jueves, 3 de noviembre de 2011

Semana política



3 de noviembre de 2011.

Hola, adjuntamos los sucesos más interesantes de la semana.


  1. Crimen y Libertad de expresión

  2. Tráfico en la Ciudad de México.

  3. ¿Caerá Moreira?


CRIMEN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN. La impunidad en México no sólo se trata de crímenes contra la vida o la propiedad. En un país donde los delitos no se castigan, eventualmente, se pone en riesgo el ejercicio de l as garantías constitucionales. Eso mismo debió de pensar Frank La Rue, relator especial de la ONU para la protección de la libertad de expresión, cuando declaró a México como el país más peligroso de América Latina -y el quinto en el mundo- para ejercer el periodismo. Incluso, el diario español El País abrió una sección especial sobre la relación entre los periodistas, el poder y el crimen organizado en México y América Latina. A partir de la administración de Vicente Fox, 66 periodistas fueron asesinados en México y 12 desaparecidos. Este año, 13 más han sido ejecutados. A pesar de que en 2010 se creó una fiscalía especial para delitos contra la libertad de expresión, aún no han logrado cerrar las investigaciones y, por lo tanto, tampoco castigar a los culpables. La labor de los medios y sus reporteros resulta fundamental en cualquier democracia pero, en medio de una crisis de Estado de derecho, pueden ser el único canal por el que los ciudadanos logran enterarse de lo que sucede en su localidad. En Veracruz, por ejemplo, las autoridades no reportaron ningún secuestro ocurrido durante 2009. En contraste con los datos oficiales, los medios locales informaron sobre las organizaciones delictivas que operaban en la entidad, sus víctimas e incluso publicitaron las detenciones en las que las autoridades locales afirman haber capturado a algunos responsables. En ese contexto, la labor periodística se convierte en la única forma de contrastar el discurso gubernamental con la realidad. La opacidad en la información y la desconfianza en las autoridades que imperan en Veracruz convierten a esta entidad en el blanco perfecto para atemorizar a la sociedad. El reciente encarcelamiento de dos personas que difundieron información en twitter sobre presuntos ataques del crimen organizado es prueba de ello. El pánico que generaron sus mensajes provocó que el congreso de Veracruz tipificara un nuevo delito para quien afirmara falsamente la existencia de explosivos o ataques ocasionando la perturbación del orden público. La nueva norma será evaluada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por posibles violaciones a la libertad de expresión. Si bien es cierto que los debates en torno a la libertad de expresión dan para mucho, también es cierto que si las circunstancias de crimen e impunidad en el país se mantienen a la alza, las opciones de información y expresión de los ciudadanos podrían verse cada vez más restringidas, sobre todo, en la medida en que las autoridades respondan con autoritarismo a su incapacidad.


TRÁFICO EN LA CIUDAD DE MÉXICO. La Encuesta Anual sobre el Malestar de Traslado Global publicada la semana pasada, y cuyos resultados no tuvieron suficiente contundencia en la prensa nacional, indica que de todo el planeta, los automovilistas de la ciudad de México son quienes tristemente poseen el mayor índice de malestar en relación al tráfico, secundada por Shenzen, la ciudad con mayor población en China. El estudio mide la percepción de factores tales como : tiempo de transporte, tiempo que una persona pasa atorada en el tránsito vehicular, el precio elevado de la gasolina, el estrés al manejar o cómo afecta el tránsito al desempeño laboral. El estudio señala que en México el tiempo promedio que una persona gasta en trasladarse a su empresa, en automóvil, es de una hora y 20 minutos diarios, lo que podría aprovecharse para avanzar un proyecto o tener una junta. Un análisis de los resultados de la encuesta arroja una serie de hallazgos que catalogan a México como la peor de todas las urbes sondeadas. A saber: la ciudad de México ha crecido a tasas muy aceleradas y con su población lo han hecho la cantidad enorme de Automotores que inundan la ciudad. La población pasó de 18 millones de habitantes en 1990 a 21.7 en el año 2000, y para 2010 en la zona metropolitana del valle de México somos poco más de 24.1 millones. Ha ocurrido una concentración humana e industrial my importante, según fuentes oficiales, se asientan poco más de 35 mil industrias y aproximadamente 4.5 millones de vehículos con altos consumos de energía fósil (gasolinas, diesel y gas). Según la Secretaría del Medio Ambiente, solamente en un año el tiempo de traslado en la Ciudad de México y la zona conurbada, creció casi un 12%. Si tomamos en cuenta que la demanda de movilidad en la zona metropolitana (número de viajes que cruzan el límite del DF y el Edomex) por día asciende a los 4.2 millones, el impacto traducido en la productividad y la satisfacción que obtiene un empleado en el desempeño de su trabajo diario, y por ende, en los resultados de la empresa, tiene un efecto directo. En la Ciudad, si bien se han realizado proyectos de infraestructura vial, no se han tomado soluciones de largo plazo y a su vez, no se ha promovido una internalización de los costos sociales derivados del uso del automóvil, en ciertas zonas y horas; por ejemplo, Londres desde 2003 ha aplicado un cargo por congestionamiento (actualmente 9 a 12 libras esterlinas) a quienes circulan por el centro de la ciudad entre las 7 a.m. y 6 p.m. Los ingresos netos recabados durante los primeros tres años fueron de 189 millones de libras (3.9 mil millones de pesos) y fueron usados para financiar el transporte público. Parece que en la Ciudad, podríamos comenzar estableciendo un sistema de horarios escalonados de entrada para el trabajo, tanto en el gobierno como en el sector privado, y disposiciones que regulen el tránsito de equipo pesado y de carga, los cuales deben ajustarse a ciertos horarios nocturnos, tal y como sucede en cualquier parte del mundo, pero parece que el señor Secretario de Transporte y Vailidad, Armando Quintero, parece más preocupado pro su futuro político que por los habitantes que le pagan el sueldo. Por otro lado, se debe impulsar la inversión en infraestructura, mejorar la red de transporte público (no solo como alternativa al auto, también para crear su propia demanda inducida), dejar de subsidiar la gasolina y promover la creación y utilización de infraestructura multimodal de transporte no dependiente del automóvil. Considerar más espacio para los autos como solución primaria a los problemas de transporte y congestionamiento es contraproducente. El tema relevante es cómo transportar personas de manera eficiente y segura, y no cómo hacerle su agosto a la industria automotriz.

¿CAERÁ MOREIRA? Eso mismo se preguntaba hace unas semanas el prestigioso semanario PROCESO. Todo ello se da en un contexto electroal, en el que está implicado también el precandidato presidencial del PAN, Ernesto Cordero, en su calidad de ex Secretario de Hacienda. El recuento del conflicto nacería con el caso del presunto enriquecimiento ilícito de Vicente Chaires Yáñez, un excolaborador del priista en Coahuila. Luego, por supuesto, la embestida de Cordero, quien publicitó el endeudamiento de 33 mil millones de pesos que dejó Moreira Valdés a su sucesor. Y ahora la denuncia contra Javier Villarreal, quien figuraba como titular del Sistema de Administración Tributaria de Coahuila, una especie de SAT o cobrador de impuestos en el estado. Lo cierto es que en la medida en que las fechas de arranque de precampaña y campaña se aproximen, el PRI -y su precandidato puntero- será el blanco de los ataques de los demás partidos. Es entonces que los voceros priístas (legisladores, gobernadores y presidente del partido) deberán salir a su defensa y evitarle sobresaltos. Un elemento que sería un riesgo en esa circunstancia es que los voceros pierdan la principal característica que dicha labor requiere: credibilidad. Es por ello que si el PRI en verdad no está dispuesto a correr riesgos, los días de Humberto Moreira al frente estarían contados. Sea cual sea el caso, las preguntas de Proceso merecen ser reproducidas: ¿por qué la andanada gubernamental contra Moreira, ahora que es presidente nacional del PRI?, ¿acaso el gobierno federal no se enteró antes que la deuda iba en aumento durante su sexenio? La pregunta es, ¿a quién le conviene desacreditar a Moreira o incluso lograr su caída como presidente nacional del PRI? Quizá lo que busca el gobierno no sea la caída de Moreira, sino más bien presionarlo para que deje a un lado la pretensión de la bancada priista en la Cámara de Diputados de modificar la Ley de Coordinación Fiscal, que es donde se determina de qué forma se distribuye el presupuesto para los estados. También hay otra lectura y es que, por su misma condición de detentores del poder, y ante el fracaso en la solución de problemas de inseguridad o su supuesto involucramiento con el narcotráfico, algunos gobernadores y exgobernadores del PRI deben mantener un perfil bajo e, incluso, no meterse en el proceso electoral so pena de hacer públicas las trapicerías que han hecho en sus estados.


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