viernes, 18 de diciembre de 2009

La estabilidad del cuerno de África

Después de 13 años desde su creación, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) no parece haber obtenido resultados significativos bajo el papel de administrador del conflicto. Los objetivos prefijados para el 2011 se encuentran lejos de ser conseguidos, en Somalia no se han alcanzado resultados concretos y a las relaciones, que tiene con el resto de organizaciones regionales, les falta coordinación. Todo esto contribuye a desprestigiar a la IGAD y, en lo específico, a la ejecución del Conflict Early Warning and Response Mechanism (CEWARN).

Los objetivos de la IGAD
Disputas territoriales, conflictos étnicos, guerras civiles y colapso de la autoridad gubernamental. Todos estos problemas caracterizan en la actualidad y desde hace tiempo, a la atormentada región del Cuerno de África, fomentando año tras año la inestabilidad general. En lo referente a la organización intergubernamental creada para afrontar con un acercamiento incomprensible las dificultades y los desafios provocados por los estados miembros, la IGAD está obligada a operar en un complejo escenario regional que crea inevitablemente numerosos obstáculos para la correcta ejecución de sus funciones. La organización se propone principalmente desarrollar entre los estados miembros una mayor cooperación en el ámbito de la seguridad alimenticia, en la protección medio ambiental, el mantenimento de la paz y la integración económica. Con el objetivo de implementar en un futuro el programa inherente en la promoción de la paz y de la estabilidad regional, en 2000 la octavo Cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de la IGAD votó por la institución del  CEWARN, mecanismo que busca la prevención, gestión y resolución de los conflictos interestatales localizados en el cuerno de África. El CEWARN, a través de su constante obra de monitorización, debería representar según los objetivos de la organización regional africana, un organismo que pueda planificar y coordinar intervenciones para contener los conflictos activos y prevenir posibles aumentos de violencia en los llamados “hot spot”, limitando de esta forma los invitables costes humanos y materiales ligados al estallido de una crisis. En 2006 la unidad de análisis del CEWARN elaboró una estrategía quinquenal (2007-2011) con el objetivo de conseguir seis aspectos principales:

  •     Desarrollar la obra de monitorización y la toma de información inherente a los conflictos internos de los estados miembros del IGAD.
  •     Reforzar el mecanismo del “early response” activando las diversas unidades del CEWARN en todos los estados miembros (actualmente estan activos solo en Etiopia, Kenia y Uganda).
  •     Ampliar las fuentes de información, potenciar el sistema de recogida de información y la capacidad analítica del CEWARN.
  •     Promover un sistema de relaciones públicas y de estrategias de comunicación para garantizar un mayor conocimiento del trabajo ofrecido por el CEWARN.
  •     Mejorar las funciones y la capacidad institucional del CEWARN.
  •     Implementar una estrategia a largo plazo, sostenible y que garantice el acceso a los recursos necesarios para perseguir los objetivos del CEWARN.

Sin embargo, todavía queda tiempo para conseguir los objetivos prefijados en 2006 y es posible hacer un balance parcial, ya que hasta hoy los resultados tangibles obtenidos por el CEWARN han sido pocos y, en su contra, debido a la cantidad de pasos en falso que han dado. La crisis somalí representa una causa perdida para la IGAD, que no ha sabido prever ni gestionar de forma eficaz los acontecimientos de los últimos años. Además ante la disputa entre las fronteras de Eitopia y Eritrea nunca pudo tomar un papel significativo y su mediación en el proceso de paz en Sudán resultó débil bajo muchos puntos de vista, puesto que no promovió la creación de una base sólida, para establecer la fiabilidad de las partes implicadas en el acuerdo de paz firmado en 2005.

Las dificultades en Somalia
El 20 de Mayo de 2009 tuvo lugar en Addis Abeba el primer encuentro extraordinario del Consejo de Ministros de la IGAD para discutir los desarrollos de la crisis somalí después de la pasada reunión del 27 de enero de 2009. El 29 de junio y el 10 de julio se desarrollaron, respectivamente, el segundo y tercer encuentro que concluyó con la Cumbre número 33. Durante estas citas se debatieron los mismos conceptos ya afirmandos en las anteriores ocasiones, la IGAD ratificó su propio apoyo al Gobierno Federal de Transición (GFT) somalí, condenando a su vez los grupos extremistas de ideología islámica como Al-Shabaab y Hizbul Islam que continuan desestabilizando el país. Afirmaciones similares se encuentran también en el comunicado perteneciente a la catorceava sesión extraordinaria de los Jefes de Estado y de Gobierno de la IGAD, que tuvo lugar el 2 de julio de 2009 al margen de la Cumbre de la Unión Africana (UA) en Sirte, Libia.El comunicado final de esta última cumbre ofrece cada vez más evidentes los grandes límites estructurales de la IGAD, sus estados miembros son incapaces de elaborar una estrategia operativa común o de tomar los procedimientos justos para poder ayudar eficazmente a Somalia en la salida de la crónica situación de crisis en la que se encuentra. Esta incapacidad deriva de las perdurables rivalidades históricas y de las tensiones que p ermanecen latentes estre estos estados, disidencias que no permiten a los órganos institucionales de esta organización regional a actuar eficazmente en los conflictos en curso en el Cuerno de África. Por este motivo, el simple sustento dado por los gobiernos de los estados participantes en la pacificación de los territorios en guerra como el Programa por la Paz y la Reconciliación en Somalia, disminuyen a menudo, los esfuerzos de la IGAD en la resolución de los conflictos o en el choque de las crisis políticas y humanas. Ya, tras la celebración, el 28 de octubre de 2008, de la treceava sesión extraordinaria de los jefes del estado y del gobierno, diversos medios han mostrado su perplejidad con respecto a las capacidades que presenta la IGAD, para restaurar el orden y la estabilidad en Somalia, a la vista, sobre todo, de las pérdidas que la organización ha sufrido en términos de legitimidad y respeto entre la mayor parte de los ciudadanos somalíes. Esta desconfianza no viene causada por la penuria de los resultados alcanzados por la organización sino que se encuentra estrechamente vinculada a la percepción del papel, cada vez más preponderante, que Etiopía está expandiendo dentro de la IGAD gracias a las grandes capacidades militares y a sus relaciones privilegiadas con la mayor parte de las diplomacías occidentales. El actual desequilibrio en las relaciones entre los estados de la organización no solo pone en discusión el principio de igualidad formal previsto en el artículo 6 de la Carta de la IGAD, sino que perjudica además, la capacidad de esta última en la toma de decisiones, ya que van más alla de los intereses particulares de los estados participantes.En los últimos meses, diversos miembros del Parlamento Federal de Transición (PFT) somalí, han además, criticado a la IGAD por haber pedido la suspensión de la resolución 1725 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que prohiben a los estados limítrofes intervenir directamente en Somalia, preservando, de esta manera, la soberanidad territorial del país. La resolución está, con todo, en perfecta sintonía con otro principio fundado en la Carta de la IGAD, o bien en relación al principio que evita la interferencia en los asuntos internos de los estados miembros.En Somalia todavía está latente el recuerdo de la intervención que las tropas etíopes protagonizaron en 2006, un episodio sobre el que la IGAD aún no se ha declarado y que según muchos, representa una clara violación del principio de interferencia. Detrás de la propuesta de la IGAD, los somalíes ven la figura de Addis Abeba y, temen que, aboliendo la resolución ONU, Somalia se transformará en un lugar donde cualquier estado, Etiopía principalmente, podría intervenir sin encontrar ningún tipo de obstáculo en cuanto a conseguir sus propios intereses. La IGAD debe dar prueba de no ser una organización.

Situación crítica y limitada de la IGAD y del CEWARN
Diversos son los límites, estructurales y no estructuales, que impiden a la IGAD y a su mecanismo de “Early Warning and Response” de actuar eficazmente en el ámbito de la prevención y resolución de los conflictos:

  •  El sistema de “early warining ha alcanzado un satisfactorio nivel de desarrollo, mientras no exista aún un mecanismo de respuesta realmente válido, la sinergia y la coordinación entre los dos dispositivos deben ser los aspectos a desarrollar a corto plazo.
  •  El proceso por el cual los varios estados miembros comparten las informaciones, las comunicaciones y la cooperación es muy débil. Faltan mecanismos adecuados de consulta tanto a nivel local como regional.
  •  El actual mecanismo de monitorización está basado exclusivamente sobre el Field Monitors, presentes activos, y sobre los conocimientos individuales de Country Coordinators. Es necesario que tales instrumentos sean integrados con datos suplementarios en grado de abastecer de informaciones, que se puedan vincular a las relativas étnicas, a la cultura, a la afiliación, todos indicadores esenciales para interpretar y contextualizar correctamente las informaciones recogidas sobre el campo.Además de estos límites de naturaleza estructural, se hace necesario considerar también el difícil contexto regional sobre el que opera la IGAD: la guerra civil en Sudán, la crisis en la región del Darfur, los roces entre Etiopía y Eritrea, y los violentos encuentros entre las tropas guvernativas ugandesas y el Lord's Resistance Army que impiden a la IGAD de crear una estructura eficaz en grado de gestionar efectivamente tales conflictos.

El CEWARN no es unicamente un mecanismo que sufre limitaciones operativas. Según un estudio del Parlamento Europeo publicado en 2008, el Continental Early Warning System (CEWS) de la Unión Africana, no estaría dotado ni de personal especializado ni de fondos necesarios para lograr, con éxito, sus acciones de prevención y de gestión de conflictos, reduciendose así a un mecanismo que aún debe desarrollarse. Un similar discurso se puede presentar en relación al Regional Early Warning System (REWS) della Southern Africa Development Community (SADC). El Warning and Response Network de los estados del África Occidental (ECOWARN), en cambio, ha dado prueba de ser un sólido instrumento para la integración política y la seguridad regional, cuya prevención está garantizada también a través de la Standby Brigade, contingente de 6500 soldados instituido en 2006.El grado de desarrollo de los mecanismos del “early warning and response” de estas organizaciones regionales parece, aún demasiado bajo para poder pensar en dejar operativa durante el 2010, el African Standby Force (ASF), la fuerza militar continental que se alinea en contextos regionales de crisis y que está sostenida por la Unión Africana.

Para garantizar la paz y la seguridad en las áreas de interés, la IGAD deberá actuar de modo que los países miembros adopten un comportamiento más adecuado con respecto a todÁfrios los problemas vinculados con sus capacidades de respuesta preventiva. Es esencial que estos estados comprendan que una mayor cooperación en el ámbito del CEWARN es para su interés en cuanto promover un contexto regional más estable favorecería tanto el crecimiento económico que el desarrollo interno.Con todo, el mayor obstáculo para la realización de los objetivos de seguridad y de conflict resolution de la IGAD deriva de los aún, existentes conflictos entre los estados miembros. Estos conflictos no parecen ser prioridad para los organismos internos de la IGAD dado que ésta se resiente de las decisiones de los estados miembros y de las disputas. Por el estado de los hechos y considerando los escenarios de crisis en el área IGAD, por lo tanto, parece evidente que esta institución no pueda actuar con más eficacia, sin recurrir a su particular aparato, sino que pueda, por el contrario, recibir un nuevo apoyo para mejorar las relaciones bilaterales entre sus miembros.
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