lunes, 27 de septiembre de 2010

¿Reformará el G 20 el Sistema Financiero Global?

Por Carlos Luppi (*)

El agravamiento constante de la crisis europea, la aprobación de la Reforma Financiera en EEUU y hasta la explosiva situación en Medio Oriente (porque se necesita estabilidad), pueden hacer viable el resistido cambio en la regulación del Sistema Financiero Global.

Sería la mayor derrota de la praxis neoliberal y sus adalides y beneficiarios: los grandes bancos y los partidos conservadores.

El 14 de mayo, tras el estreno en el Festival de Cannes de su nuevo film, Woody Allen (maestro en jugar con humor sobre situaciones dramáticas) declaró que “sería genial si Obama pudiera ser dictador durante algunos meses porque podría hacer muchas cosas buenas rápidamente”. Para que no quedaran dudas de que hablaba en serio, remató: “el Partido Republicano debería salir del camino y dejar de herirlo y trabar todo”. Resumía el panorama de la primera superpotencia: una oposición salvaje (que en definitiva ayuda a Obama ante el resto del mundo), y el fracaso de la política “bipartidaria” del presidente, acosado por la Crisis Económica Global (CEG).

Pero la necesidad siempre se impone.

Los republicanos han tenido que tolerar su política económica keynesiana, que ha sacado técnicamente a EEUU de la recesión (lleva tres trimestres de crecimiento al 2,9%, 5,6% y 3% del PBI); la aprobación de la Reforma del Sistema Sanitario (que incorporó 31 millones de personas a la cobertura); y aceptar que el funcionamiento “liberal” de los bancos norteamericanos era insostenible, conducía al país a la ruina y, lo que para ellos es peor, a la pérdida de su importancia e influencia en el mundo.

Los lodos que ayudaron la Reforma
El 21 de mayo el Senado de los Estados Unidos aprobó una nueva regulación del sistema financiero. Este triunfo –resistido ferozmente por los lobbies y el Partido Republicano- fue posible no sólo por las consecuencias de la CEG, (iniciada con la crisis subprime en los bancos de EEUU), como el desempleo del 9,7%, sino sobre todo por la continuación de los escándalos en los grandes bancos, que, reiniciada su expansión, volvieron a las prácticas viciosas que los llevaron a la ruina e hicieron que el Estado debiera salvarlos.

El 16 de abril, la Securities and Exchange Commission de EEUU (SEC), denunció a Goldman Sachs (GS, el banco emblema de George W. Bush, responsable en gran parte de la crisis griega) por fraude contra los accionistas.

El 12 de mayo el gobierno de EEUU abrió, con la Bolsa, una “investigación penal preliminar” nada menos que contra Citigroup, GS, JP Morgan, Morgan Stanley, el Deutsche Bank y UBS para determinar si defraudaron a clientes con productos financieros adosados a títulos inmobiliarios de riesgo.

El 13 se informó que el Fiscal General de Nueva York, Andrew Cuomo, inició investigaciones a ochos bancos de primera línea (a los nombrados se agregan el Crédit Suisse, el Crédit Agricole y Merrill Lynch y se retira JP Morgan), bajo acusación de engañar a las calificadoras de riesgo Standard & Poor´s, Fitch Rating y Moody´s, inflando el valor de obligaciones colaterales de las deudas o CDOs.

Cuomo analiza otras manipulaciones de información, como el hecho de que funcionarios de las Calificadoras trabajaron en las secciones hipotecarias de bancos, ayudándolos a recibir notas superiores que influyeron en los inversores. Es fácil comprender que los banqueros sean hoy el mayor objeto de odio de los norteamericanos –superando a los abogados- y que la Reforma de Obama, alentada por el espejo trágico de la crisis europea, haya sido finalmente aprobada.

El Vía Crucis de Europa

Las bolsas y el euro siguen cayendo, las manifestaciones avanzan y los gobiernos peligran, mientras la economía mundial prevé crecer 4% en 2010, impulsada por los “emergentes” (Asia, América Latina y el Caribe), y EEUU se recupera. Tras los anuncios de Hungría el viernes 6, se ratificó que “una crisis de deuda en la Eurozona representa la principal amenaza para la economía mundial”, como afirma el informe mensual de una importante consultora uruguaya.

Sigue la connotación política en el manejo de la información, porque mientras castiga a los PIIGs (casi todos con gobiernos de izquierda), la prensa no dice que en 2009 el PBI de la Eurozona cayó 4%, pero el de Alemania lo hizo 5%. Merkel acaba de aprobar un ajuste de 80.000 millones de euros, la clásica receta del FMI que sólo aumentará la caída.

Enrique Iglesias vaticinó en la CEPAL que “la actual crisis durará mucho más de lo que algunos piensan” y “provocará una redistribución del poder mundial, con un polo asiático”. Paul Krugman y Joseph Stiglitz continúan abogando por el uso de los estímulos y la expansión fiscal, como en 1929, contra la ortodoxia neoliberal.

La alarma ganó en mayo la Cumbre UE – América Latina, que declaró “la necesidad de cambiar el sistema financiero global”, “crear un marco de supervisión para las entidades” y “habilitar un mayor control”. La alarma fue completa cuando el 20 de mayo Angela Merkel (Mrs. No) pidió que el G 20 se comprometiera a una regulación mayor de los mercados, la creación de un fondo internacional garantizado por los bancos y la introducción del impuesto a las transacciones financieras. Merkel era la medida del desastre.

El tercer triunfo
Tras haber vencido la recesión y aprobado la Reforma del Sistema Sanitario, Obama pudo finalmente aprobar el 21 de mayo su Reforma Financiera en el Senado, donde estaba estancada desde diciembre. Considerada la mayor desde la Gran Depresión, debió vencer una campaña propagandística multimillonaria. Crea una Agencia de supervisión, establece mayores regulaciones para bancos y fondos de inversión, restringe severamente el mercado de derivados, prohíbe al Estado el rescate de instituciones financieras quebradas y hasta impone regulaciones a las Agencias de Calificación.

Las cumbres que vienen
El 30 de mayo sesionó el “Diálogo Económico y Estratégico” entre China y EEUU, bajo el lema “una era histórica posterior a la crisis financiera global”.

Tras la reunión de Ministros de Economía del G 20, el G 8 sesionará el 25 y 26 en Muskoka, cerca de Toronto, y el G 20 lo hará el 26 y 27 de junio en dicha ciudad, con la regulación financiera en el centro de su agenda.

Esta vez no hay lugar para vergonzosas escapadas hacia el “piloto automático de los mercados” como en Londres el 2 de abril de 2009 y en Pittsburgh, el 25 de setiembre del mismo año. Está claro que el mercado financiero no sólo no soluciona sino que hunde, con avaricia criminal. Es la hora de la regulación de los mercados financieros internacionales, de la imprescindible “reforma de la arquitectura del sistema financiero que prevenga o resuelva las crisis globales”. Europa sabe que le va la vida y EEUU que perdería a su principal aliado, y al más cercano apoyo de Israel. China y Rusia aborrecen el caos y también deben poner coto a sus banqueros.

Acaso como nunca, desde la Crisis de la Deuda en los 80, esta crucial reforma (otra derrota conceptual del Neoliberalismo), ha estado tan cerca.

Pero sería sólo un gran paso. La solución real sería un verdadero Bretton Woods (no la traición de 1944), donde realmente nacieran organismos de equilibrio financiero y desarrollo mundiales, y no “síndicos de las potencias desarrolladas”.


(*) Contador, posgrado en economía, periodista y escritor. Uruguay

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