martes, 16 de agosto de 2011

Humala: principios y humanismo

Por Javier Diez Canseco (*)

La juramentación y el discurso de instalación del presidente Humala han causado diversas reacciones entre los analistas, aunque casi un 70% de los ciudadanos encuestados los ha recibido bien.
Jaime Bayly, fallido sicario mediático contratado en las pasadas elecciones, calificó de pura demagogia tonta ( jura por cosas que no existen) el que Ollanta Humala jure honrando el espíritu, los principios y valores de la Constitución de 1979. Rosa María Palacios y otros, a la inversa, se preguntaron temerosos si Humala regresaba al programa original de Gana Perú.

Fernando Rospigliosi, en cambio, llamó al juramento un gesto insustancial para entretener a la galería y continuar con la misma política económica. Tildó a Humala de personaje político amansado por los poderes fácticos y grupos económicos, descalificándolo éticamente por su fascinación por el dinero, el lujo, las clases altas, el poder . Así concluye, apoyándose en la constitución de un gabinete amasijo con solo una radical en un ministerio al que se le quitarán competencias , que todo seguirá casi como está. Y por ello, dice, los que solo están preocupados en la permanencia de la política económica (tienen) motivos para respirar con tranquilidad .

¿Fue la referencia a los principios de la Constitución del 79 en la juramentación una simple maniobra provocadora? ¿O se trata de una reafirmación del compromiso con el cambio y de rechazo al fujimontesinismo golpista? ¿No ratificó la idea de que hay cambios constitucionales indispensables, como los que hacen referencia a la mano dura frente a la corrupción? ¿No dice nada respecto a la necesidad de un Estado garante de derechos ciudadanos que el documento del 93 eliminó y deben restablecerse y ampliarse? ¿No llama a la búsqueda de otra relación entre el Estado y el mercado, distinta al capitalismo salvaje, para garantizar crecimiento con inclusión, en la que se frenen abusos a usuarios, consumidores y trabajadores? ¿No alude a un Estado que no es simplemente subsidiario y que funcione como regulador y promotor con presencia propia en el mercado, vía empresas públicas estratégicas como Petroperú, las de energía o puertos?

¿No estuvo aquello presente en el discurso? ¿O el que el Estado recupere la capacidad de redistribuir riqueza y pueda atender la educación y la salud pública hoy degradadas, recuperando un manejo tributario justo que termine con la absurda rigidez de los llamados contratos de estabilidad tributaria? ¿Serán principios y valores ajenos a recuperar el control del destino del gas de Camisea priorizar a los productores nacionales o respetar los derechos de las comunidades campesinas y pueblos originarios hoy indignados por haber sido disminuidos y avasallados?

Creo, en cambio, que los principios y valores se aluden porque se adhiere a ellos y se quiere construir un país más justo y solidario, un nuevo contrato social, como se dijera. Y se hará por la vía democrática y para garantizar la justicia social y el progreso que los pueblos con razón demandan. El gabinete deberá presentar, en menos de 30 días, su plan de gobierno al Congreso y este deberá expresar el compromiso electoral.

Rospigliosi sostiene que los votantes fueron engañados y que lo descubrirán pronto. Quiere que los problemas sociales y ambientales irresueltos que dejó García se reaviven ya, para abrirle un frente inmediato al gobierno. Y, a su vez, ignora no solo el inverosímil espectáculo de los fujimoristas que tuvieron de vocera a Chuqui Chávez, sino específicamente su desconocimiento del gobierno electo, la validez de sus actos y su abierto llamado a las FFAA, en clara incitación a la insubordinación. ¿El llamado golpista es un simple escandalete ? El Congreso no puede pasarlo por alto.

Es curioso: se puede jurar por un delincuente condenado por corrupción y delitos de lesa humanidad como Fujimori o incitar a la insubordinación, pero se pretende que es demagógico o ilegal hacerlo por los principios y valores de una Constitución de origen democrático y superior sentido social. La guerra sucia continúa y para algunos los principios y compromisos valen poco. Se requiere firmeza y decisión en la lucha por el cambio comprometido.


(*) Periodista y miembro del Consejo Editorial de SinPermiso
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