martes, 5 de enero de 2010

Siria: apertura hacia la Unión Europea

El pasado 26 de octubre se ha aplazado la firma del acuerdo de asociación entre Siria y la Unión Europea. Según el gobierno de Damasco se trata sólo de cuestiones técnicas mientras que Bruselas sitúa el motivo principal en torno a una cláusula, según la cual la UE tendría el derecho de desistir al contrato en caso de probar las presuntas violaciones de los derechos humanos. A pesar de las divergencias, parece inevitable la conclusión del acuerdo: para Siria es esencial salir del aislamiento y actuar para obtener ciertas reformas económicas; para Europa, es demasiado peligroso dejar de lado a Siria y en este sentido, el acuerdo representa una gran oportunidad para establecer vínculos más estrechos. Sin embargo, es necesario subrayar que, sobre el plano político, se han registrado pocos progresos respecto a aquellos que sí se han obtenido en el sector de la cooperación económica, financiera y social.

La evolución de las relaciones
Siria siempre ha mirado con desconfianza a la otra orilla del Mediterráneo. Desde el mandato francés en la región hasta las continuas injerencias, en particular, en el vecino Libano, históricamente considerado parte de su esfera de influencia, aunque si en las pasadas semanas la visita del primer ministro libanés Saad Hariri a Damasco ha contribuido a acrecentar las distancias entre los dos países. El temor de Damasco gira en torno a la posibilidad de que una excesiva apertura a Europa podría conducir a una deslegitimación del poder de la familia Asaad, al mando de la República Árabe desde 1970, perteneciente a la corriente alauí, una rama chiita del Islam que constituye una pequeña minoría en un país que en cambio, presenta una mayoría suní. Sin embargo, las relaciones entre Siria y la Unión Europea se sitúa en el 1977, con la firma de un acuerdo de cooperación. Un pacto bilateral que la Unión Europea a menudo solía estipular para regular la cooperación económica, técnica y financiera y los intercambios comerciales de los productos industriales y agrícolas con otros países. Como consecuencia, se ha fundado una oficina de representación de la Comisión Europea en Damasco, gracias a la cual, desde 1979, existe una interactuación con el gobierno y la sociedad siria sobre todas las cuestiones políticas y económicas de interés común. Aunque si la República Árabe ha participado desde el inicio en el Proceso de Barcelona, proyecto euro-mediterráneo lanzado en 1995, permanece todavía hoy como el único país del Mediterráneo que no ha firmado aún un acuerdo de asociación con la UE. De hecho, las negociaciones para la firma de este acuerdo (en sustitución a aquel de cooperación del 1977) comenzaron en 1988, llegando, con ciertas dificultades, a la formulación del texto final en 2004. Pero desde entonces, el Consejo Europeo ha rechazado la firma del texto, creyendo que la situación política interna y las posiciones tomadas por Siria a nivel internacional, no permitirían a esta última, tener fe en los asuntos contenidos en el acuerdo. Las relaciones se han endurecido todavía más después de situar a Siria en el eje del mal, de la mano de la administración Bush jr. y tras el asesinato del líder suní libanés Rafiq Hariri (que dimitió del cargo de primer ministro libanés después de aprobar la enmienda de la Constitución para prolongar por al menos otros tres años, el mandato del Presidente pro-sirio Émile Lahoud). Las sospechas de la comunidad internacional se dirigen de hecho, hacia el vecino sirio, dado que sus tropas ocupaban, desde casi treinta años, el territorio libanés (se debe decir, sin embargo, que el Tribunal Internacional que desde 2008 está indagando sobre el atentado, no ha encontrado pruebas contra Damasco y la visita de Saad Hariri, hijo de Rafiq, a Siria, en parte tienden a poner a parte, las acusaciones contra Assad).

A pesar del crecimiento de las divergencias, las relaciones entre Siria y la UE no se han interrumpido nunca, y esta colaboración ha llevado a la realización de numerosos proyectos en diversos sectores. Además, en los últimos años, se han tomado una serie de reformas en el campo económico, que aunque debidas a la crisis de reservas de los recursos naturales, como el petróleo, han conducido a una mayor apertura y a una diversificación de la economía, atrayendo, con esto, a ciertos capitales extranjeros. Estos cambios han ocasionado que la Unión Europea, iniciara a reconsiderar la firma del acuerdo de asociación. Así, el 14 de diciembre de 2008, se ha dado inicio a nuevas negociaciones entre Siria y la Comisión Europea, con el fin de modificar y actualizar el acuerdo, cuya firma debería haberse realizado el pasado 26 de octubre. Si por una parte, la vuelta a las negociaciones se hacen esperar, por otra parte, el motivo del aplazamiento, pone a la luz como, en realidad, el país árabe todavía no ha resuelto los viejos problemas que han causado en el 2004 la interrupción de las negociaciones y el respeto a los derechos humanos. El gobierno de Damasco pide más tiempo para valuar el impacto del acuerdo sobre las financias y la economía nacional dado que el pacto prevé la abolición de los derechos aduaneros en el ingreso de mercancia proveniente de Europa. En otras palabras, se trataría solo de cuestiones técnicas, a diferencia del punto de vista adoptado por Bruselas, que sitúa la causa de la prórroga en una cláusula que la UE quiere introducir en le tratado y que prevé la posibilidad de suspender en el caso de que las violaciones de los derechos humanos fueran verificadas.

Siria se abre al diálogo
El nuevo acercamiento entre Siria y la Unión Europea ha ya iniciado gracias a los recientes progresos sirios sobre el plano internacional. En particular las relaciones con el Líbano, país en el que, también después de la retirada de los militares sirios, tras los sucesos en la "Primavera de Beirut" en 2005, los sirios han continuado a fomentar su influencia a través de Hezbollah, principal representante de la comunidad chií y opositor del movimiento filo-occidental del "14 de marzo", victorioso en las últimas elecciones. A pesar de que a Damasco se le acuse de la situación de estallido creada después de las elecciones del pasado mes de junio y concluida al inicio del mes de noviembre con la formacilón de un gobierno de unidad nacional, no se puede olvidar que, en los últimos dos años, Siria ha demostrado una mayor apertura y disponibilidad al diálogo.

En efecto, el pasado mes de marzo los dos países han establecido ciertas relaciones diplomáticas llevando a la toma de posesión de los respectivos embajadores que, al menos formalmente, han introducido a Damasco en los asuntos internos de Beirut, hasta situarse en la ya citada visita del primer ministro Hariri a Damasco. Además, gracias a las mediaciones turcas, se han retomado las negociaciones con Israel para propiciar un acuerdo sobre el status de los Altos del Golan, bajo ocupación militar israelí desde la Guerra de los Seis Días e incorporado en 1982 a su proprio territorio (a pesar de que actualmente tales negociaciones estén paradas, sobre todo como consecuencia de la Operación Plomo Fundido, a manos de las Fuerzas de Defensa Israelíes, realizada contra la Franja de Gaza el pasado mes de diciembre. Justo por este propósito se debe recordar como propio un estado europeo, la Francia de Sarkozy, esté intentando llevar a las dos partes a sentarse sobre la mesa de las negociaciones). Todo esto podría presentarse como testimonio del empeño que está realizando Siria en el proceso de paz de Medio Oriente.Dejando a un lado el área medioriental, se encuentra un notable cambio también en las relaciones con los Estados Unidos, debido en gran parte a la toma de posesión de la nueva administración Obama que, además de haber nombrado, después de cuatro años, un embajador a Damasco, incluso ha anunciado la voluntad de suspender algunas sanciones económicas. Una tentativa para alejar a Siria del aliado iraní, con el que los lazos son cada vez más fuertes. A este propósito, sin embargo, se debe incorporar el recuerdo de cómo, el pasado mes de mayo, el Presidente estadounidense confirmó las sanciones impuestas por el órden directivo n. 13338, firmadas por su predecesor Bush en 2004. Washington continúa actuando con gran cautela en sus relaciones con Damasco a pesar del cambio de actitud, como se ha confirmado nuevamente el pasado mes de mayo, con las renovadas acusaciones al régimen sirio de sostener a la guerrilla de base suní en Irak. Así, no se ha registrado evolución en las relaciones con Irak, que el pasado mes de agosto ha llamado a su embajador acusando a Siria de haber apoyado las negociaciones que han perjudicado a Bagdad el pasado 19 de agosto. Además, recordemos que Siria acogió desde el inicio de la guerra estadounidense de 2003, a más de un millón de refugiados iraquíes en su territorio, causando un rápido crecimiento de la población, a lo que debe tener cuidado debido a la limitada disponibilidad de recursos.

Las cuestiones que pueden perjudicar las relaciones con los UE se focalizan sobre todo, en el plano interno de la violación de los derechos humanos y del sistema económico centralizado. En relación al primer aspecto, la situación es crítica, si bien la Constitución siria garantiza los principales derechos civiles, políticos y sociales, desde el Golpe de 1963, está en vigor la ley marcial que suspende a la mayor parte de las garantias constitucionales, motivándola oficialmente por el estado de guerra con Israel y por la amenaza del terrorismo. Las preocupaciones europeas se dirigen hacia la detención de miembros de la sociedad civil, en modo particular a opositores políticos, condenados en ausencia de procesos regulares y haciendo un duro uso de la tortura. Una posición a parte está protagonizada por una población curda a la que no se le ha concedido poseer ni siquiera, un documento de identidad, excluyéndola de la participar en la vida social y política del país, como ha sido recordado en un reciente informe por Human Right Watch. Finalmente, se pone en evidencia la ausencia de una ley que establezca el multipartidismo, confiando en el partido Baaz la absoluta centralidad y el papel de guía en la sociedad y en el estado.

A pesar de que Siria deba hacer aún reformas tanto sobre los derechos humanos como sobre el continuo sustento a Hezbollah, esto no ha impedido a la UE convertirse en el mayor aliado comercial de la República Árabe (Italia y Francia son los principales focos de destinación de los bienes exportados por siria). Además de las declaraciones de los intentos realizados el 16 de febrero por la Comisaría europea a las Relaciones Extranjeras, Benita Ferrero Waldner, en visita en Damasco, se ven pasos firmes en las financiaciones dispuestas por la Comisión europea que para el período 2007-2010, ha asignado una ayuda de 130 millones de euros para sustentar las reformas económicas, sociales y administrativas del país. Antes de que termine el año, se invertirán 40 millones de euros para promover la decentralización, reformas para la protección social y la modernización del sistema sanitario. Además, desde el 2007, la Comisión ha destinado 60 millones de euros a proyectos orientados a cubrir las crecientes necesidades de los refugiados iraquíes en Siria. Las inversiones europeas se han realizado con el fin de mejorar las condiciones de vida de la población, recolocando a la cooperación a nivel político una vez se hayan mejorado las carencias internas. Es deber recordar que el principal factor del nuevo acercamiento entre Siria y los UE es el presidente francés Sarkozy que, adoptando un contacto más abierto respecto a su predecesor Chirac, ha lanzado en julio de 2008, la Unión para el Mediterráneo. Esta es una consecuencia natural del Proceso de Barcelona para promover la cooperación entre las dos orillas del mar interno, acercando la Unión Europea a las naciones mediorientales y africanas. Siria es una de las 43 naciones.

También se han sucedido diversos momentos críticos entre Siria y la Unión Europea, protagonizados por la voluntad de Damasco de ver reconocido su peso regional, el diálogo no se ha interrumpido; al contrario de lo sucedido con la potencia americana durante la presidencia George W. Bush. Los resultados sobre el plano económico son muy favorables, independientemente del aplazamiento de la firma del acuerdo de asociación. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la cooperación política que requiere aún notables esfuerzos. Por otra parte, Bashar al-Assad sabe muy bien que solo una colaboración más estrecha con la UE, quizás a través del perfeccionamiento del acuerdo, consentiría al país de una salida del aislamiento político y encauzaría, de cualquier modo, su ineficiencia tanto interna como externa. Así, el Presidente debe afrontar al mismo tiempo una disminución de la base de legitimidad del poder y el largo estancamiento económico que desde años aflige a Siria. La situación se ha empeorado después de la llegada de los refugiados iraquíes que, también ha coincidido con la reducción de las reservas naturales de petroleo. El país necesita fondos para realizar otras reformas económicas y, sobre esta prospectiva, el gobierno de Damasco no tiene muchas alternativas si no la de aceptar las ayudas europeas. Dicho esto, parece casi imposible retroceder, ya que la cooperación entre las dos orillas del mediterráneo procederá incluso con pequeños pasos. Seguramente para conseguir una relación más estrecha y provechosa con Europa, Siria pedirá algo a cambio, un mayor reconocimiento internacional, por ejemplo.

Por su parte, Europa necesita mantener el diálogo con Siria para conducirla hacia la apertura política, evitando nuevos aislamientos que seguramente, la empujarían a una alianza más estrecha con Irán. Siria se encuentra en una posición crucial en Medio Oriente, en particular después de los dramáticos hechos acaecidos el pasado mes de enero en la Franja de Gaza y por la problemática situación en Iraq. Así, por estos motivos, las buenas relaciones son un óptimo punto de partida para la creación de una firme estabilidad en la región. Finalmente, la firma del acuerdo de asociación sostendría el proceso de reforma económico iniciado por Damasco, dando además, un impulso decisivo también a las reformas políticas y sociales, pero sobre todo, permitiendo anexionar Siria a la Unión Europea.



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