viernes, 25 de marzo de 2011

Libro de la semana: la política del cambio climático

  • La política del cambio climático. Anthony Giddens. Alianza. Madrid, 2010

Tras una importante carrera de sociólogo histórico y de teórico de la ciencia social (La constitución de la sociedad fue su obra cumbre), Giddens alcanzó celebridad como ideólogo de Tony Blair, para el que diseñó su programa social-liberal de Tercera Vía. Desde entonces ha ocupado puestos importantes (director de la London School) y obtenido merecidos galardones (Premio Príncipe de Asturias), pero eso no le ha impedido continuar publicando influyentes obras de sociología teórica y aplicada. Ésta es la última hasta la fecha, y aunque analiza cómo combatir el cambio climático, está muy relacionada con las anteriores, centradas en la globalización y la construcción europea. En resumen, el objeto del libro es tratar de resolver lo que su propio autor denomina la paradoja de Giddens: a pesar de saber perfectamente que el cambio climático es inminente, sin embargo no sabemos hacer nada para prevenirlo ni evitarlo. Una paradoja producida por la miopía: ese defecto óptico que determina la invisibilidad del futuro distante a causa de la evidencia del presente inmediato. Pues con el temor al calentamiento climático, que constituye el gran miedo del siglo XXI, nos ocurre lo mismo que sucedía con el temor al Infierno que fue la pesadilla del XVI: que a pesar de saber que nos dirigimos hacia él, su lejanía nos impide encontrar el modo de evitarlo. Aparte de analizar los diversos componentes de esa perversa miopía, lo mejor del libro es sin duda su rechazo de la paranoica aversión al riesgo que ciega tanto a la clase política como al resto de ciudadanos. De ahí que, contra el negativismo de tantas epidemias de estéril alarmismo, Giddens proponga otro espíritu más audaz e innovador, que nos permita adaptarnos anticipadamente al riesgo (objeto del estratégico capítulo 7) para poder ponerlo bajo control, en lugar de rechazarlo con inútil fatalismo. Al riesgo se lo combate no prohibiéndolo por decreto sino utilizándolo con astucia para poder domesticarlo. Un libro importante, cuyo único defecto es que elude analizar el papel decisivo que juegan los medios de comunicación en este sendero colectivo que nos encamina hacia el infierno del cambio climático.
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