miércoles, 19 de mayo de 2010

semana política

Relación bilateral: Calderón en Washington
Yucatán: el PRI y el PAN en la elección
Asamblea Nacional del PAN: sin sorpresas



Relación bilateral: Calderón en Washington

La visita del presidente Calderón a Washington tiene lugar en un momento poco común para ambos gobiernos. Lo usual es que este tipo de reuniones se den al inicio de una administración, de tal suerte que constituya el momento de arranque para una agenda bilateral –siempre clave y más ahora que ambos países padecen problemas que requieren la concurrencia del otro para enfrentarse y resolverse. Quizá no haya otro par de naciones para las cuales la política exterior de una se convierte de inmediato en la política interior de la otra y viceversa.

Aunque el presidente Obama se ha reunido con Calderón en varias ocasiones, esta visita marcará un momento clave para el presidente de México. Si bien los acontecimientos de la semana previa (asesinato de candidato panista en Tamaulipas y desaparición de Diego Fernández de Ceballos) inciden en la opinión pública norteamericana, la lucha de Calderón contra el narco goza de prestigio y credibilidad en Washington. Estos hechos serían vistos como una razón más para respaldar la posición de un gobierno de México que, a diferencia de sus antecesores, se decidió a actuar al respecto. Un esfuerzo decidido por parte del gobierno norteamericano en este frente podría allanarle el camino a Calderón a un final de sexenio mucho más feliz de lo que parecería posible en este momento.

La agenda para México en esta cumbre será que el país funciona en la mayor parte del territorio a pesar de: la percepción de que está todo en llamas; la lucha contra el narco y sus componentes indisolubles, las drogas, las armas y los movimientos financieros; los movimientos de personas, los indocumentados mexicanos y la política migratoria estadounidense; y los asuntos comerciales, sobre todo el asunto del autotransporte, que empañan y obstaculizan el extraordinario intercambio de bienes que ocurre a través de la frontera.

Evaluar una visita de esta naturaleza en términos de éxito o fracaso será difícil, máxime cuando no hay asuntos que se pudieran presentar como arreglos o acuerdos finales en este momento. Sin embargo, lo central de la reunión residirá en la capacidad del presidente mexicano para presentar a su país como una nación responsable y trabajadora que enfrenta retos mayúsculos –por la fortaleza de las mafias de las drogas y la falta de crecimiento económico– y sólo espera una oportunidad para desarrollarse. En la medida en que logre cautivar el espíritu estadounidense de justicia y responsabilidad y colocar a México en esa dimensión, la reunión habrá excedido cualquier expectativa. En esa perspectiva, lo crucial no está en lo que se anuncie como acuerdos y declaraciones, sino en la posibilidad de que se desaten fuerzas favorables a la solución o al menos atención de los temas que son cruciales para México.

Yucatán: el PRI y el PAN en la elección

La victoria del PRI en Yucatán es relevante por varios factores. De entrada, no sólo ganó la emblemática Mérida –municipio gobernado hace 20 años por el PAN, bastión partidista y símbolo de su consolidación electoral en lo local– sino que obtuvo 13 de los 15 distritos que componen el Congreso local. Además, pone de su lado la inercia rumbo a las elecciones que se llevarán a cabo en otros 14 estados este año.

Para el PAN, más allá de lo que pudiera recuperar en un proceso de impugnación ante tribunales, los resultados en Yucatán representan, además de la pérdida de uno de los cinco municipios más importantes que gobiernan, la señal de una creciente debilidad operativa (trabajo partidista, construcción de redes y estructura local). Evidencian también el distanciamiento del Comité Ejecutivo Nacional del partido de sus representaciones en los estados, para muestra, los reclamos a César Nava por su escasa presencia a lo largo de todo el proceso electoral.

Si bien un factor importante en el triunfo del PRI se debe al apoyo de la estructura del gobierno del estado de Yucatán a los candidatos priístas –particularmente a su candidata en Mérida– también es muy probable que el desgaste del propio PAN como gobierno federal, local y de otros enclaves panistas en el estado haya contribuido a que la insatisfacción de los electores se transformara en la búsqueda de alternativas.

 
Asamblea Nacional del PAN: sin sorpresas


El PAN tendrá este fin de semana su Asamblea Nacional, máximo órgano de decisión del partido, y los resultados difícilmente sorprenderán. En cuanto a la formación del Consejo Nacional – encargado entre otras cosas de elegir al presidente del partido, aprobar las plataformas electorales, la participación del partido en elecciones federales y el método de elección del candidato a la Presidencia– el Comité Ejecutivo Nacional ha operado para colocar al mayor número de consejeros afines al presidente Calderón.

Si bien esta operación va en detrimento de los intereses de los otros dos grupos políticos identificables al interior del panismo –la ultraderecha identificada con el clero y los panistas tradicionales– las probabilidades de que se presenten grandes desencuentros son bajas. La razón es que si bien existe descontento con la forma en que se ha dirigido el partido, la cercanía de los procesos electorales obliga a presentar un frente unido.

Será hasta pasadas las elecciones y con los resultados de éstas en la mesa que las diferencias se harán evidentes. Las fuentes de conflicto, además de los probables fracasos en las urnas, se concentrarán en la designación del presidente del partido que sustituya a César Nava y posteriormente, en la elección de candidatos a gubernaturas estatales, particularmente la del Estado de México.


Cortesía de CIDAC
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