lunes, 25 de enero de 2010

Yemen en la estrategia contra Al Qaeda

A pesar de que las previsiones de numerosos analistas, al mismo tiempo que la prospectiva general, sea la de ver a Al Qaeda finalmente derrotada, la organización con Osama Bin Laden a la cabeza, ha demostrado una vez más su constante amenaza. El fracasado atentado de Detroit y el ataque contra la base de la CIA en Afganistán, han desencadenado la mayor remodelación de las políticas de seguridad nacional tomadas por la Casa Blanca desde el 11 de septiembre de 2001. Mientras Al Qaeda continúa bajo fuerte presión militar en el marco afgano-pakistán, la renovada vitalidad de estos, podría dar lugar a una nueva estrategia que encuentra apoyo sobre la fuerza de su red que compensa su actual, escaso y débil número de participantes.

La transformación del movimento yihadista global
En el transcurso de los últimos años, el terrorismo yihadista se ha transformado gradualmente, inicialmente surgió como un fenómeno representado principalmente por Al Qaeda, ahora ha pasado a uno basado principalmente sobre el movimiento yihadista global y la amenaza descentralizada que esto representa. En este proceso, que aún se encuentra en evolución, Al Qaeda continúa representando una fuerza importante ideológicamente, pero los esfuerzos que Washington y sus aliados están realizando consiguen marginar físicamente al grupo, aislándolos en un espacio geográfico muy límitado. Entre el 2008 y el 2009, en los círculos de inteligencia occidental se hablaba de la inminente apuesta estratégica de la organización de Osama Bin Laden y del éxito garantizado por la campaña militar de los predator, pero una serie de recientes ataques han dejado claro que el marco de Al Qaeda disfruta aún de una cierta fuerza y cuenta con un gran número de activistas que les apoyan en diversas partes del mundo. Si el núcleo de Al Qaeda está compuesto por centenares de hombres que forman parte del estrecho círculo del jeque saudí y de su lugarteniente, Ayman al-Zawahiri, sus extensiones territoriales y los grupos a ellos afiliados, se presentan cada vez más a la vanguardia del movimiento yihadista global. En este contexto, "Al Qaeda core" es aún en grado de perpetrar ataques sofisticados y espectaculares, como el atentado del 30 de diciembre contra la base de la CIA de Chapman, en la provincia afgana de Khost; pero esta renovada vitalidad parece más bien apoyarse sobre una red en grado de compensar su debilidad numérica y estructural. El atentado de Chapman ha sido posible con la ayuda de los talibanes pakistaníes de Hakemullah Mehsud y por la red afgana de los Haqqani, mientras el fracasado atentado contra un avión de la Northwest Airlines que se dirigía a Detroit ha sido planificado por un individuo nigeriano que ha recivido adoctrinamiento y explosivo en Yemen.

Episodios que demuestran como la amenaza representada por los grupos que operan en franchising y que constituyen el segundo componente del actual movimiento yihadista global, conocida en los apartados de la inteligencia como Al Qaeda 2.0, no está dirigida contra los países en los que se opera, sino también contra occidente en general. Después que Al Qaeda, en la península arábiga, ha asumido la responsabilidad del fracaso del atentado de Detroit, los responsables de la Comunidad Internacional se han rápidamente desplazado a Yemen. El país árabe representaba un tanque de la milicia islámica y un campo de batalla ya desde hacía años, al lado de países como Somalia, Marruecos y Algeria donde el salafismo yihadista se ha impuesto lentamente como referente religioso e ideológico. Al Qaeda ha demostrado en el transcurso de los años, saber modelar su estrategia en base a las circunstancias, buscando desestabilizar y explotar lo más posible a los estados que han quebrado y las áreas donde el escaso control de los gobiernos continúa a crear vacios de autoridad y de ley. Mientras occidente tenta aún hoy, de garantizar ciertas aspectos de seguridad en Afganistan, experto estadounidense de terrorismo Bruce Hoffman opina que, la organización de Bin Laden está siempre a la búsqueda de nuevos teatros donde extender su influencia y conducir campañas de subversión local para acelerar el declive estatal. En un tiempo, Al Qaeda desplegaba sus fuerzas o ayudaba a crear regiones sin ley, hoy asiste a sus aliados y a los grupos afiliados en estas áreas, aumentando como consecuencia su capacidad de llegar a nivel local, regional e internacional.

El caso de Yemen

Yemen es el perfecto paradigma de esta trayectoria evolutiva. La península arábiga ha destacado siempre por ser la zona de operaciones elegida por Al Qaeda para desarrollar sus actividades. Territorio que alberga los dos lugares santos del Islam por excelencia, la Meca y Medina, esto forma parte de la retórica ideológica del grupo desde su constitución, permanece en el tiempo como uno de las principales fábricas de militantes yihadistas. La presencia de Al Qaeda en la Península, principalmente en Yemen y en Arabia Saudí, ha sido, por mucho tiempo, garantizada por la existencia de diversos grupos afiliados, células independentistas y extensiones territoriales. Después de años de ataques espectaculares causando daños en objetivos locales y occidentales, el primero de todos en 2000 contra el USS Cole en el puerto de Adén, Al Qaeda decide en 2003, aprovechando la ocasión ofrecida por la invasión estadounidense en Irak, abrir un tercer frente en Arabia Saudí. Las operaciones se amplían sobre la escala regional, culminando en 2004 con el atentado del Consulado estadounidense de Yida. La respuesta de Arabia Saudí y Yemen fue alinearse definitivamente al bando de los Estados Unidos, el resultado es el desmembramiento del órgano directivo de la asociación en 2004, fruto de la guerra contra el terrorismo. Sin embargo la prematura convicción de la desaparición de los grupos yihadistas ligados a Al Qaeda en la península, desplazó la mirada de los EEUU hacia otros escenarios, siguiendo un guión ya escrito para Afaganistán en 2002, cuando los talibanes estuvieron muy cerca de la capitulación.

Entre 2006 y 2009 las cosas consecuentemente cambian radicalmente. Después de fugarse de una cárcel de máxima seguridad de Sana'a, Nasir al Wahaishi entre otras cosas ex secretario de Bin Laden en Afganistán, ha proporcionado al grupo un líder con posibilidades para renovar las filas aprovechando la situación caótica que desde hace años domina Yemen. El emir anunció oficialmente al inicio del pasado año, el nacimiento de Al Qaeda en la Penísula Arábiga (AQAP), organización que se presenta como la fusión de las dos precedentes extensiones territoriales de Al Qaeda, la yemenita y saudita, inaugurando una nueva temporada de terrorismo en el país que culmina con el fallido atentado de Detroit. La primera vez que la AQAP perpretó un ataque fuera de los confines de la Península, el 25 de diciembre de 2009, destacó su vocación internacional y la división de la agenda global característica del actual neosalafismo yihadista. El renacimiento de la organización garantiza al AQAP alcanzar una posición símil a la de 2003, buscando esta vez un ámbito operativo todavía más amplio. Sin embargo, no es la primera vez que la AQAP intenta atacar a los Estados Unidos, una circunstancia que sugiere que el grupo podría haber mantenido el propósito de desplegar parte de sus fuerzas sobre diferentes campos de batalla.

La posible estrategia de Al-Qaeda
Siguiendo un análisis de las circunstancias actuales y de los eventos pasados, la situación yemenita parece que puede conectarse a la misma estrategia qaedista, la cual se apoya sobre la fuerza de la red para compensar su actual debilidad numérica y mantener el conflicto con la Coalición guiada por los Estados Unidos en un estado "flexible". Después de la invasión estadounidense de 2003 en Irak, Al Qaeda aprovechó la ocasión para reorganizar algunas partes de sus estructuras en las áreas tribales de Pakistán y abrir un nuevo frente en Arabia Saudí y en Irak. En un periodo limitado de tiempo, este último hecho se convierte en el centro de reclamo para la milicia yihadista global similar a la que representó a Afganistán en los años 80 en guerra contra la Unión Soviética, y la existencia territorial de Al Qaeda en Irak, guiada al mismo tiempo por Abu Musab al Zarqaui, consigue crear un número notable de células de apoyo en la Península Arábiga. Con el cierre del teatro de guerra iraquí y la atención con la que contesta a Afganistán, "Al Qaeda core" regresa bajo el fuego directo de los EEUU, aislada en un espacio geográfico bien limitado como ya ocurrió a finales de 2001 y en 2002. El nuevo nacimiento de AQPA parece dirirgirse directamente al interior de este terreno, con el objetivo de incitar la presión militar sobre Af-Pak y presentarse como posibles frentes de guerra contra el terrorismo.

También en esta Irak parece haber jugado un papel fundamental. El fin del conflicto ha arrastrado consigo nuevas oleadas de violenza yihadista en todo Oriente Medio, una tendencia que se debe, en parte, a la transformación de las células en redes de apoyo creadas por Al Qaeda en Irak, en otros países, en comandos operacionales, y en parte, al regreso de los combatientes veteranos de Irak en sus países de origen. Los saudíes y los yemenitas representaron el 49% de los combatientes extranjeros presentes in Irak, y diversos documentos confirmaron la existencia de un flujo de muyahidines que desde Af-Pak llegaron a Yemen en busca de un santuario más oscuro. La dirección del grupo anunció el nacimiento de Al Qaeda en la Península Arábiga el 24 de enero de 2009 con un vídeo titulado "De aquí partimos y en Jerusalén nos encontraremos" una frase que ya anunciaba la trayectoria que la organización iba a promover. A la creciente fuerza de la organización, se le asociaría el peligro representado por la situación somalí, a quien debería por lo tanto corresponder un igual o mayor impulso chocante del gobierno yemenita, con el apoyo adecuado de parte de la Comunidad Internacional. En caso contrario, no se puede olvidar que el próximo frente de la lucha contra Al Qaeda podría desplazarse al propio Yemen.

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