martes, 5 de enero de 2010

dos modelos de defensa para el Uruguay

El nuevo Presidente de Uruguay tiene por delante dos modelos antagónicos de relación con las Fuerzas Armadas en el mismo cono sur de América: el de Kirchner y el de Bachelet.  

El primero se caracteriza por relegar a las Fuerzas Armadas, haciéndolas culpables de sus errores del pasado y en especial de las violaciones a los derechos humanos en los años setenta, aunque hoy sólo el 3% de los miembros en actividad de las instituciones militares lo hayan estado en dicha época.  

En este modelo, la participación militar en las conmemoraciones históricas se ha reducido a un mínimo, el desfile nunca se hizo en los seis años y medio de poder de los Kirchner en las fechas patrias y hasta la figura del General San Martín, considerado el "Padre de la Patria", ha sufrido cierto desplazamiento por el hecho de ser militar.  

El segundo, en cambio, ha mantenido en su plenitud la participación de las Fuerzas Armadas en los actos institucionales y las conmemoraciones históricas.  

El tradicional desfile militar que se realiza en septiembre en Santiago de Chile, que es el más importante de América Latina, se ha realizado sin cambios durante los cuatro gobiernos de la Concertación.  

En los dos países las violaciones a los derechos humanos han tenido una significación y amplitud similar, en ambos países ha habido mujeres a cargo del Ministerio de Defensa -la misma Bachelet ocupó el cargo antes de ser Presidente-, pero en Chile ha existido una visión institucional de las Fuerzas Armadas mientras que en la Argentina hay una política.  

Bachelet fue perseguida y detenida durante el gobierno militar chileno y su padre, un general de la Fuerza Aérea leal a Salvador Allende, murió  en prisión, con la salud quebrantada por los malos tratos. En cambio Kirchner y su esposa nunca fueron perseguidos ni detenidos, ni tampoco ninguno de sus parientes.  

Como en otros temas, la visión chilena es de largo plazo y tiene en cuenta el rol de las Fuerzas Armadas como área esencial del estado. En cambio, la argentina parece regirse por impactos de corto plazo, olvidando la importancia que las instituciones militares tienen como área central del estado.  

El gobierno de Tabaré se movió más cerca de la visión chilena que de la argentina en su relación con las Fuerzas Armadas.  

En el caso de Mujica, se trata de una opción abierta.  

De confirmarse la suspensión del tradicional desfile militar con motivo de la asunción del nuevo Presidente, ello sería una señal de que el nuevo Presidente uruguayo puede inclinarse más por el modelo argentino que por el chileno, sin que ello implique una réplica exacta o completa.




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