jueves, 15 de octubre de 2009

América Latina y las inversiones estadounidenses

Las inversiones exteriores directas (IDE) han tenido una importancia vital en el crecimiento económico de los últimos años en América Latina. La crisis económica, a pesar de las consecuencias importantes que ha supuesto para las economías del área centroamericana, no han hecho todavía disminuir el flujo de inversiones directas exteriores hacia América Latina en términos absolutos. El principal inversor extranjero de la región continúa siendo Estados Unidos, aunque han reducido los las IDE directas a la industria de los países centroamericanos, en particular las México. En Sudamérica, el 2008, fue un año récord por volumen de IDE recibidos, cómplice del alto precio de las materias primas y el sostenido crecimiento económico de los países del área, como Brasil. Las previsiones de las instituciones internacionales y regionales ilustran escenarios a corto plazo de disminución de las inversiones para América Latina, a causa del retraso con el que los efectos de la crisis repercutirán sobre los flujos hacia Sudamérica. Existen, de todas formas, señales para una rápida recuperación de los niveles precedentes, en el peor de los casos atrasada hasta 2012. Los flujos provenientes de Estados Unidos continuarán siendo consistentes, pero crecerán paralelos a los flujos interregionales y los inversores de otros países aumentarán su importancia relativa, en línea con la reconfiguración de los equilibrios económicos y mundiales.


Las IDE en América LatinaEn los años 90, América Latina comenzó a recibir una amplia porción de las IDE destinados a países en vías de desarrollo. Estos se destinaron solamente hacia algunos países de la región, como Brasil. México, Argentina Chile, Colombia y Venezuela; tales inversiones se concentraban, por lo tanto, sobre el sector manufacturero de países con mercados fuertemente protegidos. Con la adopción de políticas inspiradas en las economías de mercado occidentales, América Latina pudo beneficiarse de un sustancial incremento de las IDE, que interesó a empresas productoras de servicios, como la energía, las telecomunicaciones, transportes y servicios bancarios. Significativa fue la apertura a la explotación de los recursos naturales, actividades que anteriormente eran monopolios de empresas estatales. La principal fuente de las IDE en la región, ha sido siempre Estados Unidos, a pesar de que recientemente las inversiones europeas, sobre todo de España, y los flujos interregionales hayan aumentado.

La crisis económica tuvo un efecto directo sobre el volumen mundial de IDE, cayendo en el 2008 un 14% respecto al 2007, pasando de 1.979.000 a 1.697.000 millones de dólares. Los datos preliminares del UNCTAD relativos al primer cuatrimestre del 2009 registraron una posterior bajada del volumen de las IDE del 44% respecto al mismo periodo del 2008, relacionado, sobre todo, con los flujos entre las economías de los países occidentales.

Por ello, la crisis ha conllevado a un cambio en la distribución de las inversiones: en el 2008, los países en vías de desarrollo y las economías en transición atrajeron el 43% de las IDE, alcanzando la segunda porcentual más alta nunca registrada y testimoniando la importancia creciente de estas economías en el sistema económico internacional. En América Latina, a pesar de que algunos síntomas de la crisis ya se hubiesen manifestado, el volumen de las IDE dirigidos a las regiones crecieron un 13% en el último año. Tal crecimiento fue heterogéneo: en Sudamérica, las IDE crecieron un 29%, mientras que se redujeron un 6% en América Central y el Caribe, y un 7% en los centros financieros offshore de la región. En Sudamérica el 89% de las IDE se concentró en cuatro países: Argentina, Brasil (países que atrajo la mitad de los flujos), Chile y Colombia. Las IDE de los últimos años se han concentrado en particular modo sobre el sector minero de los países sudamericanos, pero con un paralelo y creciente interés hacia los proyectos relacionados con el etanol. En los mercados en crecimiento, gracias al aumento de las rentas y de la demanda interna, han confluido inversiones exteriores en las industrias de producción de bienes de consumo de masa, en el sector automovilístico, en los servicios bancarios y en la construcción civil. Otra tipología de IDE, activa particularmente en el periodo 2004-2007, tenía como objetivo principal producir una bajada de costes para la exportación, hacia mercados terceros. México y América Central han sido los mayores receptores de estas inversiones, que crearon puentes para los procesos productivos de la industria de Estados Unidos.

Estas indicaciones muestran el diferente impacto que la crisis ha tenido en las dos subregiones. Las economías centroamericanas, estrechamente ligadas a la economía de Estados Unidos por las exportaciones y las remesas, han sido directamente golpeada por la cadena de eventos de finales del 2007, en la cual se ha visto el rápido deterioramiento de la demanda de bienes y del mercado de trabajo. La economía sudamericana, más dependiente de las rentas ligado al mercado de las commodities, han sido, en cambio, golpeados por la bajada de los precios de los mismos, motivo por el cual los efectos de la crisis sobre flujos de IDE serán más evidentes a finales de 2009. Hasta septiembre de 2008, el crecimiento económico proporcionado por los altos precios de las materias primas garantizó un flujo continuado de IDE a la subregión. En el primer semestre de 2009, se registró una caída de las ventas pretolíferas y mineras, que hace presagiar una disminución de las IDE, también en el sector de las materias primas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (ECLAC) calculó que para el 2009 las IDE en América Latina disminuirán desde un 35 a un 45%.

Las IDE estadounidenses
A pesar de la crisis, Estados Unidos, sigue como el mayor origen y la mayor destinación de los flujos mundiales de inversiones directas exteriores. En el periodo 2004-2007, al menos un 25% de las IDE destinadas América Latina provenían de Estado Unidos. En el 2008, el volumen de las IDE de origen estadounidense se calculó en 65,4 mil millones de dólares, superando el dato del 2007, en el cual este valor amontaba hasta 48,1 mil millones de dólares. Es interesante contrastar que si bien los promeros efectos de la crisis hubiesen golpeado la economía estadounidense, ya a finales del 2007, las empresas americanas continuaron invirtiendo en América Latina a ritmos elevados. Valora las inversiones estadounidenses en la zona en términos agregados, puede ser engañoso por la heterogeneidad de la región en cuanto a la recepción de inversiones en el 2008. Como queda señalado, América Central sufrió una caída en las inversiones por el estrecho lazo de estas economías con Estados Unidos; en el último bienio, las IDE provenientes de Estados Unidos para la región centroamericana, se redujeron un tercio, golpeando sobre todo, a México, segundo mayor receptor de IDE hacia América Latina y socio privilegiado de Estados Unidos en el seno de NAFTA.

Es posible que la frenada del crecimiento, el menos acceso a los recursos financieros, y una mayor incertidumbre, puedan desanimar a los inversores. La región latinoamericana en los últimos años ha reaccionado siempre más allá de las expectativas y no es de excluir que las inversiones, tras un abreve pausa, vuelvan a confluir hacia las economías de la zona. Los países emergentes asiáticos, a pesar de la crisis, registraron un crecimiento económico positivo, capaz de involucrar, al menos, a las actividades ligadas a la exportación de las materias primas. Las medidas anticíclicas puestas en marcha por los gobiernos sudamericanos parecen haber logrado evitar, al menos, el desplome del consumo. El país que ha sufrido la crisis en mayor medida ha sido México, parece que los flujos de dinero originado por las remesas de los emigrantes en el periodo enero-octubre 2009, hayan sido superiores a los de las IDE para el mismo periodo. Las previsiones para el cierre del 2009 son de una disminución de las IDE para toda la región latinoamericana, pero es posible que se retoquen de un modo más optimista, dada la buena resistencia a la crisis de las economías que más atraen las inversiones exteriores. Las IDE provenientes de Estados Unidos continuarán siendo importantes para América Latina, en particular para los países del área centroamericana y caribeña, pero parece verosímil una disminución del porcentaje de los mismos hacia la regiones, que tardarán en reactivarse a causa de la perdurable inestabilidad económica del área norteamericana. Flujos provenientes de otros países tienen una importancia creciente, empezando por los intraregionales originados por las compañías transnacionales latinoamericanas (proveniente sobre todo de Brasil, Chile y México). Las llamadas “translatinas”, en el trieno 2004-2007 han originado, de media, el 6% de las IDE destinadas a la región. Desde Asia podrían además llegar nuevas inversiones. Con la reactivación de la economía mundial, es plausible que se de una nueva oleada de fusiones y adquisiciones, las cuales revisten cierta importancia en el cálculo de las IDE. En cuanto a los sectores involucrados, las actividades ligadas a las materias primas, una vez se estabilicen los precios, volverán a atraer inversiones . Otra posibilidad está conectada con el outsourcing de los procesos productivos. Las estrecheces financieras en las que se encuentran las compañías transnacionales podrían llevar a la búsqueda de eficiencia en países en los cuales los costes de producción son menores, como ya se dio en México.Es, por lo tanto, poco verosóimil que los flujos de IDE provenientes de Estados Unidos hacia América Latina, se derrumben, ya que responden a lógicas económicas transnacionales.
 

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