jueves, 26 de agosto de 2010

Semana política




Síntesis GALMA


26 agosto, 2010
 
¡Hola!  Adjuntamos los sucesos más interesantes de esta semana.

  1. Nuevo vocero, ¿mismo discurso?     
  2. El control del PAN     
  3. Informe de gobierno: el carácter simbólico

Nuevo vocero, ¿mismo discurso?  La designación de Alejandro Poiré como Secretario Técnico del Consejo de Seguridad Nacional y del Gabinete de Seguridad, así como vocero del Gobierno Federal en el tema, parece responder al diagnóstico de que el problema con la estrategia de seguridad es de percepción, no de fondo. No se puede explicar de otra forma que Poiré, uno de los funcionarios más cercanos al Presidente Calderón, pero con escasa experiencia en temas de seguridad pública asuma un cargo que, en otro tiempo, hubiera recaído en alguien con un perfil más técnico.

En lugar de coordinar los esfuerzos del gabinete, el nuevo Secretario Técnico más bien tendría la responsabilidad de articular un mejor discurso –y una mejor respuesta– frente a los problemas que cotidianamente surgen en materia de seguridad pública a nivel nacional. Esta no es necesariamente una mala estrategia para la imagen del Presidente, quien a semanas de iniciados los Diálogos por la Seguridad está inmerso en un intercambio que carece de una línea de acción coherente a mantener en el tiempo. De tal forma que el terreno está puesto para imponer su narrativa.

Aunque Poiré únicamente reiterará las líneas que ya ha repetido el Presidente en innumerables ocasiones, cuando menos se expondrá menos a la figura presidencial –sobre todo una vez transcurrido el periodo del informe– y quizá se puedan ensayar nuevas variaciones del argumento. A un par de años de que termine el sexenio, el Presidente Calderón intenta nuevas estrategias para asegurar su legado histórico. Habrá que esperar a ver los resultados de este nuevo experimento.
El control del PAN. El reciente anuncio de César Nava respecto a abstenerse de buscar la reelección a la Presidencia del PAN tiene su origen en la estrategia del Presidente Calderón. Si bien Nava salió fortalecido de las elecciones de este año con los triunfos de las candidaturas aliancistas, no representa un activo para la consecución de los objetivos del Presidente: la unidad del partido bajo su visión y la definición de candidatos para futuras elecciones.

Cabe recordar que dichas alianzas –encabezadas por personajes de limitada trayectoria en el PAN– y la figura del propio Nava generaron división al interior del partido. Es así que la unidad no es un objetivo alcanzable con Nava al frente. Se puede esperar que quien le suceda sea un perfil, desde luego cercano al Presidente Calderón –llevando la lógica de todos y cada uno de los relevos en su gabinete al partido– pero que sea capaz de conciliar las diferencias que persistan.

Este proceso de búsqueda de unidad –que es en el fondo eliminación del disenso– tiene por objetivo la definición de los candidatos, tanto a las gubernaturas en juego en 2011, como a la elección presidencial en 2012. Un riesgo de este escenario es replicar el descontento en las dirigencias locales del partido durante las elecciones de este año –por lo que consideraban imposición de candidatos externos– que demostró ser explicación de derrota en algunos estados. Un riesgo más es que un panista juegue a ser Calderón en 2004 y decida que en el Gobierno Federal ya no hay mucho que hacer y valga la pena ir pensando en otra cosa.

Informe de gobierno: el carácter simbólico.
El fondo del debate en torno al informe de gobierno del Presidente Calderón es el carácter simbólico del mismo. A partir de la reforma constitucional impulsada por el PRI, el Ejecutivo Federal sólo debe enviar el informe de labores por escrito al Congreso de la Unión. El objetivo de la modificación de formato respondió al cambio de la realidad política del país: era más un "momentum político" del Presidente en turno, que a un ejercicio de rendición de cuentas de cara a la Nación, donde se evidenciaba la férrea disciplina del Congreso ante una figura presidencial que constituía la cabeza de un sistema político cohesionado.

Con la alternancia, dicho formato perdió toda vigencia, por lo que el PRI buscó modificarlo, perdiendo una importante oportunidad de consolidar al informe de gobierno como una herramienta política de rendición de cuentas y de contrapeso al Ejecutivo Federal. Se consideró necesario eliminar el ritual. Sin embargo, el Presidente Calderón aprovechó el cambio de formato para crear su propio espacio político, en donde incluyó únicamente a miembros de la clase política afines a su administración, lo llevó a Palacio Nacional, excluyó a la oposición y a posturas críticas y lo dotó de una amplia cobertura mediática.

El reciente cambio de opinión del PRI en cuanto al formato del informe consiste en un discurso con una aparente exigencia de transparencia y rendición de cuentas del gobierno del Presidente Felipe Calderón ante el Congreso de la Unión, sin embargo, esconde un mensaje relevante: una eventual reinstitución del ritual del informe presidencial en el Congreso de la Unión podría ser no sólo la oportunidad de abuchear al Presidente Calderón, sino de recuperar un símbolo del orden político (monolítico) y una antesala al regreso del PRI a los Pinos.

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