martes, 27 de julio de 2010

Cultura de la Seguridad

El peligro de secuestros de occidentales en algunas regiones del mundo ha aumentado en los últimos años. Exigir a los colectivos civiles en zonas de riesgo que lleven un  plan de seguridad bajo el brazo es un paso importante en países como España, que está a la zaga en el fomento de estas prácticas de prevención.

El secuestro de los cooperantes catalanes en el África subsahariana, una región donde ha aumentado la probabilidad de ser víctima de este tipo de acciones a causa del traslado y el incremento de los campos de entrenamiento y de operaciones de Al Qaeda, refleja la necesidad de revisar y fomentar los sistemas de seguridad de los colectivos civiles españoles que trabajan en zonas de riesgo. El Estado tendría que regular estas prácticas y ofrecer mayores mecanismos de seguimiento y control.

La ausencia de un tratamiento especializado de la seguridad con que se van estos grupos es una carencia preocupante teniendo en cuenta el mundo conflictual en el que se mueven. En la mayoría de los casos viajan sin un entrenamiento previo en medidas de seguridad sobre el terreno, sin reglas ni dispositivos adaptados al contexto, y en muchos casos sin contacto con las embajadas.

En el ámbito de la Unión Europa, la ONU, otras organizaciones internacionales y países donde la cultura de la seguridad está más fomentada (EE UU y Gran Bretaña como referencia), es ya obligatorio que cualquier misión civil, del tipo que sea, bien destinada a la ayuda humanitaria y de emergencia, al desarrollo, a la implementación de proyectos y de asistencia logística, debe ir acompañada de sus correspondientes planes de seguridad y nombrar a un responsable en esta área. Además, no pueden partir sin haber seguido un entrenamiento previo para saber desenvolverse en estos lugares de destino. Tampoco hay que olvidarse de los reporteros, los viajes empresariales y hasta de las agencias de viajes de aventura. Da igual la actividad que sea, es necesario ir bien preparados para cubrir su seguridad y garantizar los dispositivos necesarios para situaciones de emergencia.

Por su parte, el Estado debería poner también a su disposición mecanismos de seguimiento de situación, que en parte ya existen pero no están destinados a esta labor y a estos colectivos, incluyendo el asesoramiento especializado y la emisión de alertas a los mismos. Estos sistemas podrían estar centralizados en una base permanente y de referencia en España, en coordinación con diferentes instituciones y canalizarlos a través de las embajadas sobre el terreno, de tal manera que se lograra construir un auténtico paraguas de seguridad. También se echa mucho en falta que entre los cuestionarios y evaluaciones que la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) realiza a las ONG no haya ningún apartado destinado a la seguridad, un indicador más de la falta de tradición en estas prácticas.

           
Se echa mucho en falta que entre los cuestionarios y evaluaciones que la AECID realiza a las ONG no haya ningún apartado destinado a la seguridad
           

En Europa y EE UU están emergiendo grupos de profesionales, especializados en prestar estos servicios a dichas organizaciones, puesto que cubrir la seguridad de cualquier misión civil que se desplaza a estos lugares implica la aplicación de múltiples y complejos sistemas. Se precisa combinar el conocimiento de campo, un dominio de los factores que afectan a la seguridad de cada área, manejo en inteligencia y gestión del riesgo, de la logística y de los sistemas de comunicaciones aplicados, herramientas médico-sanitarias y hasta psicosociales (para saber abordar el estrés característico de estas zonas, y el modo de vida y de relacionarse en una cultura con valores diferentes).

Factores como conocer la situación sociopolítica y de seguridad en el país antes de partir, de cómo el desarrollo de acontecimientos puede alterar la situación, las zonas a evitar y en las que es más recomendable circular, cómo hacerlo, el modo de interactuar ante casos de emboscadas, secuestros, revueltas, puestos de control, pasos de fronteras y zonas de refugiados, identificar zonas minadas y armamento, cómo reportar incidentes, accidentes, conocer las técnicas de primeros auxilios, cómo preparar los viajes también de acuerdo a las condiciones de las carreteras y climatológicas, etc. deberían de impartirse de forma previa e implementarse a modo de plan de seguridad una vez sobre el terreno. Igualmente de importante es enseñar aspectos del modo de vida y de alojamiento, la manera de garantizar la seguridad estática y dinámica, el trato con la población local, la salvaguarda de la información y de los planes de viajes, la confidencialidad, y las normas de funcionamiento en grupo y medidas de seguridad personal.

El aumento de las operaciones yihadistas en África, lugar que concentra gran parte de la ayuda al desarrollo de las ONG y actividades de otros colectivos civiles, obliga a que los Estados tomen medidas preventivas y no sólo reactivas ante el auge de secuestro de occidentales.

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