de las tensiones internas y los obstáculos para la elaboración de una agenda regional común, tanto política como económica, para proponer a nivel internacional. Así, es posible el surgimiento de otros obstáculos, en relación con el liderazgo que las principales figuras intentarán asumir. Brasil es ya la mayor potencia de toda América Latina pero es posible que México llegue a reconquistar una posición preminente en la región. Mientras que, según algunos países, como Venezuela, la exclusión de Estados Unidos será suficiente para favorecer la aceleración de la integración regional, la evolución de la situación dependerá sobre todo, de la capacidad de los representantes de los 33 estados de crear un diálogo político serio y maduro.

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