lunes, 19 de julio de 2010

La nueva historia de la nueva derecha


Por Saul Landau (*)

La Junta de Educación del Estado de Texas aprobó un nuevo currículo de estudios sociales para reflejar la historia norteamericana como debió haber sucedido.

La Junta de Educación del Estado de Texas aprobó un nuevo currículo de estudios sociales para reflejar la Historia Norteamericana como debió haber sucedido. La miembro de la Junta Cynthia Dunbar (republicana) dilucidó la esencia de la premisa de la Junta: Estados Unidos fue y debe ser “una tierra cristiana gobernada por principios cristianos”.

Después de leer esta noticia –Texas es el segundo cliente en importancia de la industria de libros de texto--, los autores, viendo la oportunidad de hacer una fortuna, enviaron propuestas a la junta educacional y a editores de libros de texto. Cito una propuesta encontrada cerca de la oficina en el Senado del republicano Jim DeMint (Carolina del Sur), quien da la casualidad que apoya la idea de reescribir los libros de texto:

“Como historiador, aborrezco el enfoque liberal de los heroicos antecedentes de nuestra nación y lo felicito por su posición de subrayar en los nuevos textos la singularidad norteamericana y los valores conservadores. Mi texto comenzaría con Dios presentando a la realeza europea Su idea de explorar el Nuevo Mundo.

“Él deseaba que los salvajes ocuparan esta tierra de oportunidades para escuchar Su palabra antes de que Él los condenara por toda la eternidad. Dios les había ofrecido el uso de Sus abundantes recursos y se había cansado de verlos desaprovechar las oportunidades.

“Estos llamados indios mataban a los animales solo cuando necesitaban alimento y les faltaba la imaginación de cazarlos por deporte. Los textos liberales de la década de 1960 glorificaron a estos bárbaros y también sobrevaloraron a hombres –casi no cristianos—como Thomas Jefferson, cuyo único logro fue adquirir de Napoleón el territorio de Luisiana.

“Mi texto no adoraría a Lincoln, quien inició la Guerra Norteña de Agresión. Elogiaría al calumniado Jefferson Davis, presidente de los Estados Confederados de América, y exigiría a los estudiantes que leyeran (lo ideal sería que memorizaran) el clásico discurso del presidente Davis en su toma de posesión, y que aprendieran los nombres de otras grandes figuras de la Confederación. Durante esa triste guerra, los periódicos sureños no mencionaban el nombre de Lincoln. Es más, después de que el patriota John Wilkes Booth lo matara, The Richmond Gazette publicó de manera apropiada un titular: “Actor se Fractura una Pierna.

“La historia posterior a la Guerra Civil se reescribió y convirtió a los refinados sureños propietarios de plantaciones en monstruos que maltrataban a los esclavos negros. En realidad, esta refinada clase social era el epítome de las virtudes de la civilización. Compárese su benévolo dominio con el de los saqueadores oportunistas y pillos durante la era de la Reconstrucción. Ellos obligaron a los valientes sureños a unirse al Ku Klux Klan para defender la cultura local.

“Los textos subversivos asumen una dudosa teoría de la evolución y también propagan una traicionera veta de feminismo radical. Imaginen dar el crédito a las mujeres por haber ganado su derecho al voto en 1920, sin reconocer que solo los hombres votaron a favor de la 19na. Enmienda que le concedía ese privilegio al sexo débil.

“El voto de las mujeres no impidió que el sagaz electorado seleccionara al republicano Warren G. Harding como presidente, un hombre poco mencionado –a no ser por su amor a los juegos de cartas— en los libros radicales de historia.

“Los liberales llamaron ‘bandidos inescrupulosos’, en vez de ‘Estadistas Industriales’, a grandes empresarios como John D. Rockefeller y Andrew Carnegie, y describieron despreciativamente a buenos presidente como Harding, Calvin Coolidge y Herbert Hoover.

“Yo presento la presidencia de Harding como empleando valores conservadores y promoviendo la diversión. (Los amistosos juegos de póker en la Casa Blanca permitían a los hombres de negocios relacionarse con el presidente y ayudar a armonizar la atmósfera política del momento.) Los buenos conservadores no toleraban que los reporteros que propagaban chismes violaran la privacidad del presidente. Los textos dominados por los liberales exageraron el caso de Teapot Dome, en el cual los empresarios amigos de Harding obtuvieron concesiones petroleras para garantizar un suministro barato de energía norteamericana.

“Mi texto revela a FDR y su Nuevo Trato como una era satánica que desafiaba los principios de Dios del libre mercado y aplicaba el socialismo a Sus variaciones naturales del mercado. Esta tendencia de estimar a los agitadores se hizo más aguda cuando el revoltoso Martin Luther King y el mexicano César Chávez obtuvieron pedestales inmerecidos.

“En vez de alabar la diligencia de héroes anticomunistas amantes de la libertad, como el director del FBI J. Edgar Hoover y el senador Joe McCarthy, para arrancar de raíz a los subversivos en el gobierno y en otras partes, los textos sediciosos aplauden a pervertidos como el difunto senador federal Ted Kennedy, famoso por el incidente de

Chappaquiddick, y rebeldes legales como el juez del Tribunal Supremo Thurgood Marshall.

“¿Qué logros obtuvieron en comparación con el fabuloso legado de Ronald Reagan, quien casi creó un milagro realizando gastos sin aumentar los impuestos? Bajo la guía de Reagan, la membresía de la Asociación Nacional del Rifle creció y los norteamericanos pudieron escuchar a un líder que anunciaba nuestro verdadero patrimonio –por medio de los ojos de la Fundación Heritage, la cual mantiene viva la llama de la antigua Mayoría Moral.

“Durante el gobierno de Reagan, ‘dormir con el presidente’ significaba asistir a una reunión del gabinete, y no un acto inmoral. Reagan cumplió la mitad de la recomendación de Ben Franklin: ‘temprano a la cama’.

“Reagan comprendió nuestra historia excepcional y la intención de Dios de armar a los ciudadanos contra humanos y animales que se meten en propiedad ajena y son lo bastante estúpidos como para ponerse a tiro.

“Según la Junta de Educación de Texas, todos los estudiantes debieran poder ‘describir las causas y organizaciones e individuos clave de la resurgencia conservadora de las décadas de 1980 y 1990, incluyendo a Phyllis Schlafly, el Contrato con Estados Unidos, la Fundación Heritage, la Mayoría Moral y la Asociación Nacional del Rifle’. Eso sucederá cuando Texas adopte mi texto como lectura obligatoria”.

Atentamente,

Dr. Profesor Scamming Shellgame, Universidad Bobby Jones


(*) Investigador sénior, es un renombrado realizador, periodista y escritor. Landau escribe una columna semanal sobre política nacional y exterior de los Estados Unidos y ha producido más de cuarenta película sobre cuestiones sociales, políticas, históricas y de derechos humanos.

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