Una vez más la estabilidad del país del Caribe se pone a prueba con una nueva crisis institucional. El nuevo gobierno, conducido por el experto ex ministro de planificación y cooperación externa, Jean Max Bellerive, ha sido rápidamente nominado. La comunidad internacional y los principales países donadores han acogido favorablemente, esta rápida solución. Pero la crisis del gobierno evidencia una vez más la fragilidad del sistema político haitiano.
Para un país como Haití, que se sitúa entre los más pobres del mundo, que desde hace años se encuentra envuelto en repetidas crisis sociales, la estabilidad es un elemento fundamental para favorecer el crecimiento y el desarrollo. En el periodo de poco más de un año, dos gobiernos han caído. En el mes de abril de 2008, Jacques Eduard Alexis, en el cargo desde sólo dos años, fue puesto a prueba por el Parlamento y, al mismo tiempo, por la crisis de la vie chère (querida vida), como consecuencia del aumento de los precios de los productos alimentarios en pleno contexto mundial de crisis alimenticia. El pasado 30 de octubre, fue el turno de Michelle Pierre-Louis, la primera ministra que sustituyó a Alexis, tras un voto de desconfianza por parte del Senado que criticó la gestión de 197 millones de dólares para ayudas de urgencia y los escasos resultados en el plano económico, tuvo que abandonar la cabeza del ejecutivo. Antes de ellos, había tocado a Gérard Latortue, sólo fue capaz de ocupar el cargo dos años en el primer gobierno post crisis del 2004.Pierre-Louis ha sido inmediatamente sustituida por el actual ministro de planificación y cooperación externa, Jean Max Bellerive, al que el presidente René Preval ha dado la autorización de formar un nuevo gobierno.
Las consecuencias de la crisis del ejecutivo
Con mitad de la población obligada a vivir con menos de dos dólares al día, Haití es el país más pobre del continente y de todo el hemisferio norte. Después del pasaje devastador a finales de 2008, de cuatro ciclones y varias tormentas tropicales que han destruido gran parte de la producción agrícola dejando numerosas víctimas, el país se encuentra en una fase de renovado dinamismo, aunque la inflación en aumento pone en peligro la subsistencia de los haitianos. El punto clave para ayudar al país ha estado identificada en la potencialidad de catalizar inversiones extranjeras, una estrategia que se beneficia del esfuerzo aportado por el ex presidente estadounidense, Bill Clinton, nominado en abril, Enviado Especial de la ONU para Haití. Los progresos conseguidos, sin embargo, se encuentran en la cuerda floja debido a la inestabilidad política generada por el cambio de gobierno. La confianza de los inversores podría ser debilitada por la incapacidad de presentar instituciones estables que ofrezcan garantias y fiabilidad a estos. Por otra parte, las Naciones Unidas, que desde el 2004 desplegan sobre la mitad de la isla Española (que Haití divide con la República Dominicana) una fuerza de 9.000 hombres reunidos en la MINUSTAH -la misión de estabilización de la ONU para Haití- han llevado al país a formar rápidamente un gobierno para evitar que las protestas que en el 2008, colocaban al país en una inestabilidad tras la crisis de la vie chère, se vuelvan a repetir.
Jean Max Bellerive, nuevo primer ministro
Jean Max Bellerive se considera un elemento de gran experiencia en el panorama de la política haitiana y un perfecto conocedor de la administración pública nacional. Fue miembro de los precedentes gobiernos Alexis y Latortur, y en el momento de entrar a ocupar el cargo como nuevo jefe del ejecutivo, ocupaba el cargo de ministro de planificación y cooperación externa.En su discurso de política general presentado en el parlamento, Bellerive ha revelado sus prioridades: educación, servicios básicos, trabajo. Ha obtenido un gran reconocimiento por la tarea desempeñada en la gestión de las ayudas externas, su nominación por parte del presidente Preval serviría ante todo, para asegurarse a los países donadores, dado que en los últimos años las ayudas a Haití han aumentado considerablemente. El pasado mes de abril, tras haber sido numerosas veces pospuesta, se ha realizado la conferencia internacional de donadores para Haití, promovida por el Banco Interamericano de Desarrollo, que concluyó con la promesa de ceder cerca de 400 millones de dólares a ayudar al desarrollo de la República del Caribe por parte de los más grandes países, en concominancia con un cierto retorno a la estabilidad, iniciativas comerciales y ciertos proyectos de inversiones que han sido puestas en marcha, bajo el voto de la Clinton Foundation y la Fundación Soros, del homónimo magnate, George Soros. Esta última ha prometido la construcción de un centro industrial en el barrio periférico de Port-au-Prince, Cité Soleil, tristemente conocido por ser, hasta hace poco tiempo, el centro neurológico de la criminalidad de la capital. La cadena de albergues multinacional Hilton ha multiplicado recientemente las inversiones en lo que se considera uno de los sectores con mayor prospectivas. Según muchas opiniones, nacionales y extranjeras, la suspensión de Michelle Pierre-Louis se considera injustificada. Además de la gestión de los 197 millones de fondos de emergencia, a la ex primera ministra, se le critica los escasos resultados obtenidos en el frente económico. Con un solo año bajo el control del gobierno, con la herencia de una catástrofe natural y de una condición social grave por el continuo descenso del poder de aquisición por parte de la poblacilón (a prejuicio de una nueva ley que en junio ha triplicado el salario mínimo) Michelle Pierre-Louis, no ha tenido el tiempo suficiente para demostrar la eficacia de su acción. Convocada por el senado, la primera ministra ha elegido no presentarse a la interrogación parlamentaria convencida de que su suerte ya hubía sido decidida. Pierre-Louis, de todas formas, ha defendido su aparato resagiando que su investigación se clarificada sobre los fondos utilizados. Aunque con su salida de la escena, difícilmente esta investigación se realizará. Gran parte de la prensa nacional apoya la posición de los senadores minoritarios para quitar dudas sobre la legitimidad del aplazamiento. Como confirmación del consenso que catalizaba la figura de Pierre-Clinton, a pocos días de la interpelación parlamentaria, la secretaria del estado estadounidense, Hillary Clinton, tendría que haber buscado interceder con Preval -sin éxito- en favor del primer ministro.En realidad, la suspensión de Pierre-Louis era ya esperada desde hace algún tiempo, poco después, confirmada por la rapidísima designación de Bellerive a la cabeza del ejecutivo, en contraposición a las largas negociaciones que caracterizan a menudo a la vida política haitiana (en 2008, fueron necesarios 5 meses para nominar a Pierre-Louis como sucesora de Alexis). Antes del voto de desconfianza, un grupo de senadores se han reunido en el palacio presidencial. El objetivo de la reunión era conformar las bases del nuevo partido, la Coalición por la Paz y el Progreso (CPP), que cuenta con el apoyo del presidente Preval. Estos, llegados al mandato querría reformar la constitución mientras muchos legisladores ven en la nueva estructura política la posibilidad de consolidar sus posiciones y alejarse de las divisiones que caracterizan el Lepswa (“esperanza” en lengua criolla), el partido de la mayoría. Pocos días después, el senado desconfiaba de Pierre-Louis, con una mayoría de 18 votos a favor contra seis que se han abstenido. Tras el cambio del gobierno, René Preval ha intensificado los esfuerzos para construir el CPP, el objetivo es preparar las próximas elecciones legislativas que el Presidente quería realizar en el mes de febrero. Por otra parte, en el transfondo de las manifestaciones de protesta se han reiniciado en el seno de la universidad, después de un periodo de calma relativa, el gobierno Bellerive ha obtenido, el 3 de noviembre, también la confianza de la cámara baja.
La escena se repite
Pocos dudan sobre la capacidad de Bellerive para liderar el gobierno. Pero no han buscado las causas por las que se ha producido la crisis del ejecutivo, por lo que llama la atención la exclusión de Pierre-Louis que no ha estado acompañada por el equipo ministerial como se esperaba. Sin embargo es evidente que el país sigue estando dominado por una fragmentación política y una debilidad institucional crónica desde hace 20 años, con la caída del régimen dictatorial de Jean Claude Duvalier “Baby Doc”, el último de la dinastía Duvalier, hoy refugiado en Francia. Un elemento de continuidad representado por la tendencia de conglomerar a las multitudes detrás de los personajes carismaticos, como lo fueron en su época los “padres de la patria” que lucharon por la independencia obtenida en 1804, pero esto no asegura la estabilidad del país. Detrás del hecho de que Haití intente salir de la larga transición post autoritaria y alcanzar el camino de desarrollo, cuenta con una escasa transformación por la gran corrupción que presenta el país (Haití es el décimo país más afectado por este problema, según la organización no gubernativa Transparency International). Esta incertidumbre institucional ha conducido a menudo, en el pasado a la Comunidad Internacional a asumir un fuerte comportamiento sobre Haití. Entre 1990 y 2004 las ayudas han disminuido considerablemente, paralelamente el país experimentaba cinco ocupaciones por parte de tropas extranjeras con el objetivo de restablecer el orden, además de un rígido embargo comercial. Esto sumado a la contemporánea caída del valor del café en el mercado internacional (que en un tiempo fue el producto básico para la economía haitiana) y la oleada de industrias manufactureras que se dirigían hacia Asia a partir de la mitad de los años 90 (además del 70% de los puestos que se han perdido a lo largo de diez años en Haití) ha contribuido a situar a Haití en los últimos puestos de la relación mundial en el desarrollo humano, un clasificación realizada anualmente por la UNDP. Desde el 2004 las Naciones Unidas controlan el país a través de la MINUSTAH y, es por esta razón probablemente, los países donantes se han limitado a pedir al nuevo gobierno garantias de estabilidad para poder continuar con las acciones ya iniciadas.
Si es verdad que no existe por el momento una alternativa para Preval, el actual presidente parece tener todas las cartas en regla para impulsar al país hacia el crecimiento y la tan deseada, estabilidad. Los más escépticos están cansados de ver desaparecer las ayudas y los financiamientos sin dejar rastro de los progresos. Sobre el camino de la eficiencia, Jean Max Bellerive es a juicio de muchos, el mejor asistente que el presidente podría tener. Esto podría ser interpretado como un elemento positivo para los inversores extranjeros y para el mismo país; en cambio, menos positivo sería para quien cree que la consolidación democrática necesita de unas instituciones fuertes y una participación democrática. Sobre este aspecto, Haiti tiene todavía mucho camino a recorrer.
Para un país como Haití, que se sitúa entre los más pobres del mundo, que desde hace años se encuentra envuelto en repetidas crisis sociales, la estabilidad es un elemento fundamental para favorecer el crecimiento y el desarrollo. En el periodo de poco más de un año, dos gobiernos han caído. En el mes de abril de 2008, Jacques Eduard Alexis, en el cargo desde sólo dos años, fue puesto a prueba por el Parlamento y, al mismo tiempo, por la crisis de la vie chère (querida vida), como consecuencia del aumento de los precios de los productos alimentarios en pleno contexto mundial de crisis alimenticia. El pasado 30 de octubre, fue el turno de Michelle Pierre-Louis, la primera ministra que sustituyó a Alexis, tras un voto de desconfianza por parte del Senado que criticó la gestión de 197 millones de dólares para ayudas de urgencia y los escasos resultados en el plano económico, tuvo que abandonar la cabeza del ejecutivo. Antes de ellos, había tocado a Gérard Latortue, sólo fue capaz de ocupar el cargo dos años en el primer gobierno post crisis del 2004.Pierre-Louis ha sido inmediatamente sustituida por el actual ministro de planificación y cooperación externa, Jean Max Bellerive, al que el presidente René Preval ha dado la autorización de formar un nuevo gobierno.
Las consecuencias de la crisis del ejecutivo
Con mitad de la población obligada a vivir con menos de dos dólares al día, Haití es el país más pobre del continente y de todo el hemisferio norte. Después del pasaje devastador a finales de 2008, de cuatro ciclones y varias tormentas tropicales que han destruido gran parte de la producción agrícola dejando numerosas víctimas, el país se encuentra en una fase de renovado dinamismo, aunque la inflación en aumento pone en peligro la subsistencia de los haitianos. El punto clave para ayudar al país ha estado identificada en la potencialidad de catalizar inversiones extranjeras, una estrategia que se beneficia del esfuerzo aportado por el ex presidente estadounidense, Bill Clinton, nominado en abril, Enviado Especial de la ONU para Haití. Los progresos conseguidos, sin embargo, se encuentran en la cuerda floja debido a la inestabilidad política generada por el cambio de gobierno. La confianza de los inversores podría ser debilitada por la incapacidad de presentar instituciones estables que ofrezcan garantias y fiabilidad a estos. Por otra parte, las Naciones Unidas, que desde el 2004 desplegan sobre la mitad de la isla Española (que Haití divide con la República Dominicana) una fuerza de 9.000 hombres reunidos en la MINUSTAH -la misión de estabilización de la ONU para Haití- han llevado al país a formar rápidamente un gobierno para evitar que las protestas que en el 2008, colocaban al país en una inestabilidad tras la crisis de la vie chère, se vuelvan a repetir.
Jean Max Bellerive, nuevo primer ministro
Jean Max Bellerive se considera un elemento de gran experiencia en el panorama de la política haitiana y un perfecto conocedor de la administración pública nacional. Fue miembro de los precedentes gobiernos Alexis y Latortur, y en el momento de entrar a ocupar el cargo como nuevo jefe del ejecutivo, ocupaba el cargo de ministro de planificación y cooperación externa.En su discurso de política general presentado en el parlamento, Bellerive ha revelado sus prioridades: educación, servicios básicos, trabajo. Ha obtenido un gran reconocimiento por la tarea desempeñada en la gestión de las ayudas externas, su nominación por parte del presidente Preval serviría ante todo, para asegurarse a los países donadores, dado que en los últimos años las ayudas a Haití han aumentado considerablemente. El pasado mes de abril, tras haber sido numerosas veces pospuesta, se ha realizado la conferencia internacional de donadores para Haití, promovida por el Banco Interamericano de Desarrollo, que concluyó con la promesa de ceder cerca de 400 millones de dólares a ayudar al desarrollo de la República del Caribe por parte de los más grandes países, en concominancia con un cierto retorno a la estabilidad, iniciativas comerciales y ciertos proyectos de inversiones que han sido puestas en marcha, bajo el voto de la Clinton Foundation y la Fundación Soros, del homónimo magnate, George Soros. Esta última ha prometido la construcción de un centro industrial en el barrio periférico de Port-au-Prince, Cité Soleil, tristemente conocido por ser, hasta hace poco tiempo, el centro neurológico de la criminalidad de la capital. La cadena de albergues multinacional Hilton ha multiplicado recientemente las inversiones en lo que se considera uno de los sectores con mayor prospectivas. Según muchas opiniones, nacionales y extranjeras, la suspensión de Michelle Pierre-Louis se considera injustificada. Además de la gestión de los 197 millones de fondos de emergencia, a la ex primera ministra, se le critica los escasos resultados obtenidos en el frente económico. Con un solo año bajo el control del gobierno, con la herencia de una catástrofe natural y de una condición social grave por el continuo descenso del poder de aquisición por parte de la poblacilón (a prejuicio de una nueva ley que en junio ha triplicado el salario mínimo) Michelle Pierre-Louis, no ha tenido el tiempo suficiente para demostrar la eficacia de su acción. Convocada por el senado, la primera ministra ha elegido no presentarse a la interrogación parlamentaria convencida de que su suerte ya hubía sido decidida. Pierre-Louis, de todas formas, ha defendido su aparato resagiando que su investigación se clarificada sobre los fondos utilizados. Aunque con su salida de la escena, difícilmente esta investigación se realizará. Gran parte de la prensa nacional apoya la posición de los senadores minoritarios para quitar dudas sobre la legitimidad del aplazamiento. Como confirmación del consenso que catalizaba la figura de Pierre-Clinton, a pocos días de la interpelación parlamentaria, la secretaria del estado estadounidense, Hillary Clinton, tendría que haber buscado interceder con Preval -sin éxito- en favor del primer ministro.En realidad, la suspensión de Pierre-Louis era ya esperada desde hace algún tiempo, poco después, confirmada por la rapidísima designación de Bellerive a la cabeza del ejecutivo, en contraposición a las largas negociaciones que caracterizan a menudo a la vida política haitiana (en 2008, fueron necesarios 5 meses para nominar a Pierre-Louis como sucesora de Alexis). Antes del voto de desconfianza, un grupo de senadores se han reunido en el palacio presidencial. El objetivo de la reunión era conformar las bases del nuevo partido, la Coalición por la Paz y el Progreso (CPP), que cuenta con el apoyo del presidente Preval. Estos, llegados al mandato querría reformar la constitución mientras muchos legisladores ven en la nueva estructura política la posibilidad de consolidar sus posiciones y alejarse de las divisiones que caracterizan el Lepswa (“esperanza” en lengua criolla), el partido de la mayoría. Pocos días después, el senado desconfiaba de Pierre-Louis, con una mayoría de 18 votos a favor contra seis que se han abstenido. Tras el cambio del gobierno, René Preval ha intensificado los esfuerzos para construir el CPP, el objetivo es preparar las próximas elecciones legislativas que el Presidente quería realizar en el mes de febrero. Por otra parte, en el transfondo de las manifestaciones de protesta se han reiniciado en el seno de la universidad, después de un periodo de calma relativa, el gobierno Bellerive ha obtenido, el 3 de noviembre, también la confianza de la cámara baja.
La escena se repite
Pocos dudan sobre la capacidad de Bellerive para liderar el gobierno. Pero no han buscado las causas por las que se ha producido la crisis del ejecutivo, por lo que llama la atención la exclusión de Pierre-Louis que no ha estado acompañada por el equipo ministerial como se esperaba. Sin embargo es evidente que el país sigue estando dominado por una fragmentación política y una debilidad institucional crónica desde hace 20 años, con la caída del régimen dictatorial de Jean Claude Duvalier “Baby Doc”, el último de la dinastía Duvalier, hoy refugiado en Francia. Un elemento de continuidad representado por la tendencia de conglomerar a las multitudes detrás de los personajes carismaticos, como lo fueron en su época los “padres de la patria” que lucharon por la independencia obtenida en 1804, pero esto no asegura la estabilidad del país. Detrás del hecho de que Haití intente salir de la larga transición post autoritaria y alcanzar el camino de desarrollo, cuenta con una escasa transformación por la gran corrupción que presenta el país (Haití es el décimo país más afectado por este problema, según la organización no gubernativa Transparency International). Esta incertidumbre institucional ha conducido a menudo, en el pasado a la Comunidad Internacional a asumir un fuerte comportamiento sobre Haití. Entre 1990 y 2004 las ayudas han disminuido considerablemente, paralelamente el país experimentaba cinco ocupaciones por parte de tropas extranjeras con el objetivo de restablecer el orden, además de un rígido embargo comercial. Esto sumado a la contemporánea caída del valor del café en el mercado internacional (que en un tiempo fue el producto básico para la economía haitiana) y la oleada de industrias manufactureras que se dirigían hacia Asia a partir de la mitad de los años 90 (además del 70% de los puestos que se han perdido a lo largo de diez años en Haití) ha contribuido a situar a Haití en los últimos puestos de la relación mundial en el desarrollo humano, un clasificación realizada anualmente por la UNDP. Desde el 2004 las Naciones Unidas controlan el país a través de la MINUSTAH y, es por esta razón probablemente, los países donantes se han limitado a pedir al nuevo gobierno garantias de estabilidad para poder continuar con las acciones ya iniciadas.
Si es verdad que no existe por el momento una alternativa para Preval, el actual presidente parece tener todas las cartas en regla para impulsar al país hacia el crecimiento y la tan deseada, estabilidad. Los más escépticos están cansados de ver desaparecer las ayudas y los financiamientos sin dejar rastro de los progresos. Sobre el camino de la eficiencia, Jean Max Bellerive es a juicio de muchos, el mejor asistente que el presidente podría tener. Esto podría ser interpretado como un elemento positivo para los inversores extranjeros y para el mismo país; en cambio, menos positivo sería para quien cree que la consolidación democrática necesita de unas instituciones fuertes y una participación democrática. Sobre este aspecto, Haiti tiene todavía mucho camino a recorrer.
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