lunes, 31 de octubre de 2011

Geopolítica de los Gaseoductos


La futura explotación a gran escala de los yacimientos de gas pizarra o gas de esquisto -en países con grandes reservas como EE UU  y en algunos de la Europa del Este como Polonia- y la construcción de plantas regasificadoras, que ya está en marcha en varios Estados europeos, pueden llegar a cambiar la geopolítica del gas en los próximos años. Mientras tanto, los niveles de consumo energético hacen que los gaseoductos internacionales sean, a corto y medio plazo, imprescindibles. La viabilidad de muchos de estos proyectos, sin embargo, se encuentra amenazada por enfrentamientos geopolíticos pendientes de resolución. Su futuro, por tanto, es incierto. He aquí una lista de tuberías polémicas, formada por cuatro gaseoductos y el oleoducto que permite exportar a través de Sudán el oro negro del nuevo Estado de Sudán del Sur.

GASEODUCTO IRÁN-IRAK-SIRIA

Antecedentes: las sucesivas sanciones económicas impuestas a Irán por la ONU -patrocinadas sobre todo por EE UU y apoyadas por la UE y Japón-, ha complicado la exportación de productos iraníes, incluidos los hidrocarburos. Además, el país persa ha visto cómo se reducía su ritmo de prospección y extracción de gas y petróleo, ya que las grandes compañías occidentales son las propietarias de casi todas las patentes de la tecnología que permite explotar los hidrocarburos con un menor coste. La estrategia de Teherán para hacer frente a las sanciones secundadas por algunas de las grandes potencias ha sido la de buscar alianzas con algunos de sus pocos aliados internacionales, sobre todo con China, el único que ostenta un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Cuando en junio de 2010 se decidieron las últimas sanciones contra Irán, sólo dos de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad se mostraron contrarios a la imposición de las mismas: Brasil y Turquía. El gigante latinoamericano estaba considerando en esos momentos venderle uranio a Irán para "usos medicinales" y Ankara es un importante comprador de gas iraní. Líbano, otro miembro no permanente del Consejo, se abstuvo en la votación. Podría ser, precisamente, uno de los países que se benefice en un futuro de la construcción de un gaseoducto entre Irán, Irak y Siria. Los Estados implicados firmaron un memorándun de intenciones el pasado mes de julio .

Cifras y datos: se estima que la construcción de los aproximadamente 2.000 kilómetros de tuberías tenga un coste de final de unos 10.000 millones de dólares (unos 7.300 millones de euros) . A finales de este año están previstas nuevas conversaciones para confirmar el inicio de las obras de construcción del gaseoducto, así como su fecha de puesta en marcha. Se espera que los trabajos duren entre 3 y 5 años. La capacidad de transporte del gaseoducto cuando se encuentre plenamente operativo será de unos 110 millones de metros cúbicos diarios.

Controversia: la inestabilidad en Irak y las revueltas en Siria complican el futuro de este gaseoducto. Si el acuerdo entre Teherán y Damasco no resulta extraño, sí ha sorprendido la firma de Kabul. Después de todo el dinero invertido por los EE UU en la invasión y la posterior reconstrucción del país, resultaría irónico que Irak terminase sumándose a los enemigos de Washington en la región. También sería polémico que el gas iraní terminase llegando hasta las costas griegas, a través de un gaseoducto submarino, y desde Grecia hasta el resto de Europa, tal y como se ha sugerido en varias informaciones publicadas desde que se firmó el acuerdo de intenciones el pasado mes de julio. La situación económica griega condicionarían esta posibilidad, así como las tensas relaciones entre Irán y EE UU. Aunque, en estos momentos, la principal amenaza para el futuro de este gaseoducto es la situación interna en Siria, con un régimen que está masacrando a los ciudadanos desarmados que salen a las calles para manifestarse. 

 

GASEODUCTO IRÁN-PAKISTÁN

Antecedentes: Desde que en 2008 Estados Unidos firmó un acuerdo con India para proporcionarle la tecnología y el asesoramiento necesarios para reforzar sus programa de energía nuclear civil, Pakistán ha venido reclamando un acuerdo similar sin conseguirlo. El gobierno de Islamabad se queja de que, mientras sus vecinos indios serás capaces de disminuir su gran dependencia de la importación de combustibles, millones de pakistaníes sufren cortes de energía frecuentes. Además de afectar a la población, esta situación dificulta el crecimiento industrial a medio y largo plazo complicando, por tanto, el futuro económico del país. Ante las reiteradas negativas estadounidenses a la hora de ofrecerles un trato similar al que ya disfrutan los indios, el gobierno de Pakistán ha decidido avanzar en sus negociaciones con Irán para construir un gaseoducto entre los dos países.

Cifras y datos: el coste estimado del gaseoducto es de unos 7.600 miles de dólares. Ambos Estados se han comprometido a financiar la construcción del tramo del gaseoducto que pase por su territorio. La tubería comunicará los campos de gas del sur de Irán, el país con unas mayores reservas de gas probadas después de Rusia, con las provincias pakistaníes de Baluchistán y Sindh. La previsión es que se encuentre operativo en 2015 bombeando hasta unos 20 millones de metros cúbicos de gas diarios hacia Pakistán.

Controversia: Estados Unidos desaprueba el proyecto debido al enfrentamiento que mantiene con Irán a cuenta, precisamente, de los deseos iraníes de desarrollar su propio programa de energía nuclear. Desde Washington se ha intentado patrocinar durante años el gaseoducto entre Turkmenistán, Afganistán, Pakistán e India (denominado TAPI), que solucionaría el sumistro de gas a sus aliados sin hacerlo depender de Teherán. La inestabilidad de Afganistán y la desconfianza entre India y Pakistán parecen haber condenado este proyecto al olvido, a pesar de que iba a contar con finanzación del Banco Asiático de Desarrollo. En su acuerdo con Teherán, los pakistaníes, que han tenido problemas para financiar su parte del gaseoducto, se han reservado el derecho de establecer un tarifa de tránsito si el gaseoducto termina llegando en un futuro hasta India, un hecho que aumentaría la rentabilidad del proyecto para Irán.

 

GASEODUCTO NABUCCO

Antecedentes: la seguridad energética en el suministro de gas hacia el norte y el centro de Europa  ha sido desde hace años uno de los mayores quebraderos de cabeza para las autoridades de Bruselas. Aprovechando la incapacidad de la UE para consensuar una política energética común, Rusia ha demostrado en varias ocasiones que están dispuestos a suspender el suministro si la ocasión lo merece, usando a la empresa Gazprom como una eficiente arma diplomática. La UE lleva años tratando de diversificar las rutas de suministro, reduciendo su dependencia del gas ruso y procurando evitar al mismo tiempo el tránsito de los gaseoductos por países que mantienen con Moscú unas relaciones no tan estables y amistosas como sería deseable, como en el caso de Ucrania, Polonia o Bielorrusia. El Consejo europeo ya ha dado vía libre a la Comisión para que comience las negociaciones con Azerbaiyán y Turkmenistán con el fin de establecer las condiciones y las cantidades de suministro que están dispuestas a ofrecer estos dos países para alimentar el futuro gaseoducto Nabucco.

Cifras y datos: Turkmenistán ha anunciado que está dispuesta a suministrar hasta 40.000 millones de metros cúbicos anuales cuando Nabucco se encuentre plenamente operativo. Algunos expertos calculan que la capacidad de suministro final de Nabucco no pasaría de los 31.000 millones de metros cúbicos. Otros suministradores potenciales serían Azerbaiyán, que se calcula podría suministrar en torno a los 10.000 millones de metros cúbicos anuales, e Irak, que contribuiría con otros 8.000 millones de metros cúbicos. Está proyectado que el gaseoducto recorra en torno a los 3.500 kilómetros, desde Turquía hasta Austria, atravesando en su camino -además de casi toda Turquía- Bulgaría, Rumanía y Hungría. El coste del gaseoducto ascendería, según algunas previsiones, a cerca de los 8.000 millones de euros.

Controversia: algunos expertos afirman que Nabucco es un proyecto poco rentable, a pesar de que se está tratando de financiar con préstamos de conveniencia otorgados por el Banco Mundial, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y el Banco Europeo de Inversiones. En este sentido, la oportunidad del gaseoducto respondería, sobre todo, a la necesidad de la UE de dejarle claro a Rusia que está dispuesta a pagar un alto precio siempre que con ello logre disminuir la dependencia del gas ruso. El propio nombre del gaseoducto, Nabucco, hace referencia a la ópera de Verdi, que trata de la liberación de la esclavitud. Moscú ha patrocinado, por su parte, la construcción del gaseoducto Sud Stream, un proyecto de Gazprom que se alimentaría con el gas de Kazajastán y que atraversaría en su ruta Bulgaría, Serbia y Hungría antes de llegar a la frontera austriaca. EE UU apoya la construccíón de Nabucco, ya que considera que la dependencia de la UE del gas ruso es un problema que debería resolverse. Con esa misma intención se están construyendo varias plantas de regasificación en varios países de Europa, a pesar de la gran inversión inicial que supone su construcción. Al Gobierno iraquí no le ha hecho mucha gracia que las empresas implicadas en el proyecto Nabucco hayan entablado negociaciones directas con las autoridades kurdas del norte de Irak. Además de su coste, se duda de que Turkmenistán pueda ser considerado como un suministrador de gas fiable a medio y largo plazo. No se puede olvidar que sus reservas gasísticas son objeto de disputa, desde hace años, entre las empresas rusas y las europeas.

 

                       
GASEODUCTO BIRMANIA-CHINA

Antecedentes: a pesar de que EE UU ha venido imponiendo desde hace años sucesivas medidas de bloqueo económico al régimen birmano, secundadas desde 2003 por la Unión Europea, lo cierto es que pocos países han seguido su ejemplo. Los países de ASEAN, sobre todo Tailandia, y también Japón, Corea del Sur y China no han dejado de reforzar lazos comerciales con la Junta birmana. India también cuenta con inversiones en el país, sobre todo en proyectos de extracción de hidrocarburos. En realidad las sanciones de EE UU y de la UE contra Birmania no han sido respetadas ni siquiera por las propias empresas estadounidenses y europeas: la estadounidense Chevron y la francesa Total, por ejemplo, son dos de las empresas occidentales  que  han continuado operando en el país asiático a pesar de las sanciones, proporcionando con sus inversiones importantes recursos al régimen. Se calcula que unas 27 empresas de 13 nacionalidades operan en el sector birmano de los hidrocarburos.

Cifras y datos: la empresa surcoreana Daewoo es la accionista mayoritaria de un consorcio de empresas que controlan algunos de los principales yacimientos de gas de Birmania, situados en la provincia de Arakan, frente a la costa oriental del país. Las otras empresas son la India’s National Natural Gas Clearinghouse, la Myanmar Oil and Gas Enterprise y la Korea Gas Corporation. Está previsto que la extracción de gas en estos yacimientos comience a estar operativa a partir de 2013.   Según las estimaciones, los bloques de extracción que controla este consorcio poseen unas reservas de gas suficientes para mantener los niveles de extracción deseados durante los próximos 30 años. El consorcio ha firmado un acuerdo con China para construir un gaseoducto que llevará parte del gas extraído hasta la provincia china de Yunnán, para lo que tendrá que atravesar Birmania en una gran diagonal de 1.500 kilómetros. A este futuro gaseoducto, cuya construcción ya se ha iniciado, se sumará un oleoducto que proporcionará crudo al sur de China, en el que se encuentran ciudades en gran expansión como Kunming y Chongqing.

Controversia: no son buenas noticias para Estados Unidos ni para la Unión Europea. Una cosas es que tus aliados, e incluso tus propias empresas, se salten las sanciones que has impuesto a un régimen como el birmano, y otra muy distinta que China se afiance cada vez más en un país clave para el futuro geopolítico de la región, ruta terrestre inevitable entre el sur de China y el oriente indio. El gigante asiático ha conseguido ir posicionándose en los últimos años como uno de los principales socios comerciales. Está implicado además en varios de los futuros proyectos de infraestrucutas más importantes de Birmania. Le favorece su actitud de no reclamar contrapartidas en materias de derechos humanos. Incluso Corea del Sur presenta exigencias en este sentido periódicamente, aunque no lo haga con la firmeza que sería deseable. Además, resulta muy difícil competir contra el atractivo de China como socio comercial y político cuando Beijing, además de la rentabilidad que ofrece en sus acuerdos comerciales, es capaz de ofrecer a Birmana préstamos como el que concedió en 2010: más de 4.000 millones a largo plazo libres de interés.

 

OLEODUCTO SUDÁN DEL SUR-SUDÁN

Antecedentes: cuando Sudán del Sur proclamó el pasado 9 de julio la independencia de su gobierno y de su territorio respecto a Jartum, lograba también el traspaso del control absoluto sobre los yacimientos de petróleo situados en el nuevo país. Las reservas estimadas de crudo del antiguo Sudán se encuentran mayoritariamente en el actual Sudán del Sur. Además de la influencia geopolítica que estas reservas otorgaban al Gobierno de Jartum y, sobre todo, al presidente Al Bashir -contra el que la Corte Penal Internacional de La Haya dictó en 2009 una orden de arresto por crímenes de guerra y contra la humanidad-,  hay que tener en cuenta que las arcas públicas de Sudán se alimentaban sobre todo de los ingresos derivados de la exportación del crudo.

Cifras y datos: Sudán del Sur está produciendo en torno a los 380.000 barriles diarios de crudo, mientras que la producción de Sudán alcanza unos 120.000 barriles diarios. En el acuerdo de paz firmado en 2005, con una validez de 6 años, ambos países se comprometían a dividirse al 50% los beneficios obtenidos mediante la exportación del oro negro a través del oleoducto que termina en Port Sudan.

Controversia: Con la independencia de Sudán del Sur y el fin de la vigencia de lo estipulado en el acuerdo de paz del 2005, el régimen de Al Bashir  pretende imponer unas tasas sobre el tránsito del petróleo que le permitan seguir manteniendo unos ingresos en sus arcas públicos similares a los que obtenían antes de la independencia de Sudán del Sur. En concreto, Jartum está exigiendo al gobierno de Juba el pago de hasta 33 dólares por barril, lo que según muchos analistas le permitiría mantener ese 50% de beneficios sobre todo el crudo que sale del país a través de Port Sudán. El Gobierno de Al Bashir necesita ese dinero, entre otras cosas, para enjugar su elevada deuda soberana. Las negociaciones no están siendo fáciles. Sudán del Sur se ha negado ya a pagar esas tasas, argumentando que son contrarias las prácticas internacionales. El Ministro para la Paz de Sudán del Sur ha declarado que su gobierno está dispuesto a negociar una tasa final de entre 5 y 10 dólares por barril. Los presupuestos de Sudán del Sur se conforman casi exclusivamente en base a los ingresos por la venta de oro negro. Lamentablemente esta tensión se está escenificando en enfrentamientos esporádicos en la frontera entre ambos países. Combates cuya intensidad podría aumentar si la mediación europea y estadounidense no lo remedia. El control de los yacimientos petrolíferos ya estuvo, en gran medida, detrás de la larga segunda guerra civil sudanesa que comenzó en 1983. Las alternativas con las que cuenta Sudán del Sur para exportar su petróleo pasarían por la construcción de oleoductos que llegasen hasta Mombasa, en Kenia,  o hasta el puerto de Yibuti. En ambos casos, el coste de dichos proyectos sería altísimo, ente los 1.500 y los 3.000 millones de dólares.

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