lunes, 30 de enero de 2012

Libro de la semana: por el bien del imperio


  • Josep Fontana. Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945. Josep Fontana. Pasado y Presente. Barcelona, 2011. 1.230 páginas.

El profesor Fontana en la fase más madura y fecunda de su capacidad como historiador ha acometido el proyecto más extenso, descomunal de manejo bibliográfico, casi infinito de sugerencias, apuntes e incluso revelaciones de toda su obra. Son de esperar en el futuro nuevas e importantes aportaciones del autor catalán, pero su historia del mundo desde 1945 marca un punto y aparte en su ya abundante producción.

En Por el bien del imperio, donde el título ya actúa como referencia política, Josep Fontana ha hecho eso que tan comúnmente se suele calificar de "llenar un vacío", solo que en esta ocasión el tópico no puede ser más cierto; no me consta que exista, en España o América Latina, en castellano, un material de estas dimensiones. Y nos hallamos no ante otra historia mundial contemporánea, sino ante la otra historia de este tiempo.

El propósito del profesor Fontana ha sido el de equilibrar, contrarrestar o producir una narrativa que se oponga a las versiones dominantes, estándar, sobre el suceder de las últimas décadas. Es esta también una historia total en la que, inevitablemente, predomina lo político, el hecho superestructural, pero que está admirablemente fundido en lo que es también una historia económica, sociológica, de las mentalidades y de la cultura. Lo primero que probablemente ha de decidir el historiador al plantearse una obra de esta envergadura es dónde hacer el corte: cuánto entra, dónde y cómo del acontecer político, y cómo se hace la fusión con las grandes fuerzas en juego, el contexto en el que se desarrollan, y todo ello valorado con un permanente news analysis de los porqués de un pasado que sigue tan presente.

Ese vasto propósito tiene un hilo conductor -el grand récit- que es la llamada guerra fría, el enfrentamiento por actores interpuestos de las dos superpotencias que nacieron de la derrota de Alemania en 1945. Y el veredicto es inapelable: no hubo fuerzas que inexorablemente condujeran a ese enfrentamiento, sino una serie de errores, incomprensiones, y, sobre todo, planes disfuncionales, muy mayoritariamente del lado norteamericano, que condujeron al secular enfrentamiento por poderes. En esa narrativa, el presidente Truman y su secretario de Estado Dean Acheson -el que estuvo 'presente en la creación'- y, en menor medida, George F. Kennan, se mostraron claramente inferiores a su tarea. Y, aunque Josep Fontana no lo diga explícitamente, podría inferirse de ello que la guerra fría no hizo sino consolidar entre miedos e insuficiencias al bloque soviético, alargando, quizás, medio siglo la división de Europa y la supervivencia del estalinismo, así como imponer una hegemonía del mundo anglosajón raramente ejercida con prudencia.

No estamos ante un ensayo histórico, a la manera de la espléndida Europa ante el espejo, sino más bien ante una historia con ensayo, que se sostiene sobre una permanente tensión revisionista de tantas versiones homologadas solo por su repetición. Y en esa fusión de niveles de lectura, el autor no rehúye el cuerpo a cuerpo de la viñeta personal sobre los grandes protagonistas. Harry S. Truman era un pequeño tendero de Misuri; John F. Kennedy nunca habría llegado a la presidencia si se hubiera conocido su precario estado de salud; Josef Stalin salió de la Gran Guerra Patriótica envejecido y usado por la victoria; Ronald Reagan, un actor de serie B que fue apenas presidente part-time, experimentó, sin embargo, una conversión a un pacifismo cauteloso, y Mijaíl Gorbachov, el aprendiz de brujo que quiso sacar un conejo de la chistera y resultó que la chistera no tenía fondo. Por la variedad y brillantez de muchas de esas viñetas hay quien, sin embargo, podría reclamar un De Gaulle o una señora Thatcher, o en el mundo hispánico, un Juan Domingo Perón.

En un mural de esas dimensiones habrá asimismo lectores que se pregunten por qué España y América Latina son las grandes ausentes, aunque su papel no sea especialmente relevante en una historia de esa naturaleza; o qué habría de decir de la revolución informática, que no juega aquí un papel determinado en la construcción de la posmodernidad o aquello que le siga en el tiempo. Pero el profesor Fontana ha completado un más difícil todavía con esta su otra historia del mundo: el libro de referencia en castellano sobre la materia seguramente para varias generaciones.




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