miércoles, 19 de octubre de 2011

Semana política



19 de octubre de 2011.


Hola, adjuntamos los sucesos más interesantes de la semana.



1.Coaliciones, ¿si o no?
2.Ineficiencia en la recaudación.
3.El PRI en el centro del debate.

COALICIONES, ¿SI O NO? El pasado 10 de octubre se publicó en los diarios Universal y Reforma un desplegado firmado por 46 líderes de distintos sectores de la sociedad y con distintas denominaciones partidistas y doctrinarias: legisladores, políticos, académicos, gobernadores y miembros destacados de la sociedad civil. La demanda única: la formación de un gobierno de coalición. Al mismo tiempo que se afirma que “para consolidar la democracia constitucional es necesario que el Congreso y el Gobierno funcionen de manera armoniosa”, marca uno de los mayores déficit de nuestro sistema político, la falta de acuerdos, incluso de controversias entre el poder ejecutivo y el legislativo. El fin de este llamado es “consolidar la democracia constitucional en México para dar respuestas a las exigencias de justicia, equidad, desarrollo y seguridad”. Es notable que este llamado se haya dado en el marco de la aprobación de la reforma política en la Cámara de Diputados, el pasado 13 de octubre, en la cual no fue aprobada la reelección de alcaldes y legisladores. Algunas voces, además, señalan -y no sin falta de razón- que la discusión sobre las coaliciones se da por la llegada del año electoral: es la forma en la que los actores políticos se aseguran parte del pastel aunque sean derrotados en las urnas. Sin embargo, la situación política actual de falta de acuerdo y el incremento considerable de la violencia vuelven a traer la discusión sobre la necesidad de una coalición de gobierno. Ante la urgente necesidad que tiene el país de concretar acuerdos políticos para garantizar el desarrollo, llegando a un acuerdo mínimo para un proyecto de nación, es necesario que las coaliciones electorales se transformen en coaliciones legislativas y en coaliciones de gobierno. Para ello es importante avanzar en lo siguiente:
1.Crear una plataforma política e iniciativas legislativas comunes entre los partidos que conforman las coaliciones, donde se conviertan en proyecto de gobierno y políticas públicas concretas y no se quede sólo en el papel. Para ello, tendría que haber un monitoreo constante por parte de la ciudadanía para exigir cuentas por no cumplir con lo establecido.
2.Construir una cultura de la negociación donde los costos políticos que implican los acuerdos puedan ser asumidos por todas las fuerzas políticas, económicas y sociales.
3.Seguir avanzando en reformas que impulsen una mayor participación de la sociedad civil, y pasar de una democracia representativa, a una democracia participativa.
En suma se trata de converger en una agenda común, que una vez acordada se convierta en un programa de gobierno e, idealmente, en un proyecto de nación. No obstante, ello de nada serviría si no hay voluntad política y disposición para construir consensos y soluciones específicas a problemas concretos.

INSUFICIENCIA RECAUDATORIA. Uno de los temas de mayor trascendencia en el análisis que se da año con año en periodos de discusión del paquete fiscal y las asignaciones de gasto para el siguiente año, es sin duda el tema de la recaudación; en nuestro país la eficiencia en términos de recaudación ha ido mejorando paulatinamente, aunque todavía estamos lejos de lo deseado. A datos de junio del presente año, hechos públicos la semana pasada, los ingresos del Sector Público Presupuestario se ubicaron en 1,523,482.20 millones de pesos creciendo en términos reales 4.6%. En el 2003, el Registro Federal de Contribuyentes estaba compuesto por 9.4 millones de contribuyentes activos según el SAT; a diciembre de 2009, el padrón se conformó de 28.3 millones, a diciembre del 2010 la cifra se ubica en 33 millones  de de registros activos. En este orden de ideas, es importante distinguir entre la “eficiencia” y la “eficacia” recaudatoria; en el ámbito de la administración tributaria internacional, la eficacia se refiere a la capacidad de gestión de la administración tributaria en los diversos ámbitos de su accionar y la eficiencia tributaria normalmente se refiere al uso óptimo de los recursos captados y a la minimización del costo de la administración. Aunque en México, el SAT utiliza el término “eficiencia recaudatoria” para referirse a los niveles de recaudación provenientes de sus acciones, lo que no deja de ser irónico. En nuestro país se ha aplicado una política fiscal más o menos responsable, donde las metas del déficit presupuestario se logran y donde la postura central es adecuada. Incluso se reconoce que el déficit ha disminuido a alrededor del 2.5% como porcentaje del PIB, pero quedan los problemas de la estructura de la deuda pública de los estados. La Federación reparte tarde y mal el dinero que corresponde a los estados y estos no siguen con rigor los controles de gasto y ejercicio de recursos públicos. Tenemos estados y municipios endeudados hasta el tuétano. Según el Programa de Naciones Unidas par el Desarrollo, de los 32 estados de la República sólo 3 estados (DF, Estado de México y Veracruz) estarán por encima de la línea de pobreza en el 2030. Ni hablar de los 2,435 municipios de la República de los que sólo 18 lograrán situarse en niveles básicos de desarrollo humano para tal fecha. Para ahondar en esta idea cabe señalar un dato: en la iniciativa de decreto de la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2012 las estimaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en el tema de los ingresos, indican que en 2012 éstos llegarán a 3 billones 647 mil  907.1 millones de pesos  (mdp). De este total, 2 billones 303 mil  346.6 mdp corresponderán a ingresos del Gobierno Federal; 978 mil  629.6 mdp a  ingresos de organismos y empresas, y  365 mil  930.9 mdp a ingresos  derivados de financiamientos. Finalmente, resulta de suma importancia que los esquemas y mecanismos de recaudación sean del todo eficientes y permitan al Estado contar con mejores y mayores aportaciones por la vía de los impuestos, ya que los ingresos que se obtienen por parte del petróleo están sujetos a los vaivenes del entorno mundial; ya no es posible depender de este factor.

EL PRI EN EL CENTRO DEL DEBATE. Las declaraciones de Felipe Calderón a la prensa extranjera sobre la relación, en el pasado, entre el sistema político y los carteles del narcotráfico han puesto al PRI al pie de guerra y le han obligado a entrar a un terreno pantanoso del que quería alejarse a toda costa. Toda la propaganda del PRI habla acerca del Futuro para México, un terreno propicio para quien se ve ahora mismo como ganador. Las declaraciones de Calderón traen a recuerdo un pasado corrupto, sucio, gris. Un pasado que, a todas luces, pertenece al PRI y que está en contradicción con la imagen que ahora se quería proyectar del Partido. Estaba claro que el objetivo era aumentar la cohesión partidista y establecer el terreno proclive para el establecimiento de un candidato de unidad, aunque la intervención de Calderón han tenido a bien reforzar al unidad. El discurso, ya para el PRI, se muestra enrarecido, tal como se puede ver los "debates" de precandidatos, donde Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones no se tocaron ni presentaron sus diferencias sobre el país y el partido para no hacer más grande el boquete. En medio del rifirrafe, el Consejo Político Nacional del PRI aprobó por unanimidad la elección directa y abierta de militantes y simpatizantes para elegir al candidato presidencial. No hay que caer en engaños, el abrir las urnas a una competencia electoral no implica debilitar la formación de un candidato de unidad en el tricolor. De hecho, el método favorece directamente a Peña Nieto, quien tras últimos sondeos sustenta un apoyo de 66% mientras que Beltrones sólo 7% (Consulta Mitofsky). Por lo tanto, la elección del método representa una señal directa de apoyo al exgobernador del Estado de México y la posibilidad de que realice actos de precampaña sin ningún riesgo de infracción por parte del Instituto Federal Electoral. Ciertamente, personajes como Labastida han advertido los peligros de una elección abierta donde, si bien la dirigencia se pone de acuerdo, las bases quedan divididas y, además, representa un costo significativo en este contexto. Sin embargo, la pregunta central radica en cuánto cederá Peña Nieto ante Beltrones. La respuesta parece ser escaños legislativos y, posiblemente, la dirigencia del partido. Como último problema, entonces, queda la dirigencia nacional, donde Humberto Moreira se aferra a un puesto que perdió unos cuantos escándalos atrás. Como reacción y con tal de incluir un actor que tuviera vínculos fuertes con Elba Esther Gordillo, el órgano colegiado del PRI nombró a Enrique Jackson en la Secretaría del Consejo Técnico. Éste actuará como árbitro y, por tanto, será el primer actor en limar asperezas al interior del partido, particularmente, en caso de una eventual salida de Moreira del puesto y de una encerrona más fuerte con Calderón.


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