lunes, 11 de enero de 2010

Teherán en el contexto sudaméricano

Mientras una nueva fase de negociaciones se sucede, y después del enésimo rechazo de la propuesta del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) por parte de Teherán para el enriquecimiento del uranio en el exterior, y los nuevos encuentros internos, el presidente iraní Ahmadi-Nejad ha cumplido con las visistas oficiales en Sudamérica a finales del ya finalizado 2009; a una primera parada en Brasil, el 22 de noviembre, le han sucedido posteriores visitas en Bolivia y Venezuela. América Latina se está abriendo a la diplomacia iraní, a pesar de que Venezuela continúa siendo el principal aliado, Irán ha conseguido afianzar los vínculos también con los gobiernos de Bolivia y Nicaragua. Hasta el momento, Brasil no se ha unido, parece que tales relaciones no hayan preocupado a la comunidad internacional, pero las posibilidades de un duradero éxito iraní con los países latinoamericanos no se han clarificado aún. Por el momento, la República Islámica, con todo, sale victoriosa dado que los nuevos aliados le consienten mitigar el aislamiento y el poder salir del embargo financiero.

El pretexto tercermundista
A pesar de lo que pueda parecer, las relaciones entre Irán y los países latinoamericanos no nacen de la impetuosa necesidad de Teherán de gestionar de modo alguno las sanciones tomadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. En realidad, ha sido el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a tomar la iniciativa, organizando una cumbre entre América Latina y el mundo árabe en mayo de 2005 en Brasilia, con el objetivo de que las voces de los países del sur sean escuchadas en el forum y en las organizaciones internacionales, normalmente dominadas por los países del norte. El diálogo debería haber proseguido con la organización de otra cumbre, esta vez en Medio Oriente, pero hasta el momento no se ha realizado. Al frente de la hermética postura de otros países meridionales, Irán se ha propuesto como alternativa en el interior del mundo árabe, descubriendo en América Latina un aliado ideal sobre el cual abrir nuevos horizontes. Esta se ha situado como nuevo interlocutor en aquella región a nivel político, económico y a nivel de seguridad. A primera vista, estas dos áreas ideológicamente lejanas, comparten la misma visión estratégica de un futuro caracterizado por un mundo no unipolar, sino más bien, multipolar y por lo tanto, por una política de oposición según la hegemonía estadounidense, además de la ya citada importante precensia de los países del sur en el panorama geopolítico mundial. Con una gran cantidad de intereses geopolíticos y estratégicos en común, el pretexto tercermundista ha servido como base para prodigar sobresalientes ayudas económicas y de este modo, han entrado en Sudamérica centenales de millones de dólares iraníes que no han hecho más que consolidar las relaciones con los países del continente latino, permitiendo a la República Islámica de extender sus influencias hasta el jardín de casa estadounidense.

Preocupaciones en Washinton y en Tel Aviv

Es importante recordar como con solo la llegada al poder del presidente Ahmadi-Nejad, el gobierno iraní comenzó a perseguir el objetivo de extender su influencia a los países de América Latina, con el propósito de afianzar el bloque anti-americano, constituido principalmente por Venezuela, Bolivia y Nicaragua. El país khomeinista ha realizado nuemerosas estrategias sorprendentes en todo el continente sudamericano, desarrollando su iniciativa sobre tres corrientes. La primera es seguramente de base política, de hecho el viaje del presidente iraní ha sido organizado con el objetivo de saldar los ya estrechos vínculos con los brasileños, los venezolanos y los bolivianos, y para extender las uniones con otros países como Ecuador y Nicaragua. Por otra parte, esta cooperación parece ya evidente por el apoyo dado por estos a los países chiíes en el seno de las reuniones del OIEA. El ámbito económico, surge como directa consecuencia del aspecto político, se note que Irán es el segundo investidor en Venezuela, además está presente con diversas sociedades en toda Sudamérica y, gracias a la cooperación en diversos sectores sociales y económicos ha afianzado sus raíces comerciales en el continente. Por lo tanto, la dirección estratégica es la que más preocupa a occidente, se realiza mediante la construcción de un aparato clandestino, una infraestructura de Hezbollah que actúa en la región utilizando comercios lícitos e ilícitos para financiarse, reclutando así, los elementos locales. La organización tiene puntos estratégicos, como en las ciudades que limitan o en las áreas donde se presentan facilidades comerciales como la isla de Margarita en Venezuela, Ciudad del Este en Paraguay y Fox en Brasil. Lo que más asusta es la coordinación militar y la ayuda ofrecida por Teherán en Bolivia, Venezuela y Ecuador, para la reestructuración de los respectivos ejércitos.En toda América Latina se está verificando un aumento de la venta de armamentos en los últimos cinco años, de los 24 mil millones de dólares del 2003 a un 47 mil millones de dólares en el 2008. Los conflictos en la región han aumentado, el pasado 30 de octubre, después de la firma de un acuerdo de cooperación militar entre Colombia y los Estados Unidos, concediendo a esta última la posibilidad de utilizar siete bases militares sobre territorio colombiano. Washinton, por su parte, ha expresado su preocupación por la presencia iraní en América Latina y en particular por el aumento de diplomáticos iraníes, en los oficios comerciales y en las misiones políticas y culturales. Así, mientras los Estados Unidos continúan a exigir el respeto de las sanciones económicas impuestas contra Irán, los países sudamericanos sostienen la necesidad de exportar sus productos y de encontrar nuevos mercados. Incluso, en Israel, enemigo número uno del país chií, crece la preocupación ya que tradicionalmente Sudamérica forma parte de la esfera de influencia estadounidense (indudablemente aliado estratégico más importante a nivel internacional para Tel Aviv) mientras que, al contrario, en los últimos años, Washington e Israel parecen haber perdido gran parte de su importancia. Recordar a este propósito, la dura condena que los países latinoamericanos han convocado, el pasado mes de diciembre, en relación a los ataques israelíes contra Gaza a los que han continuado la expulsión de los embajadores israelíes de Venezuela y de Bolivia.

Gracias a la alianza con Venezuela, Irán alcanza a persuadir a otros estados sudamericanos

El sustento de la política latinoamericana de Ahmadi-Nejad no es otro que la formación de un acuerdo antiamericano con Venezuela. La shuttle diplomacy entre los dos presidentes ha iniciado en junio de 2006 y tras solo un año de su primera visita, Ayatollah khamenei, guía suprema del país, concedió una audiencia al presidente Chávez, posibilidad concedida solamente, a un pequeño grupo de personalidades de la política rigurosamente ligadas a las relaciones con Irán. De esto se evidencia el estrecho vínculo entre los dos estados, tanto que se ha establecido un vuelo de línea directa entre Teherán y Caracas. Desde el punto de vista económico, la pareja Irán-Venezuela, presenta numerosos temores si se considera que los dos países se colocan al tercer y al sexto puesto, respectivamente, de la clasificación de las reservas de petróleo para un total de 235.580 millones de barriles. Debido a la obtención de la coordinación entre estos dos países en el interior del OPEP, las preocupaciones han crecido, en contraposición de lo que sucede con algunos países árabes, como Arabia Saudí, que se bastan de la petición americana de aumentar la producción y de bajar los precios. Además, la compañía petrolífera PDVSA, empresa estatal venzolana, ha anunciado la realizaicón de un proyecto de producción petrolífero conjunto con Irán y Venezuela en la parte oriental del país latino, con el fin de llegar a sumar un total de 4 millones de dólares. Si bien existen algunos rumores en relación a la posible extracción de uranio venezolano por parte de Irán, no se ha confirmado que actualmente Venezuela está extrayendo uranio de sus reservas. No existen ni siquiera cifras exactas de la suma de sus reservas de uranio. En cambio, Irán ha concluido ciertos acuerdos de cooperación en el delicado sector nuclear con Venezuela, emergiendo tráficos poco claros, un juego triangular, que incluían incluso a Siria.

El vínculo entre Teherán y Caracas se hace cada vez más fuerte en cada encuentro. Desde la visita de Chávez a Teherán en 2006, los dos países han firmado 300 acuerdos de cooperación en diversos sectores. Por otra parte, la posición adoptada por Venezuela ha siempre sostenido el derecho de Teherán a poseer la tecnología nuclear como objetivos civiles, posición irrelevante, dado que incluso algunos estados mediorientales (arabes) no han votado a favor de Irán, debiendo posteriormente, afrontar la preocupación en el interior de los respectivos países. Venezuela, inicialmente, ha sido el único estado, seguido de Bolivia, que ha permanecido al lado de Irán, cortando sus relaciones con Israel, tanto en la guerra libanesa del 2006 (guerra de los treinta y tres días) como en la ofensiva lanzada contra Gaza los pasados meses de diciembre y enero (Operación Plomo Fundido). Finalmente, Caracas ha contribuido decisivamente en la expansión de la influencia iraní en el continente sudamericano, reforzando los vínculos con Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Bolivia representa la segunda parada del viaje de Ahmadi-Nejad a América Latina. Han sido suficiente unas pocas horas, para que el jefe de estado medioriental reforzara la alianza con su homólogo Evo Morales. Del encuentro sobresale, además de la firma de un documento conjunto para la utilización y el incremento de la energía nuclear con objetivos pacíficos, una serie de acuerdos en el campo sanitario, económico e industrial. Las ayudas para desarrollar el sector agrícola, la industría ligera y los yacimientos mineros han alcanzado los mil cien millones de dólares, siendo esta una cifra similar la concedida también a Nicaragua. Así, Bolivia y Nicargua son los principales beneficiarios de la generosidad iraní en el continente latino, Teherán ha financiado con un valor de 350 millones de dólares, la construcción de un puerto nicaragüense. En cambio, los dos países sudamericanos han abierto en sus respectivas capitales embajadas iraníes, tanto que a Managua, la iraní es la más grande representación diplomática de la ciudad.

Las nuevas alianzas que gradualmente se van consolidando con Sudamérica, no han alarmado excesivamente a los mayores antagonistas del régimen chiíta, o bien a Israel y los Estados Unidos, hasta el momento en que se ha producido un nuevo vínculo con Brasil, el mayor país de América Latina y quinto al mundo de superficie: un gigante en vías de desarrollo. Ya el pasado mes de septiembre, durante su intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Lula apoyó las actividades iraníes para le desarrollo de un programa nuclear con fines pacíficos, posición que se ha confirmado el 24 de noviembre durante el encuentro con Ahmadi-Nejad, en el que se ha rebatido que es inútil y contraproducente aislar a Irán, y en la que se ha añadido que, con el fin de garantizar la estabilidad en Oriente Medio, el diálogo es fundamental. El presidente brasileño ha exhortado al homólogo iraní a encontrar una solución eficiente al problema del controvertido programa nuclear. Concretamente, el objetivo de Teherán y Brasilia es el de aumentar la diversificación de los intercambios comerciales, de hecho hasta el momento, la República islámica ha vendido a Brasil productos del sector petroleoquímico, y ha importado a su vez, productos alimenticios. Según los americanos, Teherán estaría interesada en las reservas de uranio sudamericano y Brasil, cuanto afianzado de las consideraciones de la Word Nuclear Association, se sitúa al séptimo puesto de la clasificaicón de las reservas mundiales de uranio, con una suma de 278.000 toneladas. No olvidando le papel del tercermundo, Amhadi-Nejad aspiraría a alzar el nivel de los intercambios con Brasil, de la actual suma de mil millones hasta los 15.000 millones de dólares.

A pesar de que el gobierno de Ahmadi-Nejad haya conseguido construir alianzas fuertemente consolidadas en el continente latino, las posibilidades de un duradero éxito iraní, son pocas ya que las relaciones con los países latinoamericanos se basan sobre las ayudas económicas más que sobre una solidariedad ideológica. Con esto no se quiere afirmar que no exista una visión común estratégica, sino que pueda durar cierto tiempo, siendo por el momento mayormente de naturaleza coyuntural que estructural.Aún, los nuevos aliados comerciales han permitido a Irán salir del embargo financiero, mitigando el aislamiento en el que se encuentra. De todo lo dicho, parece mejor profundizar en la tesi alarmísticas según esto, Teherán colabora con los estados sudamericanos, Venezuela principalmente, para destabilizar a Colombia o lanzar ataques contra los intereses americanos. Las intenciones iraníes-latinas no son las de provocar una crisis, sino en crear una válida alternativa la unipolarismo estadounidense para tener una mayor consideración sobre el plano internacional. El hecho de que el resto del mundo esté atemorizado por esta unión es ya una victoria. El presidente iraní fue recivido en Brasil, Bolivia y Venezuela con todos los honores que se reservan a un jefe de estado, obteniendo en parte, la legitimidad internacional que le ha faltado tras las numerosas protestas desencadenadas tras su reelección. Todo esto es un resultado más que irrelevante.

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