viernes, 16 de octubre de 2009

África y la seguridad energética de Europa

Un gaseoducto desde Nigeria, cruzando el Sáhara, debería disminuir la dependencia europea del gas ruso para el 2015. Pero sobre el proyecto pesan las amenazas de los separatistas del MEND, de Al Qaeda y de los Tuareg, además de la oposición rusa.


El mercado europeo del gas natural.
La demanda europea de gas está en plena expansión, mientras la producción está parcialmente en declive. El consumo de gas ha crecido un tercio con respecto al 2004, especialmente en los mercados de Italia y España, y está dirigido, en gran parte, a la producción de electricidad. Para el 2030 se prevé que se doble el consumo.Europa está, además, intentando diversificas las propias fuentes energéticas de gas natural, actualmente centradas en Rusia. El proyecto Nabucco, que prevé el transporte de gas a través de Turquía, se une a los proyectos North Stream y South Stream, que intensificarían la red de transporte de gas ruso.
En este escenario, la Trans-Saharan Gas Pipeline (TSGP). Extendiéndose por más de 4000 km desde el Golfo de Guinea hasta el Mediterráneo, atravesando Nigeria, Níger y Argelia, podría llevar el preciado metano del Delta del Níger al mercado europeo.

La Trans-Saharan Gas Pipeline
Nigeria es el séptimo país del mundo por reservas de conocidas, y todavía no ha comenzado la exploración para posteriores yacimientos; el gas nigeriano, de alta calidad y bajo contenido en azufre, llegaría a través del nuevo gaseoducto hasta la red argelina. Las reservas de gas nigeriano se estiman en lo equivalente a unos 10 años de consumo europeo. La mayor parte del mismo, hoy se explota mediante el transporte marítimo (gas natural licuado -GNL) pero se han presentado posteriores proyectos de diversificación de la exportación nigeriana, a través de la West African Gas Pipeline (WAGP) y el gaseoducto hacia Guinea Ecuatorial.

La inversión prevista, todavía bajo constantes ajustes hacia arriba, para el gaseoducto TSGP es de 10 mil millones de dólares, mas 3 mil más para los centro de recogida del gas. Con un transporte anual estimado en 30.000 millones de metros cúbicos, el gaseoducto debería comenzar a ser operativo entre el 2015 y el 2020. La propiedad se repartiría entre la Nigerian National Petroleum Corporation (NNPC) y la compañía nacional argelina, Sonatrach, más n 10% del gobierno de Níger. Diversas compañías extranjeras, entre las cuales Gazprom, Shell, Total y Eni, han mostrado interés por tomar parte en el proyecto, pero por ahora, los gobiernos han decidido intentar llevar el proyecto en autonomía. El significativo alcance técnico e infraestructural de la tubería, sin embargo, hace presagiar la intervención de la International Oil Companies, al menos a nivel de socio, con experiencia en ingeniería, con las dos compañías nacionales africanas.

Argelia está interesada en el mercado, tras la llegada de la nueva ley sobre hidrocarburos del 2005, que regula la actividad de los gaseoductos y garantiza el acceso por parte de terceros: la red argelina de gas hace bisagra sobre el hub de Hassi R´Mel, en el centro norte del país, desde el cual parten las líneas de transporte hacia Europa. En dirección a Italia o España, de las cuales dos están activas (Maghreb- Europe Gas Pipeline o MEG a través de Marruecos y Transmed, a través de Túnez y Sicilia´) y otras dos que se están completando (Medgaz da Beni Saf en Almería en el 2009, y el gaseoducto Argelia- Cerdeña- Italia o GALSI en el 2012). Con las cuatro líneas activas, Argelia tendría una capacidad de transporte de 56 mil millones de metros cúbicos de gas. La red argelina sería la más económica, respecto a los crecientes costes del transporte de gas a través de Libia y Turquía.

Los estudios para un gaseoducto a través del Sáhara parten de 1980-82, por parte de Shell, Bechtel y Nacap. Retomado durante la presidencia de Obasanjo en Nigeria, el proyecto se estancó después que los inversores privados no percibiesen la disponibilidad del gobierno nigeriano a predisponer las bases proyectuales para la puesta en marcha de las tuberías. El proyecto ha retomado vida en los últimos años, con un memorándum de entendimiento entre las compañías nacionales de Argelia y Nigeria, y un estudia de factibilidad completado en 2006. La UE ha mostrado un creciente interés por el gaseoducto trans- sahariano, con el fin de reducir su dependencia del gas ruso. El conflicto en Georgia, en 2008, dio un último empujón en esta dirección. En julio de 2009, los gobiernos de Nigeria, Níger y Argelia firmaron un acuerdo intergubernamental para la realización de la obra.
Obviamente, el proyecto tiene la oposición de Rusia, que intenta mantener el control sobre la oferta de gas en Europa, con acuerdos con los gobiernos de Libia, Nigeria y proponiendo la creación de un cártel de gas al estilo de la OPEC.

Repercusiones geopolíticas y geostratégicas

El proyecto TSGP tendría notables repercusiones geopolíticas y geoestratégicas. Para Nigeria, se trataría de un modo para frenar las pérdidas de gas y limitar el impacto ambiental, además de conseguir un beneficio financiero: además, garantizaría una diversificación de las exportaciones. Nigeria podría redoblar las propias exportaciones de gas, que en 2008 contaban 20,5 mil millones de metros cúbicos. Para África en general, el nuevo gaseoducto garantizaría la distribución del gas a los países del Sahel y a la Argelia centro-meridional, favoreciendo el desarrollo de la industria energética y garantizando ingresos a los países de tránsito. Un gradual desarrollo económico podría favorecer actividades ligadas a la distribución y comercialización del GNL.

A nivel de diversificación estratégica de la oferta de gas, el proyecto TSGP está en la línea de os proyectos Nabucco y White Stream, para el transporte de gas desde Azerbayán a la UE, atravesando Turquía y el Mar Negro. Tales proyectos se oponen a los planes rusos, centrados sobre el Nord Stream en el Báltico y el Soutj Stream en el Mar Negro, dirigidos a aumentar la cuota de gas ruso, consumida por Europa.Mediante la TSGP, Euopa se garantizaría un remedio para la actual carencia de gas y a la dependencia de Rusia y, en menor medida, de Argelia (en tanto que Sonatrach y, potencialmente, Gazprom, están implicadas en el proyecto), además de beneficiar la estabilidad geopolítica el área subsahariana. La Unión Europea sostiene, de hecho, el proyecto, y numerosas compañías europeas han mostrado su interés en formar parte.

Riesgos económicos y de seguridad de la empresa
Están todavía presentes algunos riesgos en el proyecto, a pesar del resultado positivo de un estudio realizado en 2006. En primer lugar, el TGSO sería el gaseoducto más largo del mundo, y su construcción debería darse en uno de los ambientes más hostiles, el desierto del Sáhara. Además, según algunos analistas el desarrollo de la industria nigeriana del LNG y su transporte vía marítima constituirían un método de exportación más económico y eficiente. En fin, el proyecto TSGP se configura como una inversión altamente especulativa, y como tal podría tener dificultades para encontrar socios privados.

Además, el proyecto TSGP debe tener en cuenta los riesgos derivados de la situación de seguridad del contexto de construcción del gaseoducto. Son numerosos los grupos armados que podrían tener beneficios de un ataque al proyecto.La amenaza principal viene del Movimiento por la Emancipación del Delta del Níger (MEND) activo en Nigeria. Un portavoz del MEND declaró que cualquier inversión sería “echado por la ventana” hasta que la cuestión de las poblaciones del Delta no se resolvieses. La aparición del MEND en 2006 ha causado una caída de la producción del crudo nigeriano, hoy valorado en la mitad de su potencial.

El paso del gaseoducto a través del Sáhara lo sitúa en el conflicto de los rebeldes Tuaregs, de nuevo en conflicto con los gobiernos de Mali y Níger entre 2007 y 2009. Los Tuareg se han concentrado en la oposición a la industria del Uranio, pidiendo una distribución de los beneficios y ayor tutela ambienta, llegando a raptar técnicos franceses y chinos. La tregua lograda en la primavera del 2009 ha helado la situación, pero la región no se puede definir de estable y pacificada, y el TSGP podría constituir un nuevo objetivo de reivindicación económica y política.
En fin, se debe recordar que precisamente en los territorios entre Argelia, Mali y Níger está todavía activa la columna meridional de Al Qaeda en el Magrb Islámico (AQIM), organización terrorista derivada de los argelinos del Grupo Salafita de Predicación y Combate (GSPC), hoy refugiada entre la población tuareg y dedicada al rapto de turistas y a las incursiones contra objetivos militares gubernamentales. A pesar de ello, la amenaza de AQIM está sobrestimada (existen episodios de colaboración entre Tuaregs y gobierno en Mali, contra AQIM), el proyecto TSGO podría constituir un target. Hasta ahora la columna meridional de AQIM no ha puesto en e blanco las infraestructuras argelinas de gas y petróleo, pero en el pasado, los grupos activos en el norte atacaron a trabajadores extranjeros. A pesar de los limitados recursos de un pequeño grupo que opera en un ambiente hostil, un ataque a los trabajadores extranjeros empleados en las construcción del TSGP, está entre sus posibilidades.

Una situación con esta seguridad, por la presencia de una infraestructura vulnerable y de diversos grupos potencialmente hostiles, podrían suponer notables costes a cargo del proyecto: durante la construcción, para la protección de los trabajadores locales y extranjeros empleados; y a pleno régimen, por la continua vigilancia del gaseoducto. Un solo ataque de éxito podría fácilmente para la construcción, ralentizando el complemento y haciendo aumentar los costes, además de disminuir el provecho,

La Trans-Saharan Gas Pipeline supone altos costes y riesgos, pero los gobiernos de los países implicados están firmemente empeñados en su realización. El proyecto TSGP podría constituir una alternativa real de diversificación de la oferta de gas para Europa, además de servir de base para posteriores lazos económicos y políticos entre Europa y países de África Occidental. Pero los problemas que la construcción del gaseoducto deberá afrontar son notables, a partir de la rivalidad con otros proyectos dotados de mayor cobertura política (Rusia y Turquía) hasta la inestabilidad geopolítica de las áreas atravesadas (Golfo de Guinea y desierto del Sáhara), factores que pueden poner en entredicho la efectiva capacidad del proyecto para general beneficios sobre todos los frentes.
 

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