lunes, 5 de octubre de 2009

Afganistán: el opio continúa siendo fuente de sustento para los talibanes


Según la última relación de la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la superficie de cultivación de la adormidera en Afganistán se podría reducir desde el 2008, así como la producción pero, a pesar de esto, el movimiento talibán continúa a autofinanciarse a través del narcotráfico. Preocupan la reserva ya producida de adormideras y el nacimiento de nuevos cárteles.

Opio y milicia
La extensión del área afgana caracterizada por la cultivación de adormidera se ha reducido al 22% según la relación de la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, registrándose en consecuencia, también una disminución de la producción, del 10%. La adormidera es el recurso natural del cual se obtiene la heroína. Las provincias que mayormente recurren a esta cultivación son aquellas situadas en la zona del sur y del oeste del país: Helmand, Kandahar, Uruzgan, Day Kundi, Zabul, Farah e Badgis. Afganistán produce, actualmente, el 90% del opio mundial del que los talibanes reciben un beneficio que ronda entre los 200 y los 300 millones de dolares al año.
No se puede negar que la disminución de producción, represente un paso hacia la mejoría de la situación afgana. Esta “paliza” a la producción del opio es seguramente el resultado de los programas EEUU/OTAN contra el narcotráfico y de la política de extirpación del gobierno afgano pero aún no es suficiente, ya sea porque para los talibanes el opio continúa, a pesar de todo siendo un recurso de autofinanciación, ya sea por otros motivos sustanciales: en primer lugar porque la mayor parte de la población del área en cuestión sobrevive gracias a la cultivación de la adormidera y en segundo lugar porque las sanciones y las medidas tomadas no perjudican a aquellos que gestionan los cárteles o no reciben apoyo, pero más bien, es probable que algunos de ellos formen parte del gobierno, como ya ha sucedido en el pasado. El ejemplo más asombroso es el caso del candidato a la vicepresidencia de Karzai, Mohammad Qasim Fahim, que figura dentro de la minoría tayika; ya Ministro de la Defensa y jefe militar de la Alianza del norte es ahora acusado de tráfico de droga.

Como ya se ha dicho, los campesinos sobreviven a la pobreza gracias al cultivo de la adormidera. En algunas de las áreas más remotas, antes de la extirpación realizada por el gobierno, la población local utilizaba la planta como moneda. El gobierno ha buscado promover la implementación de nuevos tipos de cultivación, pero no ha afrontado los problemas corolarios: muchos campos de grano han tenido una recolección pobre desde el momento que los agricultores no podían permitirse los fertilizantes; muchos de ellos lamentan el escaso rédito que se obtiene con las nuevas producciones, haciendo notar que la cultivación de la adormidera daba diez veces más. Desgraciadamente, así se radica la insatisfacción en las comparaciones del gobierno y se empuja a la población a sustentar las fuerzas militantes que, en cambio, les garantizan un empleo “remunerado” en los campos de opio. La clave de la cuestión es entonces el desarrollo. Si la política contra el narcotráfico y la producción de adormideras fuesen cercanas a la política social (por la salud y la instrucción, por ejemplo), se verían construidas amplias infraestructuras y se implantaran verdaderas políticas para la agricultura, para hacer frente a las numerosas necesidades de los campesinos, la población estaría más satisfecha y como consecuencia podría apoyar al propio gobierno.

Estos son seguramente, hechos difíciles de cumplir en un país destrozado por la guerrilla y por la corrupción, se solicitaría que el país fuese guiado por un gobierno fiable y sin ninguna implicación en este tipo de tráfico. El gobierno, en cambio, continúa a decepcionar a la población afgana, a la que se le ha prohibido la cultivación de la adormidera, única fuente de sustento; viendo, en cambio, a los propios representantes obtener beneficios de esto que a ellos les ha sido negado. La confianza en el gobierno continúa entonces, a disminuir y las fuerzas antigubernativas no pueden llevarle ventaja.

En cuanto a que la producción de la adormidera pueda ser disminuida, se estima que las reservas de opio acumulan cerca de diez mil toneladas. Esta ingente cantidad representa una gran amenaza ya que podría continuar a financiar el movimiento talibán por mucho tiempo.
Además, se piensa que en Afganistán se esté desarrollando un surgimiento en el sistema de cárteles del narcotráfico parecido a aquel de sudamérica. Los guerrilleros se entrenan con la criminalidad organizada y, a menudo, con los bandos corruptos del gobierno y de la fuerza policial.
Se recuerda además, que el movimiento de los talibanes ya no actúa como una completa unidad: es posible se hayan creado diversos grupos que siguen elecciones políticas y militares diversas. Las grandes reservas de materia prima unidas al tejido criminal que se está desarrollando en el país, podrían extrapolar a Afganistán en un caso de ilegalidad que ya ha conmovido a muchos países del mundo y que necesita decididamente prevenir. La clave del desarrollo es una de las pocas alternativas reales en este escenario.
Claro que los talibanes no son financiados sólo por el tráfico de droga. Desgraciadamente, gran parte de los fondos del movimiento talibán llega de los simpatizantes del extranjero, muy probablemente de los países del Golfo, entre los cuales se encuentran: Irán, Arabia Saudita, Omán y los Emiratos Arabes Unidos, y si no son directamente los gobiernos a enviar los fondos, son seguramente, fuentes privadas. Además de la financiación directa, muchas preocupaciones derivan del tráfico de armas. Son siempre muchas las sospechas de que Teherán financia la guerrilla talibán. La policía fronteriza ha introducido de hecho, diversos cargadores de minas anticarro y morteros, dirigidos a la zona de guerrilla (recordar que Irán comparte con Afganistán un confín de 936 kilómetros). Muy a menudo estos cargadores son dirigidos a la provincia de Helmand, una de las fortalezas del movimiento. No hay pruebas de que sea el gobierno iraní el que financie los grupos talibanes, pero la voluntad de Teherán de contrastar la influencia política estadounidense en Oriente Medio deja abierta la hipótesis .

Irán y Rusia

La victoria de una milicia extremista sunnita en Afganistán no es seguramente el escenario que mayormente favorezca el Irán chiíta. Teherán también está intentando combatir el narcotráfico en sus fronteras. Por lo tanto, existe una posibilidad de cooperación entre Irán y las fuerzas de la OTAN para combatir el tráfico ilegal de droga, algo que podría tener lugar a través del compromiso de organizaciones regionales como la OCS (Organización de Cooperación de Shanghai), en la que Irán tiene un papel de observador. La OTAN y la OCS ya, en parte, colaboran en la lucha contra el tráfico de droga, y la segunda una creado una unidad especial para el control de éstos tipos de tráfico. El gobierno iraní y el afgano, además colaboran con la OCE (Organización de Cooperación Económica) de la que forman parte Turquía, Pakistán, Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán y Azerbaiyán. Los dos primeros países tienen buena relación con Estados Unidos y la Unión Europea ya ha firmado un memorándum de acuerdo para suministrar asistencia a las unidades de la OCE que se ocupan de eliminar el narcotráfico. Estados Unidos, por ejemplo, podría moverse a través de éste tema. Pero el problema de la droga no afecta solamente a Irán, obviamente: la mayor parte de los países limítrofes con Afganistán debe afrontar el mismo problema, y también en Occidente. De todas formas la situación es devastante en los países centro-asiáticos y en Rusia. Por este motivo Rusia está presionando a Washington para la destrucción de los campos de adormideras. Según algunos oficiales rusos, el 90% de la heroína consumida en Rusia proviene de Afganistán, a causa de la mala gestión con los países de Asia Central. Según los métodos rusos, las medidas estadounidenses deberían ser más drásticas, pero si se analiza la situación desde un punto de vista más objetivo y menos autoritario, se vuelve nuevamente al problema del subdesarrollo.

Conclusiones
Hace falta corroborar que las ofensivas contra el narcotráfico y contra la guerrilla se están llevando a cabo y continuarán haciéndose. Si ya la acción conjunta de las fuerzas extranjeras y de las afganas ha mejorado en cierto modo la situación, sería conveniente que más gobiernos colaboraran con el mismo fin. La intestabilidad que aporta la guerra y el arraigo de los movimientos extremistas sólo pueden perjudicar a muchos países vecinos, ya suficientemente afectados tanto por el tráfico de droga como por el extremismo islámico. En lo que respecta al narcotráfico, es imposible pensa el contraatacar el fenómeno simplemente destruyendo las implantaciones: a los agricultores que desde siempre han sobrevivido gracias a este cultivo, se les ha dado una alternativa válida y sostenible, suministrándoles plantaciones alternativas, fertilizantes y fondos para maquinarias. Además, es necesario comenzar a presionar a quién directamente esté envuelto en el tráfico.
 

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