miércoles, 13 de enero de 2010

Perspectivas de la APEC

El Foro Económico Asia-Pacífico destaca por su apertura al mundo. Reune 21 economías, correspondientes a dos regiones diferentes, en un proyecto ambicioso y de éxito en materia comercial. La crisis económica ha puesto a prueba tanto los principios de esta organización como su solidez. Los impulsos nacionales entorno a las economías y las barreras comerciales encontradas durante el último año, no deberían poner en peligro el futuro del proyecto.

La conferencia de noviembre
La participación de Barack Obama en la decimoséptima reunión de la APEC, el foro Asia Pacífico compuesto por 21 países de ambos hemisferios (con predominio asiático ya que el continente americano cuenta sólamente con cuatro representantes, Estados Unidos, Chile, Perú y México) celebrado en Singapur del 14 al 15 de noviembre, destacó por el acuerdo climático con China y el diálogo con el colectivo birmano (congelado desde el golpe de estado de 1973, donde los militares tomaron el control del país). Finalmente no se registraron resultados concretos en esta cúspide. Sin embargo se declaró cierta victoria americana en el campo comercial, donde la administración Obama negó cualquier tipo de liberación comercial. Por ello la declaración final firmada por los líderes reunidos en Singapur, reafirmó la aprobación de los paquetes de estímulos, aunque su implatanción tendrá que esperar al menos 18 meses. Incluso la esperada rectificación de la tasa de cambio entre el dólar y el yen, que se ha mantenido artificialmente con un alto beneficio para la producción estadounidense, finalmente no ha sido concretada a detrimento de las presiones de la mayor parte de las economías participantes en la reunión.

Barack Obama insistió en favorecer el libre comercio. Pero no todos los integrantes de APEC han confiado en la verosimilitud de estas afirmaciones, como por ejemplo el presidente mexicano Felipe Calderón, que no dudó al declarar la política externa americana como proteccionista desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. Concretamente, los objetivos para liberalizar las economías más desarrolladas del APEC en 2010 (y menos desarrolladas antes del 2020) también conocidos como "Metas de Bogor", procedente del nombre de la ciudad de Indonesia donde se aprobaron dichos compromisos, corren peligro por no haber concretado los perjuicios registrados por el grupo, en el último decenio. Bajo sospecha se encuentran las barreras establecidas por los EEUU sobre la importación de neumáticos chinos, comportamiento desleal, según la mayoría de los países de APEC, que tendrá un coste de millares de puestos de trabajo en China. Este caso se suma a la trama de la tasa de cambio.

Los Estados Unidos entre Asia y Latinoamérica
Existen motivos suficientes para que el deterioro de la influencia americana sobre el continente asiático durante los últimos años, no nos sorprenda. El porcentaje de los intercambios realizados por Washington con los miembros del ASEAN (Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático) ha empeorado progresivamente en los últimos 15 años, pasando del 17% obtenido en 1993 al 12% en 2008, todo esto beneficia a su rival chino que ha quintuplicado las cifras del mismo periodo. Por esta razón y para reagrupar las rupturas generadas por la política comercial americana, ante la defensiva de la crisis económica, Barack Obama, después de participar en la cumbre de la APEC, ha presenciado la 42ª reunión del ASEAN, además de copresidir junto al primer mandatario, el ministro de exteriores tailandés, H.E. Kasit Piromya.

Los tres países latinoamericanos de la APEC (México, Chile y Perú) han propuesto acertados argumentos, incluso más ideas que Washington, para estimular la iniciada liberación comercial, razón de ser de APEC. Bajo un contexto de opaco crecimiento, cerca del 1% en Sudamérica y con muchos de sus países en recesión, Latino América se ve casi obligado a seguir los pasos de Asia, y en particular de la poderosa China, que permanece cercana al umbral del 8% (a pesar de considerar en riesgo la estabilidad del gigante asiático) y la alta demanda de materias primas y alimentos, de los cuales el subcontinente americano es un importante exportador. Además las relaciones con China se han afianzado en los últimos años. En 2008 Pekín no sólo se ha convertido en el segúndo socio comercial latinoamericano por detrás de Estados Unidos (los precios de las materias primas dependen ampliamente de la demanda asiática), si no que también se ha unido como contribuyente al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la principal entidad financiera de proyectos para el desarrollo de la región. Una estrategia que Pekín puede considerar positiva a juzgar por la incorporación de los miembros latinoamericanos a las posiciones chinas aunque no ha influido en el status-quo comercial como acto final de la última reunión de la APEC, dirigido a Lima en 2008 en pleno contexto de crisis mundial, y marcada por la presencia del presidente americano (entonces George W. Bush ocupaba la Casa Blanca).

APEC, Cooperación con grandes atractivos
La situación americana no parece haber sufrido grandes cambios con la llegada de Obama respecto a la situación transcurrida con su predecesor, al menos en términos de apertura comercial. A pesar de esto, y con los pocos adelantos realizados en el último periodo, la zona APEC (con un 40% de la población mundial, el 55% del PIB y el 44% de la totalidad de los intercambios comerciales del planeta) permanece en el ojo de mira de muchos, como una zona muy atractiva. Las estadísticas indican que desde 1990 hasta hoy, las economías de la APEC han triplicado su PIB, un tercio más que los países que no forman parte de la zona Asia-Pacifico. Un número reducido de acuerdos sociales, especialmente centrados en inversiones extranjeras, hacen además de la APEC, un foro atractivo para un gran número de empresas. Por estos motivos, Singapur, Colombia, Costa Rica y Panamá con el sustento de los tres países latinoamericanos ya miembros de la APEC, han presentado la petición de adherencia al grupo. Se trata de diversificar sus relaciones comerciales de la gran dependencia con los Estados Unidos, como por ejemplo México (cerca de un 80%) a través del TLCAN, el tratado de libre comercio que engloba también a Canada. La APEC ofrece esta posibilidad no solo para la unión a un club seleccionado de países con acuerdos privilegiados en materia de intercambios comerciales según reglamento de la OMC (Organización Mundial del Comercio) sino también porque se ha presentado la idea de constituir un foro de acercamiento para la realización de acuerdos bilaterales entre los dos bloques hemisféricos. En este sentido, Chile y Perú, las economías más abiertas de la región latinoamericana, han inaugurado una relación más estrecha con los socios asiáticos acordando entre el 2005 y el 2008 un acuerdo bilateral con China. Perú, la economía que desde años presenta un desarrollo entre los más altos de la región gracias a su capacidad de apertura (en el 2009 su tasa de crecimiento estimada ha ascendido al 2%, mientras que para el 2010 se prevé un fuerte aumento del 5,3%. Óptimos resultados en relación con la negativa economía mundial) ha además realizado acuerdos con Singapur y Tailandia y en 2009 ha iniciado negocios con Japón. Con esto se explica la posición aperturista manifestada por la mayoría de las economías del APEC en el mes de noviembre. Aunque, sin embargo, esto no ha sido suficiente para representar la confianza que precedía a la crisis económica.

Barack Obama ha suscitado el temor estadounidense, en buena parte justificado, al dirigirse personalmente a las reuniones de la APEC y de la ANSA en el mes de noviembre. La región Asia-Pacífico presenta un atractivo tan particular y tan grandes espectativas que sus miembros parecen decididos luchar para hacerse valorar. El gran pedido de materias primas asiáticas se adecúa a la riqueza del subcontinente latinoamericano, aunque, por otra parte, la APEC presenta tambén ciertos aspectos negativos. Desde el punto de vista económico, la APEC no ha conseguido promover en América Latina, el desarrollo de industrias transformadoras. Si los productos asiáticos, especialmente los tecnológicos, se han reservado para los mercados latinoamericanos con beneficios para el consumidor, las exportaciones hacia Asia se limitan a las materias primas y a los productos agrícolas de los que particularmente China, necesita para nutrir su economía. El desarrollo integrado de las economías latinoamericanas es el objetivo que los grupos subregionales como la CAN, el MERCOSUR, la ALBA o el TLC persiguen desde años sin haber alcanzado aún un relevante éxito. La orientación hacia Asia de cada vez más países de la región (casi toda la costa pacífica sudamericana con exclusión de Ecuador) podría significar una debilitación de los proyectos de integración. En el frente asiático, la integración comercial es, en cambio, sinónimo de estabilidad mientras los pequeños países asiáticos sostienen una apertura de China hacia Occidente para restringir el control que Pekín ejercía tradicionalmente sobre sus países vecinos. Con todas estas premisas, el futuro de la APEC parece asegurado.

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