jueves, 18 de marzo de 2010

Gasto militar en AL

El Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz (SIPRI de acuerdo a sus siglas en inglés), con sede en Estocolmo, ha informado que las compras de armas de América Latina han aumentado 150% entre 2005 y 2009.  

Menciona entre otros casos, las de tanques de Chile, Brasil y Perú, los sistemas antiaéreos de Venezuela y la compra de aviones por parte de Ecuador y Chile. Es un dato cierto, pero que debe ser puesto en contexto porque puede llevar a un equívoco.

Las compras mencionadas corresponden a países de América del Sur. Es que en México, Centro América y Caribe las adquisiciones militares tienen como referencia hoy solo la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia.

Como lo informa el Balance Militar Sudamericano del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, el gasto militar total de los 12 países de América del Sur alcanza aproximadamente en 2009 a 53.000 millones de dólares.

Pero de esta cifra, el 70% se gasta en personal, es decir salarios y otros conceptos de ingresos para los militares; 14% a bienes y servicios (funcionamiento); 10% a inversiones, que es reequipamiento, y 6% a otros gastos.  

Es decir que sobre 53.000 millones de dólares que se gasta en defensa, lo destinado a comprar nuevos sistemas de armas es aproximadamente 5.300 millones de dólares al año. 

Es esta la cifra que se ha multiplicado por 150% y no el resto. En 2005 se gastaban aproximadamente 2.100 millones de dólares en reequipamiento, y ahora los 5.300 mencionados, como cifra anual en toda la región.  

Mientras las compras de armas se han incrementado en estos cuatro años en dicho porcentaje, el restante 90% ha tenido un aumento mucho más modesto. Es que un incremento del 150% del reequipamiento implica un aumento del 15% del gasto total en defensa.  

Ello se ha dado en un contexto mundial en el cual el gasto militar ha aumentado en casi todo el mundo.  

El incremento de las adquisiciones de armamentos ha tenido diversas razones en cada uno de los países. En el caso de Colombia, ha sido motivado en primer lugar por la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico y en segundo lugar frente a un eventual conflicto con Venezuela. 

Este país ha adquirido armamentos destinados por un lado a un eventual conflicto aeronaval con los EEUU -como el caso de los submarinos y los sistemas antiaéreos-, también para un eventual conflicto con Colombia y para organizar las milicias, como es el caso de los fusiles de origen ruso.

Las compras chilenas más bien han tenido por objetivo mantener la capacidad de un conflicto simultáneo con Perú y Bolivia, pero también mantener el nivel operativo de sus cuadros. Brasil, por su parte, tiene proyectos como el submarino nuclear, destinado a proteger el litoral marítimo con su riqueza petrolera, respaldar su rol como potencia global y para ocupar los espacios vacíos en la Amazonia.  

Ecuador ha comprado armamentos tanto para mantener cierto equilibrio con Perú, su histórico adversario, como para un eventual conflicto con Colombia. Por su parte, Perú ha buscado evitar el desequilibrio con Chile.  

En el periodo mencionado por el SIPRI ha irrumpido Rusia como abastecedor de armas en la región; China también ha comenzado a vender; Francia se ha convertido en el principal proveedor de Brasil e Israel ha aumentado sus ventas a varios países. Como contrapartida, EEUU ha perdido el rol predominante que tenía en el pasado.  

El gasto militar total se ha incrementando en los últimos cinco años aproximadamente un 30%, pese a lo cual, como porcentaje del PBI, el gasto militar latinoamericano se acerca al 2% del PBI, que es el más bajo del mundo en comparación con los países de la OTAN (EEUU y Europa), los de Asia y África.  

Pero se trata de un promedio, ya que lo que se destina a defensa como porcentaje del PBI varía en cada país.  

Colombia destina 3,34% y Chile -incluyendo las adquisiciones con el porcentaje de las exportaciones del cobre que estaba asignado por ley- llega al 3,37%. En los países del MERCOSUR el porcentaje es mucho menor, ya que Brasil destina el 1,7% de su PBI, Uruguay 1,56%, Paraguay 1,55% y Argentina solo 0,81%.  

En conclusión: el incremento del gasto militar en América del Sur es menor de lo que parece si se asume que las compras de armas son solo el 10% del gasto total en defensa, pero lo que resulta curioso es que el aumento de este gasto ha comenzado justo en 2004, cuando se creó la Unión Sudamericana de Naciones, y fue aumentando hasta 2009, cuando se dieron los pasos para su institucionalización.

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