lunes, 13 de febrero de 2012

La aventura de cambiar el mundo y el capitalismo salvaje

Por Carlos Luppi (*)

La autobiografía de Steve Jobs, acaso el principal fundador de las nuevas formas de comunicación y de entretenimiento, tiene la virtud de mostrar los claroscuros de su personalidad, y también nos permite reflexionar sobre las formas en que los milagros suelen alimentarse de carne humana, en este caso, a través del capitalismo salvaje, según la expresión de Juan Pablo II.

Fue el libro más vendido en Estados Unidos en 2011. Conciente de la inminencia de su muerte a causa de una enfermedad terminal, Steve Jobs, (1955 - 2011), el hombre que revolucionó las comunicaciones en los siglos XX y XXI, se entrevistó más de cuarenta veces con el escritor y publicista Walter Isaacson, quien con otros muchos aportes- redactó la monumental biografía titulada escuetamente con el nombre de ambos, de 736 páginas, editada por Random House Mondadori, y best seller mundial.

En verdad, es una hazaña conjugar la trayectoria fascinante y los múltiples perfiles positivos y negativos del genio así lo llaman hasta algunos de sus más tenaces adversarios y enemigos- cuya creatividad, avasallante personalidad, inagotable energía y perfeccionismo revolucionaron al menos seis industrias: la informática, el cine de animación, el acceso a la música, las tabletas y la edición digital.

Nombres y siglas como el ordenador personal o PC (patentado en 1980), la iMac (1998), el iPod (2001), el iPhone (2004) y el iPad (2010), cambiaron la comunicación y la vida de la gente (y con ello la política, la economía y la cultura global), y son el fruto de una mente brillante y tenaz. Think different fue el logo de su empresa Apple en su segunda etapa.

En los años 90 transformó una empresa adquirida a George Lucas en Pixar y desde allí revolucionó la industria del entretenimiento en su variante de animación , con el film Toy Story, al que siguieron otros. Por este camino se convirtió en el mayor accionista individual de Disney, el gigantesco emporio del que era proveedor. Así fue su vida, un permanente movimiento para ver el otro lado .

Fue también mordaz, irascible, implacable con sus subordinados, obsesivo y autoritario, y cometió grandes errores por basarse únicamente en sus intuiciones y su propio juicio. Sus relaciones familiares (mujeres e hijos) no fueron precisamente modélicas.

Ya ante la muerte, pronunció ante los alumnos de la Universidad de Stanford un discurso que quedará en la historia de los grandes (no por ello totalmente recomendable), aconsejándoles al final: Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados , instándolos a buscar la permanente superación.

Un libro que refleja nuestro tiempo
Presidido por un epígrafe sugestivo ( las personas lo suficientemente locas para pensar que pueden cambiar el mundo son las que los que lo cambian ), el libro se abre con una introducción del biógrafo, y consta de cuarenta y un capítulos, más anexos. En su prefacio, Isaacson dice que: es también un libro sobre la innovación.

En una época en la que EEUU busca la forma de mantener su ventaja en ese campo (la riqueza de las naciones de este tiempo , N. de R.) ( ) Jobs destaca como el símbolo definitivo de la inventiva, la imaginación y la innovación constantes. Apunta que no ha sido un modelo, ni como jefe ni como ser humano ( ) movido por sus demonios, podía empujar a quienes lo rodeaban a un estado de furia y desesperación .

Su complejo perfil sicológico es el de un hijo adoptado, perfeccionista hasta la exageración y la extenuación, afiliado al budismo Zen, fanático de Bob Dylan y los Beatles, con hábitos exóticos en materia de alimentación y estados binarios que pasaban de la furia descontrolada a la sensibilidad extrema. Jobs fue entregado en adopción por su padre biológico (un sirio musulmán al que no quiso volver a ver), a una familia de trabajadores, los Jobs, que le costearon con gran esfuerzo estudios universitarios.

Pronto los abandonó, iniciando un corto período hippie . Con un socio comenzó a trabajar en computadoras, y en 1976 surgió el primer PC, Apple I, y Apple Computer Company. A los 25 años su patrimonio era de U$S 256 millones, aunque las relaciones con sus socios (y el dinero en general), no fueron las mejores. Fue echado de la empresa y la recuperó, y el libro muestra que vivió todas las experiencias posibles como empresario de punta .

Fue también, indudablemente, un representante del capitalismo salvaje , la etapa histórica que nos toca vivir. Tras su muerte se difundió extensamente que sus plantas empleaban a 700.000 trabajadores en China Popular, en condiciones de insalubridad que causaron enfermedades, muertes, explosiones y sanciones gubernamentales varias.

Fue, pues, un buen exponente del empresariado que, en busca de mayor rentabilidad y acaso eludir legislaciones que protegen a los trabajadores, trasladaron sus plantas a paraísos laborales , siendo en buena medida responsables de la alta desocupación (8,3% de la Población Económicamente Activa, pero llegó al 9,6% en 2008), que constituye la mayor debilidad de la economía de los Estados Unidos.

A su fallecimiento el valor en bolsa de Apple era U$S 350.000 millones, su patrimonio personal ascendía a U$S 8.300 millones y figuraba en el puesto ciento diez en el ranking de la revista Forbes. El autor del libro, Isaacson, es presidente del Instituto Aspen, fue presidente de CNN y director de la revista Time, entre otras notables posiciones.

Escritor de profunda vocación, es autor de sendas biografías de Albert Einstein, Benjamín Franklin y Henry Kissinger, lo cual hizo que Jobs, sabiéndose enfermo, buscara su concurso para escribir la biografía, que no iba a ser complaciente, lo cual ha sido sindicado como uno de sus gestos positivos. Tras el fallecimiento hubo altares improvisados, con velas de colores y fotografías, en lugares de todo el mundo, erigidos por adoradores que entendían que Steve Jobs les (nos) posibilitó un mundo nuevo, abierto a infinitas posibilidades de trabajo, creación y disfrute.

Si desde algún lado los vio seguramente no debe haberle importado, porque ya había hecho y dicho a su manera, es decir, con genio y con los métodos del capitalismo salvaje - todo lo que había que hacer y decir. Un símbolo de nuestra época y de los tiempos por venir.

(*) Contador Público y Licenciado en Administración, con un posgrado en Economía, escritor

--

No hay comentarios:

Publicar un comentario