Semana política

2 de febrero, 2011   ¡Hola!  Adjuntamos los sucesos más interesantes de esta semana. Las lecciones de Guerrero. La tremenda Corte. El Congreso y la disputa por el PRI. Davos: rebelión banquera y Segunda Conquista.    Las lecciones de Guerrero. Los resultados electorales en Guerrero dejan de ser la excepción que confirma la regla y se convierte en la regla misma: desestimar a un candidato que cuenta con una estructura político-electoral considerable, construida a lo largo de los años para privilegiar la designación de un candidato carente de estructura pero que cuenta con el respaldo de la cúpula partidista dispuesta a inyectarle considerables recursos económicos y políticos –incluyendo la de precandidatos a la Presidencia de la República. El resultado: la derrota electoral. Ya lo había demostrado Sinaloa el año pasado –y en cierta forma Puebla y Oaxaca también– con un candidato que poseía una estructura y base social local fuerte y fue descartado por su partido para designar a un candidato más acorde a sus intereses y simpatías. La consecuencia fue la indisciplina, seguida por su renuncia como militante, el acercamiento con los partidos de oposición –quienes deciden postularlo como su abanderado bajo la modalidad de alianza electoral– y finalmente, haciendo uso de su estructura partidista, ganó la elección. Si bien Guerrero y Sinaloa son casos que afectaron al PRI, despreciar a un candidato poseedor de una fuerte estructura local no es privativo de este partido. En Baja California Sur, la disputa por la candidatura del PRD a la gubernatura del estado generó el mismo resultado: la división del perredismo local (con consecuencias nacionales), el abandono del precandidato "perdedor" de las filas del partido y su posterior asunción como candidato por parte del PAN, quien en las diversas encuestas hechas públicas recientemente aventaja al candidato del PRD en la intención de voto, abriéndole grandes posibilidades de victoria. De nueva cuenta, el resultado parece repetirse. La tremenda Corte. Han pasado ya cuatro meses desde la muerte del Ministro Gudiño Pelayo y la vacante para un ministro de la Suprema Corte sigue abierta. El Presidente Calderón presentó al Senado, los primeros días de diciembre del año pasado, la primera terna de magistradas candidatas para el reemplazo. Sin embargo, el Senado rechazó la totalidad de la terna propuesta y el Presidente ahora deberá presentar una nueva. El problema es que la Constitución no marca un periodo entre la presentación de la primera terna y la segunda. Presentar una segunda terna representa un ejercicio más complicado por múltiples razones. La primera de ellas es que, en esta segunda vuelta, uno de los tres candidatos sería, en definitiva, el nuevo ministro. El Senado puede elegir de entre la terna, pero si no lo hace, el Presidente será quien elija –sin posibilidad de apelaciones– a uno de sus candidatos como integrante número once de la Corte. La segunda razón es que, al término de su administración, Calderón habrá elegido a seis de los 11 ministros. La tendencia de las decisiones de la Corte será, en buena medida, el resultado del tipo de perfiles que el Presidente decidió proponer. Lo interesante es que el día de hoy, con un tribunal incompleto, se puede observar un claro equilibrio de fuerzas, de posturas políticas y jurídicas. Ya existen más de 25 asuntos en la Corte en los que no pudieron llegar a un fallo porque sus votos quedaron empatados –uno de ellos el amparo en contra de la reforma electoral de 2007. En ese contexto, el perfil del nuevo ministro es crucial para definir el sentido de las próximas decisiones de este órgano. Si bien los litigios pendientes podrían no preocupar del todo al Presidente, lo que la Corte pueda definir en los siguientes años es fundamental. El Congreso y la disputa por el PRI. Inició el segundo periodo de sesiones del segundo año en el Congreso de la Unión con llamados a promover diversas reformas. Sin embargo, pocos legisladores están dispuestos a tocar grupos de interés en vísperas de elecciones, y por lo tanto, la probabilidad de lograr acuerdos entre las diversas fuerzas políticas se reduce. En ese entorno, podría esperarse que las propuestas más reformistas provengan de actores en posición de debilidad electoral dentro de su propio partido y que necesiten hacer apuestas fuertes. Es el caso del Senador Beltrones y su propuesta de reforma fiscal. El contenido de la reforma es esencialmente el mismo al propuesto el año pasado por el sector empresarial. Se busca ampliar la base gravable, eliminar la consolidación fiscal, unir el IETU y el ISR, y aplicar un IVA generalizado con excepción de una canasta básica de productos definidos por el Congreso. En aquel momento ninguno de los grupos parlamentarios consideró oportuna una discusión en torno al tema y la propuesta terminó por desecharse. Si bien se trata de una reforma necesaria para el país, en el fondo lo que está en juego es la definición de fuerzas al interior del PRI. La Cámara de Diputados es la única con facultades para presentar una iniciativa de reforma a la Ley de Ingresos, lo cual implica una negociación entre los coordinadores de la bancada priísta en ambas cámaras. Al parecer, Beltrones le apuesta a pasar el costo de rechazar nuevamente una reforma fiscal a los diputados de su propio partido, la mayoría de los cuales representan al grupo del Gobernador Peña Nieto. La posibilidad de que una reforma fiscal llegue a ser fructífera en este periodo es remota, sobre todo tomando en cuenta las recientes declaraciones de Francisco Rojas, coordinador de la bancada priísta en la Cámara, rechazando la propuesta proveniente del Senado. En este escenario, la clave para Beltrones está en debilitar poco a poco la posición de Peña Nieto al interior del partido para emparejar la cancha rumbo a la campaña por la candidatura del PRI. Davos: rebelión banquera y Segunda Conquista. La imagen de billonarios y políticos concentrados en un pueblito de los Alpes suizos inevitablemente alienta las teorías conspirativas de quienes creen que el mundo está manejado por una pequeña élite. Es tan común cruzarse en los pasillos con Umberto Eco, Nadine Gordimer o Bono como con Carlos Slim, Bill Gates,  Juan Luis Cebrian, George Soros, Roberto Hdrnández o Indra Nooyi, la presidenta de Pepsico. En este 2011, el Foro llamó la atención sobre el papel de los bancos en la crisis internacional. Tanto Emilio Botin, de Banco Santander, Francisco González, de BBVA, Jaime Dimon, presidente de JP Morgan , y Peter Sands de Standard Chartered, sienten que les están culpando de todos los pecados de sus semejantes, tal cual externaron en la reunión con el presidente Sarkozy: “demasiado es demasiado”. Han optado por rebelarse ante cualquier cambio regulatorio. El sector se ha opuesto prácticamente a cada nueva norma introducida en cualquier parte del mundo desde que empezó la crisis. Sus objeciones tienen poca credibilidad. Además, el sistema financiero dista mucho de estar arreglado. Aunque los coeficientes de capital han aumentado y los colchones de liquidez son más grandes, las autoridades siguen sin tener ninguna forma de encargarse de los grandes bancos que quiebran sin poner en peligro el dinero de los contribuyentes. Mientras persista ese peligro ético, los bancos tendrán un incentivo para hacerse más grandes toda vez que gozan de una garantía implícita del Gobierno. De otra parte, llamó la atención la reunión que sostuvo Felipe Calderón con el presidente de la española Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. En ella se anunció que el Gobierno mexicano, a través de la Comisión Federal de Electricidad, concederá, vía concurso a la empresa hispana, la central de gas de Baja California, de unos 300 MW, e instalaciones eólicas de la Ventosa que suman un total de 600 MW. Si bien es una inversión importante, en el gobierno han preferido no ver que el sector energético nacional cada vez es más débil, y en contra de lo que sucede en los países BRIC, lo van dejando en manos extranjeras. La segunda conquista, en realidad, se llama dependencia energética.