jueves, 31 de marzo de 2011

La decepción siria

El discurso que pronunció ayer el presidente sirio Bashar al Assad estuvo vacío de contenido y fue decepcionante. En lugar de reconocer las demandas de la población y de mencionar cualquier tipo de reforma, se limitó a culpar a “los enemigos de Siria”, aquellos que incitan las revueltas, incluyendo a las minorías islamistas y palestinas, y a las posibles conspiraciones de las potencias extranjeras. Es ahora cuando la Unión Europea debe presionar al dirigente para que realice, no sólo los cambios de tipo económico exigidos por su pueblo, como ya prometió en su día, si no también políticos.

Durante su visita a Damasco, hace dos meses, Stefan Füle, comisario europeo para la Ampliación y la Política de Vecindad, dijo que había llegado la hora de firmar el acuerdo de asociación UE-Siria, inactivo desde hace mucho tiempo. ¿Diría lo mismo hoy? Tras la brutal represión ejercida por el régimen de Bashar al Assad la semana pasada, lo más probable es que no. Por su parte, el presidente sirio afirmó en enero que las revueltas de Túnez y Egipto estaban provocadas por el "estancamiento" y la "desesperación", dos problemas que, según él, Damasco no padecía. Con esta declaración, el mandatario demostró una actitud demasiado confiada ya que, aunque su pueblo no pide su dimisión, si exige una apertura del régimen político y la derogación del estado de seguridad.

Las acciones del Gobierno y las diversas ramas de sus servicios de inteligencia han sido todo menos lo que la responsable de la Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, pidió. En vez de abordar las quejas de su pueblo en un diálogo político integrador, Assad ha tomado drásticas medidas al más puro estilo de autócrata sorprendido por los acontecimientos: detenciones (entre ellas de escolares), disparos contra manifestantes (incluso con balas de verdad) y disolución forzosa de las manifestaciones (como una vigilia con velas ante la embajada libia).

Los Veintisiete, mientras tanto, han demostrado haber aprendido la lección tras Túnez y Egipto. Ashton fue rápida en su condena de la violencia contra los manifestantes sirios, clara en su exigencia de que se pusiera en libertad a los presos políticos y sagaz en su petición de que finalizaran los 48 años de estado de emergencia. Como ocurre en casi todos los regímenes autoritarios, la inmunidad de los omnipresentes servicios de inteligencia y su potestad para detener sin cargos, constituyen la columna vertebral de la opresión ejercida por el Gobierno.

Si la UE y el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) aprenden con cada transición sucedida en los países MENA. Los métodos de coacción y cooptación de los Estados del Mediterráneo son suficientemente sofisticados, mejorados a lo largo de años de gobiernos dictatoriales. Siria no es ninguna excepción, como demostró en 1982 la fatal represión de 20.000 civiles en Hama. El entonces presidente Hafez al Assad ordenó sitiar y bombardear la ciudad durante tres semanas con el pretexto de aplastar a los Hermanos Musulmanes.

Esta acción brutal del régimen sirio contra su pueblo sigue siendo un factor que limita la disposición de la gente a salir en masa a la calle. Las bolsas de disidencia, hasta ahora, han sido pequeñas y aisladas. Otro factor que desanima a los opositores es la poca probabilidad de que haya desertores en el Ejército que se pongan de su lado, como ocurrió en Egipto y Túnez y ahora en Yemen. Bajo los mandatos de los dos Assad, padre e hijo, las filas de los militares y los servicios de inteligencia se han ido llenando gradualmente de miembros de su secta alauí, un grupo minoritario pero selecto. Los blogueros del país hablan de la ejecución de un soldado por haberse negado a disparar contra la multitud en Daraa.

Igual que las protestas de El Cairo no pueden atribuirse a las estrechas relaciones de Hosni Mubarak con Estados Unidos, tampoco podemos suponer que, en el lado opuesto, la retórica hostil de Assad respecto a Washington e Israel esté alimentando las quejas sirias. Aunque en estos 48 años siempre ha sido fundamental tener un historial sólido de política exterior para conservar una pátina de legitimidad por debajo del estado de emergencia, la población, agitada, acepta cada vez menos ese argumento como garantía de una política interior segura.

En el plano nacional, Assad ha emprendido un Plan Quinquenal económico que prevé un 5% de crecimiento cada año. Eso, unido a sus anuncios de reforma y la campaña anticorrupción que llevó a cabo cuando llegó al poder, le da un matiz progresista del que carecía su padre. Ahora bien, junto a la modesta mejora económica que ha tenido Siria, no han habido cambios políticos paralelos. El último informe de la organización Human Rights Watch lamenta una "década desperdiciada". Asimismo, la promesa del presidente de levantar el estado de emergencia no servirá de nada si, como ha dicho su portavoz, se mantienen unas "leyes que garantizan la seguridad de la nación y sus ciudadanos". Está por ver si los posibles cambios en la Constitución llegan hasta el punto de abrir el terreno político a elementos no baazistas en las elecciones municipales y parlamentarias previstas para este año.

En todo este asunto, Bruselas está desempeñando un buen papel. Con el espacio que le han dado nuestros primos americanos (cosa que, al principio, desconcertó al recién nacido SEAE), ahora está empezando a actuar como un auténtico actor regional, decidido a hacerse oír pero debidamente humilde y sin dictar políticas. Eso sí, si se mantiene la perspectiva de firmar el acuerdo de asociación, la Unión no debería dudar en adjuntar una nueva cláusula o un nuevo documento sobre derechos humanos, como reclamaron varios Estados miembros cuando se suspendieron las negociaciones en 2008.

Mientras tanto, y tras el decepcionante discurso de Bashar al Assad, la UE no debe dejarse engañar por liberaciones simbólicas de presos políticos y anuncios de reformas para acallar las demandas locales: reorganizar el Gabinete (es decir, que el primer ministro, Naji Otri, el ministro del Interior, Saed Samour, el ministro de Defensa, Ali Habib Mahmud, y el ministro de Justicia, Ahmed Younes, jueguen a las sillas) no es lo mismo que nombrar uno nuevo; y poner fin al estado de emergencia no significa tampoco la disolución del omnipresente mukhabarat. Todo el mundo está nervioso en estos momentos: los vecinos de Damasco observan la situación y los Veintisiete contienen el aliento en previsión de las repercusiones que puedan tener las respuestas de Assad en Siria y en toda la región.

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Guatemala en clave latinoamericana

A veces en las elecciones, los votantes tienen que elegir el menor de los males.  La democracia es imperfecta y también lo son los candidatos. Pero los dos favoritos en las elecciones presidenciales del próximo septiembre en Guatemala son peores que candidatos imperfectos; reflejan dos peligros democráticos -continuismo conyugal y mano dura.

Recientemente, ha salido a la luz que una de las candidatas, la actual primera dama Sandra Torres de Colom, ha iniciado gestiones para divorciarse del presidente, Álvaro Colom, para poder lanzar su campaña legalmente. Se trata de un truco para burlarse de las reglas contra el nepotismo que existe en su país. Pero el problema es más serio que una mera burla de las leyes. La solicitud refleja dos tendencias latinoamericanas nada sanas para la democracia. La primera es la propensión por parte de los mandatarios en ejercicio de querer extender su permanencia en el poder. La otra es la inclinación del electorado a dejarse seducir por el linaje político.  Ambas preferencias atentan contra la renovación de liderazgo que tan fundamental es para las democracias.

En Guatemala, existe una restricción contra la reelección presidencial. Eso ha llevado al dirigente actual a buscar un truco para extenderse en el poder. Desde los 90, numerosos presidentes latinoamericanos han intentando reducir o eliminar semejantes límites de los períodos presidenciales, valiéndose de varias estrategias. La maniobra elegida por Colom consiste en impulsar a su esposa (o, pronto, su ex esposa) como candidata.

Desde que su marido asumió la presidencia, la primera dama se ha hecho cargo de los programas de desarrollo humano del Gobierno. El que haya parejas matrimoniales populares y comprometidas con programas sociales, indiscutiblemente, beneficia a los votantes. Pero el promoverla es un método burdo de utilizar la ventaja del titular actual para delimitar un período. Y divorciarse para poder evitar fronteras legales no cambia la realidad del asunto: Guatemala se enfrenta al continuismo conyugal y a la no renovación.

La ventaja del titular existe en todas las democracias, pero es especialmente serio en América Latina. Desde los 80, sólo dos presidentes en ejercicio habilitados para buscar la reelección han sido derrotados. Incluso los ex mandatarios cuentan con una superioridad enorme: uno de cada dos sufragios en los países que permiten postulaciones de antiguos dirigentes, ha tenido al menos a uno de ellos como candidato, y en mucho casos, logran ganar. (De hecho, el que fuera presidente de Guatemala, Álvaro Arzú, también ha anunciado su intención de presentarse, aunque su candidatura es inconstitucional y hasta ahora cuenta con pocos seguidores).

Han sido pues los límites constitucionales de períodos presidenciales, más que los votantes mismos, lo que más ha conseguido contener las ventajas de los titulares y de los ex presidentes. Esta tradición muy latinoamericana de imponer fronteras constitucionales a los períodos y reglas contra el nepotismo político existe por una buena razón histórica. Los latinoamericanos sufrieron por generaciones bajo el poder de caudillos omnipotentes que favorecían a sus amigos y parientes. Marcar tiempos ha ayudado a inyectar algo de rotación en la cúpula del establecimiento político.

Sin embargo, muchos titulares y sus seguidores detestan estas restricciones. Por ello lucubran maniobras para quedarse en el poder, tales como referendos, coaptaciones a los poderes judiciales y la compra de popularidad a través de gastos sociales.  El continuismo conyugal que el presidente Colom está intentado, es el truco de última moda.

Éste es una exportación argentina. Hace unos años, el entonces presidente de Argentina, Néstor Kirchner eligió a su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, como su sucesora.  Fue un movimiento astuto. Mientras que los kirchneristas argumentaban que la Sra. Kirchner ofrecía renovación política, en realidad lo que estaban garantizando era mantener el poder, no sólo en la misma familia, sino el mismo dormitorio. Pero en vez de renovación, éste trae repetición. Como pasó en Argentina, de ser electa la primera dama, lo más probable es que el nuevo primer esposo/amante se quede como presidente de facto—o que así lo perciba la población.

Cualquiera de estos dos escenarios -un presidente fantasma de facto o la percepción de ello- es un mal augurio para la democracia. Con el continuismo conyugal, el poder se mantiene tras bastidores y la credibilidad de las autoridades oficiales queda en duda.  Esa oscuridad en la cúpula socava la meta democrática de aumentar la transparencia. 

La candidatura de Torres enfrentará obstáculos, primero en ratificar el divorcio y luego verificar que la solicitud de una reciente primera dama sea legal. Pero, pase lo que pase, este truco al estilo Kirchner, con una innovación telenovelística guatemalteca, es nocivo para la democracia. Si los votantes desean cambiar las reglas sobre la reelección, para ello deberían tener un debate abierto y público, y los partidos principales tendrían que negociar concesiones. Pero cuando el titular intenta cambiar las reglas del juego utilizando a su esposa para quedarse en el poder, la credibilidad del proceso de renovación de liderazgo termina deshecha.

El otro problema de esta candidatura -o si se quiere, la astucia subyacente de la misma- es que procura recoger el apego de los votantes por un linaje político. Cuando resulta imposible reelegir a un presidente actual o anterior por razones constitucionales, o a un ex dirigente por simple fallecimiento, la otra opción que ha surgido en América Latina es la de votar a aspirantes con los mismos apellidos de antiguos mandatarios -viudo/as, hijo/as, sobrino/as. Se trata de postulantes que se vuelven apetecibles en principio porque ostentan el apellido de algún poder anterior. Esta tendencia existe en toda democracia, pero en esta región, parece ser también una pretensión muy poderosa.  Desde los 80, 15 solicitantes han competido con el apellido de figuras anteriores, de los cuales, 8 lograron la presidencia. Con Sandra Torres, son hoy 5 los aspirantes con denominaciones de ex dirigentes que aspiran: Marlinde Manigat en Haití, Keiko Fujimori en Perú, Ricardo Alfonsín en Argentina y Rodrigo Arias en Costa Rica. Hasta en Cuba se habla de la hija de Raúl Castro, Mariela, como posible sucesora.

Que en una dictadura como Cuba se piense en la descendiente del presidente como posible heredera no es de extrañar. Pero que en una democracia haya tantos votantes que prefieran las dinastías políticas, es toda una desgracia para un sistema diseñado para asegurar renovación de liderazgo.

La catástrofe del menú electoral de Guatemala va más allá de este continuismo conyugal.  El otro agravante es que el candidato que hasta ahora parece tener la posibilidad de competir con la primera dama no muestra ser tampoco tan buena opción. Se trata de Otto Pérez Molina, un general jubilado que tuvo un papel central en el conflicto armado en el que el Ejército mató a alrededor de 200.000 guatemaltecos. Dirigió la funesta unidad de inteligencia militar y le han implicado -aunque nunca acusado- por conspirar en el asesinato del obispo Juan Gerardi. De hecho, la semana pasada la viuda del guerrillero Efraín Bámaca presentó una denuncia en la que apuntaba a Pérez como uno de los culpables de la desaparición de su esposo.

Tal vez lo más preocupante del drama de Torres es que ha disminuido la atención del público al peligro de la candidatura de Pérez. La amenaza consiste en que, a cambio de una mayor seguridad, exista un electorado que se sienta cómodo con la posibilidad de unas fuerzas armadas con mayores poderes. El ascenso éste se basa en la promesa de resucitar los medios coercitivos del pasado para responder a la ola de delincuencia del presente.

Durante la última campaña presidencial, Pérez utilizó su imagen como hombre fuerte para lanzar una plataforma de mano dura para combatir la delincuencia.  El símbolo de la campaña fue un puño cerrado.  Hoy en día, en América Latina -no sólo en Guatemala- hay cierta demanda para dar respuestas duras a la delincuencia, lo cual es indudablemente unos de los problemas urbanos más serios en la región.  Pero cuando esta petición florece en un país donde los militares siguen siendo difíciles de controlar, el resultado podría ser un grave deterioro del concepto democrático de primacía civil sobre el Ejército.

La candidatura de Pérez representa más que una llamada para acabar con la delincuencia, pues crea la inquietante posibilidad de una mayor impunidad y el retorno político de las fuerzas armadas. La imperturbable postura pro militar de éste hará aún más difícil llevar ante la justicia a los líderes militares que cometieron crímenes contra la humanidad durante el conflicto armado.

Agobiados por pandillas y redes criminales, es de esperar que los votantes guatemaltecos deseen una respuesta fuerte. Pero la política de mano dura podría expandir la participación de las fuerzas armadas en tareas policiales, lo cual probablemente produzca excesos del poder militar en nombre de la seguridad. La posibilidad de que Pérez gane también engendra preocupaciones serias sobre el resurgimiento político del Ejército.

A primera vista, el continuismo conyugal o, inclusive, las dinastías políticas, pueden parecer menos peligrosos que el posible resurgimiento político de unas fuerzas armadas con un pasado funesto y un presente poco vistoso. Pero la mano dura y el mantenimiento de la primera dama, en este caso, realmente reflejan un mismo círculo vicioso: instituciones precarias producen una política poco saludable, que termina estropeando todavía más a los organismos. La candidatura de Pérez muestra como la debilidad institucional para contener la delincuencia engendra una demanda popular por un aparato político más coercitivo, lo cual puede llevar a un debilitamiento del control cívico-institucional de los militares. La propuesta de Torres enseña cómo las administraciones con pocos contrapesos políticos terminan concediendo atribuciones al Ejecutivo, lo cual hiere aún más dichos controles, hace que el partido en el poder se vuelva más servil, y torna las relaciones entre el Gobierno y la oposición más polarizadas.

El partido gobernante describe la propuesta de Torres como un divorcio “por amor”. Tienen razón: amor por el nepotismo, el continuismo y el dinastismo. Mientras tanto, Pérez representa una candidatura de mano dura. El problema es que se trata de mano dura en vez de una nueva. La democracia requiere renovación de liderazgo, para no anquilosarse. En Guatemala, donde parece que un ex general y una primera dama van a dominar las elecciones venideras, tal renovación se ha convertido en un sueño improbable.
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miércoles, 30 de marzo de 2011

Semana política


Síntesis GALMA


30 de marzo, 2011
 
¡Hola!  Adjuntamos los sucesos más interesantes de esta semana.

  1. Acciones contra la pobreza: puros discursos.
  2. Teatro mediático.
  3. El gran botín llamado EDOMEX, parte II.


Acciones contra la pobreza: puros discursos. Los datos emanados del Censo 2010 han desatado una pelea entre el PAN y el PRI por el control del discurso electoral hacia 2012. Lo cierto es que ni todo es color de rosa, como parece afirmar el Presidente Calderón, ni todo es negro como clama el dirigente priísta. Entrados de lleno en la lógica electoral, el PRI y el PAN se disputan los éxitos logrados y se culpan por los resultados que aún indican rezagos importantes para el país. El Presidente Calderón ha enfocado su discurso en señalar las ganancias obtenidas por la población mexicana en materia de salarios, vivienda, y acceso a bienes y servicios que van desde lavadoras, automóviles y televisiones hasta créditos bancarios, e Internet. Sin embargo, el discurso que indica que México se ha convertido en un país de clase media -aún cuando los datos lo demuestran- es relativamente nuevo para el electorado y difícilmente será tan atractivo como los datos propuestos por el PRI: que alguien cae en la pobreza cada cinco minutos. De hecho, para el PRI -como para otros actores- resulta políticamente rentable enfocar su discurso en la idea de un México que continúa siendo pobre, sobre todo con el propósito de hablarle a las bases que se asumen como pobres, aceptan dádivas y buscan mantener sus privilegios y, por supuesto, con el objetivo de desacreditar a las administraciones panistas. Sin embargo, el discurso de la pobreza también tiene sus riesgos. Como bien lo demostró la contienda electoral de 2006, la clase media vota en contra de un discurso que amenaza su estilo de vida. El PAN ganó en parte porque supo explotar en aquellas elecciones el discurso más radical de López Obrador. Para el PRI, existe una línea muy delgada entre mantener el argumento de la pobreza y tornarse una amenaza para la clases media. Si cruza esa línea podría estar arriesgando sus posibilidades de un triunfo electoral.

Teatro mediático. Hace unos días, algunos de los principales medios de comunicación del país firmaron el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia del Crimen Organizado. A través de este instrumento, los medios se comprometieron a "dimensionar adecuadamente" las noticias sobre el crimen organizado bajo el argumento de que no están dispuestos a convertirse en un canal de difusión de la actividad criminal y que deben mandar un mensaje de rechazo a la violencia. Lo que subyace a este acuerdo, es un reconocimiento implícito de que la realidad es también un tema de percepción, y que ésta puede moldearse desde la línea editorial de un medio de comunicación. Y así como los medios de comunicación definen la agenda, los partidos políticos -utilizando los tiempos que marca el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE)- serán los únicos que podrán transmitir mensajes con contenido electoral. Como resultado de la reforma constitucional de 2007, los ciudadanos, en ningún momento, podrán contratar propaganda en radio y televisión encaminada a influir en las preferencias electorales: en su voto. La Suprema Corte decidió que, dado que una reforma constitucional no puede ser impugnada por los ciudadanos a través del amparo, no se pronunciaría sobre la posible violación a la libertad de expresión. Más allá de que la resolución de la Suprema Corte sea técnicamente correcta y el acuerdo de los medios perfectamente legal y comprensible considerando la situación actual, en la construcción de una ciudadanía libre e informada en México se está optando por lo contrario en pos de un bien mayor que, ni siquiera hay certidumbre de que se logrará con las medidas empleadas, ya sea reducir la violencia o impedir la intromisión de los "poderes fácticos" en la campañas electorales. 

El gran botín llamado EDOMEX, parte II.
La designación de Eruviel Ávila como precandidato único del PRI a la gubernatura del Estado de México muestra que al menos el Gobernador Peña Nieto aprendió la lección que las elecciones en Sinaloa, Oaxaca y Puebla le dejaron a su partido: despreciar el liderazgo local y el trabajo con las bases partidistas lleva a la derrota. Con esta decisión, además de reducir al máximo los riesgos de fractura interna y de aprovechar la experiencia y liderazgo político electoral del precandidato, el PRI complica las posibilidades de la oposición que ahora se ve obligada a designar a candidatos de mayor perfil si no desea tener una participación meramente testimonial en esta elección. Aunado a las condiciones internas de PAN y PRD esto dificulta aún más la consolidación de una alianza opositora. La presión que ha ejercido López Obrador sobre el PRD -tanto a través de la negativa de Alejandro Encinas a ser el candidato de una alianza que incluya al PAN, como por medio de la amenaza de lanzar a otro candidato de izquierda con el PT y Convergencia- es mucha y vislumbra que una división de la izquierda en Estado de México haría eco a nivel nacional y complicaría los acuerdos para designar un solo candidato de izquierda para el 2012. Si algo le queda claro a la izquierda mexicana es que para competir seriamente por la Presidencia el rompimiento no es una opción. Ante esta amenaza, actores como Marcelo Ebrard y Jesús Zambrano comienzan a recular en sus ánimos aliancistas y ven con mejores ojos una alianza de izquierda encabezada por Alejandro Encinas que, aunque no gane, permita empezar a construir rumbo al 2012. El PAN, por su parte, al ver casi desaparecida la posibilidad de ir en alianza con el PRD en el Estado de México tenía dos opciones: presentar un candidato testimonial como ya lo hizo en Guerrero; o postular lo mejor que sus acuerdos internos le permitieran. La designación de Luis Felipe Bravo Mena como candidato de unidad sugiere que optarán por lo segundo. Si bien el PAN sabe que sus oportunidades de ganar son limitadas, en el Estado de México, a diferencia de Guerrero, cuenta con una base electoral que sería muy costoso desatender a un año de la elección Presidencial y no necesariamente se inclinaría por un candidato de izquierda en caso de una eventual declinación del candidato panista.

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lunes, 28 de marzo de 2011

Libro de la semana: Fragmentos descreídos. Sobre mitos identitarios y república imaginaria.

  • Fragmentos descreídos. Sobre mitos identitarios y república imaginaria. Daniel Bensaïd. Ed. Icaria. Barcelona, 2010. 207 páginas.

La muerte de Daniel Bensaïd en 2010 privó a la izquierda internacionalista de una de sus principales voces, quizá la más original, en la medida en que conjugaba sin desequilibrios militancia política y reflexión teórica. En estos Fragmentos descreídos Bensaïd se centra en los males de la V República Francesa, que son muchos y uno solo: el abandono de la política, entendida como acción estratégica para cambiar el mundo. El orden político clásico se ha visto desbordado por el choque de acontecimientos en curso, en sí mismo no necesariamente negativo. Y su respuesta ha sido la instauración de una lógica del miedo y la fobia: islamofobia, mestizaje e indigenismo defensivos, neurosis del velo, trauma de la grandeur perdida. Frantz Fanon le sirve a Bensaïd como profeta crítico que ya anticipó la necesidad de huir de todo esencialismo de las raíces. No hay que cantar el pasado en detrimento del presente ni del futuro, ni encerrarse en un mundo de reparaciones retroactivas. Todos somos víctimas del museo de las identidades y asesinos del ser como devenir. Apoyándose en Elias Sanbar y el drama palestino, Bensaïd apuntala su defensa de un universalismo concreto, antiliberal y emancipatorio, en el que la identidad es flujo, movilidad de líneas que atraviesan tiempos y lugares. El libro se cierra con una útil cronología de la V República elaborada por Andreu Coll y Josep Maria Antentas.

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El enigma y el sabio

Por Adolfo Gilly (*)

El 16 de agosto de 1914, en Santa Rosalía, Chihuahua, un enviado del presidente Wilson se entrevistó con Pancho Villa y trazó este retrato: Villa es un hombre extraordinariamente tranquilo, de maneras amables, que habla lentamente y en voz baja, cuidadoso y a veces emotivo en su expresión, pero siempre en tono apagado, con una subterránea corriente de tristeza.
En junio de ese año un médico estadounidense informaba al general Hugh Scott acerca de Pancho Villa:

Posee el par de ojos cafés más notables e impresionantes que haya visto en mi vida. Parecen mirar a través de uno; habla con ellos y todas sus expresiones son primero anunciadas y dominadas por ellos; y cuando se enfurece o cuando trata de enfatizar algo, parecen arder y escupir chispas y destellos por entre los párpados gruesos y entrecerrados. Es un notable jinete, se sienta sobre su caballo con la gracia y la naturalidad de un vaquero, cabalga erguido y con las piernas tiesas, al estilo mexicano, y sólo monta en silla mexicana. Adora a su caballo.

Un mes antes, en mayo de 1914, un camarógrafo de la Mutual Life que había estado filmando escenas de guerra durante la toma de Torreón lo describió así:

Villa nunca tiene prisa. A veces, durante una acción de guerra, se ha acercado a caballo hasta nosotros para contemplarnos trabajar. Taciturno por naturaleza, nada decía, pero su sonrisa franca indicaba que lo divertíamos enormemente. Cuando lo queríamos fotografiar, rayaba su caballo un instante e inmediatamente después volvía a cabalgar.

Las tres descripciones estadounidenses son tan contradictorias como verdaderas: un hombre tranquilo, de hablar pausado, con una subterránea corriente de tristeza, dice el primero; ojos que lo atraviesan a uno y en la furia parecen echar chispas y destellos, dice el segundo; taciturno de franca sonrisa que se divertía mucho al vernos filmar, dice el tercero.

Los tres observadores son agudos y el observado es uno, siempre diferente y siempre igual a sí mismo: Pancho Villa, el mexicano tranquilo y taciturno que habla con sus ojos dominadores y penetrantes, nunca tiene prisa y se ríe divertido viendo a los gringos filmarlo con sus cámaras.

* * *

Friedrich Katz, con su oficio de gran historiador, dedicó años y años y lo mejor de su trabajo y su talento a seguir la huella de ese enigma, intuyendo primero y sabiendo después que en él se encerraba la clave del secreto de la Revolución Mexicana, esa saga que tantos se empeñaron en describir y definir por sus hechos políticos y guerreros, y Friedrich la persiguió, la descubrió y la explicó por sus hechos humanos, crueles, heroicos, burlescos, compasivos o tiernos.

Estudiar, escudriñar, imaginar y explicar la figura única de Pancho Villa le permitió dar razón y medida de todo lo demás, ese demás que, en la monumental biografía que fue escribiendo durante años, iba acomodándose en su preciso lugar y color como un gran fresco en movimiento, que eso es su Pancho Villa en las 985 páginas del original inglés de Friedrich Katz y las 1074 páginas de la traducción castellana de Paloma Villegas.

Muchas peripecias, vicisitudes y figuras tiene la Revolución Mexicana y otros historiadores y escritores las han narrado con pericia y con brillo. Katz no ignora a ninguno. Pero a mí se me hace que del sonido y la furia, el horror y la burla, la crueldad y la ternura que, como en toda rebelión de un pueblo, se desbordan y desmandan en la Revolución Mexicana, son el estudio minucioso y el estilo tranquilo y un sí es no es burlón de Friedrich Katz los que más hondo han dado cuenta de ese turbulento todo.

Que una biografía alcance al mismo tiempo a dar razón de un mundo y a conectar las lógicas dispares de sus hechos y sus protagonistas en torno a los hechos de una vida, es una hazaña de la investigación, la paciencia, la imaginación y la escritura. Friedrich Katz, el huellero incansable, lo logró en su Pancho Villa. Allí está enterita la Revolución Mexicana; y lo que allí no está es muy posible que nunca haya ocurrido.

* * *

Friedrich preparó largamente en su obra, su estudio y su vida, esta su historia de la revolución bajo la especie de una biografía. Nombraré cuatro de esos pasos.

Friedrich Katz, en imagen del 12 de octubre de 2006, cuando el historiador visitó el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de MéxicoFoto Carlos Cisneros

Uno fue su estudio sobre La servidumbre agraria en México, es decir, sobre la expresión candente de la injusticia y del agravio donde se incubó lo que después sería furia en la revolución y en la aventura de Villa y de su gente.

Otro fue su investigación sobre La guerra secreta en México, que dará los marcos internacionales al México de la década revolucionaria y los condicionamientos reales, no imaginarios ni ideológicos, para ese México de entonces.

El tercero fue una obra maestra del difícil arte de la compilación: el libro colectivo que él coordinó, Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX, donde un conjunto de historiadores investiga y reflexiona, en estudios de caso, sobre esos tres distintos procesos que el pensamiento político suele confundir o subsumir en uno solo, la revolución. Pero el estudio histórico está obligado a distinguirlos entre sí en cada uno de sus rasgos específicos y a estudiarlos en su devenir y su tránsito en el tiempo y la geografía. Es lo que este libro hizo.

Ahora bien, desde aquel primer estudio hasta su magistral culminación en el Pancho Villa, la mirada de Friedrich Katz sigue una huella, esa que conduce de la protesta a la revuelta a la rebelión a la revolución. Esa huella, a veces visible y a veces no, está marcada por la humillación, el despojo, el agravio hasta en sutiles formas del que puede al que no puede, esa línea de fractura que siempre corre por debajo de las relaciones sociales aceptadas como naturales y que, de repente, irrumpe en la superficie como un hecho de la naturaleza o un acto de Dios, cuando en realidad responde a ese sentimiento de dignidad humana ofendida o ninguneada que cuando se acumula termina por estallar en ira colectiva.

Lo explican Barrington Moore, Edward P. Thompson, Ranajit Guha, Marc Bloch y tantos otros; lo sienten y lo describen C.L.R. James y Frantz Fanon; lo dijo alguna vez Czeslaw Milosz cuando a propósito de la insurrección de Varsovia en 1944 recordó “la fórmula con que protesta el pueblo desde siempre: ‘Esto no es justo”’.

La hazaña historiográfica de Katz en su Pancho Villa es ir develando pausadamente, sin perder nunca el hilo narrativo, la figura y el genio de cada uno, la estructuración de los aparatos, la capacidad de Villa para atraer y poner a la tarea a quienes saben administrar recursos, echar a andar gobiernos, adquirir armas y pertrechos o conducir hombres y ganar batallas según las reglas del arte de la guerra.

Inteligencia, astucia, ternura, crueldad, compasión, lealtad y valentía, junto a la angustia del ignorar, pues una sociedad de privilegios no le permitió estudiar; y a la ira de saberse superior y tener que soportar la burla o el ninguneo de los que pueden porque esa misma sociedad fue pródiga con ellos: ese turbión de sentimientos que se desatan en una insurrección se condensaban en la vida y el carácter de Pancho Villa.

Friedrich Katz quiso y supo verlo y demostrarlo y describirlo. Con la calma que le dio la aventura de su propia vida, con la antigua experiencia de la humillación y el silencio mientras la indignación arde silenciosa en el alma, fue a escudriñar hasta el fondo del enigma de la revolución mexicana no las fórmulas de la política, sino la clave espiritual de la revuelta.

Pancho Villa, tal como lo vieron en contradictoria armonía los tres estadunidenses que hice hablar al principio, esconde en su figura la respuesta al enigma.

Friedrich Katz, ese sobreviviente austriaco, judío, socialista y sabio, supo encontrarla y nos la regaló a todos en su obra como objeto de conocimiento y de disfrute.


Gracias te damos, Friedrich. A.G.- 16 de marzo de 2011


NB/ Texto leído por el autor, durante la presentación del libro Revolución y exilio en la historia de México: homenaje a Friedrich Katz, en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
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Libia desde la izquierda

Por Farid Adley (*)

Queridos compañeros de Il Manifesto (Italia), redactores y lectores, no estoy de acuerdo con vosotros en algunas posiciones, pero sigo leyendo y difundiendo (es lo menos que puedo hacer) Il Manifesto. Las reflexiones propuestas por Rossanda, Castellina, Parlato y Di Francesco son sacrosantas, pero tienen un defecto: no sitúan la cuestión libia en su contexto histórico.

Sería un debate progresista y profundo sobre dudas y zonas de sombra si no fuera por la tragedia de un pueblo que todos los días está siendo asesinado en las plazas de las ciudades libias y en los centros de negocios del mundo industrializado. La frase del compañero Parlato "soy y seguiré siendo un admirador incondicional del coronel Gadafi"(Il Sole-24 Ore del día 18/02/2011, luego repetida en las páginas de Il Manifesto diez días más tarde) duele mucho a los que -como yo– perdieron su libertad a causa del tirano. ¡Cuántos artículos he tenido que firmar bajo seudónimo para evitar represalias contra mi familia!

En primer lugar, lo que está pasando en Libia no es una guerra civil; se podrá convertir en ello en el futuro, pero ahora es una resistencia popular contra un tirano, su familia, las milicias y los mercenarios. Es algo comparable a la resistencia italiana contra el fascismo de Mussolini.

La cuestión de la bandera izada en las zonas liberadas, la de la independencia, no es una señal de retorno al pasado. Esa bandera no es propiedad del ex rey Idriss o de la cofradía sanussita. (Por cierto, no entendí la referencia del compañero Parlato al supuesto antisemitismo de Idriss. Ser antisionista no es necesariamente antisemitismo.

Les recuerdo que antes de la ocupación de Palestina, entre los varios proyectos para la creación de Israel en la primera parte del siglo XX, la Cirenaica era uno de los lugares sugeridos. Ser contrarios a estos propósitos no es, por supuesto, antisemitismo). Yo habría usado la bandera roja, pero ni yo ni mi generación pintamos nada en esta revolución. La corriente monárquica en la oposición es absolutamente minoritaria y enarbolar la tricolor, con la estrella y la media luna en blanco, no es un apego al pasado, sino un claro rechazo al régimen.

Basar en eso una crítica a los jóvenes libios que enfrentaron a pecho desnudo las ametralladoras antitanque de las milicias y los mercenarios de Gadafi, es de una falta de generosidad desarmante. No se niega aquí la existencia de planes internacionales para poner las manos sobre el petróleo de Libia, pero la revolución libia del 17 de febrero de 2011 no está liderada por títeres del imperialismo, sino por jóvenes y demócratas que tienen una historia en el país.

La caída del muro de miedo, después de las experiencias de Túnez y Egipto, los llevó a levantar la cabeza contra la tiranía. Si no ponemos en el centro de la atención este grito de libertad, que nace desde abajo, no entenderemos nada de los movimientos de revuelta que están caracterizando la lucha de los países árabes en contra de las cariátides en el poder durante muchos, demasiados años.

La segunda cuestión se refiere al Gaddafi socialista. Las tesis sobre el denominado socialismo árabe arreciaron en los años cincuenta y sesenta, en el momento del rescate naserista-baazista de Egipto e Irak. Interesantes experiencias de burguesías nacionales en el Sur del mundo que fueron sólo por necesidad antiimperialistas en la primera etapa de su desarrollo. En el Irak, Egipto y Siria de aquellos años los comunistas y los verdaderos socialistas fueron perseguidos y reprimidos. Esas experiencias de golpes de Estado dieron muchos resultados positivos en el plano social, pero sólo en la primera etapa de su desarrollo.

La tendencia verticalista y la falta de legitimidad democrática por un lado, y el ataque por parte de los aliados occidentales de Israel por el otro (la guerra de Suez en 1956 y la del 5 de junio de 1967) convirtieron estos nuevos regímenes en oligarquías militares que no tienen nada que ver con la idea de una distribución justa de la riqueza nacional y de desarrollo social y cultural del ser humano en la que se funda toda experiencia socialista.

Gadafi llega más tarde, en 1969. El “impulso” del golpe de Estado militar contra el viejo rey Idriss, para usar las palabras de Berlinguer, se acabó muy pronto. Ya en 1973, de la revolución de los Oficiales Libres no quedaba nada, salvo la implacable represión de toda disidencia. Las horcas en la Universidad, la expulsión de los compañeros de lucha, la supresión de cualquier tipo de oposición, la prohibición de los sindicatos, la anulación de cualquier acción independiente de la sociedad civil, el asesinato en el extranjero de los opositores (Italia fue el escenario favorito para ese tipo de acciones terroristas) y las operaciones militares contra civiles que protestaban pacíficamente en contra de la voluntad del tirano (años 80 y 90 en Derna y Benghazi), así como la masacre de Abu Selim (26 de junio de 1996 ), son ejemplos del dominio de esta nueva clase dirigente que, de hecho, se ha reducido a la familia de Gaddafi y a un pequeño círculo de sus seguidores.

La corrupción galopante y el control total por parte de los servicios secretos en la vida cotidiana de los ciudadanos son la base de un régimen que ha gastado la riqueza del país, no en construir una Libia moderna capaz de crear puestos de trabajo y prosperidad para el pueblo, sino en comprar conciencias, en ganarse el apoyo de otros dictadores, en imposibles y perdedoras guerras en África (Uganda, Chad...) y en el lujo para sus hijos y seguidores. Libia es un país rico, pero los libios son pobres. Un empleado gana el equivalente de 170 dólares mensuales, mientras que uno de los hijos tontos del tirano se gastó dos millones de dólares en un espectáculo de una sola hora, de la cantante estadounidense Beyoncé, en un club nocturno de Las Vegas.

Del socialismo de Gadafi los libios tienen un débil recuerdo de los supermercados vacíos de mercancías y de la aburrida y estúpida burocracia corrupta, semejante a lo que han heredado las generaciones más jóvenes de Europa del Este. Y no todo era anticomunismo. No creo que Gadafi represente una continuación de la experiencia no alineada de Nasser. Castellina hace bien en recordar la importancia de esa idea, silenciada por lo demás por la despiadada agresión imperialista, del rechazo a tomar partido a la fuerza por uno de los dos pactos militares en los que se dividió el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Nasser murió pobre y su hijo no heredó ningún papel político. En cambio aquí (en Libia) la riqueza petrolera del país se considera una propiedad privada de la familia y el poder de la Jamahiriya ha sido reducido a una ridícula monarquía.

Considerar a Gadafi como parte de aquel mundo que trató de seguir la estela del noble experimento de los “No Alineados” ha sido un error de valoración de la compañera Castellina.


¡Las buenas intenciones del coronel no bastan! En política lo que importa es la acción. Al igual que muchos jóvenes libios de aquellos tiempos, yo también ocupé el Consulado de Libia en Milán y destruí la fotografía del rey Idriss. Pero ya en 1973 la Unión General de los estudiantes libios, que yo lideraba, ocupó la embajada libia en Roma para protestar contra el ahorcamiento en el campus de la Universidad de Benghazi (por otra parte sin juicio) de los estudiantes que pedían libertad y representación.

La izquierda libia se ha suprimido con asesinatos y detenciones y en algunos casos con la compraventa de conciencias, en un silencio total. Ha sido también culpa nuestra porque no hemos sido capaces de comunicar y establecer relaciones y hemos vivido la acción de oposición en formas organizativas muy fragmentarias. Pero no se puede dar a Gadafi la patente de representante de ninguna variante de socialismo. Los errores de este tirano no se limitan a los últimos diez años, como sostiene el compañero Parlato (Il Manifesto, 27 de febrero), sino que se remontan mucho más atrás.

Gadafi enarboló las banderas del antiimperialismo y del anticolonialismo, pero por debajo de la mesa negoció su propia salvación personal mediante acuerdos que abrieron Libia al saqueo de los países ricos. Somos conscientes de que el petróleo es tentador para muchos. Y por eso nos oponemos a cualquier intervención militar externa. La oposición ha pedido una zona de exclusión para impedir el uso de la fuerza aérea por parte del coronel.

Los hombres que forman el gobierno provisional de salvación pública son personas que conozco personalmente y son serias y dignas de confianza. No son secesionistas ni fundamentalistas. La matriz demócrata que los empuja a rebelarse contra las órdenes del tirano está fuera de toda discusión. No escucharlos sería un grave error por parte de la izquierda italiana y de la Italia democrática entera. Por último, el masoquismo.

Perseverar en el error sería lo peor de todo. El juicio positivo que se daba a algunas experiencias de los países en el hemisferio sur no veta la posibilidad de una revisión crítica. Como sucedió con la crítica a los países del socialismo real en Europa del Este, también hoy es posible tomar nota del fin de una ilusión. El juicio de entonces tenía sus razones contingentes y de contexto. La situación actual es diferente. Y hay que reconocerla tal y como es. No creo que sea muy clarividente por nuestra parte fustigarnos por los errores de valoración y análisis del pasado. Recordemos que también Mussolini fue socialista y que Giuliano Ferrara fue comunista.

(*) Bajo el seudónimo de Abi Elkafi, escribió en Il Manifesto varias crónicas de la revuelta libia.
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Agua: el bien escaso

El rápido crecimiento de las ciudades, que hace que al lado de exuberantes obras arquitectónicas haya asentamientos irregulares, exige una planificación urbana pensada para hacer un uso eficiente del agua.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, señaló que cada 20 segundos muere un niño o niña a causa de una enfermedad derivada de la falta de agua potable y que "se pierden 1,5 millones de jóvenes vidas al año".

En 2025, 1.800 millones de personas vivirán en países o regiones con una gran escasez de agua y dos tercios de la población mundial lo hará en condiciones de carencia extrema, indicó ONU Agua, una coalición integrada por representantes de 24 organizaciones del foro mundial.

En la actualidad se destina 70 por ciento del agua dulce a la irrigación, 22 por ciento a la industria y alrededor de ocho por ciento al uso doméstico.

Más de 884 millones de personas no tienen agua potable en el mundo, en tanto 2.600 millones, de las 6.000 millones que habitan el planeta, carecen de un sistema de saneamiento adecuado, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

La demanda supera el suministro, pero "este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, tenemos que comprometernos a tener una nueva relación con" ella, dijo Maude Barlow, cofundadora de Blue Planet Project, que aboga por el derecho universal a acceder al recurso.

Hay que "conservarla, recuperar los cursos de agua, evitar la contaminación de las fuentes, lo que debe ser considerado un delito, y hacer un uso más equitativo por el bien de los humanos, el futuro y otras especies", indicó.

"Personas, ideas y mercancías se mueven de la periferia a los centros económicos, donde maravillas arquitectónicas se elevan hacia el cielo mientras que en su sombra crecen asentamientos irregulares", indicó Anders Berntell, director ejecutivo del Stockholm International Water Institute (instituto internacional de agua de Estocolmo).

En 2050 habrá más personas en las ciudades que la cantidad de habitantes que hay hoy en todo el mundo.

El tema de la conmemoración de la Semana Mundial del Agua en Estocolmo, que comenzó este lunes 21 y terminará el domingo 27, será "Responder a los cambios globales: Agua en un mundo urbanizado".

Una mejor planificación urbana en lo que respecta a la utilización y reutilización del agua puede contribuir de forma significativa a disminuir las tensiones sociales y económicas dentro, entre y en el entorno de las ciudades, indicó Berntell.

La Iniciativa de Defensa WASH, con sede en Washington, elogió un proyecto de ley aprobado por el Senado de Estados Unidos el jueves que pondría a este país al frente de la respuesta a la crisis de agua potable y saneamiento.

La "Ley Agua para el Mundo, senador Paul Simon" compromete a Estados Unidos a suministrar agua potable y saneamiento de forma sostenible, segura y asequible a 100 millones de personas en seis años, añade el comunicado divulgado el viernes 18.

"La iniciativa bipartidista pondrá a Estados Unidos al frente de los esfuerzos para cumplir los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio en materia de agua potable y saneamiento", subraya el comunicado.

La principal causa de la crisis actual es que los "humanos modernos consideran que el agua es un enorme recurso para nuestro placer, conveniencia y beneficio y no un elemento esencial de un ecosistema viviente que nos da la vida", dijo Barlow a IPS.

"Contaminamos y tiramos todos los años una cantidad de desechos industriales y humanos en los cursos de agua equivalente al peso de la humanidad. La extraemos de ríos y arroyos y llevamos a las grandes ciudades y, si están cerca del océano, entonces se tira como desperdicio, una de las principales causas del aumento del nivel del mar", explicó.

"Irrigamos zonas desérticas para sembrar, contaminamos el agua con minería, energía nuclear, arenas alquitranadas y fracturamiento hidráulico y dejamos que se pierda por cañerías vetustas porque no tenemos dinero para invertir en infraestructura pública", se lamentó Barlow, ex asesora de la ONU en la materia.

El foro mundial reconoció que el acceso al agua y a un sistema de saneamiento son un derecho humano, es decir que los gobiernos tienen que diseñar un plan de acción basado en la obligación de proteger, respetar y cumplir" con él.

La ONU debe concentrarse en conservar el líquido vital, restaurar los cursos de agua y encontrar la forma de que sea un medio para promover la paz, apuntó.

"Tenemos que declarar al agua patrimonio común, un bien y un servicio público y debemos respaldar al gobierno de Bolivia en su iniciativa de declararla un recurso que debe protegerse como un derecho y no permitir su distribución con fines de lucro", arguyó Barlow.

"Necesitamos el agua. Nos puede enseñar a vivir en armonía entre nosotros y más ligeramente en la Tierra si tenemos ojos para ver y oídos para escuchar", añadió
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El futuro libio

La administración Obama nunca habría lanzado una guerra contra Libia si no tuviera ya preparado un títere dispuesto a asumir el poder tan pronto como terminen los combates. Ese títere parecer ser Mustafa Abdul Jalil, el ex ministro de justicia de Gadafi. Jalil es actualmente el dirigente de la oposición del Consejo Transitorio Nacional Libio, que controla a los insurgentes de Al Bayda.

No se trata de ningún movimiento de base que propugne los preceptos fundamentales del gobierno democrático. Es toda una trápala de rebeldes armados por el ejército egipcio (con la aprobación estadounidense) para derrocar al régimen de Gadafi. Jalil ha cosechado el apoyo de la llamada “comunidad internacional” a pesar del hecho de que esa misma comunidad ha ignorado olímpicamente a los pacíficos manifestantes en Bahrein, Yemen y Arabia Saudí. Otro ejemplo más del apoyo selectivo que Naciones Unidas presta a determinados movimientos a favor de la democracia.

Ofrecemos aquí un retazo de una entrevista con el Sr. Jalil que apareció en The Daily Beast:


-Pregunta: Si Ud. llega a ganar, ¿qué visión tiene de la nueva Libia?
- Mustafa Abdul Jalil: “Estamos luchando por una nueva Libia democrática y civil, dirigida por un gobierno democrático y civil que se centre en el desarrollo económico, en la construcción de la sociedad civil e instituciones civiles y un sistema multipartidista. Una Libia que respete todos los acuerdos internacionales, que se lleve bien con sus vecinos, que luche contra el terrorismo, que respete todas las religiones y etnias… Buscaremos una transición suave y pacífica, redactando una nueva constitución que lleve al país a unas elecciones parlamentarias y legislativas libres y justas, así como a elecciones presidenciales… Habrá una conferencia pacífica de gobierno de acuerdo con las elecciones, bajo la observación de las organizaciones internacionales.”

Ahí lo tienen, otro “demócrata” comprometido, otro como Karzai, Abbas, Calderón, Uribe, Siniora, etc. Era previsible que Jalil repitiera como un loro todas las palabras de moda que tan familiares resultan en determinadas relaciones públicas: sociedad civil, constitución, transición pacífica, elecciones parlamentarias, democracia, democracia, democracia y, oh, ¿he mencionado la palabra democracia? La idea de que esta farsa patrocinada por EEUU es una especie de erupción espontánea de las masas en búsqueda de libertad es de risa. Aquí va ahora un resumen de un artículo de Reuters que revela la verdad existente tras la propaganda:

“El ejército egipcio ha empezado a enviar armas a los rebeldes libios, con conocimiento de Washington, a través de la frontera, informaba el viernes The Wall Street Journal. Citando a funcionarios rebeldes libios y estadounidenses, el periódico decía que los envíos constaban en su mayoría de armas pequeñas, como rifles de asalto y munición. Parecía ser el primer caso en que un gobierno exterior arma a los combatientes rebeldes, decía el periódico…


- EEUU es el principal aliado y proveedor de ayuda militar a Egipto…
- “Los estadounidenses han dado luz verde a Egipto para que ayude a los rebeldes. No quieren implicarse a un nivel directo, pero los egipcios no lo harían si no tuvieran luz verde.” (“Egypt arming Libya rebels, Wall Street Journal reports”, Reuters).

Esto puede explicar por qué Hillary decidió reunirse precisamente la pasada semana con los dirigentes de la nueva junta de Egipto. Es probable que quisiera asegurarse de que las operaciones patrocinadas por EEUU iban viento en popa ahí al lado, en Libia. En cualquier caso, está claro que la administración Obama está utilizando su influencia en El Cairo para enviar armas de contrabando a los rebeldes en Bengasi.


- Así pues, ¿cuál es aquí el final? ¿Piensa realmente Obama que puede deponer a Gadafi con esa chusma armada de descontentos o se guarda algún as en la manga?
- La respuesta a estas preguntas podemos encontrarla en un artículo publicado en Businessweek titulado “Libya’s Eastern Rebels, Long-Time Gaddafi Foes, Driving Revolt” [Los rebeldes del este de Libia, enemigos de Gadafi desde hace tiempo, dirigen la revuelta”. Aquí va un resumen:

“Décadas de abandono y discriminación económica contra los libios de la provincia oriental de Cirenaica han proporcionado la leña que atizó el fuego para la revuelta contra el líder Muamar Gadafi… La rebelión empezó en Cirenaica, una región dotada de petróleo…

Con cientos de kilómetros de desierto separando las principales ciudades de las tres regiones de Libia: Cirenaica, Tripolitania y Fezzan, en el Sahara, al suroeste del país, las regiones tienen pocos vínculos las unas con las otras…”

“Libia como país es un concepto relativamente nuevo”, dijo Elliot Abrams, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores en Washington y ex asesor adjunto de seguridad nacional del Presidente George W. Bush. “El período de Libia como nación moderna empieza realmente tras la II Guerra Mundial.”

La mayor parte de las probadas reservas de gas y petróleo se encuentran en Cirenaica, una de las tres provincias que la potencia colonial del siglo XX, Italia, unió, constituyendo el precedente de la moderna Libia. El petróleo y el gas suponen el 97% de los ingresos de las exportaciones libias, la cuarta parte de la producción económica del país y el 90% de los ingresos del gobierno, según el Fondo Monetario Internacional.

“Los importantes ingresos provenientes del sector energético junto con una población escasa dan a Libia uno de los PIB per capita más altos de África, pero muy poco de esos ingresos benefician a los sectores más desfavorecidos de la sociedad”, escribió la CIA en un documento público en que analizaba la economía de Libia.

“Con 105.000 millones de dólares de reservas en el tesoro nacional y una población de 6,5 millones, Libia tiene suficientes fondos como para llevar a cabo la transición del régimen de Gadafi y suavizar cualquier tensión regional que pueda producirse como consecuencia de cuatro décadas de inversiones favoreciendo la región de Trípoli”, dijo Abrams en una entrevista.

“Si tuviera un nuevo gobierno, podría actualmente adoptar un plan de desarrollo que podría comprar años de estabilidad”, añadió.

Repito: “El gas y el petróleo suponen el 97% de los ingresos provenientes de las exportaciones libias, la cuarta parte de la producción económica del país y el 90% de los ingresos del gobierno.”


- ¿Qué significa eso?
- Significa que todos recursos de Libia se localizan en la provincia oriental, que puede fácilmente escindirse al estilo utilizado en Serbia con el apoyo de los imperialistas extranjeros mediante sus ejércitos-apoderados y sus títeres “promotores de democracia”. Esto es lo que hay realmente en el corazón de la “intervención humanitaria” de Obama, una nueva balcanización más del Oriente Medio. Se trata tan sólo de seguir con el saqueo disfrazado de magnanimidad.
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viernes, 25 de marzo de 2011

Libro de la semana: la política del cambio climático

  • La política del cambio climático. Anthony Giddens. Alianza. Madrid, 2010

Tras una importante carrera de sociólogo histórico y de teórico de la ciencia social (La constitución de la sociedad fue su obra cumbre), Giddens alcanzó celebridad como ideólogo de Tony Blair, para el que diseñó su programa social-liberal de Tercera Vía. Desde entonces ha ocupado puestos importantes (director de la London School) y obtenido merecidos galardones (Premio Príncipe de Asturias), pero eso no le ha impedido continuar publicando influyentes obras de sociología teórica y aplicada. Ésta es la última hasta la fecha, y aunque analiza cómo combatir el cambio climático, está muy relacionada con las anteriores, centradas en la globalización y la construcción europea. En resumen, el objeto del libro es tratar de resolver lo que su propio autor denomina la paradoja de Giddens: a pesar de saber perfectamente que el cambio climático es inminente, sin embargo no sabemos hacer nada para prevenirlo ni evitarlo. Una paradoja producida por la miopía: ese defecto óptico que determina la invisibilidad del futuro distante a causa de la evidencia del presente inmediato. Pues con el temor al calentamiento climático, que constituye el gran miedo del siglo XXI, nos ocurre lo mismo que sucedía con el temor al Infierno que fue la pesadilla del XVI: que a pesar de saber que nos dirigimos hacia él, su lejanía nos impide encontrar el modo de evitarlo. Aparte de analizar los diversos componentes de esa perversa miopía, lo mejor del libro es sin duda su rechazo de la paranoica aversión al riesgo que ciega tanto a la clase política como al resto de ciudadanos. De ahí que, contra el negativismo de tantas epidemias de estéril alarmismo, Giddens proponga otro espíritu más audaz e innovador, que nos permita adaptarnos anticipadamente al riesgo (objeto del estratégico capítulo 7) para poder ponerlo bajo control, en lugar de rechazarlo con inútil fatalismo. Al riesgo se lo combate no prohibiéndolo por decreto sino utilizándolo con astucia para poder domesticarlo. Un libro importante, cuyo único defecto es que elude analizar el papel decisivo que juegan los medios de comunicación en este sendero colectivo que nos encamina hacia el infierno del cambio climático.
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La Política Electoral Impulsa la Estrategia de la Guerra Contra las Drogas en Juarez

El cable 002882 de Wikileaks indica que las autoridades estadounidenses y mexicanas les importaba principalmente demostrar “éxito” en Ciudad Juárez antes de las elecciones presidenciales mexicanas de 2012, y descartaron estrategias de largo plazo para resolver la violencia endémica que afecta a la ciudad fronteriza. Los miembros del gabinete de Calderón, hablaron abiertamente de la necesidad de “sostener la confrontación en la próxima administración”.

El resumen del cable de 002882 de octubre de 2009 señala:

“En una cena ofrecida por PGR para una delegación visitante del Departamento de Justicia estadounidense, el Coordinador de Seguridad Nacional [Jorge] Tello Peón y el subsecretario de Gobierno [Gerónimo] Gutiérrez Fernández se le dijo a la delegación que les gustaría explorar seriamente el enfocar nuestros esfuerzos conjuntos en dos o tres ciudades clave para darle marcha atrás a la actual ola de violencia e inestabilidad y demostrar el éxito en la lucha en contra de las organizaciones narcotraficantes en los próximos 18 meses. Sugirieron comenzar en Ciudad Juárez, Tijuana y una ciudad adicional con un grupo de planificación conjunto para examinar los recursos que pudiéramos hacer valer colectivamente. Ellos creen que el simbolismo de invertir varias de las ciudades más violentas sería poderoso, enviándole una señal al resto del país que la lucha contra la delincuencia organizada se puede ganar, y se puede combatir el sentido actual de impotencia que sienten muchos mexicanos. También les parece que ayudaría mucho a remendar la reputación internacional dañada del país”.

Prioridad de “sostener” la guerra contra las drogas

Según el relato de la reunión del cable,

“en retrospectiva, él [Gutiérrez Fernández] y otros funcionarios del gobierno mexicano están al tanto de que no se consideraron cabalmente asuntos estratégicos en la primera fase de Mérida. Hubo demasiado énfasis en la planificación inicial para el equipo, que ahora saben que se tarda en llegar y se tarda aún más en ser de utilidad directa en la lucha contra las organizaciones narcotraficantes. De importancia más inmediata es la construcción de instituciones que puedan utilizar efectivamente el equipo”.

En lugar de plantear cómo construir instituciones, sin embargo, el cable sorprendentemente continúa señanlando que ya es demasiado tarde para el desarrollo de instituciones debido a la proximidad de las elecciones federales:

“Gutiérrez pronunció, sin embargo, que ahora se da cuenta de que ni siquiera hay tiempo para que la creación de instituciones tome vigor en los años restantes de la administración de Calderón. ‘Tenemos 18 meses’, dijo, ‘y si no producimos un éxito tangible que el pueblo mexicano pueda vislumbrar, será difícil sostener la confrontación en la próxima administración”.

La meta, constada en este cable, es “sostener la confrontación”. No es una buena noticia para el pueblo de la Ciudad Juárez. El objetivo superficial de demostrar éxito a más tardar en dieciocho meses en las ciudades modelos mientras se mantiene el conflicto, podría favorecer tácticas represivas que no harían más que desplazar la violencia geográficamente o crear un estado militar/policial que suprime la violencia en detrimento de las libertades básicas. Sin mención alguna de resolver la violencia o desmantelar los carteles de narcos, el cable plantea serias dudas sobre los verdaderos motivos detrás de la guerra contra las drogas.

En cambio, parece que el gobierno estadounidense comparte la prioridad del gabinete de Calderón de lograr una victoria “simbólica” para el gobierno de Calderón antes del final de su administración, y asegurar la continuación de la guerra contra las drogas durante la siguiente.

El cable demarca una estrategia no de derrotar los carteles, sino de reforzar el apoyo a una guerra contra las drogas que carece de transparencia, y que se lanzó sin el consentimiento del Congreso de la Unión o del pueblo mexicano. Una guerra que también carece de una estrategia clara o un diagnóstico detallado de la situación, ha tenido resultados desastrosos en materia de seguridad pública y está perdiendo rápidamente el apoyo del público.

El comentario de la embajada estadounidense al final manifiesta la intención de dar seguimiento a la estrategia de “seleccionar unas pocas ciudades clave y esforzarse en invertir la seguridad”. Si los dos gobiernos en efecto siguieron adelante con esta estrategia desde octubre de 2009, ésta ha fracasado espectacularmente. En 2010, Ciudad Juárez sufrió un récord de 3,000 muertes relacionadas con la guerra contra las drogas. La ciudad está a punto de romper su propio récord y mantener su lugar como la capital del asesinato del mundo en 2011.

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jueves, 24 de marzo de 2011

Cinco centrales nucleares a vigilar

País: Bulgaria
Central: Kozloduy

Cuando el Departamento de Energía de Estados Unidos clasificó las centrales nucleares más peligrosas en el antiguo bloque soviético, en un informe secreto de 1995, entre los 10 primeros puestos incluyó dos reactores del complejo de Kozlodyu, en Bulgaria. El riesgo que suponía la anticuada tecnología soviética de la planta se agravaba aún más por la situación desesperada del país: “Los apagones intermitentes, sobre todo en los meses de invierno, son habituales en Bulgaria desde 1984”, escribieron los autores del informe. “Es frecuente que por cada tres horas con luz haya una sin. El resultado es una enorme presión para que Kozdoluy siga funcionando a pesar de los riesgos”.

En 2004 se cerraron los dos reactores menos fiables, y estaba previsto arrinconar dos de los otros cuatro como condición de la entrada de Bulgaria en la Unión Europea, para gran descontento de los habitantes. (Lituania, cuyos reactores de la era soviética también figuraban en la lista peligrosa del Departamento de Energía, tuvo que hacer concesiones similares.) El presidente Georgi Parvanov pidió a los europeos que lo reconsiderasen después de que la disputa del gas natural entre Rusia y Ucrania, a principios de 2009, cortase la importación de gas de su país en pleno invierno, pero no logró convencerlos. Por consiguiente, en vez de reabrir los viejos reactores, Bulgaria está construyendo otros nuevos -y aparentemente más seguros- en el mismo complejo con ayuda de la empresa rusa de energía atómica Rosatom; el inicio de las obras del primero está programado para septiembre, y, a pesar de Fukushima, no está previsto replantearse la construcción de la planta.

País: Turquía
Central: Akkuyu

La situación de Turquía, encima de la falla del norte de Anatolia, hace que sea uno de los países con más actividad sísmica del mundo; en el último siglo ha sufrido 14 terremotos con cifras de víctimas superiores a las 1.000 personas. No es extraño, pues, que muchos turcos vean con recelo la energía nuclear. Un plan de un consorcio energético ruso de construir una central en Akkuyu, cerca del puerto mediterráneo de Mersin, se descartó en 2000 ante las protestas de la población. En 2009 se echaron por tierra los planes para que los rusos construyeran otra central en el mismo lugar y una segunda en la costa del Mar Negro, en esa ocasión debido a la preocupación por la creciente dependencia energética de Rusia.

Sin embargo, parece que a la cuarta va la vencida: dentro de un amplio acuerdo energético firmado el año pasado, Ankara y Moscú firmaron un contrato para que una filial de Rosatom construya una planta en Akkuyu. Después del desastre de Fukushima, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente ruso, Dimitri Medvédev, reafirmaron su entusiasmo ante el proyecto, pese a las prolongadas protestas locales y el hecho de que, como explicó un experto turco en energía a The New York Times el año pasado, el modelo de reactor que quiere utilizarse no cuenta con la aprobación de las autoridades europeas.

País: Armenia
Central: Metsamor

El buque insignia de la energía atómica armenia, que suministra el 40% de la electricidad del país, está envejeciendo. Situado no lejos de la capital, Yereván, con 1,1 millones de habitantes, contiene un reactor construido en 1980 de diseño soviético de mitad de siglo -el mismo modelo empleado en la central de Kozloduy en Bulgaria-, que carece de varias características de seguridad fundamentales de otras más modernas; la Unión Europea ha dicho que Metsamor es el reactor “más viejo y menos fiable” de los 66 de ese tipo que aún existen.

Metsamor se cerró en 1989 por motivos de seguridad después de un terremoto y volvió a abrirse a mediados de los 90. Su seguridad ha sido un asunto polémico entre las autoridades europeas y estadounidenses, que dan dinero a Armenia y están inquietas por la viabilidad de la planta, y el Gobierno de Yereván, que insiste en que al reactor no le pasa absolutamente nada. El cierre de Metsamor está programado desde hace años, pero los responsables dicen que, debido a retrasos en la construcción y problemas de financiación de la central que debe sustituirla -con un modelo de reactor ruso más nuevo y seguro-, seguramente no podrá llevarse a cabo hasta 2017.

País: Estados Unidos
Central: Indian Point

En agosto, la Comisión Reguladora de la Energía de EE UU calculó las probabilidades de que las 104 centrales nucleares del país pudieran sufrir daños críticos a causa de un terremoto. ¿La más peligrosa? El reactor número 3 de la central de Indian Point, en el condado de Westchester, Estado de Nueva York, a sólo 40 kilómetros de Manhattan. Aunque otras centrales -sobre todo, la de Diablo Canyon y la de San Onofre, en California- tienen más posibilidades de sufrir un seísmo, están construidas para resistirlo. La de Indian Point, no.

Las probabilidades de que el núcleo del reactor número 3 sufra daños por un terremoto en un año determinado son, según un informe de MSNBC, 1 entre 10.000,  aproximadamente siete veces más que la media nacional (en comparación, la posibilidad de que un estadounidense muera en un accidente de coche es aproximadamente 1 entre 6.600 al año). Pero esas probabilidades no son suficientemente bajas para los políticos de Nueva York, que son un poco más aprensivos sobre este tema que sus homólogos de Yereván y Sofía. “Hace mucho tiempo que me preocupa Indian Point”, dijo hace unos días el gobernador Andrew Cuomo. “Soy consciente de la energía que proporciona y de las ventajas... Pero ésta es una información nueva que vamos a investigar”.
         
País: Japón
Central: Shika

En 1999, un percance durante una inspección de rutina de un reactor en la central nuclear de Shika, en una ciudad de unos 15.000 habitantes en la prefectura japonesa de Ishikawa, situó la central en peligro de una reacción en cadena descontrolada durante 15 minutos.  No sucedió nada pero, como suele decirse, lo malo no fue el delito sino el encubrimiento posterior: los responsables de la planta ocultaron las pruebas del incidente hasta 2007, cuando el Gobierno nipón llevó a cabo una revisión total del sector de la energía atómico, descubrió lo que había ocurrido y ordenó que se cerrase temporalmente Shika.

Era el segundo cierre de la central en otros tantos años: en 2006, un tribunal había ordenado su paralización cuando la población local presentó una querella por la preocupación de que la estructura de Shika no fuera capaz de soportar terremotos de una magnitud razonablemente previsible en la zona, pero la Agencia de Seguridad nuclear e Industrial de Japón invalidó la decisión.

Los problemas en Shika forman parte de una negligencia general en materia de seguridad en el sector nuclear nipón que ha saltado a primer plano desde que comenzó el desastre de Fukushima. Como explicó un sismólogo japonés a The Guardian el 12 de marzo, la mayoría de las centrales nucleares del país asiático de primera generación se construyeron en una época de relativamente poca actividad sísmica. A pesar de que a mediados de la pasada década hubo averías derivadas de terremotos en varias plantas, ni las compañías de servicios públicos ni los reguladores del sector nuclear comprendieron las posibles catástrofes que acechaban bajo el terreno.
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El que sigue: Marruecos

“¡Queremos el fin del despotismo!” “¡El pueblo rechaza la Constitución de los esclavos!”. Unas 40.000 personas desfilaban el 20 de marzo por la avenida de Hassan II de la mayor urbe del país, Casablanca. Más de 10.000 se manifestaron en la capital, Rabat. Hace un mes exacto de las primeras concentraciones marroquíes: es la protesta más numerosa en el país árabe desde que comenzaron las revueltas que sacuden al mundo árabe. Había islamistas de diferentes sensibilidades –la formación ilegalizada Justicia y Caridad apoyó desde un principio la contestación al régimen—, socialistas y un sinfín de siglas de pequeños partidos de izquierda. La base, empero, era la del movimiento juvenil del 20 de febrero, que lidera a través de las redes sociales desde comienzos de año la protesta contra el régimen de Mohamed VI. Por lo general, no aspiran a la caída del jefe del Estado, que goza del respeto de la mayoría de los marroquíes, sino una monarquía constitucional –o parlamentaria, siguiendo la terminología española. Un Rey que reine y no gobierne. Dos artículos, el 19 y el 23 de la actual Constitución, consagra el papel del rey como árbitro y garante del correcto funcionamiento de la actividad política. Un texto que concede al monarca prerrogativas ilimitadas.

Los activistas marroquíes exigen asimismo la caída del régimen corrupto creado alrededor del majzén, así como la retirada de los tentáculos reales del tejido económico de Marruecos. Pero la mayor protesta que registra el país magrebí llega diez días después de que el monarca anunciara una profunda reforma constitucional que la clase política local calificaba de revolución silenciosa. Y que aspiraba a calmar los ánimos definitivamente. Un aviso a navegantes.

El discurso del rey

Acompañado por su hermano Mulay Rachid y de su hijo de siete años, Mulay Hassan, Mohamed VI anunció por televisión que emprenderá una “reforma constitucional global”. El rey alauí aseguró que antes de junio una comisión consultiva llevará a cabo una reforma de la Carta Magna que reforzará el poder del Primer Ministro, quien procederá de la principal fuerza parlamentaria. Sin embargo, nada hace indicar que el refuerzo de la figura del Gobierno irá en detrimento del poder absoluto del monarca.

Además, el rey afirmó que este proceso de “democratización” profundizará en la separación de los poderes del Estado y en el funcionamiento independiente de los mismos. No es la primera vez que anuncia una reforma en profundidad de la justicia. Mohamed VI habló también de un nuevo impulso al proceso de regionalización avanzada, que mencionó por primera vez a finales de 2008 como solución al conflicto saharaui.  

Sobre el papel, el monarca hizo suyas las principales reclamaciones del llamado movimiento 20 de febrero. No hace alusión alguna a las modestas manifestaciones de su país, pero sí a “que hay que tener en cuenta las opiniones” de todos los colectivos. Asimismo, menciona la promoción y defensa de la identidad beréber, otro de los problemas irresueltos del complejo escenario marroquí. La reacción de la clase política nacional es entusiasta. El Gobierno español, que había asegurado que las revueltas nunca llegarían a Marruecos, felicita a Mohamed VI.

Razones para preocuparse

De la Península del Sinaí a Orán, de un extremo al otro del norte africano, las revueltas reflejan un hartazgo generalizado ante la falta de libertades y de futuro. En Marruecos, sin embargo, la protesta sigue siendo minoritaria. La cronología de las convocatorias se remonta al 20 de febrero, cuando la capital marroquí reunió en un ambiente festivo a más de 10.000 personas para pedir cambios constitucionales ante las puertas de un Parlamento cuya disolución reclamaban. Predominan los universitarios y las clases medias urbanas en la marcha. No es un grito de la juventud desesperada ni de las clases populares desheredadas. El ambiente pacífico de las concentraciones en las grandes urbes, donde la policía fue mero testigo, dejó paso a revueltas violentas como la que se registraron en Alhucemas, donde cinco personas fallecieron calcinadas en una oficina bancaria. La policía se enfrentó duramente a los manifestantes en varias localidades rifeñas, también en Marrakech y Tánger.

En las semanas que siguieron a la protesta decayeron en intensidad y las fuerzas de seguridad se batieron sin piedad contra los activistas. El Rey acababa de hacer su gran anuncio por televisión el 9 de marzo y, sin embargo, el régimen se mostraba implacable contra los críticos que siguen gritando su escepticismo. El carácter divino de la autoridad real –el monarca es líder espiritual o comandante de los creyentes— explica por qué los marroquíes, por lo general, no dirigen su descontento hacia el jefe del Estado. Mohamed VI, pese a todo, desconfía.

¿Revuelta en ciernes?

“Las desigualdades sociales de Marruecos darían lugar, de estallar las revueltas, a enfrentamientos mucho más sangrientos que en el resto de países”, escribe Aboubakr Jamai, ex director del histórico semanario crítico Le Journal Hebdomadaire, desde su exilio. Los indicadores socioeconómicos no engañan. Marruecos ocupa el número 114 en la clasificación del Índice de Desarrollo Humano. Túnez, por ejemplo, se encuentra en el 81. Los niveles de analfabetismo rondan el 50%, lo que contrasta con los registros sensiblemente mejores de sus vecinos. Un factor, éste que no pocos analistas consideran el principal atenuante de las protestas y, a un tiempo, un potencial riesgo. La pobreza y las desigualdades preocupan a las elites marroquíes.

Mayoritariamente, la clase política –y la prensa—abrazan al sistema instaurado por el monarca. Los nacionalistas conservadores del Istiqlal –mayor fuerza parlamentaria—, el Movimiento Popular, Justicia y Desarrollo –islamistas moderados—, la Unión Nacional de Independientes (RNI) y el Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) del amigo del rey –Fouad Ali El Himma— se desmarcaron siempre de las mayores críticas contra el régimen. No en vano, el propio El Himma, a quien se señala como próximo primer ministro tras los comicios generales de 2012, o Mounir Majidi, consejero personal del Rey, cuya fortuna no pasa desapercibida para los marroquíes, son objeto de las iras de los manifestantes.

De momento, los activistas ya hicieron el pasado 20 de marzo una demostración de músculo en las calles de Marruecos mostrando su disconformidad con el discurso del rey. Los anuncios reformistas del monarca vienen siendo recurrentes desde los últimos años, pero la lentitud de los procesos abiertos carga de razones a los escépticos. No en vano, en la declaración del monarca no hay evidencia alguna de que los artículos 19 y 23 de la Carta Magna vayan a ser sometidos a revisión. Tampoco parece claro que la comisión consultiva dará cabida a todas las formaciones políticas del país.

Poco se conoce de una de las mayores críticas de los activistas: la creciente influencia del majzén –confirmada por los cables de wikiLeaks— en la vida económica de Marruecos. Alrededor del 30% de la actividad está controlada por el monarca alauí y su familia, según publicó en 2009 el semanario TelQuel. Dudas que el tiempo resolverá en el todavía remanso marroquí. La violencia empleada contra los manifestantes días después del anuncio del monarca no invita, desde luego, al optimismo desmedido. Los marroquíes, que comienzan a despertar del letargo, ya han avisado.

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