miércoles, 27 de abril de 2011
martes, 26 de abril de 2011
Guerras por comida: ¿somos lo que comemos?
La reserva estratégica de cerdo: China es una superpotencia porcina, además de humana. El Imperio del Centro cuenta con más de 446 millones de cerdos, uno por cada tres chinos y más que los siguientes 43 países juntos. Por tanto, cuando el abastecimiento de este tipo de carne sufre alguna perturbación, la economía se resiente: por ejemplo, la enfermedad del “cerdo de oreja azul” que obligó a los agricultores chinos a matar millones de animales en 2008 hizo que la inflación del país alcanzara su nivel máximo en una década.
Para evitar nuevos incidentes, Pekín creó poco después una reserva estratégica de cerdo y estableció por toda China almacenes frigoríficos llenos de esta clase de carne congelada al que se da salida en periodos de escasez. El Gobierno se vio obligado a aumentar las reservas -con cerdos sacados del mercado- en la primavera de 2010, cuando el exceso de existencias hizo que se derrumbaran los precios.
Cómo adueñarse del mercado del chocolate: Apodado “Dedos de chocolate” y “Willy Wonka” en los medios de comunicación, el inversor británico Anthony Ward se ha convertido en la última década en el rey indiscutible del mercado mundial del chocolate. En 2002, Ward compró más de 150.000 toneladas de cacao, el 5% de la producción global. Volvió a hacerlo en el verano de 2010 con la compra de más de 240.000 toneladas –suficiente para fabricar aproximadamente 5.000 millones de tabletas-, que le dio el control del 7% de la producción del planeta. Fue la mayor venta de cacao en la Bolsa de Londres desde hacía por lo menos 10 años, y Ward se convirtió en el proveedor de referencia para los fabricantes de chocolate. Otros inversores protestaron y aseguraron que Ward estaba forzando el aumento de los precios de una materia prima que ya había incrementado su valor en más del 150% durante los dos años y medio anteriores.
Ward no es simplemente un loco del chocolate; lo que ha hecho es apostar a largo plazo a que los problemas de suministro en África occidental van a seguir impulsando los precios. La demanda de cacao ha crecido el 3% anual en el último siglo, y se disparó durante los disturbios políticos de este año en Costa de Marfil, que cultiva alrededor del 40% de la cosecha global. Además, resulta que la demanda de chocolate es anticíclica: los beneficios de Hershey crecieron un 40% en 2009, en plena crisis financiera mundial.
Las guerras del humus: Un frente menos conocido y, por suerte, menos destructivo del conflicto árabe-israelí es la lucha permanente por alardear de quién es capaz de producir la mayor cantidad de humus de una vez. Durante años, Israel estuvo en posesión de la marca mundial, con una ensaladera que contenía 450 kilos de la popular pasta de garbanzos. Pero Líbano, que afirma que Israel se ha apropiado de un plato tradicional, respondió con una bandeja de más de 2.000 kilos de humus en 2009. Israel se vengó dos meses después, cuando un grupo de cocineros increíbles hizo un plato de más de 4.000 kilos. Y en 2010, el país de los cedros recuperó la corona con una fuente de 10.000 kilos. (Por lo visto, nadie se detuvo a pensar la pita del tamaño del Mar Muerto que iba a hacer falta para consumir toda esa pasta).
No parece que la pelea vaya a terminar pronto. Los productores libaneses de humus han amenazado con acusar a Israel de violación de los derechos de propiedad intelectual, y citan el precedente de una sentencia del Tribunal Europeo de Justicia que estableció los derechos exclusivos de Grecia a fabricar queso feta. Las dos partes se han enfrentado también por el récord mundial de la mayor cantidad de tabulé.
Picaduras de insectos: La afición del mundo desarrollado a la carne, que no deja de aumentar, está convirtiéndose en una auténtica catástrofe ambiental, porque la cría del ganado necesario para satisfacer ese apetito genera ya hasta el 20% de los gases de efecto invernadero que están fomentando el calentamiento global, según Naciones Unidas. Muchos ecologistas dicen que la solución es hacerse vegetarianos, o, por lo menos, consumir menos carne. Pero la Organización de Naciones Unidas para los Alimentos y la Agricultura (FAO) está pidiendo a los consumidores que tengan en cuenta otra opción: comer insectos.
Una dieta a base de estos animales podría suministrar tantas proteínas como la carne (además de vitaminas y minerales esenciales) con muchas menos emisiones de carbono, asegura la FAO. Y la cría de insectos como las lagostas, los grillos y las lombrices emite la décima parte del metano que la cría de ganado, según los científicos.
La propuesta no es tan absurda como se podría pensar. Se sabe que ya se consumen más de 1.000 insectos distintos en el 80% de los países, pese a que la idea siga causando repugnancia en el mundo occidental. La FAO está llevando su teoría a la práctica y ha invertido en proyectos de cría de insectos en Laos, donde las langostas y los grillos son ya exquisiteces muy populares. Está previsto celebrar una conferencia global sobre el consumo de insectos en 2013.
La bóveda de la pimienta del juicio final: ¿Dónde podremos ir a comer bien después del apocalipsis? Quizá a Svalbard, un remoto archipiélago a más de 400 kilómetros al norte de Noruega, en el que se ha construido un búnker dentro de una montaña para proteger la futura reserva mundial de alimentos en caso de catástrofe.
La Bóveda de Semillas Mundiales de Svalbard, inaugurada oficialmente en 2008, está construida a 142 metros bajo la superficie de la montaña. El almacén, que ha costado 6,7 millones de dólares, albergará, cuando se complete la operación, 4,5 millones de muestras congeladas de semillas procedentes de más de 100 países. Muchos Estados poseen sus propios bancos de alimentos, pero el Global Crop Diversity Trust, una coalición internacional dedicada a la seguridad alimentaria, decidió construir la bóveda como apoyo. El lugar se escogió por su situación tan remota, sus bajas temperaturas y su escaso nivel de actividad sísmica.
Y si les preocupa que su comida sepa a poco en el futuro postapocalíptico, tranquilícense. En 2010, una delegación de senadores de Estados Unidos llevó una colección de pimientos picantes norteamericanos para su conservación eterna.
El pollo como agente imperialista: En los primeros días de la revuelta de este invierno contra el gobierno de Egipto, algunos periodistas intentaron llamarla la “Revolución del Koshari”, por el plato tradicional egipcio de arroz, lentejas, macarrones y cebolla frita. Pero el régimen de Hosni Mubarak, desesperado, aspiraba a que se asociase a los manifestantes con un producto más siniestro: el Kentucky Fried Chicken.
Las informaciones en la televisión estatal mostraban a los rebeldes en la Plaza de Tahrir de El Cairo comiendo pollo en boles de KFC y decían que aquello era prueba de la influencia subversiva extranjera, pese a que los periodistas independientes que se encontraban allí no vieron un número especialmente alto de consumidores de dicho alimento. La cadena estadounidense posee alrededor de 100 locales en Egipto, frente a menos de 60 de McDonald's, pero el precio de una comida, que puede equivaler a tres días de salario, hace que los ciudadanos no puedan permitírselo con demasiada frecuencia. También se dijo que el Gobierno estaba pagando a sus matones con boles de pollo, y los vendedores callejeros empezaron a gritar en tono jocoso “Kentucky” para todo, ya fuera palomitas de maíz o falafel.
Curiosamente, no es la primera vez que se ha declarado enemigo a KFC en el mundo musulmán. En 2006, unos manifestantes paquistaníes quemaron un local como respuesta a la polémica de las caricaturas danesas de Mahoma. Un año antes, una muchedumbre enfurecida por el atentado suicida contra una mezquita de Karachi había incendiado otro KFC, en una acción todavía más aleatoria.
La supercomida de los incas… y los ‘yuppies’ se han adueñado de ella: El nuevo alimento más de moda en los supermercados y tiendas de alimentos orgánicos es probablemente la quinoa, un cereal andino tan lleno de minerales, proteínas y aminoácidos que la FAO dice que puede sustituir a la leche materna. La quinoa entró en el mercado norteamericano hace 30 años, pero su despegue se ha producido de verdad desde el año 2000, y su precio se ha multiplicado casi por siete. Es una buena noticia para los agricultores bolivianos que producen la inmensa mayoría de las existencias mundiales, pero puede ser mala para la salud del país. Ahora que exportan aproximadamente el 90% de su cosecha de quinoa, los bolivianos ya no pueden permitirse comprarla. El consumo nacional de este cereal ha disminuido el 34% en los últimos cinco años, y las autoridades sanitarias temen que haya un aumento de la obesidad a medida que los bolivianos abandonen este alimento tan nutritivo, que consumen desde la época de los incas, y se pasen a productos importados como el arroz y el pan blanco. El gobierno del presidente Evo Morales ha declarado que la quinoa es un alimento “estratégico” y la ha incluido en un paquete de alimentos subvencionados para mujeres embarazadas. Pero tal vez sea necesario tomar medidas más drásticas para satisfacer la insaciable demanda de los gourmets occidentales. Esperemos, por el bien de Egipto, que los clientes de Whole Foods no se aficionen de pronto al koshary.
La fiebre de la col dorada: Los surcoreanos se toman su plato nacional, el kimchi, muy en serio. En Seúl existe un museo dedicado a este plato de col fermentada, y con el primer astronauta del país se lanzaron al espacio varias raciones. Por eso, en otoño de 2010, cuando los precios del kimchi empezaron a dispararse debido a malas condiciones meteorológicas y una mala cosecha decoles, el pánico se apoderó de ellos.
Mientras los precios se multiplicaban casi por cuatro -normalmente cuesta entre 4 y 5 dólares el plato-, los consumidores empezaron a llamarlo geum-chi, que en coreano quiere decir oro, y exigieron al Ejecutivo que tomara medidas. Los expertos criticaron al presidente Lee Myung-bak por sugerir que consumieran col norteamericana, más barata. Para evitar posibles disturbios –o incluso una revolución del kimchi-, el gobierno de la ciudad de Seúl puso en marcha un programa de rescate del kimchi y asumió el 30% del coste de una partida de emergencia que compró a los agricultores de las zonas rurales. El Gobierno nacional, a regañadientes, redujo los aranceles sobre la col importada de China, con la esperanza, que se cumplió, de que la llegada de más existencias bajaría los precios. Por lo visto, el miedo a que China domine el abastecimiento de su alimento no pudo con la afición de los coreanos a las verduras picantes.
La caza de Canadá: Existen pocas declaraciones políticas más contundentes que el hecho de clavar un cuchillo en una de las especies en peligro más adorables y comerse su corazón ante la cámara. Es lo que hizo la entonces gobernadora general de Canadá, Michaëlle Jean -representante de la reina Isabel II en el Gobierno de Ottawa- en 2009, durante una visita a las comunidades indígenas del norte del país, pocas semanas después de que la Unión Europea prohibiera los productos canadienses derivados de la foca.
Los indígenas canadienses están autorizados a cazar un pequeño número de focas al año, como han hecho desde hace siglos. Pero lo polémico es que a los pescadores comerciales se les permite matar hasta 280.000 al año. La carne de este animal es una exquisitez popular en los restaurantes más elegantes de Montreal, y el problema se ha convertido en una cuestión de orgullo nacional para el Gobierno conservador, que en 2010 invitó a los cocineros a servir foca en la cafetería del Parlamento para protestar contra la prohibición de la UE.
Los científicos dicen que los animales como las focas y las ballenas –cuya caza en Japón e Islandia también provoca controversias- son “megafauna carismática”, porque su aspecto y su atractivo para los humanos les ha permitido sobrevivir. Pero ahora que la población humana mundial y los precios de los alimentos están aumentando sin parar, es posible que el hecho de ser adorables no siga protegiéndoles durante mucho tiempo.
¿Tiene usted hambre? Puede parecer inconcebible que personas que no tienen acceso a los alimentos, en cambio, sí tengan teléfonos móviles, pero, a medida que el precio de un teléfono baja y tener un móvil es cada vez más una necesidad de la vida moderna, ese hecho puede ser más corriente de lo que parece. Quizá diga poco a favor del mundo moderno, pero también proporciona a los organismos de ayuda una oportunidad magnífica de ayudar a quienes lo necesitan.
En 2007, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) empezó a experimentar con la ayuda a través de los móviles; envió 10.000 mensajes de texto a refugiados iraquíes en Siria para avisarles de un nuevo programa de distribución de alimentos. En 2009, el PMA puso en marcha un iniciativa piloto para repartir vales de comida a través de los móviles a refugiados en Damasco. Para empezar, el organismo se centró en 1.000 familias de refugiados, que recibían un vale de 22 dólares cada dos meses para cambiarlo por arroz, trigo, garbanzos y otros productos en determinadas tiendas.
Lo sorprendente, según informó el PMA, era que, aunque muchas familias carecían de comida suficiente, casi todos los 130.000 refugiados que recibían ayuda tenían teléfono móvil. El programa fue un éxito, y, a finales de 2010, se extendió a miles de refugiados más que vivían fuera de la capital. Dado que en África, el continente más pobre, hay más de 379 millones de usuarios de teléfono móvil, las posibilidades de crecimiento son casi ilimitadas.
martes, 19 de abril de 2011
Las consecuencias ocultas del desastre japonés
Cadena mundial de suministros. El gobierno japonés calcula que los daños del terremoto del 11 de marzo serán superiores a los 300.000 millones de dólares (unos 205 millones de euros), de modo que, sólo con eso, ya será el desastre natural más caro de la historia. Pero sus consecuencias para la economía global pueden ser todavía más graves.
Desde los 80, cada vez hay más empresas, sobre todo en los sectores de las altas tecnologías, que funcionan mediante la fabricación "de último minuto", inventada por Japón, que consiste en tener almacenadas pocas existencias y adquirir componentes a medida que se necesitan, aprovechando las ventajas de un transporte más barato y un software de seguimiento más moderno. La mayoría de las veces, esos componentes de alta tecnología están fabricados en Japón: el país produce el 89% de los condensadores de aluminio mundiales, el 46% de las baterías de ion de litio y el 87% del software para vídeojuegos. Una fábrica situada a 60 kilómetros al oeste de la central de Fukushima fabrica el 20% de las obleas de silicio del planeta, fundamental para las memorias informáticas. Ahora está cerrada, y empresas de alta tecnología como Apple, Hewlett-Packard y Lenovo se preparan para sufrir escasez de existencias.
Con las factorías aún no recuperadas de los daños del terremoto y el tsunami, los responsables han advertido de que la fabricación de muchos productos, desde el iPad de Apple hasta el Dreamliner 787 de Boeing, va a sufrir trastornos y posibles interrupciones. Los efectos del terremoto se notan ya en el popular Toyota Prius, fabricado por completo en Japón: en los concesionarios de California, antes del seísmo, el coche se vendía por término medio a 300 dólares por debajo del precio teórico, y ahora se vende a 1.000 dólares por encima.
Tras las interrupciones provocadas por el huracán Katrina y la erupción del volcán islandés, muchos expertos están empezando a poner en tela de juicio que sea práctica la fabricación de último minuto. Lo irónico es que ha reforzado la importancia de Japón en la cadena global de suministro, después de dos décadas perdidas de estancamiento económico. Ahora bien, una crisis similar, por ejemplo, en la región china de Guangdong, muy industrializada, habría tenido repercusiones mucho mayores.
Pesca. La industria pesquera de Japón, que representa casi la mitad de los 3.000 millones de dólares anuales que ingresa el país por sus exportaciones de alimentos, no se ha recuperado todavía del doble golpe que han supuesto un terremoto que destrozó su flota y las advertencias sobre radiación que han alarmado a los consumidores de todo el planeta a propósito de sus famosos productos marinos. El terremoto y el tsunami destruyeron alrededor de 18.500 barcos de pesca. En algunas partes del país, desapareció casi el 90% de la flota.
Ahora el sector tiene que hacer frente a los efectos de la radiación procedente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, que, durante unos días, se vertió directamente al mar. Aunque el Gobierno nipón insiste en que el pescado de las aguas costeras del país puede consumirse sin problemas, los aficionados están inquietos, y muchos restaurantes de sushi en todo el planeta han dejado de importar pescado japonés como medida de precaución. Varios países, entre ellos Estados Unidos y China, han prohibido la importación de alimentos de la zona de Fukushima, e India ha prohibido la entrada de cualquier alimento japonés durante un periodo de tres meses. El famoso mercado de pescados de Tsukiji en Tokio, el mayor del mundo, normalmente abarrotado de turistas, sigue siendo una sombra de lo que era antes. Las ventas diarias han descendido en un 60%.
Gas natural. Tepco, la compañía nipona que opera la central nuclear de Fukushima, es la mayor empresa de energía en Asia y la cuarta del mundo; en 2009 vendió más electricidad que la que utiliza toda España en un año. Por consiguiente, cualquier interrupción en su producción de electricidad puede tener repercusiones mucho más allá de Japón, sobre todo en el mercado del gas natural, que muchas veces sirve de recurso para generar electricidad cuando fallan la energía nuclear y otros sistemas alternativos. Como ha destacado la experta en energía Amy Myers Jaffe, del Baker Institute, cuando Tepco cerró temporalmente cinco centrales nucleares en 2002, los precios del gas natural subieron de forma considerable en mercados tan distantes como Louisiana. Y el cierre de otra central nuclear nipona en 2007 elevó los precios del gas en todo el mundo durante varios años.
El terremoto del mes pasado provocó el cierre de la cuarta parte de la producción nuclear de Japón, y los reactores de Fukushima, por sí solos, constituyen la mitad de la capacidad nuclear de Tepco. Los analistas de Barclays Capital, al principio, predijeron que eso haría que Japón absorbiera un 3% adicional del suministro global de gas natural. Los precios del gas natural licuado habían subido en Asia y Europa desde el desastre de Fukushima, y, dado que Japón se muestra cauteloso sobre la construcción de nuevas centrales, es posible que los precios no vuelvan a bajar. "Fukushima no va a volver a funcionar, y hay que sustituirla por algo", dice Jaffe.
Energía nuclear. El desastre de Fukushima ha terminado de forma prematura con el "renacimiento nuclear" originado en Europa, un movimiento que consideraba superada la etapa postChernóbil y pretendía expandir la energía nuclear, hasta el punto de que la Agencia Internacional de la Energía había predicho que la energía atómica pasaría de constituir el 6% del suministro energético mundial a ser más del 11% en 2035.
Ahora es dudoso que se mantenga ese ritmo de crecimiento. La UE (cuyo comisario de Energía, Günther Oettinger, declaró que la situación en Fukushima era un "apocalipsis nuclear") ha pedido "pruebas de resistencia" para sus 143 reactores. Y Alemania -la mayor economía de la Unión- ha suspendido los planes para prolongar la vida de sus centrales nucleares.
En otras regiones del mundo, el presidente estadounidense, Barack Obama, aunque ha expresado su apoyo a la energía nuclear, ha pedido una revisión exhaustiva de la seguridad de sus centrales. Y China, que tiene proyectada una enorme expansión del sector, ha dicho que no va a aprobar nuevas centrales de momento para permitir la revisión de los criterios de seguridad.
Los gobiernos de Francia y Gran Bretaña se han mantenido tranquilos en medio del pánico mundial. El primer ministro británico, David Cameron, dijo que mantiene los planes para tener nuevas centrales en funcionamiento de aquí a 2025. Y el ministro francés de Energía, Éric Besson, cuyo país obtiene hasta el 80% de su electricidad de la energía atómica, insistió recientemente en su "profunda convicción de que la energía nuclear se va a mantener en Europa y el mundo y será una de las energías fundamentales del siglo XXI". El grupo nuclear francés Areva, de propiedad estatal, ha dejado claro a sus posibles clientes de todo el planeta que sus nuevos reactores avanzados EPR están construidos con arreglo a unas normas de seguridad muy superiores a las de Fukushima. Por supuesto, no viene mal el hecho de que ni Francia ni Gran Bretaña estén en zonas propensas a sufrir terremotos.
La compleja ecuación japonesa
Hace algo más de un mes que Japón se vio azotado por la peor crisis sufrida desde la II Guerra Mundial. Empezó con un terremoto de 9.0 grados y sigue aún abierta con la imprevisible evolución del accidente nuclear en la planta de Fukushima I. Desde pocas horas después del seísmo y posterior tsunami la atención ha estado centrada, primordialmente, en los errores y aciertos en la gestión de la catástrofe atómica, y eso ha eclipsado las consecuencias directas de una ola destructora que ha dejado, por el momento, 27.000 muertos y desaparecidos; una factura de reconstrucción del noreste del país -la zona más afectada- por valor de más de 309.000 millones de dólares (unos 216.000 millones de euros) y puede acabar con la inutilización de parte de la prefectura de Fukushima durante la mayor parte de este siglo.
El impacto humano, social, económico y político del 11 de marzo de 2011 ha marcado un punto de inflexión en la trayectoria histórica de un país que, a pesar de su riqueza y nivel de desarrollo socioeconómico, venía sufriendo una esclerosis múltiple propia de economías y sociedades muy maduras.
En 2010 China superó a Japón como segunda economía mundial. Fue consecuencia del dinamismo de Pekín y del estancamiento de la economía nipona, que había comenzado a finales de los 80 con el estallido de una triple burbuja: económica, inmobiliaria y financiera. Desde entonces el PIB japonés ha alternado años de bajo crecimiento con etapas de desarrollo negativo. Tras el terremoto de Kobe de 1995, y a pesar del temor a una mayor contracción de la economía, la reconstrucción de la ciudad, con una factura de 125.000 millones de dólares, acabó llevando a un crecimiento del 2,6%. Siguieron varios años difíciles por los efectos negativos de la crisis asiática de 1997 y el impacto de los atentados del 11-S en 2001. Desde este momento y hasta 2006, el liderazgo y las políticas liberales del primer ministro Junichiro Koizumi trajeron repuntes del PIB por encima del 2%, que se terminaron con el advenimiento de la crisis global en 2008. Dos años después, había señales de aparente recuperación, aunque demasiado puntuales como para invertir los efectos del largo período de estancamiento, y que, en cualquier caso, han desaparecido tras el terremoto.
Los resultados de esta parálisis de crecimiento se han reflejado en la sociedad nipona. Japón tiene hoy en día una pirámide de población casi invertida. El 22% de los ciudadanos tienen más de 65 años y el índice de natalidad ha permanecido durante décadas por debajo de los dos hijos por mujer necesarios para el reemplazo generacional. El resultado es que hoy uno de cada cuatro japoneses no forma parte de la población activa. Este cambio demográfico ha añadido presión al modelo social y al sistema de pensiones, contribuyendo a una deuda pública ya astronómica por las generosas políticas de gasto público. En las zonas más alejadas de Tokio, por ejemplo en las prefecturas de Iwate, Miyagi o Fukushima, las más afectadas por el terremoto, la proporción de habitantes dependiente es todavía mayor como consecuencia de la huida de jóvenes hacia las regiones económicamente más prósperas. La actual crisis plantea la pregunta de si las nuevas generaciones de esas zonas querrán volver para levantar las ciudades engullidas por las olas negras de más de 8 metros del tsunami o si los habitantes disminuirán aún más.
La planificación de la reconstrucción recae en un debilitado Partido Democrático del Japón (PDJ) que, además, tiene una escasa experiencia de gobierno de poco más de año y medio. El primer ministro Naoto Kan, que tenía un índice de aprobación del 20% antes de la catástrofe, ha realizado puntuales apariciones en público, caracterizadas por mensajes de aliento a la nación de carácter churchilliano más que por demostraciones claras de control de la situación. El resto de partidos, sobre todo el Partido Liberal Democrático que gobernó el país durante 55 años hasta su derrota en manos del PDJ, fueron cautos en un principio y se apuntaron al mensaje de unidad nacional, pero ya han empezado a criticar a Kan por su gestión del Japón post tsunami.
En esta nueva coyuntura, el resultado de la ecuación sobre el futuro del país estará en función de cuatro variables: el coste económico, la crisis nuclear, la solidez del Gobierno y el contexto internacional.
La primera variable será la gestión del impacto económico directo y a medio plazo. El Banco Central de Japón ha ejercido su papel estabilizador y ha evitado un desplome de las bolsas, tras la volatilidad de los primeros días en el Topix y el Nikkei. Sus movimientos, no obstante, han traído una apreciación del yen que puede afectar a las exportaciones de multinacionales niponas, ya afectadas por lo repetidos cortes de luz. En el medio plazo, y por el gasto que supondrá la reconstrucción, las previsiones son ligeramente optimistas. Para hacer frente a los elevados costes de reconstrucción, el Ejecutivo debe considerar, entre otras opciones, si opta por una política de aumento de los impuestos para cubrir los costes, una medida impopular pero que viene siendo reclamada desde fuera del país desde hace años.
Bien distinta es la perspectiva a largo plazo, condicionada, no sólo por los problemas estructurales de la economía, sino, y sobre todo, por la variable de la crisis nuclear. En esta primera catástrofe nuclear 2.0, el mundo ha seguido al minuto la evolución del humo de los reactores, los riesgos de fusión de los núcleos, la filtración de plutonio y, más recientemente, el vertido de agua radioactiva al mar. Si esta crisis irresuelta lleva a un replanteamiento de la política energética nipona, Japón necesitará un esfuerzo de inventiva para conseguir un mix energético en el cual, el menor peso de lo nuclear y lo fósil, quede compensado por las renovables, sin que ello afecte la capacidad o los costes de producción. Sea cual sea la repercusión de la crisis atómica en el futuro energético, el accidente ha sacado a la luz el peligroso e inestable vínculo entre el Gobierno (y el Ministerio de Economía al frente), el lobby nuclear y TEPCO, la mayor compañía eléctrica del país.
La evolución de la política doméstica es la tercera variable. El primer ministro Kan ha mantenido desde el primer día una visible calma, que no se ha traducido en una imagen de liderazgo fuerte. La respuesta ante la destrucción ha sido rápida, a diferencia del terremoto de 1995, que costó una derrota al entonces partido en el poder. La información ha sido mucho más transparente que en anteriores ocasiones pero no lo suficiente como para que se haya aprobado su gestión: un 58% de los japoneses critica la gestión del Estado. Quizás de ahí que en las elecciones a gobernador en algunas de las grandes prefecturas celebradas el 10 de marzo, el partido de Kan perdiese todas las contiendas. Un mal presagio para las legislativas de 2013, o unos eventuales comicios anticipados. El PDJ ha pedido con insistencia una dirección de unidad nacional, al cual apoyan la mayoría de ciudadanos. Ante una crisis prolongada como la actual, necesitada de un líder sólido y decidido, pocas salidas parecen más acertadas que una apuesta por la unidad de partidos.
El programa electoral con el que el PDJ llegó al poder prometía cambios profundos en la manera de hacer política. En lo doméstico las transformaciones no se han producido, pero sí en las relaciones con el exterior, la cuarta variable. Dos episodios significativos han seguido a la catástrofe. El primero ha sido el apoyo moral y en recursos de países vecinos, antiguos territorios coloniales y hasta ahora notablemente distantes en su política exterior hacia Japón. En la edición del 11 de marzo de 2011, el Diario del Pueblo en China, el periódico oficial del régimen, incluía una carta de Kan en la que agradecía el apoyo del vecino asiático. El segundo, la rápida asistencia llegada de Estados Unidos. El aliado estadounidense ha lanzado la operación Tomodachi, es decir amigo, para contribuir en la reconstrucción. Ambos hechos apuntan hacia una reubicación del país en el escenario internacional.
La evolución de estas cuatro variables, algunas más aleatorias que otras, servirá para resolver una ecuación que puede pasar, en el corto y medio plazo, por un cierto optimismo en lo económico, pero que hace prever cambios estructurales a más largo plazo para detener un eventual ocaso nipón.
lunes, 18 de abril de 2011
Justicia para erizos. Una conversación filosófica con Ronald Dworkin
Ronald Dworkin se maravilla viendo tocar el piano a su amigo Alfred Brendel. Y se pregunta: "¿Por qué toca como toca? Cuando toca una gran sonata, por ejemplo, debe de pensar que su interpretación es mejor que otras interpretaciones; si no, no tocaría como toca, ¿no es cierto?".
Estamos tomando café en el amplio salón, sobriamente moderno, de su casa de cuatro plantas en Belgravia. Dworkin, que no sólo es profesor de filosofía del derecho en la New York University, sino también Jeremy Bentham Professor of Jurisprudence en el University College London, y uno de los más grandes juristas académicos de la era de la postguerra, posee otras casas en Nueva York y en Martha's Vineyard , pero esta es la más grande. Se reclina suave, donosamente en su sillón gris.
Sonríe mientras me asalta con preguntas y respuestas que me dejan desarmado. "¿Por qué cree [el pianista Brendel] que su interpretación es mejor que las otras? Tiene que pensar que es mejor, y la cuestión es por qué. No es porque lo que él toca sea más hermoso que cualquier otra cosa que él mismo pudiera tocar. Porque, si a lo que aspirara fuera a la belleza, podría desviarse de lo que escribió el compositor. En cambio, se atiene fielmente a la partitura. Y sin embargo, no se limita a tocar la música del compositor, sino que la interpreta."
Farfullo algo fatuo sobre lo que me gustan las interpretaciones que hace Brendel de las últimas sonatas de piano de Schubert. Sólo luego me percato de que debería haber citado lo que escribió Dworkin sobre T.S. Eliot en su último libro Justice for Hedgehogs.
Eliot dijo que los poetas no pueden escribir poesía sino como parte de una tradición que ellos interpretan, y por lo mismo, reconfiguran retrospectivamente. Y debería haber añadido entonces que eso es verdad para todos los intérpretes: poetas, pintores, tal vez incluso para profesores con dos amedrentantes cargos académicos. Pero no lo hice.
Sino que me dejé llevar por ideas que no estaban a la altura. ¿Por qué habla Dworkin de Brendel? Después de todo, un artículo que leí mientras preparaba esta entrevista hablaba sobre Dworkin y Brendel. "Estas inteligencias gigantes están entreveradas en un cuarteto apasionante y enternecedor. Irene, la esposa de Brendel de 31 años, sale con el Profesor Dworkin.
Para no ser menos, Moravian, Brendel de nacimiento, encontró con 75 años holgura y solaz en una mujer italiana de unos cuarenta y tantos llamada María. ¿Un titular para el Daily Mail?: "Extraño cuarteto para Brendel". Dejemos de lado la moralina del Daily Mail: si Dworkin continúa siendo amigo de Brendel mientras confiesa que Irene es su "vieja e íntima compañera", entonces bien está, para él y para todos los involucrados.
Estuvimos dos horas conversando sobre política fiscal estadounidense, sobre matrimonio homosexual y sobre el derecho al aborto. Al escucharlo, uno se siente como un hombre a punto de ahogarse y que inopinadamente vislumbrara un barco través de la niebla, a sabiendas de que nunca logrará acercarse lo bastante como para abordarlo.
Más o menos así me sentí cuando leí Justice for Hedgehogs: el profesor de una filosofía grandiosa reflexiona a los 79 años, tal vez en su fase final, sobre qué es la verdad, qué significa la vida, qué precisa la moral y qué exige la justicia.
El asunto de cómo toca el piano Brendel no anda lejos de todo eso. El libro de Dworkin insiste en que historiadores, artistas, juristas, críticos y filósofos, todos ellos, quieran que no, están comprometidos con la interpretación. Cuando haces un juicio moral o político, pongamos por caso, sobre el matrimonio homosexual, estás formulando una interpretación.
Pero hay aquí un giro que hace polémico su libro. Dworkin insiste en que muchas interpretaciones son verdaderas o falsas. Es verdad que sería tonto decir que cuando Brerndel ejecuta el andante de la Sonata de Schubert en A mayor, encuentra la única interpretación verdadera; lo correcto sería decir que su objetivo es interpretarla mejor que nadie. Pero el juez que interpreta una ley del pasado no sólo intenta interpretarla correctamente, sino que su juicio es o verdadero o falso. O al menos eso es lo que sostiene Dworkin.
¿Por qué importa esta afirmación ? "Bueno, por ejemplo, si yo digo que el aborto es malo, creo que lo que digo es cierto, y no que es una opinión tan legítima como otras. Odio que la gente diga: "Está bien que los homosexuales contraigan matrimonio, aunque ésta es sencillamente mi opinión". "Tu puedes pensar que es exactamente tu opinión, o puedes no sostenerla" Imagínate a un juez que acaba de sentenciar a un hombre a cadena perpetua diciendo: "Otros jueces podrían verlo de manera diferente y ellos tienen derecho a expresar sus opiniones". ¿Quién podría decir tal cosa de manera razonable?
Y sin embargo, cuando Dworkin un graduado de Harvard y Oxford nacido en Rhode Island, otrora empleado en New York del maravilloso juez Learned Hand comenzó a enseñar en las Facultades de Derecho en 1950, se encontró con muchas personas dispuestas a decir cosas así. "Estaba de moda decir que no había una respuesta correcta para las cuestiones jurídicas.
Pero si tu dices que no hay una respuesta correcta al interpretar una ley, y estás hablando de justicia, entonces verdaderamente no estás tocando los problemas que importan. Muchos intelectuales piensan efectivamente que los juicios morales o jurídicos son simplemente expresiones emotivas sin base cognitiva. Freddie Ayer argumentaba que los juicios morales son simplemente gruñidos de aprobación o desaprobación."
Hay dos cosas que hacen plausible la tesis del gruñido: dios y la ciencia. Dios, arguye Dworkin, nos dicta leyes morales, de cuya verdad él mismo es garantía. Pero el desarrollo de la ciencia, argumenta, trae consigo el escepticismo sobre la existencia de dios, y por lo mismo, la duda de que pueda ser garantía de veracidad de nuestros valores. Los métodos de la ciencia también socavan nuestras creencias en valores objetivos. "La idea es que no estamos autorizados a pensar que nuestras convicciones morales son verdaderas, a menos que lo exija la razón pura o sean producto de algo que hay en el mundo".
En su libro, Dworkin llama a eso "el Gibraltar de todos los peñones mentales". Dworkin piensa que debemos vencerlo. Sin embargo, las reglas de Gibraltar tutelan las olas de la filosofía: un número reciente de Philosophy Now está dedicado a la muerte de la moralidad. Si los juicios morales no pueden ser verdaderos, ¿para qué los necesitamos?
Cuando hace 30 años comencé a estudiar filosofía, mi libro de texto para el grado presentaba como naturales el relativismo y el escepticismo morales. El texto se llamaba Ethics: Inventing Right and Wrong, de John L. Mackie, y comenzaba así: "no hay valores objetivos". Sugería Mackie que los conflictos de valores revelan que éstos no pueden ser verdaderos (yo apoyo el matrimonio homosexual, mientras tú, monstruo, piensas que es una desgracia.)
A fines de los 70, Dworkin solía discutir con Mackie en el University College de Oxford. Me dice: "Mi respuesta a John, antes como ahora, es que su escepticismo es autonulificatorio. Cuando Mackie dice: "Todas las proposiciones morales son falsas", ésa es una proposición moral que es falsa, si la proposición "Todas las proposiciones morales son falsas" es verdadera, que no lo es. ¡Ajajá!, una versión de la paradoja cretense del mentiroso, aquel Doctor que usaba construir robots inteligentes que cortocircuitaban y explotaban.Por desgracia Mackie murió en 1981, y no sigue entre nosotros para replicar.
Pero, si los valores morales objetivos no están en el mundo, ¿dónde se esconden? Lo que Dworkin nos viene a decir en su libro es cuándo podemos pensar de manera justificada que algunos juicios de valor son verdaderos, y es a saber: "cuando podemos pensar justificadamente que nuestros argumentos para sustentar su verdad son argumentos adecuados". Mas ¿no resulta eso circular? Sí, pero Dworkin arguye que es circular en el buen y no en el mal sentido.
Estupendo. ¿Y a qué sorprenderse, si a fin de cuentas el libro se intitula Justicie for Hedgehogs (Justicia para erizos)? El título hace referencia a una distinción del filósofo político liberal Isaiah Berlin entre erizos y zorros, fundada en una antigua parábola griega. El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una cosa estupenda. Dworkin es un erizo. "El erizo es una imagen antipluralista. Pluralista era el pensamiento popularizado por Isaiah Berlin, conforme al cual hay verdades, pero están en conflicto. Yo creo que eso es falso. Las verdades en el dominio de los valores no son más conflictivas que las verdades científicas."
No es ésta la primera vez que Dworkin escribe apelando a la atractiva vida salvaje. En una ocasión escribió un artículo intitulado "Algunas cebras rosas", preguntándose si algo que podemos imaginar pero no existe puede ser tan real como algo que existe. Justicia para erizos tiene un aire similar de discusión sobre el número de ángeles que pueden bailar simultáneamente sobre la punta de un alfiler; pero su horizonte es más amplio.
Dworkin construye un detallado sistema axiológico que abarca la democracia, la justicia, la obligación política, la moralidad, la libertad y la igualdad , a partir de sus propios conceptos de dignidad y autorrespeto. Tampoco aquí se muestra Dworkin afín al espíritu de la época. "El grueso de la filosofía actual está sumergida en la autorrenuncia. La mía, en cambio, comienza con la autoafirmación, que fue popular entre los griegos como Aristóteles y Platón, pero no lo es ahora. En nuestros días, la moral se percibe como autosacrificio. Yo trato de mostrar por qué es eso falso."
¿Por qué importa la autoafirmación? "Tenemos la responsabilidad de vivir bien. Nuestro reto es obrar como si nos respetáramos a nosotros mismos. No basta con disfrutar de nosotros mismos. " ¿Pero acaso no choca la autoafirmación con nuestros deberes morales para con los demás? "No. Nuestro primer desafío es vivir bien eso es la ética , e indagar luego cómo ese desafío se vincula con lo que debemos a otras personas, que eso es la moralidad. La conexión es por partida doble. Por un lado está el respeto por la importancia de la vida de otras personas. Por el otro, la igual preocupación por sus vidas."
Imaginad que estáis en un bote salvavidas y tenéis que decidir cuál de dos niños hay que arrojar por la borda, destinado a morir. Si sois utilitaristas y creéis que lo que importa en moral es maximizar la felicidad del mayor número, entonces no tendréis que preocuparos si el niño que va a morir es vuestro hijo o el otro.
El sistema dworkiniano, en cambio, afirma que estaréis justificados si a quién salváis es a vuestro hijo. ¿Por qué?. "¡Porque es mi hijo! Porque es una parte de lo que para mí significa vivir. Es parte de mi vida, ante la cual soy responsable." Esperemos que sus dos hijos gemelos, Anthony y Jennifer, siempre hayan encontrado tranquilizadora esa parte de la filosofía de su papi.
"Ese tipo del parcialidad no puede funcionar en política: usted no puede eximir a alguien de pagar impuestos porque es su hijo. Pero en el ámbito moral funciona: se puede salvar a alguien porque es mi hijo, mientras, al mismo tiempo, se respetan las vidas de otras personas. Cada persona tiene que tomar en serio su propia vida: debe pensar que es importante que su vida tenga un rendimiento positivo, en vez de verla convertida en una oportunidad desperdiciada. Estoy hablando de dignidad. Es un término del cual abusan los políticos, pero una teoría moral que quiera hacerse respetar debe avanzar a partir de ese concepto."
Sus opiniones éticas tienen un sabor especial, precisamente por centrarse en el concepto de dignidad. En sus escritos tempranos, Dworkin no descartaba la posibilidad de que para un niño que nace con una incapacidad horrible, o para alguien condenado a un estado vegetativo persistente, fuera mejor terminar: una vida sin dignidad no vale la pena. En el libro que estamos comentando reflexiona sobre el aborto con la noción de dignidad en la cabeza.
Dworkin cree que "en muchas circunstancias, el aborto es un acto de autodesprecio". "Una mujer traiciona su propia dignidad cuando aborta por motivos frívolos: para evitar tener que reprogramar una fiesta, por ejemplo. Pero en otros casos yo juzgaría de manera harto distinta: por ejemplo, cuando las perspectivas de vida decente para una adolescente se vieran truncadas si se convirtiera en una madre soltera. Si el juicio es verdadero o falso en un caso particular, sigue siendo un juicio ético y no uno moral. La decisión debe dejarse en manos de la mujer, en la medida en que la dignidad exige que todos se hagan responsables de sus propias convicciones éticas." "¿Qué podemos decir del feto?" "Dado que un feto en los primeros meses de gestación no tiene intereses propios no más que una flor , no hay porqué suponer que tiene derechos que protejan sus intereses."
Esta misma perspectiva lo lleva a argumentar que hoy, en muchos países, los impuestos son injustos, y no porque retengan demasiado, sino demasiado poco. "Hoy, en los EEUU, muchos estados se quedan sin dinero para hacer las cosas que hacen. Tienen que sostener las fuerzas policiales, los cuarteles de bomberos y la mayor parte de las cosas que hacen para salvaguardar a las personas de una muerte indigna." Dworkin toma prestada de Kant la preocupación por la dignidad que debemos a los otros: la idea de que no es posible el autorrespeto, a menos que tratemos objetivamente bien a las otras personas. "Y eso no pasa en EEUU."
El argumento de que los impuestos deberían elevarse sin duda especialmente impopular en esta era de la austeridad apunta de manera directa a los norteamericanos de clase media. "En mi país solíamos tener un triángulo, con los pobres en la línea inferior. Ahora tenemos un rombo las clases medias son más numerosas, hay desprecio por los que están por debajo, lo que se expresa en una falta de disposición a tolerar aumentos de impuestos, cosa que socava la libertad de todos."
Al final del libro, escribe Dworkin: "Sin dignidad, nuestras vidas duran a lo sumo lo que un pestañeo. Pero si nos las arreglamos bien en punto a llevar una buena vida, entonces creamos algo más. Escribimos una nota al pie de nuestra mortalidad. Hacemos de nuestras vidas diminutos diamantes obsequiados a las arenas cósmicas."
¿Logró Dworkin convertirse en un diminuto diamante en las arenas cósmicas? Su deslumbrante carrera intelectual; sus 42 años de matrimonio con Betsy Ross, la hermosa hija de un rico neoyorquino fallecida en el año 2000; su consuelo romántico en el invierno de la vida; su agudeza y curiosidad por los argumentos, todavía imponentemente amedrentantes, como tuve ocasión de experimentar en carne propia.
Lo que Dworkin dice a modo de respuesta me hace notar que debo poner fin a la partida. "He intentado ser responsable de mis decisiones y tener una vida auténtica. Cuando yo era un abogado de Wall Street, descubrí que no deseaba esa vida. Entonces fui e hice lo que más me satisfacía: pensar, argumentar sobre cosas difíciles, importantes y gratificantes. He tratado de hacerlo bien. No puedo decir si he tenido éxito."
Ronald Dworkin, uno de los más grandes iusfilósofos de nuestro tiempo, es profesor en las universidades de Oxford y Nueva York. Su último libro (Justicia para erizos) es, entre otras cosas, un ataque demoledor al relativismo filosófico-moral del popular ensayista y político liberal Isaiah Berlin.
Nuevas potencias en aguas ajenas
Los países emergentes construyen numerosas centrales hidroeléctricas para darle energía a su expansión económica, con diferente repercusión en su vecindario.
Mientras en América Latina esa estrategia es planteada como un proceso de integración, en Asia genera tensiones por el uso compartido de ríos.
Brasil, abanderado de esta política en América Latina, tiene un acuerdo para levantar cinco complejos hidroeléctricos en Perú, con participación de capitales en firmas concesionarias y en las propias obras, y está interesado en dos similares que dependen de acuerdos con Bolivia, uno binacional por ubicarse en la parte fronteriza del Río Madera y otro totalmente boliviana.
Todos son proyectos que en buena parte de la energía generada se destinará a Brasil, donde el gobierno prevé un aumento de la demanda de electricidad de 5,9 por ciento por año hasta 2019, cuando se requerirá de una capacidad instalada de 167.078 megavatios, más de dos tercios de los cuales serán de fuente hidráulica.
Construir represas afuera del país es una manera de eludir la fuerte oposición ambiental y de los indígenas que afrontan esas obras en la Amazonia brasileña, que concentra la casi totalidad del potencial hidroeléctrico nacional aún por aprovechar.
Cachuela Esperanza, en el río Beni, en el norte de Bolivia y cerca de la frontera brasileña, tendrá una potencia de 990 megavatios, según un proyecto elaborado por la consultora canadiense Tecsult. Un volumen equivalente a casi toda la demanda actual de energía de ese país del altiplano andino.
"Solo será rentable si exporta más de 90 por ciento" de lo que genera, dijo a IPS Walter Justiniano, un ingeniero de la vecina ciudad de Guayaramerín, especializado en el tema. Es que su distribución interna exigiría construir extensas líneas de transmisión, puesto que el primer gran centro consumidor está a 1.000 kilómetros de distancia, explicó.
En tanto, el proyecto de Riberón (Ribeirão, para los brasileños), en el limítrofe río Madeira, se prevé que tenga una capacidad de 3.000 megavatios, que igualará a Itaipú, la segunda mayor hidroeléctrica mundial, construida hace 27 años por Brasil en la frontera con Paraguay. Ese último país nunca pudo consumir más de 10 por ciento de la energía generada allí, aunque le corresponda la mitad.
Estos dos proyectos están aún en estudio, según Alberto Tejada, gerente de Generación de la boliviana Empresa Nacional de Electricidad (ENDE).
Cachuela Esperanza depende de la evaluación de "cuestiones técnicas, políticas de soberanía, seguridad y cuidado del medio ambiente", señaló el funcionario a IPS. "Las gestiones para su financiamiento y construcción no están muy avanzadas", admitió, aunque el presidente de Bolivia, Evo Morales, manifestó en enero su disposición de impulsar el proyecto.
Por su parte Riberón depende de un acuerdo entre Bolivia y Brasil, "que garantice los tratados aplicables a ríos internacionales de libre navegabilidad", observó Tejada,
Añadió que un equipo técnico boliviano estudia el inventario del potencial hidroeléctrico de tres ríos de la cuenca compartida con Brasil, que servirá de base a las negociaciones.
Los cursos de agua a represar, tanto en Bolivia como en Perú, son formadores de los grandes ríos amazónicos brasileños, como Madeira y Solimões, lo cual quiere decir que están en la parte alta de las cuencas.
EL AGUJERO NEGRO DE ASIA
La situación es mucho más compleja en Asia, con China como escenario del nacimiento de los grandes ríos que escurren hacia India y el sudeste asiático. La demanda de este gigante aumenta el consumo de energía mucho más aceleradamente que Brasil, debido a sus 1.300 millones de habitantes y un crecimiento económico constante superior a 10 por ciento anual.
China avanza en por lo menos 81 grandes proyectos hidroeléctricos solo en los ríos Mekong, Yangtzé y Salween. La avalancha de represas de ese país preocupa naturalmente a todos sus vecinos, que dependen de esos cursos de agua para sus propios planes.
Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam, que reciben las aguas de China, crearon en 1995 la Comisión del Río Mekong (MRC, por sus siglas inglesas) para promover un manejo sustentable y cooperativo de la cuenca.
Este grupo se sorprendió con la dramática baja del Mekong por la sequía del verano de 2009 y no descartaron que la razón principal haya sido que China acumuló más agua de la debida en 21 represas existentes en el tramo del río en su territorio.
Pero la debilidad del MRC en resistir las presiones chinas es criticada por organizaciones como la no gubernamental Red Internacional de Ríos (IRN, por sus siglas en inglés).
Además, Laos anunció en marzo que construirá la represa hidroeléctrica de Xayaburi, con capacidad para generar 1.260 megavatios, lo cual provocó protestas en Vietnam, que teme que esa obra provoque graves daños a su agricultura y a la cría de peces del delta del Mekong.
Pero Xayaburi es sólo la primera de las 11 centrales que estudian construir en el río Mekong los gobiernos de Camboya, Tailandia y Laos, nueve de ellas en ese último país.
India también se preocupa por represas que construyen China, Nepal y Bhutan en ríos cercanos. Todos buscan energía barata y con menos reclamos ambientales y sociales en países vecinos.
En ese marco, los estados grandes buscan adueñarse de los recursos de la región. Birmania, que es uno de los que presenta todas esas "ventajas", atrae inversiones de Bangladesh, China, India y de Tailandia.
Capitales de esos cuatros países ya construyen en Birmania 29 complejos hidroeléctricos, que sumarán 19.413 megavatios de potencia, y planifican otros 14.
Firmas de China son las mayores constructoras de proyectos en su país y en la vecindad, un ejemplo más del crecimiento de este país como "inversionista masivo en la región", evaluó Carl Middleton, de la campaña del Mekong de IRN.
Brasil ejerce, en menor proporción, ese papel en América Latina, donde empresas como Odebrecht, Andrade Gutierrez, Camargo Correa y Queiroz Galvão están presentes en las grandes obras.
Pero Brasil busca ejercer un poder más blando que China, cuyas empresas suelen llevar muchos nacionales para trabajar en las obras en el exterior, limitando así la contratación y capacitación de obreros locales.
América del Sur tiene excedentes energéticos, con excepciones de Chile y Uruguay, y disponibilidad de fuentes, como petróleo, hidroelectricidad, gas natural o carbón, que varía entre los países. Además, "unos países tienen recursos naturales, pero no capital ni tecnología".
Esas condiciones justifican buscar la "integración energética", que, además de complementariedad, permite "mayor conocimiento entre los vecinos", sostuvo Daniel Falcón, diplomático de la División de Recursos Energéticos no Renovables de la cancillería brasileña.
Ese es uno de los temas que aborda con mayor énfasis la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) desde 2007. Ya cuenta con directrices y plan de acción, faltando solo la concreción del tratado energético en negociación. "No hay iniciativas similares en el mundo ni en la Unión Europea", aseguró Falcón a IPS.
Cachuela Esperanza representará para Bolivia nuevos ingresos fiscales, más energía para alentar la actividad productiva y una mejor calidad de vida en el norte amazónico de ese país, además de reducir el uso de hidrocarburos para generar electricidad, evitando así emisiones de gases invernadero, arguyó Tejada.
Pero, a la vez, exigirá un embalse "casi tan grande como el de Itaipú", con lo cual se inundarán bosques, advirtió el ingeniero Justiniano, coincidiendo con otros críticos de la construcción de represas hidroeléctricas "brasileñas" en Perú, que las consideran innecesarias y destructoras de una rica biodiversidad.
(*) Periodista IPS en Brasil,
Rechazo a la guerra
El reloj de la Torre Latinoamericana marca las 17:00 del 6 de abril cuando la congregación variopinta que llena la explanada de Bellas Artes grita no más sangre y fueras a Felipe Calderón. No es un lugar usual de encuentro para iniciar una manifestación, pero esta marcha ha sido convocada por poetas y artistas, amigos, discípulos, hombres y mujeres lectores de los versos y artículos de Javier Sicilia, quienes piensan que la poesía y el arte triunfarán sobre la muerte.
El poeta y luchador social, tras el asesinato de su hijo Juan Francisco Sicilia Ortega y seis de sus compañeros, el 28 de marzo en Cuernavaca, lanza un manifiesto “Carta abierta a los políticos y a los criminales” en el que condena la guerra de Calderón, “mal planteada, mal hecha, mal dirigida, que ha puesto al país en estado de emergencia”, y llama a la ciudadanía a manifestarse por paz y justicia.
Su carta ha sido un poderoso catalizador para la movilización de una sociedad harta de tanta violencia. “Estamos hasta la madre porque los políticos sólo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno, que es lo que hace a las buenas naciones; estamos hasta la madre porque esa corta imaginación está permitiendo que nuestros muchachos, nuestros hijos, no sólo sean asesinados sino, después, criminalizados, vueltos falsamente culpables para satisfacer el ánimo de esa imaginación; estamos hasta la madre porque otra parte de nuestros muchachos, a causa de la ausencia de un buen plan de gobierno, no tienen oportunidades para educarse, para encontrar un trabajo digno y, arrojados a las periferias, son posibles reclutas para el crimen organizado y la violencia”.
A través de las redes ciudadanas del estado de Morelos el poeta convoca a una marcha nacional el 6 de abril, a las 5 de la tarde, del monumento de la Paloma de la Paz al Palacio de Gobierno en Cuernavaca. E invita a replicar la movilización en las ciudades y municipios del país: “Si no somos capaces de eso para obligarlos a ustedes, señores políticos, a gobernar con justicia y dignidad, y a ustedes, señores criminales, a retornar a sus códigos de honor y a limitar su salvajismo, la espiral de violencia que han generando nos llevará a un camino de horror sin retorno”.
La marcha empieza precedida por un debate en la web sobre la inutilidad de las marchas. Predomina la voz de quienes también están hasta la madre de los que piensan que todo es inútil y sólo queda contemplar el derrumbe del país como convidados de palo. Hay que marchar, informarse, discutir, organizarse, encarar desde la sociedad a las mafias políticas y a los criminales, no quedarse sin palabra.
Por eso, No más sangre, ni un muerto más, es la divisa de esta marcha que arranca —simultánea a muchas más en el país— rumbo al Zócalo de la Ciudad de México. Y el ingenio asoma junto a la indignación en cada cartulina, lona, manta, volante, pancarta:
“¡Ya basta! (la paloma de Picasso levanta una vez más su vuelo).” “¡No más pinche guerra, hoy debe acabar!” “200 mil litros de sangre derramados por Calderón y sus sicarios.” “La guerra de Calderón es el holocausto de los jóvenes.” “Yu Es Ei – para tus armas, no te hagas güey.” “14 mil huérfanos en Ciudad Juárez, más de 300 niños asesinados.” “Los asesinos están en Los Pinos.”
Investigadores del instituto Nacional de Antrpología e Historia llevan un mensaje directo: “Cuando ustedes (los campeones del empleo y de las manos limpias) hablan del crimen organizado, millones de mexicanos sabemos que ustedes son el crimen organizado, junto con los dueños de los medios de comunicación y sus testaferros autollamados comunicadores” .
Por el cambio de horario, el sol aún quema la piel mientras siguen llegando jóvenes y contingentes del SME, círculos obradoristas, integrantes de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, mujeres con manojos de flores que demandan el fin de los feminicidios y demás crímenes en Ciudad Juárez. Una señora comenta que su hermana por temor a la violencia ya no quiere salir ni a las tortillas, mientras un aroma de flores blancas inunda el aire. “Las gardenias huelen riquísimo. Los claveles no, pero aguantan más, aunque su tallo es quebradizo”, explica la mujer.
Se calcula en 10,000 la asistencia a la marcha en la capital; en Cuernavaca más de 40,000 se unen a Javier Sicilia con las mismas demandas. Hay marchas en Culiacán, Hermosillo y en ciudades de 21 estados del país. Muchos salen a manifestarse en Monterrey a pesar de los riesgos en ese lugar.
A las 17:20 la columna avanza, bloquea el eje central y pronto llena la calle 5 de Mayo. Una docena de machetes representa al pueblo de Atenco. Los jóvenes gritan por escuelas y trabajo; quieren hospitales no quieren militares.
En los quioscos de periódicos, Proceso marca la pauta: “¡Estamos hasta la madre!” reza su portada y anuncia la carta a los políticos y criminales de Javier Sicilia en interiores. El Chamuco aborda el pacto de los medios encabezado por el duopolio televisivo como el “acuerdo para la tapadera de la violencia” y una enorme calaca cubre la cara de Calderón. Incluso Letras Libres exhibe un arma de fuego y una mancha de sangre, mientras en Milenio la DEA justifica la violencia en México.
Cuando parece que la columna va a terminar, a la entrada de 5 de Mayo, por el eje central, se acercan nuevos contingentes. Desde las aceras mucha gente observa con seriedad pero sin animadversión o rechazo. Algunas miradas parecen traslucir una convicción: esta marcha es necesaria como preludio de acciones que den un vuelco a la situación límite a la que el país ha sido llevado.
Al llegar al Zócalo la columna rodea los plantones del SME y los mineros y ocupa los espacios disponibles. Frente al Palacio Nacional la multitud corea: Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir que el pinche gobierno se tiene que morir. Pero “Juárez no debe morir”. Ante el número 40,000 formado por tres fémures y cuatro cráneos descarnados, los estudiantes proponen “Parar las balas con cultura y educación”. La cifra es el cálculo de los muertos en la guerra contra el narcotráfico.
Casi veinte performanceros de la UNAM yacen sobre las baldosas. Cuatro o cinco encapuchados, con casacas militares, los tirotean, rematándolos. Uno de ellos me apunta con su fusil de cartón en sus manos ensangrentadas. Bang, me dispara. Muevo la cabeza hacia atrás como sacudida por el impacto. En calidad de espectadores mediáticos promedio, las personas vemos escenas de violencia todos los días al punto de la insensibilización. El joven orador advierte: “Ahora cada uno de nosotros está en riesgo de morir por el fuego cruzado y las ‘bajas colaterales’ de esta guerra, y las marchas no serán suficientes para detenerla. Tenemos que pensar bien cómo parar la carnicería. Un paro nacional es la propuesta”.
Son las 18:15 y el zócalo está lleno en lo posible. El mitin inicia subrayando la singularidad de la marcha que cristaliza una rabia largamente contenida. Desde la tribuna se emiten poemas, no tanto discursos.
Sí son nuestros muertos y no es nuestra guerra. “Allá vienen los muertos tan solitos, tan mudos, tan nuestros, engarzados bajo el cielo enorme del Anáhuac, caminan, se arrastran, con su cuenco de horror entre las manos, su espeluznante ternura.
“Se llaman los muertos que encontraron en una fosa en Taxco, en parajes alejados de Chihuahua, esparcidos en parcelas de cultivo, tirados en la Marquesa, colgando de los puentes, sin cabeza, en terrenos ejidales, a la orilla de la carretera, en coches abandonados, en San Fernando, los sin número que destazaron y aún no encuentran, las piernas, los brazos, las cabezas, los fémures de muertos disueltos en tambos.
“Se llaman restos, cadáveres, occisos, los muertos a los que madres no se cansan de esperar, a los que hijos no se cansan de esperar, los muertos a los que esposas no se cansan de esperar, imaginan entre subways y gringos.
“Se llaman chambrita tejida en el cajón del alma, camisetita de tres meses, la foto de la sonrisa chimuela… Fragmentos del poema leído por su autora María Rivera.
Con profunda indignación algunos oradores repudian el discurso de que el principal flagelo de este país es el narcotráfico; definen al ejecutivo federal como impulsivo pero pusilánime; piden su renuncia. Legalizar las drogas sería parecido a la expropiación del petróleo, en tanto acto de dignidad que opta por los ciudadanos, no por la guerra y el imperio.
Otros recuerdan a Javier Sicilia como quien ha enseñado de qué se trata el oficio de poeta y cómo ver el mundo desde la poesía, anteponiendo los valores humanos a la usura y la codicia. Lamentan su voto de silencio poético y se suman a su llamado a la lucha.
En el micrófono, un prolífico y reconocido narrador e historiador dice: “Me llamo Paco Ignacio Taibo, soy escritor y estoy aquí por las mismas razones que ustedes.” Y cuenta la anécdota de una joven de Azcapotzalco a quien escuchó decir que los verdaderos ninis son los que están en el gobierno porque ni gobiernan ni nos representan. “Vámonos preparando porque nos va a costar mucho trabajo echar a los ninis que nos gobiernan”, concluye su breve discurso.
“¿Qué es lo que sigue?”, le pregunto a PIT II.
“Lo que sigue es cantar el Himno Nacional e irnos a preparar y convocar la siguiente y la siguiente y la siguiente. Sólo nosotros podemos parar esto. Las cosas están empeorando, deshacen una banda el lunes y el martes se rehace. Esto nunca debió iniciarse sin depurar a las policías infiltradas por el narco. Así toda la primera fase de la lucha la dirigió el mismo Chapo (Guzmán), Pero Calderón vive en Disneylandia. Y México ahora está viviendo en el infierno.”
Al terminar el acto, pregunto lo mismo a Daniel Giménez Cacho, actor de importante trayectoria en el cine nacional. “No sé, no soy adivino”, responde, para ganar tiempo, “pero creo que lo que sigue es apoyar el plan que propone Javier Sicilia, realizar más manifestaciones, ir al plantón que el poeta instala en Cuernavaca. A Radio Bemba el actor declara que de México le duele la impunidad, la sordera, la falta de esperanza, el racismo, el clasismo y la búsqueda del dinero a toda costa.
Gabriela Barajas, joven empleada, dice que le da miedo salir a la calle y ya no regresar. Propone tomar conciencia de la realidad del país y buscar la unidad.
La marcha ha revivido los reclamos no sólo contra la violencia sino contra las otras calamidades que asuelan a la sociedad mexicana, como la falta de acceso a educación y salud de calidad y la avaricia de gobernantes y grandes empresarios.
La única forma de salir de este laberinto es la educación, dice Victoria Núñez, estudiante de sociología. Una educación que haga que la gente se cuestione. “Nos han quitado la filosofía, la lógica, las artes, todo lo que nos hace pensar y ser nosotros mismos. Los planes educativos atacan la socialización y promueven el individualismo. Hay que ir a las acciones para recuperar lo perdido, no quedarnos sólo en plática y diálogo”, sostiene.
Fabiola De Nutella, profesionista, me dice que lo primero es tener claro el objetivo del movimiento y no olvidar que los gobernantes son nuestros empleados que deben rendirnos cuentas y vivir sin privilegios. Por ejemplo, deben usar el ISSSTE y no cargarnos sus costos de medicina privada carísima.
En el asta bandera al centro del zócalo no hay lábaro patrio, que debería estar a media altura, en señal de luto por tantos muertos. Pero en la base, al final del acto, hay centenares de flamas que ondean como minúsculas banderas con el viento del atardecer. Hay lágrimas, sollozos, llanto incontenible, flores blancas, recuerdos y propuestas formando una gran ofrenda. Ahí están las níveas gardenias y los claveles albinos que portaban en el pelo y en las manos miles de manifestantes.
“Algunos padres son poetas… Todos los hijos son poesía.” “Calderón, entiende, mis hijos no habitan en búnker”. Otros mensajes hacen referencia al reciente pacto entre algunos medios promovido por el gobierno que establece la auto-censura en la cobertura de la violencia, como si la realidad pudiera cambiarse mediante un giro de criterio editorial. Abundan las críticas al papel alienante del duopolio televisivo: “Iniciativa México es el cártel de la desinformación”.
Hay también un mensaje de marcador sobre cartulina: “Felipe, ¿y si uno de los jóvenes asesinados se apellidara Calderón Zavala, seguirías con tu guerra?”
Alfredo Acedo es director de comunicación social y asesor de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas México.