miércoles, 21 de octubre de 2009

Brasil: futura potencia

El país latinoamericano, durante este periodo de crisis económica, está recogiendo los frutos de las políticas llevabas a cabo en los años anteriores, con una producción petrolífera en aumento, así como las inversiones en recursos alternativos, que convierten a Brasil en un país con una fiabilidad económica en fuerte crecimiento. También por ésto el país se está confirmando en el ámbito internacional: goza de mayor aprobación del mundo financiero, participa en el G20 y tiene relaciones cada vez más estrechas con Estados Unidos.

A pesar de la crisis, Brasil se encuentra en crecimiento

Uno de los factores de crecimiento y de resistencia de Brasil ante la crisis económica es el continuo estímulo público, unido a las reducciones fiscales: el gobierno ha anunciado recientemente que desbloqueará 5.600 millones de reales para inversiones (unos 3.100 millones de dólares), llevando el gasto hasta los 14.000 millones, en vez de los 21 que congeló el gobierno al inicio de su mandato para tener la certeza de cumplir con los objetivos fiscales del año. Las desgravaciones fiscales han ayudado a Brasil a superar rápidamente la crisis económica mundial, pero también han reducido el avance primario del 3,8 al 2,5% del PIB; de este modo la deuda pública brasileña ha alcanzado el 44% del PIB, mientras que antes de la crisis era del 37%.

Aún así el gobierno ha declarado que no tiene intención de reducir el gasto público para aumentar el avance primario ni para controlar la deuda, decisión difíficil de tomar para muchos países pero no para Brasil, que goza de una reputación económica en crecimiento. Además, el gobierno ha afirmado que los impuestos volverán a subir cuando la recuperación de la crisis sea contundente, una declaración que crea dudas sobre las posibles reacciones de los contribuyentes, llamados a ahorrar sabiendo que en cierto momento los impuestos volverán a subir. Es posible que esta elección también sea atribuíble al hecho de que en 2010 se celebrarán elecciones presidenciales y el gobierno quiere aumentar su apoyo a favor de la coalición liderada por el Partido de los Trabajadors (PT), para aumentar las posibilidades de victoria de Dilma Roussef, candidata de Lula para ocupar su puesto.
Como otros muchos países, para responder a la crisis económica Brasil ha tenido que aumentar su deuda pública; sin embargo, ha sido en una medida menor con respecto a los otros países, y sobre todo con la perspectiva de reducirla rápidamente y hacerla aún menor que durante el periodo anterior a la crisis. La sociedad de gestión patrimonial Threadneedle prevé para Brasil una deuda pública del 35% del PIB en los próximos cinco años, y el aumento actual de esta deuda no está animando a los inversores: la agencia Moody's ha mejorado recientemente la clasificación en moneda extranjera y local de los bonos del gobierno de Ba1 a Baa3 (el nivel sigue siendo medio-bajo a causa de las elevadas tasas de interés). El mismo nivel es el que le asignan Standard & Poor's y Fitch (BBB-). Las perspectivas de crecimiento a corto plazo son buenas: el Ministro de Economía, Guido Mantega, ha afirmado que Brasil debería crecer en torno a 2 puntos porcentuales en el tercer cuatrimestre de 2009, y llegar al 5% el próximo año.

También en el ámbito del empleo Brasil se muestra postivo: a pesar de la ralentización de la economía brasileña, debido a la disminución de las exportaciones y a la caída de los precios de las materias primas, Brasil, según ha afirmado el Ministro Mantega, cerrará el 2009 con 700.000 puestos de trabajo más.

Brasil ha actuado mejor que otros países ante la crisis gracias a la reducción de las desigualdades en la distribución del débito y gracias a la ampliación de la clase media, de modo que durante la crisis la disminución en las exportaciones se ha visto cubierta por un aumento del consumo interno. En 2007, según un estudio difundido por CapGemini y Merril Linch, Brasil ha experimentado un crecimiento el 19% de la cantidad de personas con un patrimonio líquido superior al millón de dólares, con respecto al año anterior.

Para salir de la crisis económica los países desarrollados se están orientando hacia la mejora energética, mediante el aumento de la eficacia y de la explotación de las nuevas fuentes de energía. Brasil ya goza de ambas cosas: el sector energético es el que está llevando a Brasil al ámbito mundial a través de las enormes inversiones realizadas en energías renovables, y sobre todo gracias al aumento de la producción de petróleo.

Nuevas fuentes de energía para el desarrollo económico
Brasil, invirtiendo más que otros países en el sector de las energía renovables, ha logrado el suministro del 44% de la demanda de energía con fuentes renovables, siendo la media mundial del 13%.
En concreto, el país latinoamericano explota la energía hidroeléctrica y el etanol.

El sector hidroeléctrico se está convirtiendo en una fuente de energía cada vez más importante en Brasil, provocando muchas polémicas con los ecologistas por la construcción de presas. El último proyecto en orden cronológico, es el de la presa de Belo Monte, en el Estado de Parà, que contará con la participación de la francesa GDF Suez, y que costará alrededor de 17.000 millones de dólares.

El petróleo permanece como la principal fuente de energía, con el 38,6% de la oferta, pero el sector hidroeléctrico se está haciendo cada vez más espacio, cubriendo a día de hoy el 15% de la demanda interna.

Brasil es el segundo productor de etanol del mundo, y el primer exportador. Toda la gasolina presente en Brasil contiene etanol, y ya más de la mitad de los automóbiles del país son de combustible flexible “flex-fuel”, modelos que pueden funcionar con el 100% de etanol o con soluciones mixtas. La elección de apostar por el etanol parece dar sus frutos: alrededor del 80% de los coches brasileños funcionarán con etanol en 2020, según las previsiones de Petrobras, la empresa petrolífera brasileña, y las marcas automobilísticas de todo el mundo han iniciado a producir modelos especiales para el mercado brasileño. Entre ellas se encuentra también Fiat, que ha decidido comercializar un modelo especial del Fiat Nuova 500, compatible con el uso de etanol en el país sudamericano. Además de ésto, se destacan los crecientes beneficios derivados de la exportación de etanol. La producción de etanol está aumentando más que la demanda, aumentando también la cantidad de exportaciones, en concreto hacia Estados Unidos, convirtiéndose en el principal país importador de etanol desde Brasil, gracias a la nueva política del Presidente Obama referente a las energía renovables.

El petróleo brasileño: enormes cantidades difíciles de extraer
La creciente presencia de las energías renovables en el territorio brasileño ha hecho que el país dependa menos del petróleo. Al mismo tiempo la cantidad de petróleo producido en Brasil aumenta cada año, y en 2009 la producción ha superado al consumo interno, convirtiendo al país en exportador.

La EIA, agencia de estadística del Departamento de Energía estadounidense, prevé que para el 2010 Brasil pueda producir 2,8 millones de barriles al año, conviertiéndolo en uno de los mayores países productores del mundo. El crecimiento petrolífero de Brasil está haciendo competencia a la Venezuela de Chávez, otro gran productor mundial y el principal candidato para el liderazgo de Latinoamérica.

A nivel de extracción, el principal reto para Brasil, como para los demás países latinoamericanos, es que el petróleo debe extraerse de las profundidades marinas y se trata de petróleo “pesado”, que significa que para distribuirlo por los oleoductos necesita una preparación particular y costosa.
Hasta hoy, el petróleo extraído por Brasil se encontraba en las zonas por encima del estrato salino del mar, pero los recursos descubiertos recientemente están bajo el estrato salino (llamado “pre-sal”) y a 4 km bajo el fondo marítimo, haciendo difícil y costosa su extracción.

Petrobras es una de las empresas más especializadas del mundo en extracción submarina, pero para proceder a la extracción del petróleo que se encuentra bajo el estrato salino se necesitan tecnologias especiales, que podría suponer un coste de alrededor de 600.000 millones de dólares para la extracción en la zona de Tupi únicamente, que, sin embargo, según las previsiones tendría una capacidad de 5.000 a 8.000 millones de barriles. Además, hay una serie de imprevistos que harían aumentar aún más el coste de extracción. El precio del barril de patróleo ha vuelto a aumentar, tras las crisis económica, pero no lo suficiente como para convencer a las autoridades brasileñas de invertir en semejante trabajo, al menos a corto plazo, ya que, además, las necesidades petrolíferas de Brasil ya se encuentran cubiertas. Mientras tanto, el Presidente Lula está trabajando a nivel normativo: promover una nueva legislación para regular la explotación de los recursos petrolíferos de la franja pre-sal, con la creación de una sociedad que supervise la conclusión de los contratos de concesión para la explotación de estos recursos, la Petrosal. (véase: Brasil: un régimen de explotación para los yacimientos del pre-sal).

Las relaciones entre América del Norte y América del Sur
Estados Unidos ha sido tradicionalmente el principal socio comercial de Brasil, mientras que Brasil es el undécimo socio para EE.UU. La crisis económica, y sus consiguientes consecuencias comerciales en Estados Unidos, han provocado una caída de las exportaciones brasileñas hacia EE.UU de alrededor del 30%, y desde el mes de abril es China el nuevo mayor socio comercial de Brasil.

Pero los flujos comerciales entre los dos países aumentarán pronto, dada la posible asociación en lo que respecta a las energías renovables, ya que Brasil es uno de los países líderes en ese sector y Estados Unidos pretende serlo, a pesar de los desacuerdos de las dos potencias en relación a la subida de los aranceles por parte de EE.UU para el etanol brasileño (más competitivo y menos costoso). Además de ésto, Brasil posee 223.000 millones de dólares reservados, conseguidos a través de la emisión sobre el mercado de bonos del tesoro de larga duración, conviertiéndose en uno de los mayores países en posesión de moneda africana.

Pero la asociación entre los dos países no parece limitarse al ámbito económico. En Sudamérica se ha iniciado el reto por el liderazgo de la zona, entre Brasil y Venezuela, y Estados Unidos preferiría tener buenas relaciones con Brasil para mejorar las relaciones con toda la región. Brasil ha sabido demostrar en los últimos años una capacidad diplomática notable, tanto en sus esfuerzos para resolver la crisis en otros países latinoamericanos (el último, Honduras) como por su participación en el G20, por su compromiso contra el cambio climático o por la obtención de la organización del Mundial de Fútbol del 2014 y de las Olimpiadas de 2016.

Brasil y Estados Unidos podrían iniciar una nueva fase de colaboración en el sector económico, político y estratégico, con evidentes ventajas para ambos.

La crisis económica parece haber dañado levemente la economía brasileña, gracias a la elección de las políticas realizada en los años precedentes: redistribución de la renta, aumento de la clase media, inversión en recursos energéticos y alternativos. Además de ésto, Brasil se ha encontrado a disposición de enormes recursos petrolíferos, parte de ellos inmediatamente explotables, mientras que otra parte parece ser de más difícil extracción y aún no se sabe cuántos de estos “recursos” podrán ser traducidos en “reservas”. En vez de focalizarse exclusivamente en esta materia prima, como han hecho otros países sudamericanos, Brasil ha elegido invertir también en otros recursos energéticos para no ser excesivamente dependiente del oro negro, y así poderlo incluso exportar. El país sudamericano tiene óptimas prespectivas de crecimiento y aumento de su influencia en la economía (como señalan las principales agencias de clasificación) y en las relaciones internacionales. La crisis, que ha puesto en discusión la economía de los países desarrollados, podría acelerar el crecimiento a nivel mundial, y Brasil se encuentra entre las primeras de la fila.
 

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