jueves, 30 de septiembre de 2010

Semana política



Síntesis GALMA


29 de septiembre, 2010
 
¡Hola!  Adjuntamos los sucesos más interesantes de esta semana.

      1.       El michoacanazo a la distancia: deslegitimidad
      2.       Discusión presupuestaria: posicionamientos y gasto local
      3.       AMLO vs los aliancistas: ¿largo aliento?

El michoacanazo a la distancia: deslegitimidad. La liberación de prácticamente todos los funcionarios michoacanos detenidos en 2008 en el llamado “michoacanazo” representa un gran golpe para la Procuraduría General de la República y para el Ejecutivo Federal. Una maniobra que resultó polémica y a la que no pocos le atribuyeron un sentido político, ahora se revela insuficiente –en el mejor de los casos. Por supuesto, se puede argumentar que el Juez Federal encargado del caso tenía alguna clase de sesgo, pero la evidencia apunta hasta ahora que el Ministerio Público Federal simplemente no pudo concluir exitosamente el caso. En el contexto de la toma de protesta del Diputado Godoy Toscano, que exhibe además a la Policía Federal, el golpe se hace aún mayor para el Ejecutivo. Esta clase de errores deslegitima la acción del Gobierno Federal. Dada la probable infiltración del narco en distintas esferas de la vida política nacional, es imperativo que la autoridad tenga capacidad de actuar de manera directa y contundente para detectarlas y terminarlas. Pero si cada acción en contra de miembros de la clase política estará cubierta por el velo de la sospecha, el margen de maniobra del Ejecutivo Federal se reduce sensiblemente. Después de los casos de Monreal y Godoy, la ventana de oportunidad se está acabando.
Discusión presupuestaria: posicionamientos y gasto local. La comparecencia del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, ante las comisiones unidas de Hacienda y Presupuesto de la Cámara de Diputados fue útil, más que como ejercicio de rendición de cuentas de la glosa del Informe de Gobierno, como momento para que el Ejecutivo Federal posicionara mediáticamente su postura respecto a los mensajes que por varias semanas los distintos actores involucrados en la discusión presupuestaria han utilizado. El PRI inició este periodo de discusión promoviendo una reducción en el IVA y denunciado los subejercicios en que ha incurrido el Gobierno Federal. Más allá de que esta propuesta no es compartida siquiera por los gobernadores priístas –podrían verse afectados en los montos que reciben de la federación– su objetivo fue hacer pagar al Ejecutivo el costo de defender que el IVA se quede como está. El ejecutivo ha respondido, además de con el amago de ejercer su facultad de veto al presupuesto, denunciando un incremento en la deuda de los estados de 40% en sólo año y medio. Su objetivo es contrarrestar la presión de los gobernadores por incrementar las transferencias federales y exponer su voracidad por más recursos sin importar que esto sea un riesgo para las finanzas públicas. Si bien el gasto en los estados se ha posicionado como tema de discusión en la negociación presupuestaria, ha estado ausente el debate en torno al rediseño del marco normativo, tanto federal como local –recaudación, distribución de recursos a estados y municipios, reglas para la contratación de deuda, manejo y uso de la deuda y la transparencia efectiva del ejercicio del gasto público. Sin ello, cualquier tipo de negociación vinculada al presupuesto público sólo se limitará a determinar qué estados reciben mayores o menores recursos, pero no habrá garantía de mayor recaudación, un gasto de mayor calidad y una rendición de cuentas efectiva.

AMLO vs los aliancistas: ¿largo aliento? Si la meta de López Obrador es ganar las elecciones de 2012, su oposición a una eventual alianza PAN-PRD en el Estado de México resulta contradictoria para la mayoría. Dado el éxito que tuvieron las alianzas entre estos dos partidos, al oponerse a ellas se estaría arriesgando a fortalecer a Enrique Peña –tanto para la elección en el Estado de México como para la presidencial. Sin embargo, esta interpretación del actuar de López Obrador tiene el supuesto de que su objetivo es ganar la elección de 2012 a toda costa. En una visión alternativa, si López Obrador estuviera más preocupado por mantenerse vigente como líder de la izquierda y consolidar su control sobre el partido, oponerse a la alianza en el Estado de México adquiriría otro sentido. En términos ideológicos, el enemigo a vencer no sería Enrique Peña, ni siquiera el PRI –por lo menos no aún. Por el contrario, en este momento los adversarios continuarían siendo las disidencias dentro de la izquierda y en todo caso el PAN. Bajo esta visión, una eventual salida del PAN de la Presidencia podría darle a López Obrador la oportunidad de posicionarse como una oposición razonable, en lugar de una visceral –rol que no ha podido dejar de jugar desde 2006. La prioridad entonces, seria el liderazgo sobre la izquierda antes que una victoria en 2012. Una visión alternativa que implicaría un carácter mesiánico aún mayor al que se atribuía al personaje y quizás hasta una racionalidad de largo plazo. ¿Será?

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