lunes, 26 de octubre de 2009

Ecuador, Venezuela y Bolivia: el nuevo tripartito sudamericano

El último encuentro bimestral entre los presidentes Correa y Chávez, que ha tenido lugar en Caracas, el pasado 7 de octubre, ha concluido con diez nuevos acuerdos que, sumándose a los 34 proyectos de cooperación ya existentes, reforzarán la alianza entre Ecuador y Venezuela. La cooperación bilateral entre los dos países se integra dentro de un proyecto más amplio, de integración política y economica de la América Latina. La aceleración de este proyecto dirigido, entre otros puntos, a poner fin a la intervención norteamericana en la región, constituye un objeto común no sólo para Ecuador y Venezuela sino también para la Bolivia de Morales. En estos días, en Cochabamba se ha desarrollado la VII cumbre del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas) en la que se ha decidido adoptar una moneda única (el Sucre) como medio de pagamento para las recíprocas transacciones comerciales a partir de 2010. Sin embargo, el proceso de integración parece proceder principalmente, a través de los acuerdos bilaterales que podrían ocultar la voluntad de Chávez a extender su influencia en el área.

Nuevos acuerdos entre Correa y Chávez
Los diez nuevos documentos fruto del último encuentro entre Correa y Chávez, se concentran principalmente, en el área social, en el área de las telecomunicaciones y los sectores alimentarios y mineros. Prevén también, el inicio de una cooperación técnico-militar que incluya la mutua prestación de servicios y el traslado de tecnología y de conocimiento ‒recientemente, Venezuela ha donado 6 áreas Mirag-50 al gobierno ecuatoriano‒ además de una involucración conjunta, entre los dos países, en la lucha contra el narcotráfico. Asímismo, se ha puesto de manifiesto la intención de crear un fondo común que financie proyectos bilaterales promovidos por Ecuador y Venezuela. Durante el encuentro, los dos jefes de estado han realizado también, una revisión de 34 proyectos de cooperación ya existentes, que concluyen principalmente, en materia energética. Actualmente, Ecuador provee de petroleo a Venezuela, con un coste menor respecto a cualquier otra compañía petrolífera y, a su vez, adquiere del gobierno venezolano, los derivados a precios preferenciales. Según declaraciones del presidente Correa, el proyecto de construcción de una refinería en el Océano Pacífico, en la provincia ecuatoriana de Manabí, confiado a las empresas estatales Petroecuador y a la PDVSA (Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima), se concluirá en 2010. La importancia del proyecto es enorme. El vasto complejo petroleoquímico, con una capacidad de trabajo de 300.000 barriles de petróleo al día, será el más importante de la costa sudamericana del Pacífico, ofreciendo la posibilidad a Ecuador de exportar el petróleo al resto de la América Latina y a Asia.El acuerdo entre Ecuador y Venezuela, iniciado el pasado año, continúa gozando, por el momento, de grandes perspectivas; parece proveer al proyecto de integración regional con un impulso mayor del proveniente de las diversas organizaciones ‒por ejemplo, el de Unasur‒ apoyado en los últimos años por el crecimiento económico y la instauración de un gobierno tendencialmente, de centroizquierda en el área latinoamericana. Correa y Chávez, que sostienen el socialismo del siglo XXI, han encontrado en el presidente Evo Morales, un fiel aliado con el que ya, desde finales de 2006, elaboran el proyecto común de “Trinidad socialista”. Diversos son los puntos de contacto entre los tres jefes de estado. La necesidad de que los estados sudamericanos, se apropien de las reservas naturales que poseen, gracias a las amplias intervenciones de nacionalización, así como de aceleración en el proceso de integración regional que les proporcionarían la posibilidad de salir de la crisis global, nacida en los países desarrollados, ocupa seguramente, una posición central. Otro elemento común es la fuerte oposición con respecto a los Estados Unidos y la influencia de éstos sobre America Latina. Partiendo de la idea de que no es aceptable que las decisiones relacionadas con los problemas de esta región, sean tomadas por Washington, Ecuador y Venezuela, con el beneplácito del presidente Morales, se han proclamado promotores de la creación de una nueva Organización de los Estados Latinoamericanos, alternativa a la actual OEA ‒con el que, entre otras cosas, el presidente Chávez, ha chocado más de una vez, sobre todo, en temas relacionados con los derechos humanos‒ viendo a Estados Unidos, como grande excluido. No sorprende, entonces, que los tres países se hayan declarado fuertemente contrarios al acuerdo zanjado recientemente entre Colombia y Estados Unidos, con el que el presidente Uribe ha concedido el uso de bases militares sobre su territorio, oficialmente con el fin de dar un nuevo impulso a la lucha contra el narcotráfico. Entre tanto, Correa negó a los Estados unidos la renovación del contrato relativo a la utilización de la base ecuatoriana de Manta. Tanto el presidente ecuatoriano, como Chávez y Morales, a pesar de las garantias de Washington, ven en el nuevo acuerdo la enésima convincción que el Departamento de estado haya jugado, un rol relevante en la organización del golpe de estado en Honduras con el que su aliado Zelaya, ha sido enviado al cargo de presidente.

La integración económica y las iniciativas del ALBA
La alianza estratégica entre Bolivia, Ecuador y Venezuela no puede prescindir obviamente, de la integración económica. Durante el último encuentro, Correa y Chávez, con el fin de crear un espacio económico común, han promovido la consolidación del Fondo común de Reservas de la América Latina y el Banco del Sur. Este último, cuya constitución ha sido promovida por el presidente Chávez, es un fondo monetario que hoy cuenta con la afiliación de siete países sudamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela) y con un capital de 20.000 millones de dólares, obtenido gracias a la imposición de cuotas de diversas entidades de los países firmantes en el acuerdo. Esto debería financiar el desarrollo del área, teniendo como alternativa el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.Las propuestas sugeridas por los presidentes de Ecuador y Venezuela son coherentes con el proyecto de integración regional promovido en el seno del ALBA, la alianza iniciada por Hugo Chávez y Fidel Castro para promover la cooperación entre los países de América Latina y definida por el presidente Morales como “un sindicato de presidentes revolucionarios que luchan contra el imperialismo”, al que Ecuador se ha unido el pasado mes de junio. El 16 y el 17 de octubre tuvo lugar, en Bolivia, la VII cumbre de los jefes de los estados afiliados. La consolidación de los programas de lucha contra la pobreza y el refuerzo de la soberanía de los pueblos sudamericanos, son las prioridades fundamentales de la Alianza. Morales, de hecho, ha remarcado la necesidad de que los estados de la región, defiendan sus reservas naturales impidiendo así, que estas caigan en manos imperialistas, con una referencia directa a los Estados Unidos. La voluntad de alcanzar una supremacía en materia económica y política monetaria, ha sido aprobada por los jefes de estado presentes en Cochabamba, a través del Tratado Constitutivo del Sistema Unico de Compensación Regional (Sucre), que será introducido como medio de pagamento, a partir de 2010, para recíprocos intercambios comerciales, eliminando así el recurso del dólar y del euro. En realidad, el objetivo final será convertir al Sucre en la moneda única del bloque, por el mismo rasero que se ha establecido en el interior de la Unión Europea con la introducción del euro. Además, se discutirá sobre la estipulación del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), como alternativa al Tratado de libre mercado. La propuesta, que mira hacia la posibilidad de instalar las bases para un comercio “justo” y “solidario”, ha sido ya adelantada por el presidente Morales que ha estipulado acuerdos con Venezuela y Cuba.

La alianza entre Venezuela, Ecuador y Bolivia procede y se hace cada vez más estrecha, en torno al proceso de integración regional en el que está participando América Latina en estos años. Tal proceso, que podría reorganizar decisivamente, el rol hegemónico históricamente asumido por los EEUU, ve en Chávez su principal líder. El acento puesto por el presidente venezolano sobre la importancia de la cooperación, podría, sin embargo, ocultar la voluntad de sustituir a los Estados Unidos y convertirse en un nuevo guía del área. El apoyo político y el sustento económico ofrecido por el presidente venezolano a los gobiernos que se encuentran cercanos a él, podría permitirle tejer una red de alianza a nivel regional que abasteciera de sustento necesario a sus propuestas, consolidando la posición de Venezuela, único y verdadero antagonista al liderazgo de Brasil.

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